María Teresa y Chicca en Paraná: un paso que nos recorrerá por siempre

 
Otra etapa importante en la recorrida por Argentina de María Teresa Badano y Chicca Coriasco en la estela de Chiara Luce.

Era 25 de septiembre, el día primaveral se desplegaba bajo el manto de Ntra. Sra. del Rosario de San Nicolás, una fecha que resaltaba en el calendario: se cumplían nueve años de la beatificación de Chiara Luce Badano, más conocida como “Nuestra Amiga”. El corazón latía diferente: su mamá y su mejor amiga, llegadas desde Italia estaban en Paraná.

Esto nos desbordaba sin expresiones que pudiesen traducir lo que vivíamos.

 

Sin embargo, el diálogo interior existía y se gestaba de manera tan hermosa cuando nos acercamos a la cita con ellas en el auditorio de la UCA con más de 650 personas llegadas hasta de ciudades vecinas con sonrisas amplias que los antecedían, gestos amables que los acompañaban y abrazos que celebraban este acontecer inconmensurable.

Sin rincones vacíos, más que expresar que “el lugar estaba lleno”, lo más apropiado sería decir que estaba “habitado” por la presencia de Chiara Luce haciéndose palpable en María Teresa y Chicca. Un encuentro con perfume a hogar, donde se nos confió en profundidad, desde la mirada de madre y amiga, la trama de toda la historia que Dios fue escribiendo a través de Chiara Luce.

Nos dejamos abrazar en el hoy agitado, en el ayer que dolía aún y en la preocupación por mañana que nos atemorizaba. Cada uno recibiendo una semilla de Gracia para su vida, tan puntual como lo es la Providencia.

Hubo espacio para que también ellas se enteren de lo que Chiara Luce obra en nosotros a través de testimonios con corazones abiertos de par en par. Resultaba imposible salir intacto de allí.

Ese mismo lugar al día siguiente sería testigo de un nuevo encuentro con 600 jóvenes de 6to año de secundaria. En ellos se cumplió el anhelo de Chiara Luce, de pasarles la antorcha, como en las Olimpíadas. “Tienen una vida sola y vale la pena gastarla bien”. En un gesto María Teresa encendió una vela que luego se transmitió a cada uno de los presentes hasta dejar iluminado todo el salón, al sonido de la canción de Nuestra Amiga. “Mi corazón late diferente”, expresó su mamá mientras Chicca anonadada contemplaba la magnitud de lo que estaba sucediendo.

Pero Chiara Luce es más, y le gusta salirse del libreto así que organizó ese mismo 26 por la noche una Misa en la Capilla Ntra. Sra. de la Esperanza, donde muchos que no habían podido antes, aprovecharon esa oportunidad fuera de agenda.

Días de Cielo en medio nuestro en los que Dios nos alcanzó a través de la voz de Chicca y María Teresa, la paz de sus rostros, la dedicación por cada uno, la donación al 100% para con quien se les presentara. Quien estuviera con ellas era lo más importante y lo valía todo. Habían venido para transmitir a Chiara Luce, la belleza de su corazón e inspirar la nuestra en clave de santidad.

La huella de María Teresa y Chicca seguirá multiplicándose para siempre, cada uno amando desde su lugar. Fueron dos de los días más felices de nuestra historia, días a los que volveremos siempre como a un Tabor para nuestra alma.

Luz Huríe

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