Un reencuentro añorado

 
Todos en el mismo lugar, al mismo tiempo, hablando la misma lengua. El reencuentro de las familias que en los últimos 25 años participaron en la Escuela "Loreto"

Ya habían pasado más de 20 años desde que algunas familias habían comenzado a hacer experiencias de formación en la cultura de la unidad, sumergiéndose por períodos en el clima de fraternidad que caracteriza a la Mariápolis Lía. Al principio individualmente y luego, a partir de 2004, alternándose por grupos en enero, año tras año, hasta este 2021. En total, 162 familias. Una experiencia que en todos marcó un antes y un después en el vínculo entre esposos, padres e hijos, alimentando una vocación común, la fraternidad universal. Experiencia inolvidable que, además de consolidarse con el tiempo, fue despertando la añoranza de un reencuentro general, que obviamente no iba a ser fácil organizar, por los viajes, la infraestructura y los tiempos que hubiera requerido semejante desafío. Y aquí llegó la bendita pandemia que pareció cerrar toda posibilidad dejándonos aislados y distanciados más que nunca. Aparentemente…, porque el tiempo no había pasado en vano y ahora existía la realidad virtual que abría la posibilidad de reencontrarse en una original “Escuela Loreto 2021”, desde nuestros propios hogares, como si estuviéramos nuevamente todos juntos en las casas que una vez habitamos en la ciudadela. Una convivencia dilatada en el tiempo y el espacio.

Pero vayamos por partes. Del encuentro, que se extendió por 4 jornadas, del 23 al 30 de enero, participaron 106 familias desde Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia, Chile, Paraguay, Uruguay, Argentina, EE.UU. , Italia, Francia y Alemania, que representaban cada uno de los 24 años de vida de la Escuela Loreto, desde 1996 hasta el 2020. Un promedio de 90 puntos de conexión por día “donde desaparecía el tiempo y el espacio, todos en el mismo lugar, en el mismo momento, hablando la misma lengua”.

Comenzando, era de esperar, estallaba la gozosa algarabía de los saludos al reconocerse, después de tanto tiempo. Luego de las necesarias presentaciones, el programa de cada jornada se iba desarrollando con dinámicas, reflexiones, testimonios, grupos de comunión y micrófono abierto sobre cuatro temas fundamentales: “Ser familia”, “El perdón”, “El dolor y el amor”, “Los desafíos que hoy afronta la familia”. En cada encuentro se vivió “un clima sagrado”. En particular las vivencias puestas en común, de distintas etapas familiares, algunas en situaciones límite, “abordadas desde el amor evangélico con radicalidad y coraje, fueron luz potente, esperanza y renovada fe en la gracia del Sacramento”. El cierre del último día, donde se dejó el micrófono abierto para una libre puesta en común fue, al decir de muchos, “el tema más bello, sabio y profundo de la semana construido con la comunión de todos”.

Algunas impresiones de los participantes: “Constatamos que estas Escuelas tienen una gracia extraordinaria e imborrable para cada familia, que la ayuda, en la complejidad de la vida, a encontrar, tarde o temprano, su Norte”. “Yo había perdido el deseo de Santidad. Pero ayer me pegó fuerte lo que decía alguien al respecto. Siempre quise hacer mí consagración al ideal con los 3 claveles cómo Chiara. Hoy sentía que Jesús me decía….no hacen falta 3 claveles…siempre podes decir SI!!! Gracias por el regalo”. “Gracias por este Paraíso. Una experiencia de Dios que nos impulsa a seguir donándonos a otras familias”. “Agradezco que nos ayudan a ser santos y nos dan las herramientas y fuerzas para custodiar la santidad de otros”.

Un matrimonio de profesionales de la salud, con puestos de mucha responsabilidad, abocados al trabajo en esta pandemia, nos confiaban: “La verdad es que no encontramos ni el tiempo físico ni interior para conectarnos. Pero tan solo leerlos ya transmite lo que fue. Ver el video dimensiona el enorme trabajo, amor concreto y mano de Dios en todos estos años. Nos gusta saber que están ahí, renueva la certeza que solo tenemos que amar, donde estemos, donde nos toque estar en cada momento. Gracias!”. Desde Italia otra familia aseguraba: “los sentimos muy presentes a todos y cada uno, siempre nos ayudan a ‘levantar la mirada’ en lo cotidiano de nuestras vidas…”. Y todavía: “No nos soltemos de esta unidad que nos salva”. “Una semana que fue Eternidad, Dios, Comunión, Santidad”. “Sí, creo que es un oasis espiritual esto que hemos construido en este mes y sería lindo mantenerlo!”.

Al concluir alguien advertía la coincidencia: “Con esta Escuela se cumplen 25 años!!! Sin planificarlo fue un hermoso modo de festejar las bodas de plata de la Escuela Loreto en Mariápolis”.

Honorio Rey

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