Generar comunidad en cuarentena

 
La puesta en práctica de las palabras del Evangelio no nos deja indiferentes frente a los hermanos y nos conduce a ser promotores de comunidad.

Todos fuimos parte de la cadena de amor

Graciela nos puso en común una necesidad del Centro Comunitario Unidad. Marcos, ayuda en el mantenimiento del Centro y está por ser papá. Días atrás le había comentado su preocupación por no poder comprar algunas cosas elementales para la llegada de su beba debido a la difícil situación económica que están atravesando, padece una discapacidad física y carece de un trabajo estable.

El Centro Comunitario Unidad, en Laferrere, Buenos Aires.

Entonces nos propusimos salir al encuentro de esa familia y empezamos una campaña para tratar de cubrir algunas necesidades. Había que sortear el obstáculo de juntar todas las cosas y hacérselas llegar a Laferrere (una localidad del Gran Buenos Aires), cosa que no resultaba nada fácil en este tiempo de cuarentena. Invitamos a sumarse a esta iniciativa a otros de nuestra comunidad para hacer concreto lo de “juntos en salida”. En un día, entre llamados telefónicos y mensajes, logramos cubrir la lista de necesidades que nos había enviado Marcos. Participamos todos, adultos, chicos, jóvenes. Con alguno nos recordábamos las veces que nos habíamos reunido para ver cómo generar y vivir como comunidad y ahora en esta situación tan concreta nos sentíamos más que nunca familia.

En esta cadena de amor no quedó ninguno afuera . Algunos buscamos entre nuestras cosas lo que pudiera resultar útil para ellos. Una de nosotras, que todos los días reza el rosario en forma virtual con un grupo de señoras, comentó lo que estábamos haciendo y una de ellas le dijo que contara con una suma de dinero para comprar lo que se necesitara. También otra de nosotras se lo contó a su suegra, quien también quiso colaborar y puso una suma de dinero para comprar unas sabanitas. Agradeció esta posibilidad que le habíamos dado de salir de su mundo/encierro y poder hacer algo por los otros. Los jóvenes también se hicieron presentes, uno de ellos puso a disposición su auto para pasar a retirar por las casas lo recolectado, otros también aportaron dinero.

Finalmente, gracias a la colaboración de otra de las personas de la comunidad que puso a disposición su auto, las cosas llegaron a Marcos y a su esposa y estaban muy emocionados. Nos decían que todo lo que habían recibido era más que suficiente y que esto era una gran muestra de cariño por lo que estaban sumamente agradecidos.

A nosotros nos quedó en el alma la alegría de habernos donado como comunidad. A veces nos pasa que no sentimos la presencia de Jesús, pero basta un acto de amor para reconocerlo entre nosotros y mostrarnos cuánto aún tenemos para dar y nos propusimos estar atentos a las necesidades que vayan surgiendo.

Comunidad de San Justo, Buenos Aires, Argentina

 

Tomar la iniciativa

Al llegar Semana Santa, veía que mi Párroco estaba un poco encerrado, y no tiene mucho conocimiento de transmisiones por Internet. Asi que le ofrecí ayudarlo, para animar a la comunidad desde Facebook y WhatsApp. Para Pascuas, lo incentivaba para que mandara meditaciones, o que promoviera que la comunidad enviara al grupo que teníamos fotos de sus altares. Genero un clima precioso y todos estaban muy felices. Luego, me ofrecí para filmarlo en vivo en la misa del Domingo de Resurrección. Se entusiasmó mucho y fue una hermosa oportunidad para acercarnos más como comunidad parroquial. Al que toca la guitarra, le sugerí que mande las canciones grabadas, después a otra familia le pedí una lectura, otro la siguiente, y hasta el Diácono proclamó el Evangelio. Todo movilizó mucho y hoy tenemos comunicación fluida, también alguien pudo compartir que se encontraba varado en Mendoza y cuando se abrió la oportunidad de volver a casa, hicimos una colecta para pagar su pasaje, que costaba muy caro y el no podía solventarlo. También desde el Face de la Parroquia, saludo a los que están de cumpleaños, o escribo en el muro de aquellos que alguna vez han estado en la comunidad, o son mayores, luego de hacerles el saludo. Agradecen el tenerlos en cuenta de esta manera.

Trabajo en el Obispado de Neuquén, y sentía que no podía quedarme en casa, así que después de las 2 primeras semanas de la cuarentena, considerando que no tenia mayor riesgo, y tomando todos los recaudos de protección, empecé a trabajar normalmente. Fue muy útil en el Obispado por la cantidad de situaciones que se plantean y que las venia resolviendo solo el Obispo. Inclusive atender el teléfono y la puerta. Le ofrecí organizar la limpieza de la oficina y la casa, y realizarle las compras que él necesita, y resolver los pedidos de las Parroquias en cuanto a fondos ya que es mi tarea el economato. Dios no se deja ganar en generosidad, y me da la oportunidad de comulgar todos los días con mi Obispo, e intercambiar con él impresiones, experiencias.

M.R. (Neuquén, Argentina)

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