Con motivo de la celebración de la Jornada convocada por Papa Francisco, por el cuidado de la Creación, asumiendo como propia la fecha del calendario de la Comunidad Ortodoxa y de la última Encíclica “Laudato Si” el Consejo Interreligioso de Mendoza quizo sumarse.
El cuidado de la Creación es un tema muy importante para los hombres de Fe. En todas las religiones que participan del Consejo, la preservación de lo creado es fundamental porque expresa al Creador, porque es la respuesta al designio del hombre como mayordomo y custodio y como invitación a la comunión con la naturaleza, hasta ser considerada como Madre.
El 1 de setiembre organizamos un tiempo de oración por nuestra casa común en la que se sumó el Ministerio de Ambiente y una Asociación Olivícola, como así también autoridades de distintas facultades vinculadas al Medio Ambiente. Fue cedido por la dirección de Parques un predio pequeño en el Parque General San Martín en donde se plantó un olivo (árbol mencionado en varios libros Sagrados) y se erigió una placa conmemorativa, con un mensaje universal: “ES TIEMPO DE NUESTRA TIERRA, CUIDEMOS LA CASA DE TODOS.”
Estábamos presentes unas 30 personas, todas con el deseo de decir presente a este desafío. La invitación fue clara y concreta, ante la naturaleza que se expresa, no se puede seguir mirando hacia otro lado, es necesario un cambio personal inmediato, con gestos sencillos, para esto se propuso la estrategia de “eco one” el dado de la Tierra que se entregó a los participantes.
“Es un gran desafío tomar sólo lo necesario, lo demás le pertenece a otro, también es una invitación a ocuparnos con pasión del que necesita, sólo así podremos llevar adelante nuestro sueño. Tenemos que aprender y comprometernos también a costa de nosotros mismos.
Para llevar adelante este sueño compartido: una Casa de todos y para todos, donde se respete la naturaleza, los derechos universales, una economía justa y una cultura de la paz, tenemos que decidirnos a vivir con responsabilidad, cada uno tiene que hacer su parte, ya no hay vuelta atrás.
También queremos ser solidarios con las generaciones que vendrán, por eso lo hacemos concreto con un gesto que de comienzo a este cambio de actitud. Plantaremos un olivo como signo visible de este compromiso.”
También se realizó una oración conjunta con los miembros del Consejo, a una sola voz, recordando que el cuidado de nuestra tierra es nuestra tarea.
“Señor, sabemos que hay mucho camino que recorrer para acordar y cumplir medidas contra los efectos del cambio climático y sobre todo, sabemos que hay una sensibilidad ética que tiene que despertar ante el impacto que estos fenómenos tienen en regiones estructuralmente más débiles, regiones con poblaciones empobrecidas y en las que habitan zonas de alto riesgo. Pero queremos ser protagonistas del cambio con nuestras acciones cada día.
Sabemos que podemos esperar cielos nuevos y tierras nuevas en los que habite la justicia y confiamos en ti Señor que nos invitas a contribuir, desde la misión de nuestras propias comunidades de fe, para hacer de nuestro mundo una casa común en la que todos podamos vivir como hermanos.”
(Colaboración de Irene Freisz y Santiago Mampel)