“Participo en un grupo de Voluntarios de Dios del Movimiento de los Focolares en Barcelona. Somos media docena y estamos representados los dos bandos del conflicto político que se vive en Cataluña, prácticamente empatados. Algunos fueron a votar el día del referéndum ilegal del 1 de octubre, y otros fueron el domingo siguiente a la manifestación por la unidad de España en Barcelona. No hay nadie indiferente, yo tampoco, y no me escondo.
No es que vayamos a la reunión a hablar de política, porque se trata de otra cosa, pero el argumento va saliendo, ya sea en las experiencias personales, en la comunión de vida, o en cualquier momento del diálogo entre nosotros. Pero existe un gran aprecio y amistad entre todos, construidos durante muchos años. Y el amor siempre vence, porque tenemos muy claro que ningún político ni ninguna ideología nos va a sacar de ahí, de lo que es la experiencia más importante de nuestras vidas, la experiencia del amor recíproco que genera la presencia de Jesús en medio entre nosotros. Yo experimento que esa presencia es una fuerza potente que nos hace uno, más allá de nuestras limitaciones, visiones parciales de la realidad, fallos en la caridad, y todas esas limitaciones que tenemos todos”. Barcelona
“La situación que estamos viviendo actualmente en España y Cataluña ha sido muy dura en todas partes, no solo para los que han estado viviéndolo allí sino también para el resto, por cualquier motivo.
Yo lo he vivido muy de cerca, aun siendo del otro extremo de España. Un familiar se encuentra viviendo en Barcelona ahora mismo y debido a la preocupación de mis padres casi que no se hablaba otra cosa en mi casa y en cualquier ámbito familiar. También en los medios éste era siempre el tema principal, y puesto que acostumbramos a verlos, era motivo de empezar un nuevo debate.
Con los amigos a veces también discutíamos, cada uno con su idea, argumento, creencia, o simplemente “lo que le habían dicho”. Por regla general, todos tenían un punto de vista parecido, pero a mí no me cuadraba con la gente que conozco de Cataluña, de tan buenos amigos, de los gen[1]… Me vi con la necesidad de entender el otro punto de vista, y sabía que con los gen el diálogo era posible, así que le pregunté a una gen y buena amiga de Barcelona cómo lo estaba viviendo ella; le pedí que me explicara la situación desde su punto de vista, y sus sentimientos según las circunstancias en las que ella había crecido, lo mismo que las mías son otras.
Fue un momento muy bonito para ambas, y realmente creo que esta conversación nos unió más de lo que estábamos. Ninguna intentamos cambiar la visión de la otra, simplemente entender que se pueden tener distinto pensamiento o creencia y seguir respetándonos, conviviendo y queriéndonos”. Sevilla
“Cuando conocí la iniciativa #SoyDiálogo, me pareció muy buen idea. Y me puse manos a la obra con nuevo empeño. Para mí no era nuevo el intentar escuchar y comprender las posturas de unos y otros. Aunque admito que en ocasiones, me resulta difícil. Cuando recuerdo ese compromiso a “ser promotor activo de escucha, respeto, diálogo y acciones pacíficas”, pues me pongo de nuevo. Y de intentarlo una y otra vez, noto que me va cambiando: mi mirada se amplía y también mis relaciones a todos los niveles, hablando del tema del que se hable”. Toledo
“Soy de Girona y he empezado la universidad en Madrid. Siendo mi primer año aquí, escogí irme a un colegio mayor con tal de que la integración en este gran cambio fuera mejor que yendo directamente a vivir a un piso. En él somos 150 personas y soy el único catalán en el mismo. Al inicio me sorprendió, no es que me esperase muchos, pero tampoco ser el único.
Todo empieza dos semanas antes del 1 de octubre. Durante ese período descubro que a más de uno del colegio mayor no le gusta el hecho de que sea catalán. Me sorprendió un chico que cuando nos conocimos, hablamos bastante; cuando descubrió que era de Girona, dejó de hablarme. Fue algo chocante, la verdad es que no me esperaba esta situación.
Y llegó el 1 de octubre. Una jornada muy complicada para todos. La pasé fuera del colegio mayor porque veía a venir lo que podía pasar. Cuando volví, noté más fuerte que nunca esa distancia que más de uno tomaba conmigo: ignorarme, comentar a mi espalda,… aunque tampoco es que se escondieran, porque sabían que yo lo veía.
Pero en esas empezó la iniciativa de los Focolares de #SoyDiálogo. Me pregunté a mi mismo: ¿y porque yo no? Así que decidí superar esas ideas, superar esa situación, e intentar establecer puentes con esa gente en vez de responder del mismo modo. Descubrir que no me estaban atacando a mí como persona, sino a una idea (el ser catalán).
Durante dos o tres semanas fue ir haciendo pequeños gestos de acercarme: saludarles en el desayuno, cada vez que les veía, y cosas así que demostrasen que no respondía de la misma forma que ellos a mí. Al final de ese tiempo noté cierta mejoría en todo el tema: ya no me ignoraban, no comentaban ni nada, así es que acabé bastante contento.
Y llegó el 27 de octubre, el día en que se votó en el Parlament la declaración. Comí fuera, y cuando volví al colegio, me sentí presionado. Los insultos eran realmente fuertes, empezaron a golpear a mi puerta diciendo de todo. Pero confié, confié en el dialogo y seguí haciendo igual, aunque fuera muy complicado. Notaba que no podía más: ¿cómo puedo seguir amándoles si me están insultando en mi cara por haber nacido donde he nacido?
Pero sé que puedo, sé que el verdadero dialogo (el que no busca convencer, sino enriquecer) es el que conseguirá cambiar toda esta situación. Así que SÍ, yo soy diálogo”. Girona
Más información sobre la campaña #SoyDiálogo
[1] Generación Nueva del Movimiento de los Focolares.