“Nos vamos con muchas ideas y sugerencias para saber cómo amar”. Qué mejor que la definición de Roberto, uno de los participantes, para definir y mostrar los efectos de la jornada realizada en Concepción del Uruguay, a la que titularon “Mariápolis”, “para poner en luz el protagonismo de todos, desde los niños a los adultos mayores”, dicen casi a coro las integrantes del nuevo focolar.
“La primera sorpresa –después de una semana de lluvia intensa-, fue ver el cielo azul y un sol radiante”, explican. “Así pudimos comenzar, niños y adultos, con un juego al aire libre, en un clima de familia”.
Se entusiasman relatando los preparativos, que con alegría y responsabilidad, se fue asumiendo la comunidad creciente. “Nada era un peso, proponiendo y comprometiéndose en cada aspecto concreto”, agregan. Un programa lineal, pensado fundamentalmente para quienes vendrían por primera vez: dar a conocer el Movimiento, conocer la figura y el carisma de Chiara Lubich, testimonios… Los niños y adolescentes tuvieron su programa centrado en la vida de Chiara Luce: “campeona en el Amor” y juegos al abierto recordando episodios de su vida.
Almuerzo a la canasta, que, en cierto modo permite revivir el milagro de los cinco panes y los dos pescados. Luego talleres en los que participaron todos, felices de trabajar juntos.
Llegaron de distintas ciudades recostadas sobre el río Uruguay: Concordia, San Salvador, Gualeguaychú, Villa del Rosario, Villa Elisa y San José, con algunos de Rosario, Paraná y Santa Fe.
La jornada finalizó con la Misa celebrada por el párroco -sacerdote salesiano- que, percibiendo el clima de unidad, manifestó abiertamente su aprecio por el Carisma y su alegría por tener el focolar aquí. Sus palabras provocaron una comunión de grandes y chicos, confirmando todo lo vivido durante la jornada. Como Augusto, de 4 años, que confiaba a todos que “aprendí a querer a Jesús y también que a los niños pobres no se le dan los juguetes rotos”. “Viendo a Chiara en el video –dice Griselda- me conmoví por su actualidad, como la mujer del diálogo entre líderes políticos y religiosos. Una vez más experimenté la potencia de los testimonios que se contaron…”
Maru, de la Comunidad Evangélica Bautista, afirmaba que “me sentí en casa… feliz de poder participar, de haber podido dar, porque era la primera vez que participaba; fue una experiencia bellísima, compartir el mismo espíritu, la unidad, sentirme parte del Movimiento de una manera más activa; experimentar la presencia de Jesús en medio en todo lo que hicimos. Superó mis expectativas”.