Unidad online

 
Momentos privilegiados los que estamos viviendo para acrecentar la unidad con quienes nos proponemos recorrer juntos un camino de fe.

Un retiro en línea

Los y las Gen (la rama juvenil del Movimiento de los Focolares) realizaron su encuentro anual de manera virtual, pero no por ello de menor profundidad. Fue el sábado Santo, con 118 puntos de contacto. Ellos mismos cuentan cómo lo lograron.
Desde hace un par de años tenemos un congreso del que participan jóvenes de Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile. Es una hermosa oportunidad de reunirnos con todos los Gen que logran asistir, ya que es un poco difícil dada la situación en nuestro país. Los dos primeros se realizaron en Córdoba, animado y organizado por los jóvenes de esa provincia, que lograron bellísimos encuentros.
Al volver del último congreso los Gen de Mendoza pensamos en tomar la posta y organizarlo en nuestra provincia, sabiendo que esto requiere una gran planificación ya que como Mendoza no está en el medio de Argentina, sino a un costado, esto podría acrecentar los costos para muchos.
Tuvimos meses de organización para lograr lo mejor para todos. También tuvimos la posibilidad de pedir ayuda a nuestros amigos de Chile, que hace muchos años nos pedían que hiciéramos algo juntos. Así que todo se pensaba y era hermoso.
Pero este virus extraño llegó para darnos la oportunidad de amar también el dolor y los imprevistos, tuvimos que cancelar el encuentro porque en Argentina había comenzado el aislamiento obligatorio.
Sin embargo, recordamos que el compromiso era nuestro, por lo tanto nos decidimos a organizar un retiro en línea con los gen de toda la zona, comprendida por los cuatro países antes mencionados, dando la oportunidad de estar a aquellos que ciertamente tampoco hubieran podido estar en la reunión física. Durante una semana organizamos una meditación, momentos de comunión, incluso con los Gen de Paraguay, que hicieron un gran trabajo buscando y armando contenido para el triduo pascual.
El Zoom fue precioso. ¡Hermoso también porque Jesús se hizo presente en los errores! ¡Él estaba allí! Organizamos la parte técnica, durante cuatro días llamamos a muchas personas para que probaran si todo estaba bien, vimos muchas veces qué hacer y todo estaba listo. Pero después de comenzar, la computadora murió y fue imposible compartir la meditación. Fue un gran momento de estrés, pero también de mayor unidad. Hicimos lo imposible hablando, tratando de compartir la meditación y al final logramos hacer todo a tiempo. Estamos seguros de que fue Él quien estuvo allí con nosotros incluso en ese estrés. Resultó incluso mejor de lo que esperábamos, haciendo concreto lo que nos habíamos propuesto al inicio: “Mejor estar en la unidad y cometer un error, a no estar en la unidad y que todo resulte bien”.
Todos los que estuvieron conectados nos enviaron mensajes de agradecimiento por esta oportunidad, que incluso todos esos problemas habían sido para un bien mayor, como ayudar a estar más atentos a la meditación o preparar el corazón para compartir. Una muestra más que cuando amamos el dolor, como hizo Jesús en la Cruz, todo cobra vida después.

Las y los gen de Mendoza 

 

Lavarle los pies

El jueves de Semana Santa hicimos un momento de formación con los jóvenes que acompaño conectados por internet, y el que estaba leyendo el tema de reflexión recordó algo que Chiara Lubich siempre nos decía, que para lograr la unidad entre nosotros tenemos que tener el corazón no fraccionado, no podemos lograr la unidad profunda, de alma, si nuestro corazón no está completamente en unidad. En ese momento entra una llamada telefónica con otra persona, un compañero con quien compartimos el mismo grupo de pertenencia. La conversación no fue bien y en ese momento me disgusté mucho, mucho. Una vez terminado el encuentro con los jóvenes lo llamo como para resolver la situación… aún si no estaba del todo convencido. Justo cuando me atiende, en ese instante es como si en mí hubiese dado un paso y encontré la fuerza y el coraje de pedirle perdón y decirle que realmente estaba dispuesto a lavarle los pies. Fue un momento muy lindo donde pudimos experimentar nuevamente la unidad.

Después tuvimos, con mi familia, un momento donde entre nosotros hicimos una celebración y nos lavamos los pies unos a otros. Me invadió una alegría enorme. Y creo que fue fruto de tener el corazón unificado, porque si me hubiese quedado con esa situación de ruptura, no habría podido experimentar ese momento tan lindo en familia.

G. R. – Santa Rosa de Calamuchita, Córdoba, Argentina

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