El Espíritu Santo – Espíritu de amor

 
La familia, lugar de nacimiento de aquellos que, una vez bautizados, son hijos de Dios, fue santificada por el Espíritu Santo, Espíritu de amor, con el gran sacramento del matrimonio, y se convirtió en miniatura y corazón de la Iglesia.

El Papa, hablando a las Familias Nuevas del Movimiento de los Focolares, delineó y definió la imagen ideal de la familia, Iglesia doméstica, así: “Ustedes, con toda su vida, con la convivencia, con el estilo de su existencia, construyen la Iglesia en su dimensión más pequeña y al mismo tiempo fundamental: ¡la ‘Ecclesiola’!”

Ahora bien, si esta Iglesia doméstica – esta Ecclesiola – debe ser el corazón de la Iglesia, como dijo todavía el Papa, debe tender a reflejar la actitud de María Santísima a la que ahora se ha consagrado; siendo como María transparencia de la voluntad de Dios, debe hacer suya la simple pero absoluta donación de sí misma al plan divino, que es siempre un plan de redención y de salvación. El gesto del Santo Padre de hecho, es una invitación a todas las familias a vivir particularmente consagradas a María, a confiarle a Ella todas las ansias y las alegrías de la vida familiar y a tener en Ella el punto de referencia para un común empeño de vida evangélica.

(Source: CHIARA LUBICH : La familia y la Virgen María Osservatore Romano, 21 avril 1984)

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