Movimiento de los Focolares
Genfest: observatorio sobre la fraternidad

Genfest: observatorio sobre la fraternidad

¿Qué futuro nos espera? Es la pregunta clara de millones de jóvenes que desde el Asia al Medio Oriente no quieren quedarse como espectadores. El Genfest puede significar una oportunidad para muchos de ellos: extender el horizonte más allá de las guerras civiles y revoluciones fracasadas, crisis globalizada y cultura del miedo, y buscar también propuestas audaces. Como por ejemplo la de constituir un grupo de investigación para estudiar “si es posible y cómo es posible” el “principio olvidado” por la historia moderna, el principio de la fraternidad, y que este incida en las elecciones individuales y colectivas.

United World Project (UWP) es el nombre del proyecto, inventado por los Jóvenes por un Mundo Unido de los Focolares (www.y4uw.org) está abierto a la colaboración de todos los grupos juveniles y redes internacionales, que pertenecen a otras culturas y fe religiosas, con quienes se ha cooperado en distintos temas en los años pasados. Una reflexión inspiradora: “La fraternidad puede realizar en la ciudad libertad e igualdad, que consiste en crear las condiciones para que cada uno, ciudadano, familia, asociación, empresa, escuela, pueda expresar su propia personalidad y dar lo mejor de sí mismo”,  así afirmaba Chiara Lubich en el 2001. Es tarea de los jóvenes la función de traducir en decisiones concretas este pensamiento. Con el apoyo de expertos y jóvenes profesionales, el proyecto ha tomado forma, y se articulará en tres fases: Network (la red), Watch (el observatorio), Workshop (el laboratorio).

  • United World Network: composición de una red de jóvenes en todo el mundo, a los que se les pide comprometerse personalmente, con la propia firma. Tiene como finalidad profundizar las exigencias de una cultura de fraternidad universal y el compromiso de vivir la “regla de oro”: haz a los demás lo que querrías que te hicieran a ti. La primera fase del proyecto iniciará durante el Genfest y se llevará a cabo hasta el comienzo de la próxima Semana Mundo Unido, el 1º de mayo de 2013, cuando se constituirá oficialmente el Observatorio permanente.
  • United World Watch: constitución de un Observatorio internacional permanente para tomar en consideración acciones e iniciativas que de hecho han sido capaces de generar un “incremento de fraternidad” en el tejido social, económico, cultural y político del planeta. Valorará indicadores de cohesión social, de paz, de acogida y diálogo entre personas de diferentes credos religiosos y culturas, de interdependencia, de reconocimiento de los derechos, de perdón y reconciliación, de inclusión e integración, de reducción de las desigualdades, de respeto y atención al ambiente… El Observatorio deberá además promover “la categoría de la fraternidad” a través de iniciativas culturales específicas.
  • United World Workshop: solicitud a la ONU de reconocer el interés internacional de la Semana Mundo Unido, confirmando y ampliando aún más la cita anual que desde hace más de quince años ve a los jóvenes de los Focolares – junto a tantos otros – comprometidos en gritar la fraternidad universal. Ya ha comenzado, en cambio, el proceso de reconocimiento ante la ONU.

United World Project está dirigido a todos los pueblos, con un lugar privilegiado para Africa, que desde hace tiempo (desde los años ’60), recibe talleres de fraternidad de los Jóvenes por un Mundo Unido. En esta recorrida común se aprendió el fuerte sentido de comunidad, también compartiendo sufrimientos, se aprendieron  nuevos modelos de participación y el posible cambio.

Ark Tabin, de Filipinas, forma parte del grupo de trabajo UWP, se ocupa en especial del mapeo que servirá como base para el observatorio, con la iniciativa ya comenzada en varios Países. En su ciudad, por ejemplo, existe  un programa para alimentar a los niños más pobres y una recolección de vestimenta para los pacientes de un hospital, provenientes de pueblos lejanos. Para él la firma significa: “no solo comprometerse con una idea sino comprometerse en vivir bien, en mirar alrededor, en intervenir. Cuando has firmado, quiere decir que quieres comprometerte a cambiar el mundo desde el lugar en que te encuentras”

Cita para el 1º de septiembre, pues la recolección de las firmas formará parte del Let’s bridge, la construcción de puentes, metáfora sustancial del Genfest.


The Genfest 2012 project has been funded with support from the European Commission.
This communication reflects the views only of the author, and the Commission cannot be held responsible for any use which may be made of the information contained therein.
Genfest: observatorio sobre la fraternidad

Evangelizarnos a nosotros mismos y a los demás

«En el ’78 me fui de misión a Congo. Fue para mí un momento duro. África, la selva ecuatorial, un mundo del todo nuevo por descubrir y amar». Así empieza la historia de Sor Valeria de la Orden de San José de Cuneo. La ocasión fue el Congreso “Carismas para la Nueva Evangelización” que tuvo lugar el pasado 17 de marzo en Turín. La historia de Sor Valeria se entrelaza con la de Sor Nicoletta, también ella de la misma Orden. Llegando a Lolo –una pequeña diócesis a las afueras de la selva ecuatorial R.D.C.-, también Sor Nicoletta “descubre un lugar habitado por gente sencilla”, sobre todo pescadores y agricultores.

Del otro lado del río, Sor Valeria desde hacía algún tiempo había encaminado una serie de encuentros con un grupo de Familias Nuevas de los Focolares. Su forma de ser “serenos, comprometidos, unidos” encanta también a Sor Nicoletta quien decide invitar a Lolo a Sor Valeria y a las familias para que cuenten su experiencia.

«Fue entonces que sentí una fuerte invitación a vivir también yo el Ideal de la unidad», cuenta Sor Nicoletta. También las familias de Lolo empiezan a reunirse, comienzan a traducir la Palabra de vida, su potencia y su poderío es más fuerte que las tradiciones ancestrales que separan la vida del hombre y la mujer.

A pesar de las dificultades, las dos religiosas logran encontrar momentos para compartir: se cuentan los frutos de la vida del Evangelio. El obispo y la superiora general las animan a proseguir. En 1988 tiene lugar en Lolo la primera Mariápolis con unas cien personas.

Hoy en día, a pesar de que se cerró la misión, el obispo hizo saber que muchas de estas familias siguen estando muy comprometidas en la diócesis.

Desde hace pocos meses las dos hermanas están en la misma comunidad, en Italia: «Nos ayudamos a vivir el Ideal de la unidad que da una luz nueva al Carisma de nuestro Fundador Jean Pierre Médaille, quien ya en 1960 invitaba a vivir la comunión con Dios, entre nosotros y con cada prójimo; una comunión basada en la Palabra de Jesús: “Que todos sean uno” (Jn. 17,21)».

«Ésta es la nueva evangelización: amar, y decir con nuestra vida: “¡Dios te ama!- agrega Sor Valeria; y cuenta de “un grupo de muchachas del colegio con quienes nos encontramos todos los meses para avanzar por un camino de vida cristiana basado en la Palabra de Dios”. Lo llevan adelante juntas, ella, una hermana de San José, una Hija de María Auxiliadora y una hermana del Cottolengo. “Hay mucha comunión entre nosotros –concluye- y se pone de relieve la belleza de cada carisma».

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Donde está la belleza de Chiara

«¿Dónde está la belleza de Chiara? Está en la sencillez con la que ella empezó a vivir el Evangelio. Tomó el Evangelio y lo vivió al pie de la letra y lo vive, eso es todo.

Porque el cristianismo, como decía S. Pablo a los griegos, no está en la cultura sino que está en la vida, en algunas leyes de la vida que son muy sencillas. En Chiara siempre me impactó su unión con Dios.

Nunca he visto algo parecido. Ella vive con Dios en todo momento, en cualquier cosa que diga, en cualquier cosa que haga, en cualquier parte esté. Consiguió realizar aquello a lo que todos hemos sido llamados, es decir a recuperar nuestra unión con Dios, la unidad que se había roto por el pecado original.

Es una criatura que cualquier cosa que diga, cualquier cosa que haga está en armonía con la voluntad de Dios.

Cuando íbamos a los bosques donde se hacían las primeras Mariápolis, recuerdo que tomaba una flor y hacía, sobre ella, la más bella interpretación, la más sublime que se pueda imaginar, porque veía en ella la obra de Dios: porque Dios hizo las flores, porque Dios hizo las hojas, porque Dios creó así la naturaleza, porque Dios al hombre lo hizo así. En todas partes buscaba la presencia del amor, de Dios.»

Igino Giordani, Loppiano 3 de Julio de 1974

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Chiara Lubich. Salud, descanso, deporte.

En  este libro-entrevista editado por Cittá Nuova, Eli Folonari, que vivió al lado de Chiara por más de 50 años, cuenta algunos detalles de su vida, tal vez desconocidos por la mayoría. Presentamos aquí un resumen.

¿Qué valor le daba Chiara a la salud, al descanso, al deporte?

Ella llevó siempre una vida llena de compromisos y no exenta de dificultades, porque su Ideal era una novedad también para la Iglesia. Una intensa vida espiritual no puede no reflejarse también en el físico. Por sí misma, por lo tanto, hizo la experiencia de que la salud, este bien que Dios nos dio, se debe defender, y que también el cuerpo tiene su necesidad de descanso y de tiempo libre. Quería que todos cuidasen el aspecto de la alimentación, las horas de sueño, las terapias….

De vez en cuando interrumpía el trabajo que la ocupaba e invitaba: “Vamos a dar un paseo por el jardín”, por un cuarto de hora o por media hora. Luego continuaba trabajando.

Le gustaba la montaña, más que el mar….

Sí, aunque a veces, cuando estábamos en Roma, íbamos a Torvajanica, Ostia, Fregene. Para ella el mar no significaba mucho descanso. Sin embargo, un día –me parece en Rimini- hizo esta observación: “El mar da un sentido de infinito, mientras que la montaña limita. Sin embargo, – agregó- la montaña conduce hacia lo alto”. Prefería la montaña. Chiara recordaba cuando subió a la Paganella con su papá, o cuando, apenas estaban fuera de Trento, se detenía bajo un pino y hacía coloquios con una o con otra de sus primeras compañeras.

¿Le gustaba hacer caminatas?

Caminaba más que todas nosotras, al principio eran largas. La hernia de disco que tuvo en 1973 le vino, porque tomando un atajo, bajó por un sendero muy ríspido y sinuoso.

¿Y remar?

No, ella no era para el agua, como buena trentina. Aunque, durante las vacaciones en Suiza, las largas y lindas excursiones en yate por el lago de Ginebra o de Brienz eran una ocasión para decir a sus primeros compañeros “cosas hermosas”…!

El auto, ¿era motivo de descanso para ella?

Sí, el auto le significaba descanso. Pero a menudo en el auto trabajaba, escribía o leía.

¿Cómo descansaba en el ritmo cotidiano?

Raramente escuchaba música o hacía alguna lectura recreativa. Más bien veía en la tv alguna película, no solo de temas religiosos, sino también de género policial: el Inspector Derrick, el Teniente Columbo…. O también,  en la tv le gustaba ver algún evento deportivo. No era hincha de ningún cuadro especial: pero sabía distinguir quién jugaba bien y quién jugaba mal.

Organizaba también momentos recreativos.

Sí, como llevaba una vida muy intensa, con los primeros compañeros y las primeras compañeras le gustaba de vez en cuando pasar juntos algún momento recreativo que era también para ella un tanto…. comprometedor. De repente decía: “Vienen algunas personas a almorzar, hacemos dos horas de tertulia, preparen ustedes alguna cosa”. Y entonces mientras Doni trataba de recordar bromas,  yo me encargaba de buscar en las relaciones alguna anécdota recreativa.

¿Una comida preferida?

Le gustaba el fiambre y la pasta. No era entusiasta de la carne o el pescado, ni de comidas muy elaboradas. Prefería cosas simples como las papas, por ejemplo. Su madre contaba que desde que era pequeñita, no sabía casi hablar, pero sabía decir “pa-ta-ta” (papa). También le gustaban los helados.

Chiara, desde muy jovencita, como se lee también en sus diarios, tuvo presente la idea de la muerte. Y esto la impulsaba a vivir más intensamente el momento presente como preparación para la otra vida.

Sí, estaba impulsada a vivir con más intensidad. En las cartas de los primeros tiempos el “leit motiv” era siempre el mismo: todo pasa, la vida es breve y tenemos poco tiempo. Chiara escribía a su mamá: “Si yo tuviese que morir, continúa tu mi Ideal”

Extraido de “Lo spartito scritto in cielo. Cinquant’anni con Chiara Lubich, Giulia Eli Folonari, Città Nuova Editrice 2012

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Alzheimer Cafè

Hace algún tiempo acepté ser caregiver de mi tía enferma de Alzheimer. Caregiver es una palabra en inglés que significa “personas que atienden o asisten a una persona enferma o en dificultades”. Comencé a ocuparme cotidianamente de ella ayudándola y haciéndole compañía. Cursando personalmente su sufrimiento advertía soledad y miedo experimentando “el vacío” de las Instituciones. Me dio fuerza pensar en Jesús Crucificado y Abandonado, que aún en el dolor no dejó de amar.

Un día le pedí al especialista en Alzheimer que atendía a mi tía que enfrentáramos juntos, de forma distinta, la enfermedad. Para crear sinergia entre los enfermos, la familia, la sociedad y las Instituciones fundamos, junto con algunos amigos, la Asociación “Humanidad Nueva – La casa de los sueños”.

Efectivamente es necesario soñar: si se sueña en soledad es fácil que el sueño quede como tal, un sueño, si en cambio se sueña entre muchos, entonces puede convertirse en una realidad. La primera actividad fue un curso de información para voluntarios y familiares. Esta actividad la realizamos con la colaboración gratuita de médicos, psicólogos y voluntarios de hospitales, y contamos con la participación de unas treinta personas, en su mayoría parientes de los enfermos.

Al finalizar el curso nació la idea del “Alzheimer Café” para vivir con los enfermos momentos de familia en un bar, lugar simbólico de la vida social, donde los acompañamos para consumir juntos un chocolate caliente o un jugo de fruta. Una experiencia que continúa: actualmente acompañamos a 35. Uno de ellos no salía de casa desde hacía tres años; otro de ellos no quería participar porque no tenía zapatos, aceptó cuando comprendió que podía ir en pantuflas! Al Asesor de Servicios Sociales le gustó la actividad y nos mandó durante varios meses un auto con chofer para cubrir el transporte al Alzheimer Café.

Hemos organizado, con los enfermos y las familias, una visita a las caballerizas y a los carruajes de época del instituto de desarrollo hípico de Foggia. La iniciativa fue un éxito y la repetimos adoptando algunos asnos, para estimular la capacidad de relación de los enfermos.

La Asociación organiza cursos anuales para la formación de los enfermeros y para sostener a los familiares de los enfermos. En nuestra ciudad muchos nos conocen y se ponen a nuestra disposición si precisamos algo. Para festejar nuestro primer aniversario intervino también el Obispo de la ciudad, Mons. Lucio Angelo Renna.

Desde el mes de enero de 2012 la experiencia llegó también a la vecina ciudad de Torremaggiore (Foggia). El mismo cliché: cita el jueves en el bar Plaza para tomar un chocolate caliente o un helado con una decena de amigos de la zona. Entre ellos reinaba un lindo clima de solidaridad.

Para conocer más: Asociación “La casa dei sogni” – San Severo (Foggia) – Italia – www.lacasadeisogni.biz

Antonella De Litteris

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Mariápolis en Macedonia

En las colinas que dominan Kičevo, a medio camino entre la capital Skopje y la histórica ciudad de Ohrid en el sur, del 28 de junio al 1° de julio tuvo lugar la Mariápolis en Macedonia, albergada en un original hotel, centro de encuentro de artistas, decorado con obras de distinto tipo tanto dentro como en su bellísimo parque.

Eran unas ochenta personas, sobre todo de Macedonia, pero también de Kosovo y de Serbia. En su mayoría grupos de familias cristianas católicas y ortodoxas, y no pocos musulmanes.

Fueron cuatro días para profundizar en la Palabra de Dios y en el diálogo entre las religiones. El diálogo, de hecho, es la palabra clave de esta Mariápolis, como subrayó en su intervención Mons. Anton Cirimotić de Skopje, y Christina Lee y Roberto Catalano del  Centro para el diálogo interreligioso del Movimiento de los Focolares. El diálogo que promueven los Focolares está basado en la espiritualidad y especialmente el la centralidad del amor. Y ésta encuentra un eco inmediato en las otras religiones y culturas, gracias a la Regla de Oro: “Haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti”. Esto a menudo exige dar el primer paso hacia el otro, sin esperar nada a cambio, hasta el punto de estar dispuestos a dar la vida.

Un día fue dedicado especialmente a la familia, a través de una serie de experiencias donde se ponían en evidencia los retos del mundo globalizado y aquellas típicas del lugar. Aquí todavía la familia tiene valores significativos. El prof. Aziz Shehu con su esposa, habla sobre lo que ha significado para él, también como académico, el espiritu de comunión. Aziz es el fundador de la guarderíaLas Perlas”,, y cuenta cómo este experimento piloto es su aporte a la sociedad de Macedonia, en un momento en el que es necesario trabajar juntos por una auténtica integración.

El día siguiente tuvo un fuerte timbre juvenil: una presentación de los jóvenes, seguida por impresiones del momento; una profunda comunión, personal, incluso íntima; el coro que animó todo el encuentro en una danza sobre la autenticidad de las relaciones a pesar de las diversidades, expresó lo vivido durante la Mariápolis.

Empieza un joven católico, quien confiesa haber experimentado un cambio profundo en estos días. Su forma de vivir el cristianismo era tal que excluía tanto a los musulmanes como a los ateos, e incluso a los ortodoxos. En la Mariápolis descubrió que las personas de credos diversos pueden convivir y que cada uno con su fe es portador de una luz.  «Entendí que Dios manda el sol para todos. No sólo para nosotros los cristianos y por lo tanto tengo que comportarme congruentemente».

Es precisamente a este punto que se refieren muchas de las otras impresiones: una jovencita de Kosovo venida con la madre y el hermano, habla sólo albanés. Dice a todos que no pensaba hacer una experiencia así y de ser aceptada así como fue acogida. Un funcionario del Ministerio, musulmán, dice que le impresionó profundamente cómo se vivió el diálogo y que se va convencido de que es la única solución para los problemas de Macedonia.

Una señora ortodoxa, artista, dice que se sintió perfectamente a sus anchas en este ambiente. Y lo mismo fue para una joven quien cuenta cómo la apertura hacia los demás ayuda no sólo a ser mejores musulmanes o cristianos, sino también hombres y mujeres más auténticos.

En la despedida de los ochenta participantes en el encuentro veraniego de Kičevo queda una certeza: esta experiencia ha confirmado que la unidad en la diversidad es posible. Ha crecido la conciencia de ser los protagonistas de la construcción del diálogo en este país.

Genfest: observatorio sobre la fraternidad

No alcanza con recetar medicamentos

Photo by Martina Bacigalupo/VU“Soy médico y trabajo en un hospital público. Un día la policía nos trae un hombre con dos balas en la pierna. Es el tipo de paciente que ninguna clínica quiere: un ladrón capturado “in fraganti”. Fue gravemente herido cuando fue capturado por la policía que lo trajo hasta nuestro hospital.

Está casi inmóvil en su cama, sin nadie que lo atienda, ni siquiera los padres vinieron – que sería lo más corriente- al saber que estuvo robando.

En la mayoría de las clínicas de Africa es tarea de los familiares traerle la comida a sus enfermos, lavarle la ropa, ayudarlos en cualquier necesidad material: en la ausencia de los familiares el enfermo está completamente abandonado. El personal del hospital está encargado solamente de proporcionar las atenciones médicas.

Además, los compañeros de sala y el personal sanitario, no están conformes con este tipo de malhechor. Por esto tiene muchas dificultades para encontrar algo para comer, y obligado a estar inmóvil en la cama, poco a poco el olor se hace insoportable.

Me quejo con el comisario de la policía que nos trajo una persona sin asistencia de los familiares. “Este es el trabajo del personal médico!”, responde con dureza.

Me acuerdo que en otros pueblos también las atenciones a los enfermos dependen del personal sanitario. Trato de explicarle a mis colegas que debemos preocuparnos por este paciente, pero no logro convencerlos.

Trato de sensibilizar a los enfermos diciéndoles que es necesario aceptarlo. La verdad, tengo muy poco éxito.

En determinado momento me pregunto: “Exhorto a los demás. ¿y yo? ¿Qué haría por él? Si, le indico la medicación. Le doy un lugar en la sala. Pero, este es solamente mi deber. Ahora, es necesario que haga yo lo mismo que le pido a los demás: ir más allá de lo mínimo indispensable”.

Hago levantar al paciente de la cama y lo lavo. “Oh! Hace casi dos meses que no me he lavado!”, exclama con alegría.”¡Qué agradable es sentir los rayos del sol en la piel!”. Pido luego a uno de los ayudantes que lave los paños del paciente y le ofrezco una pequeña recompensa. Luego, con otro colega remplazamos su colchón que estaba en malas condiciones. Al final, le dejo una pequeña cantidad de plata al mismo enfermo, por si acaso tiene necesidad de algo.

Este gesto trae frutos. Los trabajadores, por ejemplo comienzan a dejar sus rechazos. Despierta compasión en los demás enfermos, que ahora comparten con él la comida.

Después de algún tiempo él puede irse del hospital. Está alegre. Me dice que no robará más. Inclusive sigue mi consejo de presentarse a la policía para someterse a las acciones judiciales necesarias. Siente que debe asumir la responsabilidad de sus acciones”.

Dott. H.L. (Burundi)

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Filipinas, entre las aldeas de la montaña

«Soy una maestra de escuela y a menudo me mandan a dar clases a las aldeas de la montaña. Aquí, escondidos en medio de territorios remotos e inaccesibles, viven también grupos de terroristas que se proclaman los liberadores del pueblo. Ya me había topado con una de estas patrullas, pero me había escapado, encontrando un escondite entre las rocas.

Lamentablemente, una vez no logré esconderme a tiempo. Me raptaron y me arrastraron a su campo. Durante esos días interminables en los que estuve apresada, me sometieron varias veces a largos interrogatorios.

A pesar del temor, trataba de responder con mucho respeto, diciendo siempre la verdad. Uno de ellos, en especial, trataba por horas de adoctrinarme según su ideología, quería convencerme de que me sumara a su causa. Cuando me preguntó qué pensaba al respecto no quise hacer comentarios. Al día siguiente, cuando repitió el discurso, objeté diciendo que primero tenemos que cambiarnos a nosotros mismos si queremos transformar las estructuras de poder que nos parecen injustas.

 “Los que nos cambia es el amor que cada uno tiene por el otro”, traté de explicarles. Quizás lo tocaron mis palabras, quizás le hicieron recordar los principios en los que creía. El hecho es que después de ese interrogatorio me dejaron ir.

A partir de ese día seguí rezando por ese hombre y sus compañeros. Recientemente, para mi sorpresa, lo reconocí en la televisión, mientras daban la noticia de que un terrorista que había entregado sus armas a los militares, dejando su grupo».

Nelda, Filipinas.

Tomado de “Una buena noticia”, Ed. Città Nuova, Roma, pp. 56/57

El volumen se presenta como un aporte y una propuesta a la Nueva Evangelización, en vista del Sínodo de octubre. Contiene 94 historias breves provenientes de todo el mundo.

Genfest: observatorio sobre la fraternidad

Cuando el diálogo vence sobre la diversidad

“Nuestra historia –cuenta Lucía– comienza hace 42 años cuando decidimos compartir nuestro camino. Frecuentándonos, sin embargo, notábamos que no pensábamos de la misma forma, sobre todo en el campo religioso: yo tenía fe, él no. Al principio, no me preocupé; no creía que esto habría influenciado en nuestra vida futura juntos. En cambio, el primer desencuentro lo tuvimos cuando, quedé embarazada y había que decidir si continuar con el embarazo o no.

“Yo era demasiado joven –continúa Tonino– para imaginarme como padre y marido; estaba todavía estudiando, tenía muchos proyectos para el futuro, y ahora me encontraba teniendo que tomar una decisión que me cambiaba la vida! De mala gana, acepté la determinación de Lucía de tener el bebé y de celebrar el matrimonio civil. Durante el embarazo todo salió bien, pero apenas nació la chiquita, me sentí nuevamente aplastado por una enorme responsabilidad al punto de escapar de todo y de todos.

“Imprevistamente me encontré sola –aunque mis padres no me abandonaron nunca– con una niña que estaba creciendo. Los años siguientes estuvieron marcados por el sufrimiento, sobre todo cuando él decidió pedir la separación.

“Yo quería vivir mi vida –confirma Tonino–. Conseguí la separación y posteriormente el divorcio. Era nuevamente libre. Muy a menudo, sin embargo me encontraba pensando en ellas, y así fue que maduró en mi la decisión de echarme atrás. Recomencé a cortejar a mi ex esposa y a ver a mi hija. Pronto sentimos la necesidad de tener una casa nuestra, con nuestra intimidad, para reconstruir la familia. Acepté también celebrar el nuevo matrimonio en la iglesia.

“Esos años llenos de sufrimiento y tormentos ya formaban parte del pasado –recuerda Lucía. Teníamos una nueva vida y también una segunda hija, Valentina. Con su nacimiento comenzó un período de mayor serenidad, ya sea por una conquistada seguridad en el campo laboral y económico como también por el hecho, de que, poco a poco, comenzaba a aceptar el vivir mi vida al lado de una persona tan distinta.

Después de algún año, de improviso, en nuestra familia, apareció algo que transformó todo, llegó el Movimiento de los focolares! Valentina, invitada por una maestra, había conocido a las Gen4, las niñas de los Focolares. Comenzó para ella, y sucesivamente para nosotros, un camino distinto.

“Tenía que acompañar a Valentina a los encuentros de las Gen4 –explica Tonino. Cuando iba a buscarla ella estaba siempre contenta, y apenas entraba en el auto, se disculpaba por la tardanza (me hacía esperar siempre por lo menos media hora) y comenzaba a contarme lo lindo que pasó la tarde. Contagiado por este entusiasmo de ella y por el festivo recibimiento que todos en el Movimiento –aún no teniendo yo ninguna referencia religiosa– me dirigían, me volví también yo un miembro de esta familia. Al principio me integré en el grupo de los “amigos del diálogo”, formado por personas de convicciones distintas.

“Más adelante también yo – llena de curiosidad de que un movimiento católico aceptase a mi marido no creyente- comencé a asistir y a medida que iba profundizando el conocimiento de la espiritualidad focolarina muchas preguntas encontraban respuesta.

Recorrimos mucho camino juntos, muchas barreras cayeron. Aprendí a escuchar, sin el miedo de perderme a mí misma, y a dar lugar al silencio interior y exterior para recibir y comprender al otro.

“Nuestra diversidad, no solo religiosa –subraya Tonino–, no fue obstáculo para nuestro recorrido de vida juntos. La elección de Valentina, de ser focolarina, no me encontró desprevenido, habiendo compartido tantas cosas con ella; la relación entre nosotros no se ha debilitado, al contrario, se consolidó más, a diferencia de Lucía, que, al principio, no lo aceptaba de buena gana.

“Para mi, no fue fácil aceptar enseguida la elección de Valentina –confiesa Lucía. Habría querido que hiciera antes otras experiencias, por ejemplo tener un novio, un trabajo, de forma de que ella pudiera comparar las dos realidades y decidir con serenidad. Ella en cambio, sentía fuertemente que ése era su camino. Ya pasaron ocho años desde que está en el focolar, siempre más convencida. Ahora estoy contenta de haberla secundado: aún habiéndose consagrado a Dios, no descuida nunca su relación con toda la familia.

“Agradezco a Chiara Lubich y a toda la comunidad de la que formo parte –concluye Tonino–, por haberme dado a mi y a todos aquellos que comparten mi mismo pensamiento, la oportunidad de reforzar este deseo de unidad para seguir un camino basado en los valores fundamentales de la fraternidad y del amor hacia el prójimo”

Publicado por el Centro internacional para el diálogo entre personas de convicciones no religiosas.

Genfest: observatorio sobre la fraternidad

Dos mujeres y dos castillos

«Hay dos mujeres que, para conocerlas mejor, revelan una especial sintonía con el objetivo reformador de Benedicto XVI convencido más que nunca de que todo, en la Iglesia y en la sociedad, debe recomenzar de Dios como la mejor garantía para superar la actual crisis cultural, económica y religiosa. Teresa de Ávila y Chiara Lubich dedicaron su vida en épocas diversas a este ideal común, contribuyendo también con sus escritos a una comprensión más genuina de la vida cristiana. Son dos mujeres que han encontrado una amplia escucha en la Iglesia católica. Tenerlas presentes hoy, en la urgencia que se advierte de hacer llegar nuevamente la fe al corazón de la gente, es de especial ayuda.

Su actualidad deriva, entre otras cosas, de que ambas fueron paladinas de una renovación espiritual originada en el clima de dos importantes concilios reformadores: Teresa en el cauce de Trento (1545-1563) en el siglo del Renacimiento; Chiara confirmada en su intuición por el Vaticano II (1962-1965) a mitad del siglo XX. Tras las huellas de estos concilios la santa carmelita y la fundadora del Movimiento de los Focolares pusieron en marcha experiencias de vida cristiana benéficas para muchos fieles y para toda la Iglesia.

Los maestros de espiritualidad más acreditados convergen cada vez más en el reconocimiento tanto de la actualidad del pensamiento de Teresa y Chiara, como en la complementariedad de los caminos que ellas propusieron para la imitación de Cristo y la santificación en la vida cotidiana. La fuerza de este pensamiento consiste en la fe vivida por amor y con amor ilimitado por Dios y por el prójimo, el único signo verdaderamente eficaz para la credibilidad del Evangelio a los ojos de nuestros contemporáneos.

El descubrimiento de esta afinidad espiritual entre Teresa y Chiara se debe, en particular, al carmelita Jesús Castellano Cervera, que murió a inicios del pontificado de Benedicto XVI, el Papa teólogo animado por la misma pasión por el primado del amor de Dios en la Iglesia. Ya no debería ser un misterio que este pida con insistencia a la Iglesia católica en su acción reformadora que se deje guiar y plasmar por el amor, encarnado en Jesús, para volver a dar eficacia a la obra de evangelización.

Teresa –como es sabido– es célebre por el Castillo interior, la obra considerada un camino clásico de la santificación personal. Chiara respondió a los signos de nuestro tiempo añadiendo de su parte a la plataforma de Teresa la espiritualidad del castillo exterior, es decir, de la santidad buscada de manera comunitaria como Iglesia. Una seria toma de conciencia de la llamada universal a la santidad reconocida y difundida por el Vaticano II.»

Fuente: Osservatore Romano on line, 4 de Julio 2012