Siempre hay ojos de esperanza

 
Elena Arias, de Salliqueló, una zona rural con localidades medianas o pequeñas en la provincia de Buenos Aires, Argentina. Una vida dedicada a la educación especial. Su testimonio.

01Hace 40 años atrás, cuando estudiaba el Profesorado de Educación Especial, veía que los chicos con discapacidad de mi ciudad (Casbas) y del distrito (Guaminí) no tenían posibilidades de estudiar y quedaban aislados, sin oportunidades ni escuela que los recibiera. Eso, hizo que me animara a exponer la necesidad en una clase del profesorado y a soñar la creación de una Escuela Especial que diera respuesta a esa demanda. Por eso, acompañada por una Profesora y junto con una compañera, iniciamos gestiones administrativas para obtenerla, recorrimos las calles buscando a los futuros alumnos, dialogamos con sus padres y con los vecinos, juntamos fondos para afrontar el desafío y construimos una comunidad educativa juntos. Así, nació la primera Escuela Diferenciada (así se llamaba) del Distrito, para la atención de alumnos con 02discapacidad, que pusimos en marcha, con esfuerzo y muchas limitaciones, pero con ganas de buscar respuestas a los obstáculos desde lo profesional y lo personal… Los papás confiaban sus hijos a nuestro cuidado (un equipo de jovencitas de 23/24 años) y, aunque no todo era fácil, nos respetaban mucho. Con ellos y voluntarios, levantamos una “escuelita” en una casilla del ferrocarril que estaba deshabitada, trabajando de albañiles, pintores, parqueros… El entusiasmo, el estudio y la investigación permanente, la creatividad ante los problemas que aparecían… se ponían en juego cotidianamente, y el trabajo compartido, se hacía presente y nacía del corazón. Este proyecto marcó mi vida!: una “pequeña chispa” encendió un camino que he recorrido hasta el día de hoy… Desde hace más de 30 años, trabajo en Educación Especial, desempeñando 03distintos roles (Docente, Directora, Inspectora, Jefe Regional de la modalidad, Asesora), con luces y sombras, aciertos y desaciertos, con debilidades y virtudes.

En el camino, y desde mi trabajo profesional y/o compromiso personal con algunas instituciones y comunidades de la zona, también gestamos nuevas creaciones en distintas localidades: Centros de Atención Temprana del Desarrollo Infantil (para asistencia y prevención de los chiquitos desde los 45 días de vida), nuevos servicios, como Talleres Protegidos y Centros de Día… Una labor mancomunada con muchas personas, con algunos trabajos y criterios compartidos, y con otros, que tuvimos que aprender a construir desde el disenso.

En la actualidad, ya jubilada como Supervisora de Educación Especial, me dedico a formar a los futuros Profesores en Educación Especial, una tarea que vivo como “la frutilla del postre” (perdón por la expresión), movida por el deseo de 04“dejar huella”…, un sello, una matriz de aprendizaje psico-socio-comunitaria y colectiva, que permita acoger al alumno como persona, en primer lugar, y trabajar juntos, con su familia y su entorno. Son muchos los logros y progresos que ha alcanzado la Educación de las personas con necesidades especiales derivadas de la discapacidad a lo largo de estas décadas; hoy, transitamos un nuevo paradigma, propiciando la inclusión y la autodeterminación de la propia persona con discapacidad, con un compromiso compartido con toda la sociedad. Sigo disfrutando profundamente de mi trabajo, aprendiendo, estudiando…: es un verdadero gusto! acompañar a los alumnos y acomodarnos a los nuevos tiempos, donde el “Educador Especial” sigue siendo un docente clave para la educación y la vida de ellos, que trabaja –desde la creación de un vínculo posibilitador con el propio alumno- y articuladamente en equipo, con otros maestros, profesores y demás integrantes.

07También, ya fuera de la educación formal, nace con algunas jóvenes del movimiento de los focolares, la idea de ofrecer un espacio alternativo de recreación, que llamamos el “Taller por la unidad”. Es un espacio para la inclusión, destinado a jóvenes y personas de culturas, creencias, ideologías y capacidades diferentes. Lo pensamos así porque creemos que “la unidad es posible si aprendemos a compartir…”…Nuestro lema ( y norma de ingreso y permanencia) es: “Hacele al otro lo que te gustaría que hagan por vos. No le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a vos”….

Una propuesta que:

  • 09Propone aprender a compartir y a construir nuevas relaciones de amistad, a partir de juegos, dinámicas, reflexiones y entretenimientos, desde el resguardo de valores humanos, comprensión, ayuda, escucha, decisiones compartidas, inclusión y posibilidades de participación…:
  • Se realiza: días sábados, cada 15 días, durante hora y media/dos…, en los meses de invierno. Es gratuito.
  • Llevamos 6 años, con buena asistencia, con algunas modificaciones, la incorporación de nuevos integrantes y la participación en las decisiones de los propios asistentes.
  • 06Nos trae alegría y esperanza… Amor! La propuesta es para otros pero lo pasamos muy bien nosotros!…

Van casi 40 años de compartir y llevar adelante propuestas educativas y de inclusión variadas, de compartir sueños juntos; consecuentemente, de tener vivencias con niños, jóvenes y adultos con discapacidad y sus familias. Siento en mí la vocación de ser Profesora en Educación Especial! Lo vivo a diario, en la experiencia tan sencilla de comprobar que, puedo tener mil problemas, pero cierro la puerta del aula/sala o de la oficina y me olvido del mundo!, y, aunque no sin errores, disfruto de la entrega. He aprendido de esta profesión a cultivar la humildad, la paciencia y la confianza.

08En el final, reflexionar esta frase que Chiara Lubich dice: “No existe fecundidad sin dolor”. Puedo decir que la he experimentado en mi contacto con los chicos con discapacidad. En el intercambio, también ellos me han permitido transitar mis dolores viéndolos cómo se esfuerzan, “juntan sus pedazos” y  recomienzan un camino, un tratamiento, un trabajo… He visto y acompañado situaciones de ¡tanto! dolor, donde la indigencia y la discapacidad hacen un sincretismo que es tan difícil de desentrañar… Pero hay algo, que es lo que me conmueve: su rostro Siempre hay ojos de esperanza, una sonrisa, un deseo de superación, un recomenzar…, que es lo que me moviliza y lo que –creo- Dios me hace descubrir y definitivamente elegirlos: allí, en ellos, ¡Él se esconde!

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