Oct 29, 2017 | Palabra de vida, Sin categorizar, Spiritualità
Dirigiéndose a la muchedumbre que lo seguía, Jesús anunciaba la novedad del estilo de vida de quienes quieren ser sus discípulos, un estilo «a contracorriente» con respecto a la mentalidad más difundida (cf. Mt 23, 1-12). En su tiempo, al igual que hoy, era común hacer discursos moralistas y luego no vivir con coherencia, sino más bien buscar para uno mismo puestos de prestigio social, modos de destacar y de servirse de los demás para conseguir ventajas personales. Jesús les pide a los suyos una lógica completamente distinta en las relaciones con los demás; la que Él mismo vivió: «El mayor entre vosotros será vuestro servidor». En un encuentro con personas deseosas de descubrir cómo vivir el Evangelio, Chiara Lubich compartió así su experiencia espiritual: «Debemos dirigir siempre la mirada al único Padre de muchos hijos. Después, mirar a todas las criaturas como hijas del único Padre… Jesús, modelo nuestro, nos enseñó solo dos cosas, que son una: a ser hijos de un solo Padre y a ser hermanos los unos de los otros… Así pues, Dios nos llamaba a la fraternidad universal»[1]. Aquí está la novedad: en amar a todos como hizo Jesús, porque todos –tú, yo, cualquier persona en esta tierra– son hijos de Dios, amados y esperados por Él desde siempre. Así descubrimos que el hermano al que hay que amar concretamente, con los músculos, es cada una de las personas que se cruzan con nosotros cada día. Es mi padre, mi suegra, mi hijo pequeño o ese más rebelde; el preso, el mendigo, el discapacitado; el jefe y la señora de la limpieza; el compañero de partido y quien tiene ideas políticas distintas de las mías; el que es de mi credo y cultura y también el extranjero. La actitud propiamente cristiana para amar al hermano es servirle: «El mayor entre vosotros será vuestro servidor». Dice también Chiara: «Aspirar continuamente al primado evangélico poniéndonos lo más posible al servicio del prójimo […] Y ¿cuál es el mejor modo de servir? Hacernos uno con cada persona con que nos encontramos, sintiendo en nosotros sus sentimientos: resolverlos como cosa nuestra, que hemos hecho nuestra por amor […] Es decir, dejar de vivir replegados en nosotros mismos, procurar llevar sus pesos y compartir sus alegrías»[2]. Cualquier capacidad y cualidad positiva que tengamos, todo aquello por lo que podríamos sentirnos «grandes», es una oportunidad de servicio irrenunciable: la experiencia en el trabajo, la sensibilidad artística, la cultura; así como la capacidad de sonreír y de hacer reír; el tiempo que dedicamos a escuchar a alguien que duda o que sufre; las energías de la juventud, como también la potencia de la oración cuando fallan las fuerzas físicas. «El mayor entre vosotros será vuestro servidor». Y este amor evangélico desinteresado enciende antes o después en el corazón del hermano el mismo deseo de compartir, renueva las relaciones en la familia, en la parroquia, en los lugares de trabajo o de diversión, y sienta las bases de una nueva sociedad. Cuenta Hermez, un adolescente de Oriente Próximo: «Era domingo, y nada más despertarme le pedí a Jesús que me iluminase para amar todo el día. Mis padres se habían ido a misa y se me ocurrió limpiar y ordenar la casa. Procuré esmerarme en los detalles y ¡hasta puse flores en la mesa! Luego preparé el desayuno disponiéndolo bien todo. Cuando volvieron mis padres, se mostraron sorprendidos y felices. Aquel domingo desayunamos con una alegría como nunca, dialogamos sobre muchas cosas, y pude compartir con ellos los gestos de amor que había hecho durante toda la semana. Aquel pequeño acto de amor le había dado el tono a un día espléndido». LETIZIA MAGRI ___________________________ [1] C. Lubich, La unidad en los albores del Movimiento de los Focolares, Payerne (Suiza), 26-9-1982. [2] Ibid.
Ene 27, 2014 | Cultura, Focolari nel Mondo, Nuove Generazioni, Spiritualità
Poco se sabe de la disputa entre los dos países sudamericanos por la soberanía de una porción de mar, de gran importancia para miles de pescadores que se verán adjudicada o negada la posibilidad de desarrollar su actividad. Dependen de la sentencia que debería dictar la Corte Suprema de la Haya.
Se puede comprender la tensión entre la población de ambos países, especialmente de la gente directamente interesada. En este contexto nos llega a la redacción una carta que los Jóvenes chilenos por un mundo unido dirigida a sus coetáneos del Perú. La publicamos con el auspicio que el conflicto, gracias también a otras fuerzas constructivas de ambas sociedades, se resuelva de manera justa y pacífica.
«Santiago de Chile, 22 de enero de 2014
Querida comunidad del Focolar, Gen y Jóvenes por un Mundo Unido de Perú:
Estamos ad portas de que se dicte la resolución de los tribunales de La Haya sobre el diferendo marítimo que tiene a nuestros países como protagonistas; es inevitable que nos venga a la mente lo que Chiara Lubich decía: “Amen la patria del otro como la propia” y es en estos momentos en que se nos pone a prueba este amor, nuestra mirada de “hombre mundo”, nuestra capacidad de salir de la primera reacción confrontacional e individualista para mirarnos como hermanos, sin límites ni fronteras.
No es fácil! somos un continente rico y multicultural pero lleno de retos, desigualdad y heridas aún sin curar… Por eso, nosotros como jóvenes vemos en esta controversia que vuelve a tensionar las relaciones entre ambos Estados, entre hermanos, una ocasión para renovar nuestro compromiso y
trabajo constante por la fraternidad universal, basado siempre en el respeto y la dignidad de nuestros pueblos.
Por tanto, independientemente de la decisión que se tome en los próximos días, confiamos en que será más bien una oportunidad para seguir construyendo un mundo unido JUNTOS, en el que creemos, y hemos comprobado en muchas ocasiones que no es una utopía.
Les hacemos llegar un gran abrazo a la distancia y renovamos hoy más que nunca el pacto de unidad con cada uno de ustedes!
Movimiento Gen y Jóvenes por un Mundo Unido de Chile».
Conocer más: www.focolares.cl
Dic 6, 2013 | Focolari nel Mondo, Spiritualità
Ya avanzada la primavera austral se reunieron en la pequeña ciudad de San Pedro de Colalao, conocida como “La Sucursal del Cielo”, personas de distintas provincias del norte argentino (Salta, Catamarca, La Rioja, Jujuy, Santiago del Estero y Tucumán), para experimentar por algunos días la belleza de la vida cuando se pone a la base la ley del amor que nos trajo Jesús: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Durante la Mariápolis las experiencias que se contaron, las reflexiones diarias, las distintas actividades, la comunión que se fue generando entre todos, adultos y niños, personas de distintas procedencias y con raíces culturales diversas, lograron que cada uno se sintiera “en familia”, “entre hermanos” como se oía decir repetidas veces.
Una idea que partió de los jóvenes que habían participado del Genfest 2012 en Budapest fue la de intercambiar videos con jóvenes de países distantes de Argentina, como Pakistan y Filipinas, que habían conocido en esa oportunidad.
Cuando compartieron los videos con los 500 participantes, el “mundo unido” se hizo palpable. De países tan distantes, con culturas, costumbres y rasgos tan distintos, lograron descubrirse iguales, cercanos, unidos a pesar de la distancia.
Reconforta saber que en las antípodas hay hermanos y hermanas que tratan de vivir la fraternidad universal y estimula a “arremangarse” para construir una sociedad más justa en el lugar que nos toca vivir. Con esta conciencia renovada cada uno emprendió el camino de regreso.
Video desde Pakistan
Video desde Filipinas
Video desde la Mariápolis de Colalao
(Con la colaboración de María de los Angeles Córdoba. Fotos de Enzo Giannotti)
Sep 24, 2013 | Centro internazionale, Focolare Worldwide, Focolari nel Mondo, Spiritualità
Mar 27, 2013 | Chiesa, Cultura, Focolare Worldwide, Focolari nel Mondo, Spiritualità

Card. Bergoglio con miembros de algunos movimientos. Susana Nuin esta a su izquierda (2011)
Vivimos tiempos cargados de significado, detrás de las puertas que se cerraron como símbolo de un servicio que llegó a su fin, se abrieron de “par en par” puertas en la misma Iglesia. El mismo papado de Francisco, es hoy heredero de los nuevos aires, a los que llamó en causa la decisión de Benedicto XVI.
Estamos ante un hito del Espíritu, esta vez lo marca el hecho de la elección de un Papa latinoamericano por primera vez en la historia… Francisco llega a la cátedra de Pedro, siendo expresión de una Iglesia continental de la cual ha sido constructor comprometido en el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM). No trae solo el legado de su pueblo de origen, trae el legado de un episcopado Latinoamericano que desarrolla un ejercicio de servicio como lo expresa la vida de los casi 60 años del CELAM, servicio a la comunión y colegialidad. Llega como hijo espiritual de San Ignacio de Loyola, como conocedor y reconocedor de la vida de San Francisco de Asís, en quien se inspira, y toma su nombre. Trae consigo una vida personal y comunitaria latinoamericana, y una trayectoria fundada en las instituciones que lo respaldan.
Dos pistas comunicacionales emergen en estas primeras semanas de su servicio a la Iglesia universal. La primera: austeridad, sobriedad, sencillez, desprovista de apariencia y centrada en la cercanía con los demás. La segunda potente comunicación: se basó en realidades centrales del Vaticano II, evento que marcó época y del cual celebramos los 50 primeros años.
Desde el momento de su primer aparición en público, expresó un camino de reciprocidad entre el pueblo y su pastor: “Y ahora, comenzamos este camino: Obispo y pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma, que es la que preside en la caridad a todas las Iglesias. Un camino de fraternidad, de amor, de confianza entre nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Recemos por todo el mundo, para que haya una gran fraternidad”.
Ante los 6000 periodistas reunidos en la sala Pablo VI, confirmó su concepción eclesial: somos el Pueblo de Dios en camino… Y Subrayó la decisión del camino del diálogo hecho realidad, al segundo día de su Pontificado, en la reunión con los representantes de las otras iglesias cristianas, y en la misma línea se dirigió a los representantes de las distintas religiones que lo acompañaron en la asunción del ministerio de Pedro. Queda claro en papa Francisco el deseo de una Iglesia pobre como lo manifestó en su encuentro con los comunicadores cuando dijo: “¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!”. Sus palabras manifiestan el anhelo del papa de caminar según las huellas de Jesús de Nazaret.
Una propuesta desafiante abre su papado, una comunicación esencial: la de Jesús con los suyos, la de Pedro, una marcha emprendida hacía la Iglesia de los orígenes, cuando afirma: “Ciertamente Jesucristo ha dado un poder a Pedro, pero ¿de qué poder se trata? (…). Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio”.
Un año y medio atrás tuvimos el gusto, con un grupo de amigos de distintos movimientos de Argentina, de compartir una prolongada conversación mano a mano con el entonces cardenal Bergoglio. Nos convocaba la Doctrina Social de la Iglesia, una de sus pasiones. La atención con que siguió cada uno de los comentarios y aportes de la conversación, manifestaba claramente su interés por el tema, por llegar a los barrios más necesitados y poder operar una real transformación en el orden de la acción evangélica capaz de no dejar las cosas como están.
De Susana Nuin (desde Roma)
Dic 27, 2012 | Cultura, Spiritualità
Autor: Chiara Lubich – Florence Guillet (comp.)
¿Es posible soñar con una civilización basada en el amor? Sólo si consideramos a cualquier persona como un hermano al que amar.
Dice san Juan que “quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve” (1 Jn 4, 20). Chiara Lubich “descubrió” que el amor cristiano a los hermanos, dirigido durante siglos sobre todo a los pobres y abandonados, puede abrirse en un horizonte infinito que abarca a cualquier persona, sea cual fuere su situación social, su pertenencia política, cultural o religiosa. Mediante apuntes, páginas de su diario personal, discursos o respuestas en conferencias dictadas, la autora despliega magistralmente la novedad, el valor del amor al prójimo y su método de aprendizaje.
Grupo Editorial Ciudad Nueva (Buenos Aires – Argentina)