Las tejedoras del fin del mundo

 
Tierra del Fuego. El extremo austral del Continente. Allí un grupo de mujeres se organizan para paliar el efecto del frío entre los más humildes.

Hace aproximadamente 7 años en la ciudad de Río Grande, Tierra del Fuego, Argentina, un grupo de mujeres de la comunidad, han dedicado tiempo a tejer frazadas con el propósito de donarlas a personas que lo necesitaran. Esta tarea se ha hecho con determinación cada año y se puede contabilizar un centenar de frazadas entregadas con el afán de dar abrigo en el invierno fueguino. Este año se sintió la necesidad de seguir sumando tejedoras para esta tarea, para ello es que se organizó un Taller al que llamamos “Tejiendo Historias de Fraternidad”

Comenzamos la tarde con una sola idea “Tejer palabras y sentidos, que nos acompañen a combatir estos tiempos de intemperie”

Fue una tarde diferente teñida de entusiasmo y la alegría de compartir distintos momentos, la maratón de tejido, el mate, la charla amena y distendida se enriqueció con poesía y experiencias de fraternidad.

Estela Solera contó: “No olvidaré algunas visitas que realizamos con los abrigos tejidos a algunas personas necesitadas… como esa mamá tan joven con su bebé, quien lloraba, mientras nosotras conversábamos pero que al primer contacto con la mantita que llevamos de regalo, inmediatamente se calmó y se durmió…¡Tenía frio!

También esa abuelita en silla de ruedas, que abandonada por sus hijos, lloraba de emoción y gratitud, ya que el en el día de su cumpleaños recibió nuestra visita y una bonita manta.

Visitamos a otra señora que vivía sola porque su único hijo estaba preso, y más allá de nuestro abrigo tejido valoraba nuestra visita y compañía ¡Momentos de fraternidad!”

Otro momento fue compartir la experiencia de Ruth quien poniéndose de acuerdo con sus compañeros pudieron revertir una situación difícil de trabajo, cambiando la actitud de una de sus colegas. Fue a partir de este acuerdo de amor que algo cambió en ella y entre todos.

Iniciamos la maratón con un video, con la intención de resignificar la tarea ancestral de las Tejedoras, posteriormente la mapuche Alejandra Cayún en su lengua nos narró la leyenda de las Tejedoras.

Terminada la frazada, se organizó una rifa y lo recaudado se destinó a comprar alimentos para dos comedores de nuestra ciudad, que se concretó inmediatamente. Hacia el final de la jornada podemos dar cuenta de una nueva relación entre las presentes, oportunidad en la que nos pusimos de acuerdo para continuar expandiendo la fraternidad a través de esta tarea. Para ello tomamos la invitación de Chiara Lubich , extraída de un texto de Pierre Benoit, que dice así “Si quieres conquistar una ciudad para la fraternidad, debes poner en acción una estrategia, haz con tus amigos un pacto de fraternidad […] ya que el nosotros fraterno es más fuerte que mi yo”.

Tejedoras de la vida

 

Se va terminando el día….

Mientras que se realizaba la actividad de tejido, una artista fueguina pintó este cuadro.

La luz se filtró por la ventana. Abrió los ojos y dio gracias. Allí al pie de la cama estaba el ovillo que la vida le dejaba cada día. Las agujas para tejer fueron su voluntad y su fuerza interior.
No todas las mañanas despertaban las ganas con igual intensidad, no siempre el hilado fue suave y resistente.
Pensó que sólo de ella dependía realizar un bello dibujo o dejar los puntos en suspenso. Un pequeño esfuerzo y logró incorporarse, otro paso más y tomó el ovillo.

¡Lista la Tejedora! para desplegar su creatividad, su constancia y su proyecto.

Al finalizar el día el esfuerzo se sintió en la espalda, en los hombros encorvados por el peso del trabajo, mas su interior lucía joven y brillante.

Lo consiguió: ha tejido un día más de su vida y entretejido amor en la vida de los que la rodean. Llegó el momento de dejar las agujas. Dio gracias una vez más. Cerró los ojos y fue ovillando lentamente el hilo que hoy utilizó y que le ayudó una vez más, a tejer una buena vida….

Yoli

Normas(500)