Ene 25, 2004 | Sin categorizar
Con ocasión de un encuentro en Roma en mayo de 2002, entre fundadores y responsables de algunos Movimientos y Comunidades católicas y evangélicas nació la idea de promover una gran manifestación en Alemania, para contribuir a dar un alma a Europa. Estaban presentes: la Comunidad de San Egidio, el Convenio de responsables de Comunidades y Movimientos evangélicos, los Cursillos de Cristiandad, el Movimiento de los Focolares, el Movimiento de Schöenstatt, la Renovación carismática católica (de Italia), la Renovación carismática de la Iglesia evangélica (GGE), la YMCA.
La manifestación “Juntos por Europa” es el fruto del entretejerse de un camino iniciado, en el ámbito evangélico en 1969, entre más de 120 Movimientos, Comunidades y grupos, y en el ámbito católico a partir del gran encuentro con Juan Pablo II durante la vigilia de Pentecostés ’98, y que actualmente ha involucrado a más de 240 Movimientos y Comunidades en el mundo. A partir del 31 de octubre de 1999 – fecha de la histórica firma de la Declaración conjunta entre la Iglesia católica y la Federación luterana mundial sobre la Doctrina de la Justificación – en un encuentro en el Centro Ecuménico de Ottmaring, en los alrededores de Ausburg entre algunos responsables de Movimientos, Comunidades y grupos católicos y evangélicos, surgió una nueva experiencia de comunión y colaboración que se está extendiendo también a los ortodoxos, anglicanos y otros cristianos. Quiénes son los Movimientos, comunidades y grupos cristianos de Europa presentes en Stuttgard Han surgido en distintos Países europeos antes y después de la Segunda Guerra Mundial, muchos de ellos se han difundido en toda Europa y en el mundo;
– son diversos por entidad, difusión, ámbitos de trabajo, laicos en su mayoría, involucran a personas de todas las edades y categorías; – abren amplios espacios de diálogo a distintos niveles; – tienen en común el retorno a la autenticidad evangélica y la conciencia de no ser fruto de proyecciones humanas, sino de un don del Espíritu, como respuesta a los retos de hoy. Este evento se injerta en una semana importante para Europa 1 de mayo: ampliación de la Unión Europea con el ingreso de Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Eslovenia, Eslovaquia, República Checa, Hungría, Malta y Chipre. 8 de mayo: aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial (8.5.1945) 9 de mayo: fiesta de Europa, en el aniversario de la histórica declaración de Robert Schuman de 1950, en la que proponía la formación de una comunidad al servicio de la paz, primicia de la Unión Europea.
Ene 24, 2004 | Sin categorizar
SCHOOLMATES PREVEE DOS POSIBILIDADES: CONOCERSE: A través de una página Web, chicos y chicas de Países diferentes pueden escribirse y hacer una red mundial entre las clases para intercambiarse riquezas recíprocas, compartiendo su cultura, idioma, tradiciones e iniciativas, ya en acción, para construir el mundo unido. AYUDARSE: A través de un fondo de solidaridad, las clases que lo desean pueden crear becas de estudio a favor de chicos y chicas de los países menos favorecidos que no tienen la posibilidad de frecuentar el colegio, viviendo de esta manera la “cultura del dar”
Ene 19, 2004 | Sin categorizar
Algunos muchachos y muchachas polacos vinieron a vivir a poca distancia de mi casa. Todos viven en una única habitación, dedicados a la bebida, a la espera de tener algo que hacer. Entre ellos se encuentra una muchacha más bien tímida. Se dirige a las religiosas del barrio y con su pobre italiano les confía que no quiere estar más con sus amigos: teme un triste futuro para todos. Las hermanas la acogen con ellas, dándole comida, alojamiento y trabajo, pero el problema más grave por superar es el contrato. De hecho, la joven no tiene visa para estar en Italia. El gestor a quien le han encargado su trámite, después de algunos meses, todavía no logra regularizar su situación. Las hermanas me preguntan si puedo hacer algo para resolver el caso. Si bien no se nada de las leyes vigentes, pienso que es la ocasión apropiada para dar una mano a una persona de otro país. Voy a la oficina de empleos para informarme sobre los trámites. La solicitud debe ser expuesta allí durante quince días, después otros quince en una oficina de Roma. Por la coincidencia de varias festividades, a menudo la oficina está cerrada o no está la persona interesada. En fin, muchas vueltas: dos medios días de permiso para ir a la embajada, después a la comisaría, al correo para enviar a Polonia los documentos para la visa y todavía a la oficina de tributación para el código fiscal… Realmente mucho qué hacer. Un día la joven me pregunta “Pero �por qué me ayudas?”. Le respondo que siendo cristiana, lo hago por amor y que no me debe nada a cambio. En efecto sentía que era mi ladrillo para construir la fraternidad entre todos, haciendo míos los problemas de quien está a mi lado, aunque fuese un desconocido. Después de un mes la muchacha es contratada y el trámite se concluye de manera perfecta. Precisamente en este período, en el que se habla tanto de la inmigración, pienso en las infinitas dificultades que los extranjeros encuentran por la lentitud de la burocracia y a los que, aun queriendo ponerse en regla, corren el riesgo de desanimarse. El amor sin embargo es la llave que abre todas las puestas. L. – Italia Soy R. y provengo de Albania. Mi País vivió durante 50 años bajo un régimen que ha marcado fuertemente la vida de todos los albaneses, llevando a una destrucción, no sólo económica, sino sobre todo espiritual. A pesar de esta situación los valores de mi pueblo, tan probado, han permanecido vivos y mi familia ha logrado transmitírmelos, junto con la fe en Dios. La caída del muro en 1989 provocó también en Albania un vuelco socio-político. Nosotros los jóvenes quedamos confundidos y desorientados. No sabíamos en quién creer, a cuál verdad aferrarnos, quedamos marcados por la pasividad, por la falta de optimismo, de esperanza. Dentro de mi sentía que el pasado no podía ser el patrón de nuestros sueños. Todo lo contrario, la esperanza en una vida nueva era la exigencia más fuerte de mi alma. Precisamente en este período conocí a algunos jóvenes. A través de ellos descubrí una nueva dimensión del cristianismo: creer en el amor de Dios por cada uno de nosotros y actuar de consecuencia. En Él encontré la respuesta a todas mis exigencias y empecé a vivir el arte de amar que el Evangelio nos enseña. A pesar de mi anhelo de paz y de unidad, existía sin embargo dentro de mí un nudo por resolver: se trataba de las personas que han llevado a mi País a la destrucción de casi todo. Sólo con pensarlo, me invadía un sentido de rebelión sin límites. �Cómo podía perdonar? Sin embargo, el amor de Dios, entrando hasta el fondo de mi alma, me permitió aprender a respetarlas y quizás a entenderlas un poco. Poco a poco empecé a superar la categoría del enemigo, hasta llegar a elegir amar a los demás gratuitamente y sin preferencias. Creo que fue el primer paso para construirme una “conciencia” de paz con la cual contagiar a cuantos encuentro. R. – Albania
Dic 31, 2003 | Palabra de vida, Sin categorizar
Actualmente, hay en el planeta alrededor de 30 conflictos armados. Algunos están a la vista de todos, otros son olvidados, pero no por eso menos crueles. Violencia, odio, actitudes belicosas se advierten también muchas veces en países que viven “en paz”.
Todo pueblo, toda persona siente un profundo anhelo de paz, de concordia, de unidad. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos y la buena voluntad, después de milenios de historia seguimos siendo incapaces de alcanzar una paz estable y duradera.
Jesús vino a traernos la paz, una paz –nos dice- que no es como la que “da el mundo”, porque no es solamente ausencia de guerra, de peleas, de divisiones, de traumas. “Su” paz es también eso, pero es mucho más: es plenitud de vida y de alegría, es salvación integral de la persona, es libertad, es fraternidad en el amor entre todos los pueblos. Él mismo es nuestra paz, por eso puede decirnos:
«Les doy mi paz»
Pero, ¿qué hizo Jesús para darnos su paz? Pagó con su persona. Precisamente mientras nos prometía paz, era traicionado por uno de sus amigos, entregado en manos de los enemigos, condenado a una muerte cruel e ingnominiosa. Se puso en medio de los contendientes, se hizo cargo de los odios y las separaciones, derribó los muros que separaban a los pueblos. Muriendo en la cruz, después de haber experimentado por amor a nosotros el abandono del Padre, volvió a unir a los hombres con Dios y entre ellos, trayendo a la tierra la fraternidad universal.
La construcción de la paz nos exige, a nosotros también, un amor fuerte, capaz de amar incluso a aquel que no responde de la misma manera, capaz de perdonar, de ir más allá de la categoría del enemigo, de amar a la patria de los otros como a la propia. Nos exige pasar de ser personas pusilánimes, tal vez concentradas en sus propios intereses y sus propias cosas, a convertirnos en pequeños héroes cotidianos que, día tras día, poniéndose al servicio de los hermanos y las hermanas, están dispuestos a dar si es necesario la vida por ellos. Exige además de nosotros un corazón y unos ojos nuevos para amar y ver en todos a otros tantos candidatos a la fraternidad universal.
Quizás nos preguntemos: “¿ver candidatos a la fraternidad universal también en los consorcistas conflictivos? ¿En los colegas de trabajo que me crean dificultades para que no avance en la carrera? ¿En quien milita en otro partido o en el equipo de fútbol que me enfrenta? ¿En las personas de religiones o nacionalidades distintas a la mía?”.
Sí, todos y cada uno son para mí, hermanos y hermanas. Aquí es donde precisamente comienza la paz, en la relación que yo sea capaz de establecer con cada uno de mis prójimos. “El mal nace en el corazón del hombre”, escribía Igino Giordani, por eso “para desplazar el peligro de la guerra es necesario desplazar el espíritu de agresión, explotación y egoísmo del cual proviene la guerra: se necesita reconstruir una conciencia”.
«Les doy mi paz»
¿Cómo puede Jesús darnos hoy la paz? El puede estar presente en medio de nosotros a través de nuestro amor recíproco, a través de nuestra unidad. De este modo podremos experimentar su luz, su fuerza, su mismo Espíritu, cuyos frutos son: amor, alegría, paz. La paz y la unidad corren a la par.
En este mes, en el cual en buena parte del planeta se reza de modo particular para que se llegue a la comunión plena y visible entre las Iglesias, advertimos aún más fuerte el vínculo entre la unidad y la paz. En los últimos años hemos visto cuánto han trabajado juntos, por la paz, cristianos de distintas iglesias.
¿Cómo dar testimonio, por eso, de esa paz profunda traída por Jesús, si entre nosotros, cristianos, no se da la plenitud del amor, si no somos un solo corazón y un alma sola como en la primera comunidad de Jerusalén?
El mundo cambia si nosotros cambiamos. Por cierto, tenemos que trabajar, de acuerdo a las posibilidades de cada uno, para resolver los conflictos, para elaborar leyes que favorezcan la convivencia de las personas y de los pueblos. Pero, sobre todo, podremos contribuir a la creación de una mentalidad de paz, al poner de relieve lo que nos une, y trabajar juntos por el bien de la humanidad.
Dando testimonio y difundiendo valores auténticos como la tolerancia, el respeto, la paciencia, el perdón, la comprensión, las otras actitudes que se oponen a la paz, caerán por sí mismas
Esa ha sido nuestra experiencia durante la Segunda Guerra Mundial, cuando entre nosotras, unas pocas jovencitas, decidimos vivir sólo para amar. Eramos jóvenes y temerosas, pero apenas nos pusimos con fuerza a vivir la una por la otra, a ayudar a los demás comenzando por los más necesitados, a servirlos aún a costa de la propia vida, todo cambió. En nuestros corazones nació una fuerza nueva y vimos cómo la sociedad comenzaba a cambiar de cara: comenzó a renovarse una pequeña comunidad cristiana, semilla de una “civilización del amor”. Al final es el amor el que triunfa, porque es más fuerte que cualquier otra cosa.
Hagamos la prueba de vivir así este mes, para ser levadura de una nueva cultura de paz y justicia. Veremos renacer en nosotros, y a nuestro alrededor, una nueva humanidad.
Chiara Lubich
Dic 25, 2003 | Sin categorizar
Una experiencia de unidad
“Bombas y misiles siguen sembrando dolor y odio. He querido, junto con mis hermanos obispos, escuchar otras voces, bombas y misiles espirituales, más fuertes, que siembran el amor, la concordia, la comprensión, la unidad”. Son las palabras del obispo iraquí Shlemon Warduni, auxiliar patriarcal de Bagdad. Eran 34 los obispos ortodoxos, siro-ortodoxos, anglicanos, evangélico-luteranos y católicos de varios ritos, llegados de distintos Países de Europa, Medio Oriente y América, que concluyeron el 1� de diciembre su encuentro anual desarrollado en el Centro internacional del Movimiento de los Focolares en Rocca di Papa (Roma).
El Congreso fue transferido de Estambul a Roma debido a los trágicos atentados.
Originalmente el Congreso tenía que desarrollarse en Estambul y estaban programados importantes encuentros con el Patriarca ecuménico Bartolomé I, con el Patriarca armeno apostólico Mesrob II y otras personalidades religiosas. Pero debido a los atentados, de los quales el segundo tres días antes del inicio, el encuentro tuvo que trasladarse a Roma. “Nos habíamos preparado desde hacía tiempo a ir a Constantinopla –dice el obispo evangélico-luterano emérito de Estocolmo, Henrik Svenungsson – y las iglesias ortodoxas del lugar nos habían preparado una gran acogida. Después todo cambió. Pero ya lo hemos decidido: Estambul será la meta del próximo encuentro”. “El odio destruye los programas y cierra los caminos, pero el amor crea nuevos programas y abre nuevas vías”, comentó el promotor del Congreso, el Card. Miloslav Vlk. El encuentro nació de un profundo dolor, pero ha dado muchos frutos”.
El Mensaje del Patriarca ecuménico de Constantinopla
Del Patriarca Bartolomé I llegó, esperado, un afligido mensaje en el cual, citando al Papa, subraya que “la humanidad tiene necesidad de puentes, no de muros” y prosigue: “Habríamos querido estar en medio de ustedes, hablar ‘cara a cara’, para que nuestra alegría fuese plena”. “Lamentablemente esta oportunidad nos ha sido negada repentinamente y violentamente”. Y resaltó el especial contexto del Congreso: “En estos tiempos que se caracterizan por la falta de estabilidad y de seguridad (…), es muy prometedor y motivo de alegría el hecho de que existan individuos, organizaciones o movimientos, como el amado Movimiento de los Focolares, que se han dado cuenta de que la unidad entre ellos y del mundo en Cristo es el elemento fundamental de la verdad y de la vida. Pero es todavía más prometedor que hayan hecho de la realización de esta unidad el motivo principal de su actividad”.
Chiara Lubich sobre el tema “La presencia de Jesús en medio de los suyos y el ‘diálogo de la vida’”, centro del Congreso
Día tras día, los obispos han vivido el “diálogo de la vida” y experimentado como puede potenciar las varias dimensiones del ecumenismo. Sobre todo, “la oración en común”, durante las celebraciones litúrgicas de las varias Iglesias que han abierto los tesoros espirituales de las diversas tradiciones. Y el diálogo de la caridad, de la “acogida recíproca”.
El tema del congreso ha sido para los Obispos el encuentro con “Jesús presente espiritualmente en la comunidad, donde dos o más están unidos en su nombre, es decir en su amor”. Chiara Lubich ha profundizado esta realidad con un tema programático sobre “La presencia de Cristo en medio de los suyos y el ‘diálogo de la vida’”.
Remontándose a los 60 años de historia del Movimiento, la fundadora de los Focolares puso en evidencia como las personas involucradas en esta aventura, desde un inicio, estaban orientadas a dar vida por doquier a células vivas del Cuerpo místico. “Se formaron y se forman así –dijo- en la Iglesia católica, en las otras Iglesias y entre miembros de distintas Iglesias, fragmentos de cristiandad unidos en el nombre de Jesús a la espera de un ulterior vínculo de unidad, la Eucaristía, cuando Dios querrá”. Es la experiencia del “diálogo de la vida”, del “diálogo del pueblo”, “porque sentimos que componemos entre nosotros ‘un único pueblo cristiano’ que le interesa a los laicos, pero también a los monjes, a los religiosos, a los diáconos, a los sacerdotes, a los pastores, a los obispos”.
Jesús en medio de los suyos ha sido, en efecto, la gran experiencia de este congreso.
La promesa de Mateo 18, 20, Jesús en medio de los suyos, se ha presentado también como el camino para mirar con esperanza a nuestro tiempo, la llave para llevar el espíritu del Evangelio a la humanidad de hoy: a las familias y a los jóvenes, a la política, a los medios de comunicación, a la economía, al mundo de la cultura, como lo han demostrado numerosos testimonios.
El obispo evangélico-luterano Helge Klassohn comentó: “Por primera vez he encontrado el Movimiento de los Focolares. Pienso que esta comunidad ecuménica es muy importante: no sólo nos confirma en nuestro servicio, sino que es un signo para el camino de la Iglesia”.
Dic 25, 2003 | Sin categorizar
Habiendo postergado para el próximo año la cita en Estambul, por el riesgo de nuevos ataques terroristas, los obispos de igual modo quisieron dar un signo claro de solidaridad a la comunidad cristiana de Constantinopla, enviando una pequeña delegación. Por este motivo el 28 de noviembre, partieron de Roma, para participar, a nombre de todos, en la fiesta de San Andrés apóstol, considerado el fundador y patrono del Patriarcado ecuménico, el Card. Miloslav y el Obispo luterano Henrik Svenungsson.
Fueron recibidos en audiencia por el Patriarca ecuménico Bartolomé y se encontraron también con el Patriarca armeno Mesrob II, con el Vicario patriarcal siro-ortodosso Çetin y con el Nuncio apostólico, Mons. Edmund Farhat. Fueron horas de intensa comunión ecuménica, en el marco de una ciudad que lamentablemente ha quedado profundamente marcada por los recientes acontecimientos. La delegación coincidió en su llegada con la del Vaticano, guiada por el Card. Kasper, y con la del Consejo ecuménico de las Iglesias de Ginebra con el Dr. Konrad Raiser.
Dic 25, 2003 | Sin categorizar
La inauguración del Congreso en la abadía greco bizantina de San Nilo Para Estambul estaban reservados más de 60 Obispos, 34 de ellos lograron cambiar, al último momento, sus programas y venir a Roma. Pero, también en los Castillos Romanos, tuvieron una acogida especial, con una solemne y alegre celebración de apertura en la histórica abadía católica de rito bizantino, de San Nilo, situada en Grotaferrata y fundada hace mil años, en el 1004. El mensaje del Papa y el diálogo con el Card. Karper El Card. Walter Kasper, Presidente del Pontificio Consejo para la unidad de los cristianos, acogió a los Obispos en su sede en el Vaticano, y enseguida leyó el mensaje que el Papa había enviado al Congreso: “… con gran afecto los acoge (…) la Iglesia de Pedro y Pablo en Roma y les ofrece la hospitalidad reservada a los hermanos en Cristo”. Refiriéndose al lema del Congreso “Ustedes son todos uno en Cristo Jesús” (Gal 3,24), el Papa subrayó el tema: “Se trata de un tema más que nunca actual. Éste puede ofrecer una respuesta válida a las grandes laceraciones de afligen al mundo de hoy”. El Card. Kasper, seguidamente, entabló con los Obispos un diálogo intenso y muy abierto, trazando un interesante cuadro de las relaciones actuales de la Iglesia católica, relaciones caracterizadas no sólo por el diálogo teológico, sino también por un fuerte espíritu de participación en las alegrías y en los dolores de las otras Iglesias. Puso su atención en la esperanza que, a pesar de todas las dificultades, alcanza a los innumerables esfuerzos ecuménicos, y sobre el aporte que el Movimiento de los Focolares da a los mismos. Después el Card. Kasper animó a los Obispos a llevar adelante el “diálogo de la vida” característico del Movimiento de los Focolares y de su espiritualidad. El “diálogo teológico” -dijo- siempre debe caminar al mismo paso de una intensa espiritualidad ecuménica: “este diálogo de la vida para nosotros es esencial -afirmó- porque no estamos divididos sólo por doctrinas, sino también por que no nos conocemos, debemos vivir juntos para conocernos y hacernos amigos. Estoy muy agradecido a los focolarinos que nos ofrecen un modelo de este tipo de ecumenismo de la vida y de la amistad”. Mensaje del arzobispo de Canterbury y visita al Centro Anglicano de Roma Otra cita significativa fue la visita al Centro Anglicano, en el Palacio Doria Pamphili en Roma, donde el nuevo director, el Obispo John Flack, participante en el Congreso, acogió al grupo de los obispos afirmando que la relación con el Focolar, en esta nueva tarea, es esencial para él. Entregó a los obispos un mensaje del arzobispo de Canterbury, Rowan Williams que, entre otras cosas subraya: “No hace falta recordar a nadie que el amor de Dios, expresado tangiblemente, nunca ha sido tan necesario como ahora, en este mundo turbado y dividido”. Y aseguró sus oraciones “por su reflexión común sobre la continua relevancia de los ideales inspiradores de Chiara Lubich”. Vísperas en la iglesia greco-ortodoxa de Roma y visita a la sede de la comunidad luterana sueca. Ulteriores ocasiones para un mayor conocimiento recíproco fueron la participación en las Vísperas de la fiesta de San Andrés, fundador y patrono del Patriarcado ecuménico, en la iglesia greco-ortodoxa de San Andrés de Roma y la sucesiva visita a la Casa de Santa Brígida, donde vivió la Santa en el siglo XII, y que hospeda la Iglesia de la comunidad luterana sueca. Visita a las Catacumbas de Domitila y el pacto del amor recíproco Otro punto central del Congreso fue la visita a las Catacumbas de Domitila, lugar de raíces comunes, con la Iglesia de los primeros cristianos. Era grande la conmoción cuando en un clima recogido y solemne, los Obispos estrecharon entre ellos, precisamente en ese lugar, un pacto de amor recíproco, prometiéndose amarse uno al otro, según la medida de Jesús, hasta que la cruz del otro llegue a ser la propia cruz, la alegría de uno la alegría del otro, en modo de amar la Iglesia del otro como la propia. En cierto modo se revivió cuanto está escrito de los primeros cristianos de Antioquía: “la multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma”. (cf At 4, 32).
Dic 25, 2003 | Sin categorizar
Dic 25, 2003 | Focolare Worldwide
Dic 23, 2003 | Sin categorizar
Para que la humanidad siga viviendo tenemos que tener el valor de “inventar la paz”. Seguramente nos hemos preguntado: �De dónde nace la radicalidad de la terrible elección de los kamikasis? Nosotros deberíamos ser capaces de dar nuestra vida por el gran ideal del amor a Dios y a los hermanos. Un amor posible para todos, porque el amor fraterno es el ADN de cada hombre. Florecería por doquier esa fraternidad que Jesús ha traído a la tierra haciéndose hermano nuestro y haciéndonos hermanos. Quizás la providencia divina se sirve de las situaciones de destrucción para suscitar transformaciones morales inesperadas y energías insospechadas para construir “ex-novo” la paz y volver a dar aliento a la humanidad. Chiara Lubich
Dic 12, 2003 | Sin categorizar
La experiencia de la unión con Dios – El 7 de diciembre se cumplen 60 años del nacimiento, en Trento, del Movimiento de los Focolares. Ese 7 de diciembre de 1943 Chiara Lubich, entonces con poco más de 20 años, cuando pronuncia su sí a Dios para siempre, está sola. No podía imaginar entonces la fecundidad de ese “matrimonio con Dios”. Varias veces ha repetido que sólo la idea de que habría nacido un Movimiento habría turbado esa elección sólo de Dios. Y ahora, en el 60�, en un intenso clima espiritual, ha hablado de la unión con Dios a más de 1500 focolarinas de Europa y de los 5 continentes, reunidas en Castelgandolfo para su encuentro anual, un momento de profunda comunión sobre su experiencia personal.
“Cuando entra la unión con Dios, lo divino te invade totalmente: es algo nuevo que tú no ves con los ojos del cuerpo, sino con los del alma. En la mente entra una luz, la luz del Espíritu Santo, que es más que la inteligencia, y la eleva. En el corazón entra el amor. Antes había amor humano, limitado a parientes y amigos. Después entra el amor mismo de Dios, que abre de par en par el corazón a todo el mundo. con la vida sobrenatural se injerta también una fuerza nueva. Incluso la fuerza física es sostenida por la gracia de Dios”.
Las felicitaciones del Papa por el 60� aniversario del Movimiento de los Focolares llegaron, no sólo con un mensaje para Chiara Lubich leído por S. E. Mons. Stanislaw Rylko, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, en el Centro Mariápolis de Castelgandolfo, sino incluso con una llamada telefónica del Santo Padre, el mismo 7 de diciembre.
Al inesperado mensaje del Papa, se sumaron las palabras de Mons. Rylko sobre el “don precioso del carisma”, que, porque es un don del Espíritu Santo, suscita continuas sorpresas.
Otros momentos fuertes del encuentro en este aniversario: el recuerdo de Chiara Lubich de ese 7 de diciembre de 1943, el testimonio de sus primeras compañeras, el sí para siempre a Dios pronunciado por más de 100 focolarinas de los 5 continentes.
Este 60� aniversario se han puesto las premisas para hacer nacer un Centro de espiritualidad y estudio en Jerusalén en el mismo lugar donde dice la tradición que Jesús pronuncio la oración por la unidad. Un Centro con un significado especial, que se sumará a los focolares de Tierra Santa, en Jerusalén y en Haifa, comprometidos en llevar la paz y la unidad en esa tierra tan atormentada.
Dic 12, 2003 | Sin categorizar
El Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos como conclusión de la lectura del mensaje del Santo Padre, acogido con un interminable aplauso, desarrolló algunas de las ideas de Juan Pablo II, en especial el por qué de su acción de gracias a Dios: “por este don que se llama carisma”. El carisma es definido por él como “la cosa más preciosa que les ha sido confiada mediante la fundadora del Movimiento, Chiara”. Gratitud “al Señor por lo que ha obrado en ustedes en estos 60 años, por las grandes obras de Dios”, acompañadas por el sentido de responsabilidad que tal don comporta: fidelidad, acogida radical “con una total apertura a Dios dejándose guiar por la gracia del carisma, con una continua profundización en este don para hacerlo fructificar en la vida personal, en la vida de la Iglesia y del mundo”. Mons. Rylko observó que “el carisma es completo desde un inicio, sólo que ni siquiera el fundador conoce sus detalles. Si le preguntan a Chiara si ese 7 de diciembre quería fundar un Movimiento responderá que absolutamente �no!”. Esta fecha –recordó- “ha sido el inicio de una aventura pensada en su totalidad por Otro. Es el mismo Espíritu Santo quien revela poco a poco la enorme riqueza que el carisma conlleva”. Es más “la garantía de la juventud y de la permanente frescura de un carisma –precisó- está precisamente en el hecho de que sorprende siempre con cosas nuevas que revela ante nuestros ojos”, porque “cuando el Espíritu Santo interviene sorprende siempre”. Y aquí Mons. Rylko subrayó la importancia de la memoria de los “eventos surgidos de la fuente” que han dado origen a un Movimiento. En esta “memoria –concluyó- está la fuerza, la luz para poder caminar, para poder ir adelante en la certeza de que el Señor está con nosotros”. Después Mons. Rylko auguró a Chiara “mucha fuerza todavía por largos años”.
Dic 12, 2003 | Sin categorizar
En este 60�, se han puesto las premisas para que surja en la parte antigua de Jerusalén, signo de la unidad, un centro de espiritualidad y de estudio de los Focolares contiguo a la escalera de piedra donde, según la tradición, el Jueves Santo, Jesús invocó al Padre la unidad. Con motivo de este aniversario los miembros del Movimiento en el mundo han recogido un primer aporte para la realización de este proyecto. El mes pasado fue firmado un acuerdo en el que el Patriarcado Latino de Jerusalén concede en uso perpetuo a los Focolares una parcela de terreno ubicado precisamente en las cercanías de “aquella escalera”. Se está realizando un sueño de hace casi 50 años, cuando en 1956 Chiara Lubich visitó por primera vez Tierra Santa. De hecho fue precisamente en esta página del Evangelio, leída en un refugio durante la Segunda Guerra Mundial, que Chiara y sus primeras compañeras descubrieron el por qué de sus vidas. Desde hace 25 años el Movimiento de los Focolares está presente en Tierra Santa con algunos centros en Jerusalén y en Haifa, comprometidos en llevar la paz.
Dic 6, 2003 | Sin categorizar
07/12/2003

El 7 de diciembre se cumplen los 60 años del nacimiento del Movimiento de los Focolares, en Trento. Ese 7 de diciembre de 1943, Chiara Lubich, entonces con poco más de 20 años, cuando pronuncia su sí a Dios para siempre, está sola. No podía imaginar entonces la fecundidad que ha surgido. Ahora son millones de personas de todas las edades, categorías sociales, idiomas, razas y credos que en todo el mundo, en 182 países, están comprometidas a suscitar por doquier fragmentos de fraternidad para contribuir a componer en unidad la familia humana que hoy, más que nunca, aspira a la paz.
Chiara escribe en “Vita Trentina”:
�Cuál es mi estado de ánimo? �Qué llevo en el corazón en esta especial circunstancia?
Una honda conmoción, si pienso sólo por un momento ante lo que me encuentro: un pueblo nuevo nacido del Evangelio, esparcido en toda la tierra, una Obra inmensa que ninguna obra humana habría podido hacer surgir. De hecho es “una Obra de Dios”, para la cual he sido elegida de primera, como instrumento suyo siempre “inútil e infiel”.
Y un himno de gratitud a Dios por todo lo que, con mis hermanas y hermanos, he podido ver, experimentar, construir, llevar hacia esa meta con su ayuda.
�Un gracias profundo y sentido por cada cosa Dios mío!
Gracias sobre todo por haberme hecho nacer en tu Iglesia, hija de Dios, por haberme nutrido día tras día de la Eucaristía;
por haber llenado mi vida, desde pequeña, de signos premonitorios del divino carisma que habrías puesto en mí para tantos;
por haberme hecho experimentar las verdades del Evangelio y sus promesas que siempre se verifican;
por haberme donado la alegría del “céntuplo” en todo sentido;
por haberme revelado el secreto de la unidad en tu Hijo crucificado y abandonado;
por haber permitido sufrimientos precursores de una más profunda unión contigo;
por haberme donado una novísima espiritualidad, personal y comunitaria al mismo tiempo, tan actual;
por haberme abierto, con todos los míos, a toda la humanidad, hacia los otros cristianos, hacia los fieles de otras religiones, hacia personas que todavía no son tuyas, pero de buena voluntad;
por el paterno amor de tus Vicarios en la tierra, especialmente de Pablo VI y de Juan Pablo II, y por su bendición sobre nuestra Obra durante años y años;
por haberme bendecida con una larga vida;
por haber perdonado mis pecados.
Gracias por haberme dado, como misión específica, el colaborar con la Iglesia a actuar el Testamento de Tu Hijo: “Que todos sean uno” y de prepararTe amplios fragmentos de fraternidad universal.
Gracias, gracias. La alabanza y la gloria a Ti.
Así Chiara recordaba hace algunos años aquel 7 de diciembre de 1943:
«En la mañana me levanté hacia las cinco. Vestí el mejor traje que tenía, si bien pobre, y me encaminé, atravesando toda la ciudad, hacia el pequeño colegio.
Una tormenta encrudecía, tanto que tuve que abrirme paso empujando la sombrilla hacia delante. También esto tenía un significado. Me parecía que quería decir que el acto que estaba haciendo habría encontrado dificultades.
Llegando al colegio un cambio de escena: un enorme portón se abre por sí solo.Una sensación de alivio y acogida, casi como brazos abiertos de par en par de ese Dios que me esperaba. La iglesita estaba adornada lo mejor posible. En el fondo hondeaba una Virgen Inmaculada. Delante del altar, más allá de la baranda, estaba preparado un reclinatorio.
Antes de la Comunión vi por un momento lo que estaba por hacer: con la consagración a Dios atravesaba un puente, y el puente caía a mis espaldas, no podría regresar atrás, al mundo. Recuerdo que ese abrir los ojos sobre lo que estaba haciendo fue tan fuerte que se me cayó una lágrima en el pequeño misal. Después una alegría secreta. Yo me casaba con Dios.
Creo que hice el camino de regreso a casa corriendo, sólo me detuve a comprar tres claveles rojos para el crucifijo que me esperaba en la habitación. Serían el signo de la fiesta común. Me había casado con Dios. De Él podía esperarlo todo».
Nov 30, 2003 | Palabra de vida, Sin categorizar
n este período de Adviento, como se llama el tiempo que nos prepara para la Navidad, se vuelve a proponer la figura de Juan el Bautista. Había sido enviado por Dios a preparar los caminos para la llegada del Mesías. A los que acudían a él, él les pedía un profundo cambio de vida: “Produzcan los frutos de una sincera conversión”. Y a quien le preguntaba: “¿Qué debemos hacer entonces?, él respondía:
«El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto»
¿Por qué darle al otro parte de lo que es mío? Porque el otro, creado por Dios como yo, es mi hermano, mi hermana; por lo tanto, es parte de mí. “No puedo herirte sin hacerme daño”, decía Gandhi. Hemos sido creados como un don el uno para el otro, a imagen de Dios, que es Amor. Llevamos inscripta en nuestra sangre la ley divina del amor. Jesús, viniendo a estar entre nosotros, nos lo ha revelado con claridad cuando nos dio su mandamiento nuevo: “Amense los unos a los otros, así como yo los he amado”. Es la “ley del cielo”, la vida de la Santísima Trinidad traída a la tierra, el corazón del Evangelio. Así como en el cielo el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo viven en comunión plena, al punto de ser una sola cosa, del mismo modo nosotros, en la tierra, somos nosotros mismos en la medida en que vivimos la reciprocidad del amor. Y así como el Hijo le dice al Padre: “Todo lo mío es tuyo, y todo lo tuyo es mío”, también entre nosotros el amor se realiza plenamente cuando compartimos no sólo los bienes espirituales, sino también los materiales.
Las necesidades de un prójimo nuestro son las necesidades de todos. ¿A alguien le falta trabajo? A mí me falta. ¿Alguien tiene la madre enferma? Le ayudo como si fuese la mía. ¿Otros tienen hambre? Es como si yo tuviera hambre y trato de conseguirle alimento como lo haría para mí mismo.
Esta es la experiencia de los primeros cristianos de Jerusalén: “La comunidad de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos”. Comunión de bienes que, si bien no era obligatoria, se vivía entre ellos intensamente. No se trata, como explicará el apóstol Pablo, de quedarse sin lo necesario por sostener a los otros, “sino de que haya igualdad”.
San Basilio de Cesarea dice: “El pan que pones aparte, le pertenece al hambriento; el manto que guardas en tus baúles, le pertenece al que está desnudo; el dinero que tienes escondido, le pertenece a los indigentes”.
Y San Agustín: “Lo que es superfluo para los ricos pertenece a los pobres”.
“También los pobres pueden ayudarse unos a otros: uno puede prestar sus piernas al rengo, otro los ojos al ciego para guiarlo; otro puede, a su vez, visitar a los enfermos”.
«El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto»
También hoy podemos vivir como los primeros cristianos. El Evangelio no es una utopía. Lo demuestran, por ejemplo, los nuevos Movimientos eclesiales que el Espíritu Santo ha suscitado en la Iglesia para hacer revivir, con frescura, la radicalidad evangélica de los primeros cristianos y para responder a los grandes desafíos de la sociedad de nuestros días, donde hay injusticias y pobreza tan marcadas.
Recuerdo que, en los orígenes del Movimiento de los Focolares, el nuevo carisma nos hacía sentir un amor muy particular por los pobres. Cuando encontrábamos alguno por la calle escribíamos su dirección en un anotador para ir más tarde a visitarlos y llevarle ayuda; eran Jesús: “lo hicieron conmigo”. Después de haber ido a visitarlos en sus tugurios, se los invitaba a comer en nuestras casas. Se ponía el mejor mantel, los mejores cubiertos, se preparaba una comida especial. En nuestra mesa, en el primer focolar, se sentaban un pobre y una focolarina, un pobre y una focolarina…
Hasta que, llegado un momento, nos pareció que el Señor nos pedía que nosotras nos volviéramos pobres para servir a los pobres y a todos. Entonces, en una habitación del primer focolar, cada una trajo y puso en el centro lo que le parecía que tenía de más: un tapado, un par de guantes, un sombrero, también un abrigo de piel… ¡Y hoy, para dar a los pobres, tenemos incluso empresas que dan trabajo y distribuyen sus utilidades!
Aunque siempre queda mucho por hacer para “los pobres”.
«El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto»
Tenemos muchas riquezas para poner en común, aunque a veces no nos parezca. Tenemos una sensibilidad que afinar, conocimientos que adquirir para poder ayudar concretamente, para encontrar el modo de vivir la fraternidad. En el corazón tenemos afecto que podemos dar, cordialidad que podemos expresar, alegría que podemos comunicar. Tenemos tiempo para poner a disposición, oraciones, riquezas interiores para poner en común con la palabra o por escrito; además, a veces también tenemos cosas, un bolso, lapiceras, libros, dinero, casas, medios de transporte que se pueden poner a disposición… A lo mejor acumulamos muchas cosas pensando que algún día nos pueden resultar útiles, pero mientras tanto al lado nuestro hay alguien que tiene una necesidad urgente.
Así como cada planta sólo absorbe de la tierra el agua que le es necesaria, también nosotros tratemos de tener sólo lo que hace falta. Además, es mejor que cada tanto nos demos cuenta de que falta algo; mejor ser un poco pobres, que un poco ricos.
“Si todos nos conformáramos con lo necesario –decía San Basilio-, y diéramos lo superfluo al necesitado, no habría más ricos ni pobres”.
Hagamos la prueba, comencemos a vivir así. Ciertamente Jesús no dejará de hacernos llegar el céntuplo; tendremos la posibilidad de seguir dando. Al final, nos dirá que todo lo que hemos dado, a cualquiera, se lo hemos dado a él.
Chiara Lubich
Nov 17, 2003 | Sin categorizar
Como un gran canto de alabanza a Dios y con el alma en fiesta, se abrió y se concluyó el Congreso internacional de la Renovación Carismática Católica, convocado “para interrogarse sobre el reto de la madurez y convertirse en bendición los unos para los otros”, el cual tuvo lugar del 18 al 30 de septiembre en el Centro Mariápolis de Castelgandolfo. Vinieron más de mil personas de 72 Países de todo el mundo, para participar con su típico entusiasmo carismático en este evento.
Sobre el comprometedor reto de la santidad, de la Renovación Carismática, habló, a la luz de la Carta Apostólica de Juan Pablo II “Novo millennio ineunte”, el padre Raniero Cantalamessa, quien guió el retiro espiritual. El predicador de la Casa Pontificia también respondió a una serie de preguntas sobre la relación entre la fidelidad al Espíritu y la Institución, subrayando también el profundo cambio que la Renovación Carismática sigue obrando en la vida de tantas personas: “Veo los mismos efectos en muchísimas personas, un cambio radical que naturalmente supone que después ha de ser cultivado a través de los Sacramentos y del Magisterio, para poder llegar a la perfección de la vida cristiana. He visto gente transformada, aquí hemos escuchado el testimonio de una pareja que los dos provenían de una vida desesperada, fracturada, perdida y ahora son un matrimonio santo, en el que precisamente resplandece la santidad que nos ha encantado a todos. Las mismas cosas suceden sea en los sacerdotes como en los casados, no se puede negar que son obra del Espíritu Santo. Mi deseo para todos nosotros es que esta gracia sea compartida por todos, que la Iglesia no mire a la Renovación Carismática como a una isla de algunas personas particularmente propensas a la emotividad, sino que vea en ésta la norma de la vida cristiana. Jesús ha concebido su vida, la vida que nos ha dado en la Cruz, para que la vivamos en el Espíritu”. “Doce días de bendiciones”, el prometedor tema del encuentro, en un clima de profunda comunión, expresaba casi palpablemente que, en Cristo Señor y Salvador, el amor se hace carne en medio de nosotros. Es la bendición más grande, la que se incarna en la “espiritualidad de comunión”, tan alentada por el Papa y de la que da testimonio también Chiara Lubich, huésped en el congreso carismático. Un testimonio de amor que se transforma en ayuda a los pobres lo ofreció el prof. Andrea Riccardi, de la Comunidad de San Egidio. Del radioperiódico de la Radio Vaticana, 26 de septiembre de 2003
Nov 15, 2003 | Sin categorizar
Nov 15, 2003 | Sin categorizar
Cada año las Asociaciones Cristianas de Trabajadores italianos, organismo de las asociaciones católicas italianas, comprometido en el ámbito social, organizan un congreso nacional para profundizar sobre los retos culturales, económicos y políticos del mundo actual y preparar una respuesta específica para los católicos.
La cita de este año: “Vivir la esperanza en la sociedad global del riesgo”, acogió en Orvieto, del 5 al 7 del mes de septiembre, a 400 exponentes del mundo de la cultura y de la política internacional.
El presidente Luigi Bobba invitó a Chiara Lubich: “Pensando en la esperanza, no podía dejar de venirme a la mente una mujer que encarna esta virtud de la esperanza”.
El vídeo con su mensaje grabado abrió la sesión dedicada al reto multicultural.
“El paradigma de la unidad -dijo Chiara entre otras cosas- si se actúa, se presenta como un gran recurso para la globalización hoy en acto, dado que contiene en sí el germen de toda forma de integración entre los pueblos y el método para alcanzarla: el amor recíproco (…) Traerá como consecuencia la exigencia de poner a disposición de todos los pueblos los bienes de la creación como dones de Dios, y superar así el subdesarrollo de algunos y el hiperdesarrollo de otros: es la idea de la ‘comunión’, de la fraternidad universal en acto”.
Nov 14, 2003 | Sin categorizar
La Asamblea nacional extraordinaria de la Acción Católica Italiana, con 837 delegados, de 214 diócesis, ha representado un cambio de ruta hacia una mayor comunión y un renovado empuje misionero, manteniendo siempre el carácter diocesano de su actividad y de su estructura. Son éstas las líneas trazadas en el nuevo Estatuto, aprobado por la Asamblea. El Papa, en su mensaje, subrayó que “La Iglesia tiene necesidad de ustedes, tiene necesidad de los laicos que en la Acción Católica han encontrado una escuela de santidad, en la que han aprendido a vivir la radicalidad del Evangelio en la normalidad de la vida cotidiana”. La presidente nacional, Paola Bignardi, en una entrevista a “Città Nuova”, especificó entre otras cosas que la relación con los Movimientos y las Comunidades eclesiales tiene necesidad de una renovación, de modo que no sólo se “viva en paz unos con otros, sino que se sepa encontrar el camino para vivir unidos con los demás, los unos con los otros”. Por tal motivo Paola Bignardi y el asistente general, el obispo Francesco Lambiasi, invitaron a Chiara Lubich y a Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, a dar un saludo a la Asamblea. Chiara, invitada a la mesa de la presidencia, empezó así: “Conozco la Acción Católica por haber transcurrido buena parte de mi juventud entre sus filas. Fueron años especiales, los de la Asociación, que todavía gozaba de la presencia de Armida Barelli y de sus compañeras. Años felices para mí, por haber participado en tantos encuentros en Trento, mi ciudad, y en congresos para la juventud estudiantil, donde recibí una sólida formación cristiana de base”. Seguidamente, Chiara pudo recorrer las etapas de la comunión entre los Movimientos y Nuevas Comunidades iniciada a partir de Pentecostés ’98, preguntándose al final: “�Será este el momento para dar inicio a lo que el Santo Padre quiere de la Acción Católica, del Movimiento de los Focolares y de los otros Movimientos? A nombre del Movimiento de los Focolares, que represento, puedo decir que nosotros estamos dispuestos. El Espíritu Santo indique el tiempo y la forma a ustedes, hermanos y hermanas queridísimos”. Las palabras de adhesión de la presidente y el aplauso de la asamblea dieron enseguida una respuesta positiva. Después, Andrea Riccardi habló de “la deuda que tenemos hacia este gran laboratorio cristiano que es la Acción Católica”, auspiciando una “comunión más profunda, vivida en la conciencia de la misión de hoy”. Despidiendo a los huéspedes, Paola Bignardi dijo: “Gracias por la amistad que nos han brindado en esta nueva estación de comunión y de diálogo, que no es mortificación de las diferencias, sino todo lo contrario, un enriquecimiento de nuestras riquezas”.
Nov 14, 2003 | Sin categorizar
Nov 10, 2003 | Sin categorizar
Nov 9, 2003 | Sin categorizar
Señor gobernador de Pensilvania, Edward Rendell; profesor Benjamín Barber, señoras y señores: Es para mí un gran honor poder dirigir este discurso a un público tan calificado, que hoy se ha reunido en Filadelfia para declarar su compromiso de construir un mundo más unido, más justo, más fraterno. Era mi deseo estar allí presente, pero como no me fue posible permítanme ofrecerles con este mensaje una breve reflexión personal. Cuando en junio pasado, en Roma, tuve un prolongado y cálido encuentro con el profesor Benjamín Barber, adherí espontáneamente, con alegría, a esta primera Jornada Mundial de la Interdependencia. La realidad de la interdependencia, en efecto, me remite a un ideal muy querido por el cual – junto a muchas personas de buena voluntad comprometidas en la política, en la economía y en los diversos campos de la acción y del saber – decidí invertir mi vida: la unidad de la familia humana. Al día siguiente del 11 de setiembre muchos de nosotros han advertido la exigencia de reflexionar a fondo sobre sus causas, pero sobre todo de comprometerse por una verdadera, responsable y decidida alternativa al terror y a la guerra. Para mí ha sido revivir un poco la experiencia de la destrucción y la sensación de la impotencia humana, en la ciudad italiana de Trento, bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial. Pero justamente bajo las bombas, mis primeras compañeras y yo hemos descubierto en el Evangelio la luz del amor recíproco, que nos llevó a estar dispuestas a dar la vida unas por otras. Y entre los escombros de esa destrucción, convencidas de que “el Amor vence todo”, nació el deseo fuerte de hacer partícipe de este amor a cada prójimo, sin distinción de personas, grupos, pueblos, y sin tener en cuenta las condiciones sociales, la cultura, las convicciones religiosas. De modo análogo hoy en Nueva York como en Bogotá, en Roma como en Nairobi, en Londres como en Bagdad muchos nos preguntamos si es posible vivir en un mundo de pueblos libres, iguales, unidos, donde no solamente unos respeten la identidad de los otros, sino que también se interesen por las respectivas necesidades. La respuesta es sólo una: no solamente es posible, sino que es la esencia del proyecto político de la humanidad. La unidad de los pueblos en el respeto de las múltiples identidades es la finalidad misma de la política, que la violencia terrorista, la guerra, la injusta distribución de los recursos del mundo y las desigualdades sociales y culturales parecen poner hoy en discusión. Desde muchos puntos de la tierra se eleva el grito de abandono de millones de refugiados, de millones de hambrientos, de millones de explotados, de millones de desocupados que son excluidos y como ‘amputados’ del cuerpo político. Esta separación, y no solamente las carencias y las dificultades económicas, es la que los hace aún más pobres, que aumenta – si es que todavía puede aumentar – su desesperación. La política no habrá alcanzado su finalidad, no habrá mantenido la fidelidad a su vocación hasta tanto no haya reconstituido esa unidad y sanado esas heridas abiertas en el cuerpo político de la humanidad. Pero cómo podremos alcanzar una meta tan exigente, que parece superior a nuestras fuerzas? Ante los desafíos que nos presenta el presente y el futuro de la humanidad, la libertad y la igualdad no bastan por sí solas. Nuestra experiencia nos enseña que se necesita, creemos, un tercer elemento, olvidado desde hace tiempo en el pensamiento y la praxis de la política: la fraternidad. Sin la fraternidad ningún hombre y ningún pueblo son libres e iguales, en el verdadero sentido de esas palabras. Igualdad y libertad siempre serán incompletas y precarias, hasta tanto que la fraternidad no forme parte integrante de los programas y de los procesos políticos de cada región del mundo. Queridos amigos, el nombre de la ciudad donde estamos reunidos, Filadelfia, �no evoca acaso un programa de amor fraterno? Es la fraternidad la que hoy puede dar contenidos nuevos a la realidad de la interdependencia. Es la fraternidad la que puede hacer florecer proyectos y acciones en el complejo tejido político, económico, cultural y social de nuestro mundo. Es la fraternidad la que hace salir del aislamiento y abre la puerta del desarrollo a los pueblos que todavía están excluidos. Es la fraternidad la que indica cómo resolver pacíficamente las discordias y que relega la guerra a los libros de historia. Es por la fraternidad vivida que se puede soñar e incluso esperar en una especie de comunión de bienes entre países ricos y pobres, ya que el escandaloso desequilibrio que existe en el mundo es una de las causas principales del terrorismo. La profunda necesidad de paz que la humanidad expresa dice que la fraternidad no es solamente un valor, no es solamente un método, sino que es un paradigma global de desarrollo político. Es por esto que un mundo cada vez más interdependiente tiene necesidad de políticos, de empresarios, de intelectuales y de artistas que pongan a la fraternidad – instrumento de unidad – como centro de sus acciones y de sus pensamientos. El sueño de Martín Luther King era que la fraternidad fuera el orden del día del hombre de negocios, y la palabra de orden del hombre de gobierno. Queridos amigos: �cómo cambiarían las relaciones entre los individuos, los grupos y los pueblos, si solamente fuéramos conscientes de que somos todos hijos de un único Padre, Dios, que es Amor y que ama a cada uno personal e inmensamente, y se ocupa de todos! Ese amor, conjugado en sus infinitas formas, incluso políticas y económicas, conduciría a superar nacionalismos y visiones parciales, abriendo las mentes y los corazones de los pueblos y de sus gobernantes, y empujando a todos – como afirmé en mi discurso en la Naciones Unidas, en el 1997 – a amar la patria del otro como la propia. Esta es la experiencia de sesenta años del Movimiento de los Focolares, que hoy está presente en 182 Países del mundo, y al que adhieren millones y millones ce personas de todas las latitudes. Hago votos, entonces, para que esta primera Jornada Mundial de la Interdependencia, y para cuantos han adherido, sea la ocasión de un compromiso renovado de vivir y trabajar juntos, con dedicación y confianza, sosteniéndose siempre unos a otros, por la unidad de la familia humana universal.
Nov 9, 2003 | Sin categorizar
“We the people of the world…”
“Nosotros, pueblos del mundo, declaramos nuestra interdependencia como individuos y miembros de comunidades y naciones distintas. Nos comprometemos a ser ciudadanos de una única ciudad-mundo…”
En Filadelfia, los padres fundadores de los Estados Unidos, firmaron, en 1776, la declaración de independencia. Separándose y distinguiéndose del Viejo Mundo. Los Estados Unidos encontraban así su libertad y autonomía.
Más de dos siglos después, el día después del 11 de septiembre del 2001, los estadounidenses descubrieron su fragilidad. Al terror, sea en Afganistán como en Irak, se respondió con la fuerza de las armas, sembrando otro terror.
A dos años de distancia y después de dos guerras declaradas en nombre de la lucha contra el terrorismo los Estados Unidos y el mundo de hoy se sienten todavía más inseguros.
En este contexto asume un significado altamente simbólico el acontecimiento que tuvo lugar en Filadelfia el 12 de septiembre de 2003: ante el palacio donde fue firmada la Declaración de Independencia, a 227 años de distancia, se quiso firmar la Declaración de Interdependencia. Una iniciativa compartida por muchos que en los Estados Unidos profesan su credo en el multilateralismo, en el diálogo entre las culturas, en la necesidad de una ciudadanía global.
Por iniciativa del Profesor Benjamín Barber, politólogo y docente de la Universidad de Maryland, ex consejero del Presidente Clinton, políticos, académicos, artistas, simples ciudadanos, han querido declarar que son “ciudadanos del mundo”, que sienten en su carne la responsabilidad de construir un futuro sostenible para la familia humana.
Ante la interdependencia negativa experimentada con el terrorismo internacional y las epidemias como la SARS y el SIDA, ha de ser promovida una interdependencia positiva de ciudadanos globales que se conviertan en promotores del bien común. “A la guerra preventiva – explica Barber- debemos oponer una democracia preventiva”.
Hace más de doscientos años, los Estados Unidos encontraron su libertad separándose del Viejo Mundo: “Hoy en cambio la libertad la podemos encontrar sólo trabajando por la libertad de todos”.
En síntesis, la exigencia está en pasar de la independencia a la interdependencia, promoviendo un movimiento desde la base que trasforme a los individuos en ciudadanos de un mundo en relación.
El Secretario General de la ONU, Kofi Annan, el ex Presidente de la Rebública Checa, Vaclav Havel, la fundadora del Movimiento de los Focolares, Chiara Lubich, el alcalde de Roma, Walter Veltroni, han enviado mensajes de adhesión.
“Debemos ponernos –subrayó la fundadora de los Focolares en un mensaje leído en Filadelfia durante la ceremonia- como horizonte de la interdependencia la fraternidad: es la fraternidad la que puede dar hoy en día contenidos nuevos a la realidad de la interdependencia…”
De este modo se vivió en Filadelfia una jornada altamente simbólica que mostró la voluntad y el compromiso de tantos en favor del bien común y de la fraternidad de la familia humana.
Contemporáneamente fue celebrado el Día de la Interdependencia en otras varias localidades de los Estados Unidos, como la Universidad de Maryland, el College Park, la Roosevelt University di Chicago y el Suny – Stonybrook en Nueva York, además de Budapest, donde Ivan Vitanyi, miembro del Parlamento, acompañado por Arpad Goencz, primer presidente de Hungría después del régimen socialista, organizó una mesa redonda dedicada a la interdependencia.
Para el 2004 está previsto el Día de la Interdependencia en Roma, Calcuta, Johannesburg, Pequín y muchas otras metrópolis.
Nov 7, 2003 | Sin categorizar
En el hospital tenía que hacer guardias nocturnas con otro médico que se decía cristiano, pero que no era practicante y a menudo, viéndome participar en la Misa casi todos los días, me tomaba el pelo. Teníamos que permanecer disponibles toda la noche, pero él me dejaba sólo ya al final de la tarde y esto para mí quería decir mucho más trabajo. No era justo, pero “Bienaventurados los pobres de espíritu…” así que traté de mantener hacia él una actitud abierta, sin juicios, un mes, dos… Un día me dijo que deseaba venir a la Misa conmigo porque: “en estos meses, de tu modo de amar en silencio, he aprendido muchas cosas”. Desde aquél día no volvió a salir del hospital antes de tiempo, e incluso empezó a preocuparse por mí durante la noche para que no me cansara demasiado. En otro momento compartí la habitación con un médico de religión islámica. Varias veces me hizo notar que nuestro modo de vivir la Cuaresma es mucho más suave que el Ramadán de ellos. Mientras tanto me enteré que su madre había muerto hacía un año y no tenía a nadie que se ocupara de su ropa y de sus cosas personales. De hecho me había dado cuenta que su bata a menudo estaba sucia y que le faltaban algunos botones. Una noche decidí lavarle la bata, planchársela y pegarle los botones que le faltaban. A la mañana siguiente, lógicamente, le costó reconocer su bata y preguntó quién la había arreglado. Cuando lo supo, vino a abrazarme diciendo: “Ahora entiendo. Amando en silencio has dado un sentido mucho más profundo al ‘mortificarse’ de cuanto yo habría podido imaginar”.
Nov 3, 2003 | Sin categorizar
Oct 19, 2003 | Sin categorizar
En la clase de P. (Gran Bretaña) hay dos compañeros que siempre lo molestan. “Intenté no responder –le dice a C., su amigo más grande- �pero ellos siguen!”. “Pidamos a Jesús que te dé la fuerza para amarlos todavía más” –sugiere C. Un día P. lleva a la escuela un gran frasco de dulces para festejar su cumpleaños. La maestra le propone que vaya a ofrecerles también a los niños de las otras clases: “�Elige a dos compañeros para que vengan contigo!” le dice. Paul debería llamar a sus amigos preferidos, pero después… “ama al enemigo”. “�Pueden venir T. y L.?” le pregunta a la maestra. �Precisamente los dos compañeros que siempre lo molestan! P. cuenta todo a C.: “�Viste? Jesús me dio la fuerza, y… �sabes? �Ahora ya no me molestan más!”. F. d. M. de Guatemala: “El otro día papá y mamá pelearon. Estaba triste. ‘Cómo quisiera que fueran felices –pensé- �qué puedo hacer?’. Fui donde mis hermanitos. Tomamos un papel, recortamos corazones y flores y los pegamos en el muro. Papá y mamá estaban mirando la televisión en silencio. La apagamos un momento y yo canté una canción sobre el amor entre nosotros. Papá y mamá se conmovieron y se pidieron disculpas. Mamá lloraba de la alegría. Me sentía feliz. Todos fuimos a dormir contentos. Yo le dije a Jesús: ‘�Gracias!’”.
E., de Trento, recibe mucho dinero por parte de sus abuelos por los dientitos que se le cayeron. Feliz quiere darlo para los pobres que en todo el Movimiento estamos ayudando. “Déjate al menos una parte para comprarte unos zapatos; �los necesitas!” le aconseja el papá. De hecho no tienen tantas posibilidades económicas. “�Pero papá –responde E.- los niños pobres no tienen zapatos!” y lo convence. Poco después llega, de parte de los tíos, un regalo: �son precisamente los zapatos de los que tenía necesidad! E. de 5 años. Es de San Pablo, la ciudad más grande de Brasil. El señor C. la acompaña todos los días a la escuela. Él no cree en Dios y muchos dicen que es un tipo malhumorado. Una mañana, mientras están en el carro, E. le pregunta: “�Tú sabes qué es un acto de amor?”. “No –responde él- �qué significa?”. “Significa ver a Jesús en todos y hacer a cada uno lo que harías a Jesús”. El señor C. se queda pensativo. Algunos días después, en la mesa, el papá cuenta que el señor C. ha cambiado, que ya no se enoja tanto. “A quien le preguntó, bromeando, qué le había sucedido –continúa el papá- �saben qué respondió? “Pregúntenselo a la pequeña E. �A veces aprendemos muchas cosas de los niños!”.
Oct 19, 2003 | Sin categorizar
“Queridísimos jóvenes, no dejen que las dificultades, que sin duda existen y siempre existirán, los detengan, hagan de cada obstáculo un trampolín de lanzamiento �hacia un amor más grande, más profundo, más verdadero!”.
Es éste el centro del mensaje que Chiara Lubich lanzó a miles de jóvenes de 105 ciudades de todos los continentes en una conexión telefónica, el domingo 12 de octubre, como conclusión de la Semana Mundo Unido, que ya llegó a su VII edición.
Siguieron después las intervenciones de jóvenes probados por la guerra, la discriminación, la pobreza, la injusticia: desde Jerusalén, Irak, Nueva York, Costa de Marfil, Cebú, Uganda, la República Centroafricana, Recife, etc. Sus experiencias han vencido la profunda sensación de impotencia que a veces impera, sobre todo entre los jóvenes europeos, ante los males del mundo, haciendo entender claramente que el amor es más fuerte que todo y que juntos, es posible aliviar al mundo. Intervinieron también jóvenes de Burundi hospedados en un campo de refugiados en Tanzania. Por primera vez se conectó Medan, en Indonesia, donde estaban presentes más de 50 jóvenes cristianos, budistas y musulmanes, todos unidos por el mismo ideal: �el mundo unido!
“Si siguen con un empuje renovado, llevando el amor de Dios al mundo (…) �entonces realmente serán libres de sí mismos! Entonces sí que irán contra la corriente, es más crearán una corriente novísima, en nuestro planeta, de amor, de fuego… Es ésta la consigna que Chiara ha dado a los jóvenes.
�Qué es la Semana Mundo Unido?: una propuesta dirigida a los jóvenes, a las instituciones nacionales e internacionales, públicas y privadas, de valorar las iniciativas que promueven la unidad a todo nivel. Durante una semana, del 5 al 12 de octubre, tuvieron lugar distintas citas, en ciudades grandes y pequeñas, con iniciativas de solidaridad, conciertos y eventos deportivos, vigilias, debates, que tenían como tema principal la fraternidad como camino hacia el mundo unido. Muchísimas las entrevistas en televisión, nacionales y locales, en la radio y en los periódicos, para difundir el mensaje de la SMU.
Las iniciativas en el mundo
En Rosario, en Argentina la SMU fue declarada de interés municipal y la alcaldía se comprometió a darle publicidad, también durante los meses siguientes, en los boletos del metro y de los autobuses de la ciudad.
En el Estado de San Pablo, Brasil, se distribuyeron 70.000 “agenditas”, que proponían para cada día de la SMU un lema para poner en práctica para construir la paz y que encontró un eco inesperado en los estudiantes de numerosos liceos, entre los profesores y representantes de las instituciones,
Nueva Caledonia quedó tapizada por las actividades de los jóvenes, que involucraron a todos los grupos étnicos, por lo general en conflicto entre ellos.
En Kampala, Uganda los jóvenes visitaron a los niños enfermos de SIDA en un orfanato de la capital y se comprometieron a recoger ropa y artículos de primera necesidad para la comunidad de Gulu, en el norte del País, afligida por una gran necesidad provocada por la situación de guerrilla.
En Sicilia, Italia: tuvieron un denso calendario de compromisos y actividades. El diario italiano Avvenire” publicó la siguiente nota de prensa, que reportamos: «“Signo de fraternidad” es el título de la iniciativa que ve a los Jóvenes por un Mundo Unido, expresión juvenil del Movimiento de los Focolares, comprometidos en favor de iniciativas que promuevan la fraternidad y la paz en los 5 continentes. A partir de ayer, hasta el 12 de octubre, cientos de Jóvenes por un Mundo Unido de Sicilia han sido protagonistas de 16 actividades en la ciudad y en las provincias de Palermo, Caltanissetta, Messina, Catania, Siracusa, Ragusa.
Lo recogido con las distintas iniciativas está destinado a financiar becas para jóvenes de algunas naciones de Medio Oriente y de Argentina y contribuir a la realización del Proyecto África, lanzado por Chiara Lubich en el 2000 y que prevé, este año, el inicio de actividades laborales y educativas en un campo de refugiados de los Grandes Lagos, en Tanzania, y la construcción de un fondo para becas para jóvenes de Congo que no tienen los medios para proseguir sus estudios universitarios».
Nace una nueva esperanza
Bien expresa lo que ha suscitado la Semana Mundo Unido en muchísimos jóvenes, la impresión inmediata de un joven de Uganda: “A veces, cuando parece que el amor, la fraternidad y Dios se apagan, aparecen signos como éste que te hacen venir el deseo de seguir en el intento”.
Oct 19, 2003 | Sin categorizar
De Madre Teresa, me quedó el calurosísimo abrazo final que nos dimos en Nueva York, la última vez que la encontré, en mayo de 1997. Estaba enferma, en cama. Fui con la intención de estar sólo un momento. Después empezó a hablar, a hablar de su Obra. Era su canto del Magníficat, �una cosa maravillosa! Estaba felicísima. Ese abrazo quedó en mí como un signo, una promesa: de que habría seguido amándonos con predilección, porque así nos amaba cuando estaba en vida. Y por eso desde el momento de su muerte, la agregué a nuestros protectores, segura, como todos, de que pronto será proclamada santa. Realizó plenamente lo que el Papa define como “genio femenino” que consiste precisamente en la característica de María: no estaba investida por un ministerio, sino que estaba investida por el amor, por la caridad que es el don más grande, el más grande carisma que viene del cielo. Para nosotros es un modelo. De hecho es una maestra excelsa en el arte de amar. Amaba verdaderamente a todos. No le preguntaba a su prójimo si era católico o hindú o musulmán. A ella la bastaba que fuera hombre o mujer, y en ello redescubría toda su dignidad. Madre Teresa era la primera en amar: era ella quien iba a buscar a los más pobres para quienes había sido enviada por Dios. Madre Teresa veía, quizás como ningún otro, a Jesús en cada uno: “A mí me lo hiciste” era precisamente su lema. Madre Teresa “se hacía uno” con todos. Se hizo pobre con los pobres, pero sobre todo “como” los pobres. Está aquí la diferencia con la simple asistencia social o con quien se dedica al voluntariado. No aceptaba nada que no pudieran tener también los pobres. Es conocida, por ejemplo, su renuncia y la de sus hermanas a una simple lavadora, renuncia que muchos no comprenden – dicen: �en estos tiempos! -, pero ella hacía así porque si los pobres no la tienen tampoco ella. Asumió, hizo propia la miseria de los pobres, sus penas, sus enfermedades, su muerte. Madre Teresa amó a todos como a sí misma, hasta ofrecerles su propio ideal. Por ejemplo, invitaba a los voluntarios que prestaban, durante cierto tiempo, un servicio en su Obra, a buscar su propia Calcuta allí donde cada uno regresaba. “Porque los pobres –decía- están en todas partes”. Madre Teresa sin duda amó a los enemigos. Nunca se detuvo a contestar las acusaciones absurdas que le hacían, en cambio rezaba por sus enemigos. Después de su muerte, la conocí todavía más profundamente y con “avidez” leí libros sobre ella. Admiré a Madre Teresa en modo especialísimo por su determinación. Tenía un ideal: los más pobres entre los pobres. Y permaneció fiel a él. Toda la vida apuntó a este único objetivo. También por ello es para mí un modelo de fidelidad al ideal que Dios me ha confiado.
Oct 15, 2003 | Sin categorizar
P. Entre los varios aspectos proféticos del pontificado de Juan Pablo II se puede sumar sin duda la nueva página abierta durante la vigilia de Pentecostés ’98, en el primer encuentro histórico con cientos de miles de adherentes a los Movimientos y nuevas comunidades eclesiales. Allí los reconoció públicamente como “significativas expresiones carismáticas de la Iglesia” y reafirmó la “co-esencialidad” entre la dimensión petrina-institucional y la mariana-carismática. �Qué perspectivas se abren para el futuro a partir de esta visión de la Iglesia que tiene el Papa? R. A partir de ese día el Papa encendió en nosotros un sueño: el sueño de la Iglesia del Tercer Milenio: la Iglesia-Comunión. En este período de redescubrimiento de los carismas que no está en contraposición, sino en profunda comunión con el Papa y con los obispos, se me abrió la esperanza de que se pondrá de relieve sobre todo la obra del Espíritu Santo, atrayendo al mundo a Jesús. Desde ese día, precisamente para responder al deseo de comunión entre los Movimientos expresado por el Papa, asumí el compromiso de dar inicio a un camino de comunión entre nosotros, Movimientos y Nuevas Comunidades. Ciertamente no podía imaginar el desarrollo al que hoy asistimos: Pentecostés ’98 se repitió desde entonces en incontables diócesis, en los 5 continentes, con la presencia de los obispos, involucrando a cientos de Movimientos y Comunidades. Teniendo como fruto nueva vitalidad y esperanza. El eco de este camino ha llegado a los Movimientos y Comunidades surgidos en las últimas décadas también en otras Iglesias, como en las Iglesias evangélicas de Alemania. Un fenómeno que antes era para nosotros desconocido. De allí ha nacido, a partir de 1999, una fraternidad tal que ha hecho surgir la idea de hacerlo visible, por ejemplo a través de un gran encuentro, el 8 de mayo del 2004, en Stutgard. Con el mismo, trataremos también nosotros de dar, con nuestros carismas, un aporte a la “Europa del Espíritu”. P. �Cuál es su experiencia directa en su relación con el Papa? R. A lo largo de los años esta relación se ha hecho cada vez más profunda. Es más, un par de veces he vivido una experiencia algo especial. Por ejemplo, después de una audiencia en la que experimenté un momento de gran unidad con el Papa, de hija a Padre, tuve la impresión de que el cielo se abriera y sentí una unión con Dios especial. Lo que la caracterizaba era el hecho de que no advertí intermediarios. El Papa es “mediador” pero cuando el mediador ha contribuido a unirte a Dios desaparece. Me pareció entender que esto depende del hecho de que el Papa ha recibido las llaves para abrirnos el cielo: “A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos…” Quizás estas llaves no sólo sirven para borrar los pecados, sino para abrirte a una unión más profunda con Dios. �Será éste el secreto de los cambios radicales de alma y de historia obrados por él en estos 25 años? Él comunica a Dios y Dios hace “nuevas todas las cosas”. Una “Presencia” que se hace cada vez más fuerte, en la medida en la que pasa a través del peso del sufrimiento. P. �Recuerda algún episodio en especial de sus encuentros con el Papa, en estos 25 años? R. Me vienen a la mente muchos momentos que han marcado otras muchas piedras angulares en nuestra historia y no sólo. Como ese día, era el 23 de septiembre de 1985, -es un hecho ya conocido- en el que ya en la puerta, al concluir una audiencia, mirando hacia el futuro, me atreví a preguntarle al Papa: “�Considera posible que el presidente del Movimiento de los Focolares, de esta Obra, que es de María, sea siempre una mujer?”. “Sí, -respondió- �ojalá!”. Y fue de las palabras del Papa que motivaron ese “sí”, que se me abrió, por primera vez, esa nueva conciencia de la Iglesia en sus dos dimensiones: petrina-institucional y mariana-carismática. “�En la Iglesia naciente se encuentran ambas – había afirmado, citando al teólogo Hans Urs von Balthasar – y deben permanecer!”. Y es ésta la gran novedad a la que el Papa, en los años siguientes, se ha referido. Lo que sorprende es que el Santo Padre no ve el “perfil mariano” de la Iglesia sólo como una realidad espiritual o mística, sino también como una realidad histórica y da testimonio con los hechos, abriendo de par en par las puertas a las novedades del Espíritu. P. Cuéntanos otro hecho R. Con los años nacieron, también en los jóvenes, en las familias, en personas de las más variadas categorías sociales, anglicanos, luteranos, ortodoxos y de otras Iglesias, las mismas vocaciones florecidas en la Obra de María entre los católicos. Una novedad que por años ha estado bajo estudio por parte de muchos canonistas. Pero parecía que no se encontraba ninguna salida. A un cierto punto hablé de ello con el Papa. �Se mostró muy abierto! En la segunda audiencia, también esta vez en pie, me dijo con su conocido ingenio: “Entendí. Tengo que decir: �Dejen en paz a la Obra de María que es de María!”. Y la situación se desbloqueó. Recuerdo que en la noche de repente me pasó por la mente un pensamiento: “ Si hay un punto que es todavía un obstáculo en el camino ecuménico, es precisamente el ministerio del Papa. Pero �quién ha ‘acogido’ a estos focolarinos de otras Iglesias? Precisamente el Papa”. Esto quedará en la historia. Además el Papa ha ido más allá: fue por una sugerencia suya que ahora también los obispos de otras Iglesias se encuentran regularmente, todos los años, para alimentar su ministerio con la Espiritualidad de la Unidad que ya comparten muchos obispos católicos, de quienes aprobó su vínculo, no jurídico, sino espiritual con esta Obra de María. (Città Nuova, n.19 – 2003)
Oct 14, 2003 | Sin categorizar
“En este mundo herido por el terrorismo, por guerras y venganzas, el Congreso Mariano nos anuncia el alba de un mundo de esperanza, paz, amor y santidad” una impresión inmediata desde Taiwán. Y un joven austriaco: “Todo ha tenido una frescura increíble. Nada era anticuado. �Ver a María así es la cosa más genial del mundo!” “He descubierto que el Rosario es verdaderamente una oración de paz. �Es un antídoto para la guerra!”, escriben desde Filipinas. Desde Argentina: “Hoy he descubierto a María como la mujer de la paz, la mujer fuerte, la mujer modelo de la humanidad”. Y desde Uganda: “Es maravilloso comprender a María en un modo nuevo. Nos da el empuje para llevar a María a casa y vivir con ella en nuestra sociedad en evolución”. Estos son algunos de los tantos ecos llegados de los 157 Congresos Marianos que se han desarrollado en el mundo durante el año del Rosario. María ha sido redescubierta especialmente como madre y modelo de vida. Ha iluminado el camino de muchos que ahora desean entrar en su camino.
El momento más alto había sido marcado por el Congreso Mariano Internacional de Castelgandolfo, del que han sido un eco tantos otros Congresos que han tapizado los cinco continentes. Una alabanza a María realmente planetaria que se ha elevado desde cada rincón de la tierra.
En Milán estaban presentes 9000 personas, en Eslovaquia 1900, en Corea 2250, en Filipinas, en Manila 1800, en Malasia 1300, en México 1200, en Argentina, en Buenos Aires 3400, en Paraguay 2000, en El Congo 1500, en Burundi 3000. Sólo para citar algunos encuentros. Por doquier los Congresos han sido una fuerte experiencia eclesial vivida, muchas veces, con toda la diócesis y preparada en comunión con los otros Movimientos y Asociaciones de la región, �dando así realce al aspecto carismático de la Iglesia, a su dimensión mariana!
Periódicos y canales de televisión han hablado de ello. Obispos, políticos, artistas, representantes de Movimientos eclesiales y de la cultura han ofrecido aportes notables. Otra característica: la presencia, y en diversos casos el testimonio, de hermanos y hermanas de varias Iglesias. También algunos seguidores de otras grandes religiones han dado su aporte con respecto a María. La revista “Città Nuova”, a partir de noviembre 2002, tiene una nueva sección cultural: “Año del rosario”. Salió un nuevo volumen de Chiara Lubich: “María transparencia de Dios”, mientras que otra publicación ha sido dedicada a los niños, un colorido volumen con el título: “Era bellísima…”.
Pero regresemos al 16 de octubre de 2002, en la Plaza San Pedro, cuando Juan Pablo II da a Chiara Lubich una carta suya personal. En ella está escrito: “(…) Quisiera entregar idealmente a todos los Focolarinos la oración del Santo Rosario (…). Ofrezcan su aporte para que estos meses lleguen a ser para toda la comunidad cristiana una ocasión de renovación interior”. La adhesión de Chiara ha sido inmediata. Como respuesta al deseo del Papa, florecen enseguida ideas y proyectos para concretar a lo largo de este año mariano. Se siente la exigencia de agradecerle con mensajes de varias partes del mundo, por los frutos de vida nueva imprevisibles que de éste han surgido.
Oct 7, 2003 | Sin categorizar
Oct 6, 2003 | Focolare Worldwide
R. C. desde hace 28 años está en Brasil, en un barrio marginal de una gran ciudad. “Si aquí hay tanto dolor, si aquí es Viernes Santo, aquí nacerá tanta vida y resurrección”. Abre la “Casa do Menor”: acoge a muchachos víctimas de la droga, la prostitución, el narcotráfico y de muerte precoz. Muchachos a menudo violentos, porque nunca nadie los ha amado.
“Una noche, regresando del centro de la ciudad, detengo el automóvil arriba de un puente sobre la autopista: miro las luces del barrio, escucho los ruidos y los gritos de dolor. Siento rechazo, repulsión e impotencia. Todos los días muertos, sufrimiento sin solución. Me dan ganas de escapar.
Repentinamente entiendo que este dolor inmenso es un gran Cristo desfigurado y sufriente que grita su abandono en este barrio abandonado por todos y aparentemente también por Dios. Una luz: si hay tanto dolor, si aquí es Viernes Santo, aquí nacerá tanta vida y resurrección. Este dolor me atrae. Acelero el auto. Voy a la estación: encuentro tantos muchachos y muchachitas que se drogan, tienen relaciones sexuales. Corren a mi encuentro, abrazándome… Sentado en medio de ellos que apestan a ‘pega’, me siento en adoración ante Jesús, presente en esta plaza en su rostro más inaceptable. Porque Él ha dicho: “Todo aquello que hagas al más pequeño de mis hermanos, a mí me lo hiciste”.
Regreso a casa. Me espera un adolescente. Me entrega un arma: «Toma esta pistola. Ya no quiero robar ni matar más».
Otra noche, apenas regreso, me avisan que le dispararon a Pirata, un muchacho que había acogido en casa en le momento en que la policía lo estaba persiguiendo para matarlo. Pero había cambiado: se había bautizado y se estaba preparando para la Primera Comunión. Veo la sangre delante de mi casa. Tiemblo y corro al hospital. Lo encuentro sobre una piedra helada con un disparo de revólver en la cabeza.
Un muchacho me busca. Me dice, azorado, que en mi parroquia ya han sido asesinados 36 muchachos sólo en el mes de marzo. Me presenta una lista de otros 40 “que faltan por morir”. «El primer nombre en la lista es el mío –dice -. Yo no quiero morir. ¿Ustedes no hacen nada?». Pienso a cuando, hace un año, fui a sepultar, en un solo día, a 9 muchachos asesinados por la policía. Estoy allí para absorber un dolor sin explicación y ofrecerlo, como María a los pies de la Cruz, impotente en su dolor.
También yo he sido amenazado de muerte y de secuestro más de una vez. Permanezco tranquilo y siento que, con la gracia de Dios, estoy dispuesto realmente a dar la vida. Un día, mientras celebro la Misa, entiendo: “Este es mi cuerpo, esta es mi sangre…”. No sólo el cuerpo de Jesús… debo estar dispuesto a dar mi cuerpo. Pero quizás Dios no quiere todavía mi martirio: sino dar la vida en pequeños gestos de amor, de perdón, de capacidad de volver a empezar con los muchachos que me parece que no quieren nada de la vida o que no logran salir adelante en el tiempo que quisiéramos.
A un cierto punto, regreso a Italia, porque hace tiempo que no estoy bien de salud. Incluso mi cabeza ya no funciona. ¡Y me importa mucho mi cabeza! Un médico me examina y me dice con firmeza: «En estas condiciones ya no puede regresar a Brasil».
Es como si Dios me dijera: “Hazte a un lado. La Casa do Menor es una obra mía, no tuya. Hasta ahora eras tú el protagonista. Ahora deja que sea yo quien la lleve adelante”. Y la ‘Casa do Menor’ mejora, y mucho, en el período de mi larga ausencia.
Regreso, y sigo diciendo sí a Dios todas las veces que tengo que enterrar a muchachos que no hemos logrado salvar o que han regresado a la calle o a la droga después de que les hemos dado tanto amor. ¿Para qué sirve amar si no hay resultados? Pero yo no debo pretender cambiar a nadie, sólo debo amar.
Junto a un religioso y a miembros de una nueva familia espiritual que está naciendo, voy de noche por las calles de la gran ciudad. Encontramos situaciones cada vez más dramáticas de muchachos a quienes nosotros queremos, porque nadie los quiere. Asistimos a verdaderos milagros: drogadictos o traficantes de droga que renacen a una vida nueva. Nos convertimos en signo y modelo de políticas sociales y desde muchas partes nos llaman porque tenemos algo que hace la diferencia.
Para decir la verdad, cuando conocí el Movimiento de los Focolares, no entendía por qué Chiara Lubich había elegido a Jesús, que en la cruz grita el abandono del Padre, como único ‘todo’ de su vida. Después, poco a poco, he descubierto que Jesús abandonado es el Dios-Hombre que da la vida, amando hasta el final sin esperar nada. Si resisto en ese barrio sangriento y con mil rostro de sufrimiento, es porque he descubierto su rostro y lo amo”.
Sep 16, 2003 | Sin categorizar
El nuevo trabajo como técnico dental había comenzado de la mejor manera: buen sueldo y perspectivas interesantes. Pero después de algunos meses el idilio decae porque mi jefe, primero algunas veces, y después casi todos los días me repite: “Usted trabaja demasiado lentamente y los colores de los dientes no son como deberían”. No entiendo. Todas las mañanas, cuando se distribuye el trabajo, veo que no confía en mí y que me despediría con gusto. Al entregar los trabajos, en la tarde, después de una jornada de intenso trabajo, casi siempre tengo que hacer todo de nuevo. He vivido meses de íntima tensión, de lucha interior: me siento tentado de rebelarme, aumentan los juicios hacia mi jefe, pero trato de “cortar” para “volver a empezar” cada día. Una mañana de invierno, yendo al trabajo, empieza a llover fuerte: ese temporal parece la imagen de la escena que vivo dentro. Recuerdo la imagen de Jesús crucificado que desde hace años tengo en mi habitación y que muchas veces en esos días he mirado sin encontrar una respuesta, como Él, por otro lado, cuando gritó al Padre su abandono, pero se volvió a abandonar en Él, creyendo en Su amor. Así poco a poco dentro de mí se abre paso una idea: “Sigue amando y, no obstante todo ?no te detengas!”. Llegando al trabajo, trato de asumir los consejos de mi jefe, sin esa sutil desconfianza que desde hace meses me acompaña. Encuentro una libertad interior que desde hacía tiempo había perdido. Algún tiempo después me llama para decirme que había ido donde el oculista y que el médico le había descubierto un defecto en la vista: era eso lo que le procuraba tensión y alteraba los colores. Por lo tanto era ésta la causa principal de nuestras discusiones y de tantas noches de trabajo de más. Algunos días después, en un momento de íntimo coloquio, entre otras cosas, me dice: “Yo estoy llegando a la edad de pensionarme y he pensado proponerle a usted que asuma mi empresa, porque he visto que usted ante las dificultades no se rinde”. F. L.
Jul 31, 2003 | Palabra de vida, Sin categorizar
¡Un Dios que nos habla a nosotros como amigos! El antiguo pueblo de Israel se sentía orgulloso de tener un Dios tan cercano, que le daba leyes y normas tan justas, como leemos en este pasaje del Deuteronomio, que forma parte del Antiguo (y Primer) Testamento.
Precisamente porque la Palabra de Dios tiene un encanto extraordinario, existe el peligro de creer que, una vez que se la ha escuchado, ya está todo hecho; en cambio la Palabra tiene que ser vivida. Esa es la cuestión.
También el Apóstol Santiago, en el Nuevo Testamento, advertía a los primeros cristianos: “Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla, de manera que se engañen a ustedes mismos”. Lo mismo enseñaba Moisés cuando se dirigía a todo el pueblo con estas palabras:
«Y ahora, Israel, escucha los preceptos y las leyes que yo les enseño para que las pongan en práctica»
Por lo tanto, escuchar la Palabra y vivirla.
Por otra parte, en las palabras de Jesús está presente él mismo, sus palabras son él mismo, y dado que son eternas, son siempre actuales en cada momento; universales, por lo tanto válidas para todos, más allá de cualquier raza o cultura; no son simples exhortaciones, sugerencias, órdenes, como pueden ser las palabras humanas: ellas contienen y trasmiten la Vida.
Jesús, al final de su gran sermón de la montaña, nos dejó a este propósito una famosa parábola: al que escucha con entusiasmo sus palabras, pero luego no las pone en práctica, lo compara con una casa construida sobre arena; llegan los vientos y las lluvias, es decir, otras propuestas humanas más fáciles y seductoras, doctrinas que encantan e ilusionan con brillos pasajeros, y esa persona se desmorona porque en ella el mensaje evangélico no se ha vuelto vida.
«Y ahora, Israel, escucha los preceptos y las leyes que yo les enseño para que las pongan en práctica»
Luego Jesús compara, al que pone en práctica su Palabra, con una casa construida en la roca: pueden venir las pruebas, las tentaciones, las dudas, las desorientaciones, pero esa persona se mantiene firme en el camino del Evangelio, sigue creyendo en las Palabras de Dios porque ha probado con la vida que son verdaderas.
Vivir la Palabra de Dios provoca una auténtica revolución en nuestra vida y en la de la comunidad humana con la cual compartimos el Evangelio.
«Y ahora, Israel, escucha los preceptos y las leyes que yo les enseño para que las pongan en práctica»
Las palabras de Jesús se deben vivir con la simplicidad de los niños. El dice: “Den y se les dará” (Lc 6,38). ¡Cuántas veces hemos podido experimentar que cuanto más damos, más recibimos! Cuántas veces nos hemos encontrado con las manos llenas, porque todas las veces que hemos dado a quien pasaba necesidades, nos hemos vuelto a encontrar con cien veces más. ¿Y cuando no teníamos nada que dar? ¿No ha dicho Jesús: “Pidan y se les dará” (Mt 7,7)? Pedíamos… y nuestra casa se llenaba de todo tipo de cosas para poder dar más todavía.
Cuando estamos agobiados por las preocupaciones, debido a alguna situación que parece que supera nuestras fuerzas, por la angustia que nos paraliza, recordemos las Palabras de Jesús: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados…” (Mt 11,28), y volcando en él cualquier inquietud, veremos que vuelve la paz y, con ella, la solución a nuestros problemas.
La Palabra de Dios rompe nuestro yo, anula el egoísmo, sustituye nuestro modo de pensar, de querer, de actuar con el de Jesús. Viviéndola, va entrando en nosotros la lógica divina, la mentalidad evangélica y vemos todo con ojos nuevos; cambian también nuestras relaciones con los demás; personas que antes no se conocían, viviendo la Palabra de Dios y comunicándose las experiencias que ella suscita, se reconocen hermanos, se vuelven pueblo, Iglesia viva. Una sola Palabra del Evangelio vivida por muchos podría cambiar el curso de la historia.
La Palabra de Dios, si se la vive, produce milagros. Nace así, en nuestro corazón, una confianza nueva, ilimitada, en el amor del Padre que asiste a sus hijos con su intervención cotidiana. Sus palabras son verdaderas: si las vivimos, también él las pone en práctica, al pie de la letra, y nos da lo que promete: el céntuplo en esta tierra, la plenitud de la vida y la alegría sin término del Paraíso.
Chiara Lubich
Jul 28, 2003 | Sin categorizar
“Sin fraternidad no hay paz” El pluralismo religioso, superficialmente parece el germen de divisiones y guerras. En realidad el mismo es –dijo Chiara Lubich en su intervención- un reto: todas las religiones están llamadas a restablecer, juntas, la unidad de la familia humana, porque en todas las religiones “de algún modo el Espíritu Santo está presente y activo”. Precisamente el fenómeno del terrorismo, que no se logra combatir con los medios convencionales, demuestra que las religiones tienen un gran aporte que dar a la paz: “La causa más profunda del terrorismo” es “el insoportable sufrimiento” ante un mundo donde es cada vez mayor la diferencia entre ricos y pobres, subrayó Chiara Lubich en Caux. Existe la exigencia de una mayor igualdad, mayor solidaridad, y sobre todo de una distribución de los bienes más equitativa. “Pero, como se sabe, los bienes no se mueven solos”, “es necesario mover los corazones de las personas”. Y “�de quién, sino de las grandes tradiciones religionas, podría partir una estrategia de fraternidad capaz de marcar un vuelco incluso en las relaciones internacionales?”. De hecho, sin fraternidad –sostiene Chiara Lubich- no hay paz. Sin perder la propia identidad En todas las religiones está radicada la idea de la unidad y del amor: “en práctica, esto significa que somos compañeros en el camino de la fraternidad y de la paz. Sin perder nuestra identidad, entre las grandes tradiciones religiosas de la humanidad nos podemos encontrar y comprender” subrayó Chiara Lubich. Como vía maestra hacia la comprensión entre las religiones, la fundadora del Movimiento de los Focolares, indicó el camino del amor: “Si emprendemos el diálogo los unos con los otros, y si por lo tanto nos abrimos a un diálogo hecho de benevolencia, de estima recíproca, de respeto, de misericordia, nos abrimos también a Dios y actuamos de modo tal –son palabras de Juan Pablo II- que Dios esté presente en medio nuestro”. Chiara Lubich se muestra convencida de que es precisamente con la presencia de Dios que se pueden encontrar verdaderas soluciones a los problemas actuales. El secreto del diálogo El Movimiento de los Focolares tiene una rica experiencia en el diálogo interreligioso: “en un clima de amor recíproco se puede establecer un diálogo con los propios compañeros, un diálogo en el que se intenta hacerse nada para ‘entrar’, en cierto modo, en ellos”. Este ‘hacerce uno con el otro’ es indicado por Chiara Lubich como el secreto de un diálogo capaz de llevar a la unidad. Exige una verdadera pobreza de espíritu: “vaciar nuestra cabeza de las ideas, liberar nuestro corazón de los afectos, nuestra voluntad de los deseos” para poder ensimismarnos con el otro y entender a quien tenemos delante. Ante una actitud así el otro o la otra queda “tocada” y por su parte empieza a hacer preguntas (ésta es la experiencia de Chiara). “Entonces podemos pasar al ‘anuncio respetuoso’, y comunicar, por lealtad con Dios y con nosotros mismos, pero tambièn por honestidad con el prójimo, cuanto afirma nuestra fe sobre el argumento del que se habla, sin imponer con ello nada al otro, sin sombra de proselitismo, sino por amor. Y es el momento en el cual, para nosotros cristianos, el diálogo desemboca en el anuncio del Evangelio”. Gran simplicidad Durante el coloquio sucesivo, Cornelio Sommaruga, presidente de “Iniciativas y cambio”, subrayó la “extrema sencillez” con la que Chiara Lubich difunde su mensaje de amor. Rajmohan Gandhi, nieto de el Mahatma Gandhi, profesor de la Universidad de Nueva Delhi, también él responsable de la organización que promovió el seminario, agregó: “Esta mujer habla a los corazones. Pero no como muchos otros, con voz potente y apasionante, sino con dulzura y fuerza. El diálogo interreligioso promovido por la señora Lubich es de grandísima importancia, especialmente en nuestro tiempo”. Y el rabino Marc Raphaël Guedj, fundador de “Racine et Source” (“Raíz y Fuente”) quedó impresionado por la “personalidad de Chiara, que habla de amor siendo amor, sabiduría, sabiduría en la vida cotidiana,… amor que transforma el mundo”. Del servicio de Beatrix Ledergerber-Baumer para la agencia KIPA, 3 de agosto 2003 (nuestra traducción)
Jul 28, 2003 | Sin categorizar
El ex-presidente de la Cruz Roja Internacional es hoy el presidente de la Fundación suiza “Caux – Iniciativas y cambio”, distinta de la asociación internacional Iniciativas y Cambio. Ambas entidades surgieron a partir del preexistente grupo de Oxford y son, según las palabras de Cornelio Sommaruga, “como el Movimiento de los Focolares, un producto de la Segunda Guerra Mundial”. En 1938, cuando los estados se preparaban para la guerra, el fundador del Movimiento, Frank Buchmann, invitó a un “rearme moral y espiritual” en favor de “un mundo sin odio, miedo ni avaricia”. Después del final de la guerra el Movimiento mantuvo, bajo el nombre de “Rearme Moral (MRA)”, el proceso de reconciliación de viejos enemigos, primeros entre todos Alemania y Francia. Hoy “Iniciatvias y Cambio” consiste en una red de personas de las más diversas culturas, religiones y generaciones, que se han comprometido en el proceso siempre necesario de “renovación del mundo”. En Caux, más arriba de Montreux (VD), cada año, en el “Caux-Palace”, tienen lugar varios seminarios sobre los más variados temas. Este año, entre otros: “Del conflicto a la comunión”, “El factor espiritual-religioso en una sociedad laica”, “Iniciativas de paz” y “Seguridad humana para la prevención de conflictos”. A cargo de Beatrix Lederberger-Baumer para la agencia KIPA, 3 de agosto de 2003
Jun 30, 2003 | Palabra de vida, Sin categorizar
De un árbol, admiramos su follaje y sus flores y esperamos sus frutos, pero esa vida al árbol le llega de las raíces. Es lo que sucede también con nosotros. Estamos llamados a dar, a amar, a servir, a crear relaciones de fraternidad, a trabajar para construir un mundo más justo. Pero se necesitan raíces, es decir, vida interior de unión con Dios, nuestra relación personal de amor con él, que motiva y alimenta la vida de comunión fraterna y el compromiso social.
Es igualmente cierto que, el amor al otro, alimenta a su vez el amor a Dios y lo hace más vital y concreto, tal como la luz y el calor, a través de las hojas, fortalecen las raíces. Amor a Dios y amor al prójimo son expresiones de un único amor. También a nosotros Jesús nos repite lo que un día le dijo a sus discípulos, al verlos cansados por su entrega generosa a los demás. La vida interior y la vida externa son una raíz de la otra.
La Palabra de Vida elegida para este mes nos invita, sin embargo, a cultivar de manera especial la vida interior, sobre todo a través del recogimiento, la soledad, el silencio, para profundizar nuestra relación personal con Dios. También a nosotros Jesús nos repite lo que un día dijo a sus discípulos cansados como consecuencia de la constante donación a los demás:
«Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco»
También Jesús, cada tanto, se alejaba de sus muchas ocupaciones. Había enfermos que curar, multitudes que instruir y alimentar, pecadores que convertir, pobres que ayudar y consolar, discípulos que guiar… Sin embargo, aunque todos lo buscaban, él sabía retirarse, lejos de los centros poblados, a la montaña, para estar sólo con el Padre1. Era como si volviese a casa. En su coloquio personal y silencioso encontraba las palabras que luego le diría a su gente2, comprendía mejor su misión, recobraba fuerzas para encarar el nuevo día. Eso es lo que él quiere que hagamos también nosotros.
«Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco»
No es fácil detenerse. A veces estamos tomados por el ritmo vertiginoso del trabajo, de las actividades, como a merced de un engranaje del cual hemos perdido el control. Muchas veces la sociedad nos impone un ritmo de vida frenético: producir cada vez más, avanzar en la carrera, sobresalir… No es fácil enfrentar la soledad y el silencio tanto fuera como dentro de nosotros. Sin embargo, son condiciones necesarias para escuchar la voz de Dios, para confrontar nuestra vida con su Palabra, para cultivar y ahondar la relación de amor con él. Sin esta linfa interior corremos el riesgo de girar en el vacío y de que nuestro mucho trajinar termine resultando infructuoso
«Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco»
Jesús se llevó aparte a los discípulos para que estuvieran con él y en él encontraran reposo: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”3. El mejor descanso es darse tiempo para “estar” con Jesús, vivir en gracia, en el amor, dejándose plasmar y guiar por su Palabra. En particular, antes de la oración, momento privilegiado del “estar con él”, es bueno dejar todo de lado, descansar un poco, recogerse, entrar en el secreto y en el silencio de nuestra habitación interior4. En nuestra oración no tenemos que andar midiendo el tiempo. En eso, cuanto más perdamos más ganaremos. Será como un zambullirnos en la unión con Dios, y encontraremos la paz. Podremos entonces llegar a un coloquio continuo con él, a un recogimiento constante, también más allá del tiempo dedicado a la oración. Es mi experiencia de muchos años.
En una ocasión escribí:
“…¡Señor!
En el corazón te tengo,
tesoro que ha de dar sentido a mis gestos.
Tú, cuídame, mírame,
es tuyo el amar: gozar y padecer.
Que nadie recoja un suspiro.
Oculta en tu tabernáculo,
vivo, trabajo por todos.
Que el toque de mi mano sea tuyo,
sólo tuyo el acento de mi voz…”.
Aún cuando no nos sea posible alejarnos del ruido o del torbellino del mundo que nos rodea, podemos ir al fondo del corazón, en busca de Dios, y él siempre está allí. A veces bastará decir: “Es por ti, Jesús”, antes de cada actividad y de un encuentro. Este también es un medio para retirarse un poco aparte y darle a todo un sentido, una entonación sobrenatural. Y ofrecerle cada dolor, pequeño o grande.
La comunión con él nos perfeccionará. También el físico resultará beneficiado y será posible volver con nuevas energías a nuestra actividad, a amar con impulso renovado.
Chiara Lubich
Jun 25, 2003 | Focolare Worldwide
“El cristianismo, a pesar de la crisis espiritual que atraviesa hoy la civilización humana, es capaz de renovarse continuamente”. En estas palabras del Rector de la Universidad Estatal Eslovaca de Trnava, Prof. Peter Blaho, está encerrado el significado más profundo de la solemne ceremonia que tuvo lugar esta mañana no en el Aula Magna del Ateneo, sino en la gran sala del Centro Mariápolis de Castelgandolfo, donde las máximas autoridades de la Universidad le otorgaron a Chiara Lubich el doctorado honoris causa en Teología.
En el palco sobresalían las banderas eslovaca, europea e italiana. Una imagen elocuente. De hecho, Eslovaquia está entre los 10 países que entrarán a la Unión Europea en mayo del 2004. De las intervenciones emergían las raíces cristianas, todavía vitales, de la cultura eslovaca que ha dado vida a la Universidad de Trnava, en el lejano 1635. Las palabras del Decano de la Facultad de Teología, el Prof. Ladislav Csontos, quien promovió el reconocimiento, revelaban el heroísmo vivido bajo el régimen comunista tanto da docentes del Instituto de Teología -fundado por los jesuitas, y después asumido desde 1992 por la Universidad de Trnava- como da estudiantes, en su mayoría sacerdotes y religiosos ordenados clandestinamente. Y se puso en evidencia la intensa actividad que permitió, a pesar del régimen, que se enriquecieran los estudios con las enseñanzas del Concilio Vaticano II. De allí deriva el estilo dialogante asumido por la Facultad en todos sus niveles: en las actividades didácticas, con seminarios científicos interdisciplinarios, con conferencias y publicaciones. “Por estos motivos –dijo el Decano, quien definió la figura y la obra de la neo-graduada– la teología de la unidad y del diálogo de Chiara Lubich está muy cercana a nuestras facultades y sus aportes son para nosotros el motivo principal para proponer este reconocimiento”. Definió a la fundadora de los Focolares como “un personaje- clave del movimiento ecuménico y del diálogo interreligioso”. Y recordó que su obra se ha hecho presente en Eslovaquia a través del Movimiento, que echó raíces todavía en los tiempos del régimen comunista, dando a quien adhirió a él gran apoyo espiritual y a la vida de la Iglesia local el espíritu del Concilio Vaticano II”.
El Rector de la Universidad habló de los “caminos” y de los “nuevos modelos” en las relaciones interpersonales abiertos por Chiara Lubich, con reflejos innovadores también en el campo económico, político y cultural, sobre la base del diálogo por ella promovido, que se basa en el mandamiento evangélico del amor. “Es necesario construir la unidad del mundo sobre esta base espiritual -afirmó- si no queremos perecer”.
Jun 20, 2003 | Focolare Worldwide
Jun 17, 2003 | Sin categorizar
Un día viene a visitarme un amigo que me confía un gran dolor: sus padres están al borde del divorcio, después de una traición del papá durante un viaje de trabajo al extranjero. Además del dolor de ver el decaimiento del amor entre sus padres, le resulta insoportable la idea de que otra persona decida con cuál de ellos deberá ir a vivir, separándose así de su hermano a quien se siente especialmente unido.
Me siento involucrado en esa situación y experimento una profunda tristeza que no logro alejar. Además mi amigo no es creyente y temo empeorar la situación hablándole de Dios. Me arriesgaría a ser malentendido. Pero como cristiano siento el deber de trasmitir a todos el amor de Dios, yendo más allá de cualquier límite.
Finalmente, con esta luz que aclara las tinieblas, logro reconocer en C. el rostro de Jesús crucificado y abandonado, y encuentro la fuerza para decirle: “Yo, como cristiano, donaría a Dios mi dolor; pondría el problema en sus manos, para que su voluntad pueda realizarse bien, con la confianza de que cualquier cosa que Él me reserve para el futuro será lo mejor”.
Su respuesta fue: “Yo seré ateo, �pero tú debes estar realmente loco!”.
No me desanimo e insisto: “Ánimo, vale la pena intentarlo, simplemente di a Jesús: ‘Este dolor lo pongo en tus manos’; y después quédate tranquilo a la espera de que los acontecimientos maduren”. Antes de regresar a casa le digo que me puede llamar por teléfono en cualquier momento, si tiene necesidad de ayuda.
Cuando se va ciertamente la tempestad de su corazón no se ha aplacado. Al día siguiente, para mi gran alegría, me llama por teléfono para decirme que se encontró, obligado por la situación, a donar a Dios su dolor. Me siento más aliviado. Después de otros dos días, recibo una segunda llamada telefónica en la que me dice que no tendrá lugar ni la separación del hermano, ni el divorcio. La mamá encontró la fuerza para perdonar al papá y se reconciliaron.
May 31, 2003 | Palabra de vida, Sin categorizar
Testigos
Estas son las palabras que Jesús dirige a sus apóstoles antes de ascender al Cielo. Había llevado a cabo la misión que el Padre le había confiado: había vivido, muerto y resucitado para liberar a la humanidad del mal, reconciliarla con Dios, unificarla en una sola familia. Ahora, antes de volver al Padre, confía a sus discípulos la tarea de continuar su obra y ser sus testigos en el mundo entero.
Bien sabe Jesús que la empresa está infinitamente por encima de sus capacidades, y por eso promete el Espíritu Santo. Cuando el Espíritu descienda sobre ellos, en Pentecostés, transformará a los simples y temerosos pescadores de Galilea en valientes anunciadores del Evangelio. Nada los podrá detener. A todos los que quieran impedirles su testimonio les dirán: “Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído”1.
Jesús, a través de los apóstoles, confía la misión del testimonio a la Iglesia entera. Esa fue la experiencia de la primera comunidad cristiana de Jerusalén que, viviendo “con alegría y sencillez de corazón”, todos los días atraía a nuevos miembros2. Fue la experiencia de la primera comunidad del apóstol Juan, que anunciaban lo que habían oído, lo que habían visto con sus ojos, lo que habían contemplado y lo que sus manos habían tocado, es decir, el Verbo de la vida…3.
Con el bautismo y la confirmación también nosotros hemos recibido el Espíritu Santo que nos impulsa a dar testimonio y a anunciar el Evangelio. También a nosotros Jesús nos asegura:
“Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos (…) hasta los confines de la tierra”
El es el don del Señor resucitado. Habita en nosotros como en su templo, nos ilumina y nos guía. Es el Espíritu de verdad que hace comprender las palabras de Jesús, las vuelve vivas y actuales, enamora de la Sabiduría, sugiere lo que tenemos que decir y cómo decirlo. Es el Espíritu de Amor que inflama con su mismo amor, nos hace capaces de amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, todas las fuerzas, y de amar a todos los que se cruzan en nuestro camino. Es el espíritu de fortaleza que infunde valentía y fuerza para ser coherentes con el Evangelio y dar siempre testimonio de la verdad. Sólo con el fuego del amor que él infunde en nuestros corazones podemos cumplir la gran misión que Jesús nos confía:
“… serán mis testigos”.
¿Cómo ser testigos de Jesús? Viviendo la vida nueva que él ha traído a la tierra, el amor, y mostrando sus frutos. Debo seguir al Espíritu Santo que, cada vez que encuentro a un hermano o una hermana, me dispone a “hacerme uno” con él o con ella, a servirlos a la perfección, que me da la fuerza de amarlos si de algún modo son enemigos; que enriquece mi corazón de misericordia para saber perdonar y para comprender sus necesidades; que me hace sentir la importancia de comunicar, cuando es oportuno, las cosas más hermosas de mi alma.
A través de mi amor, es el amor de Jesús el que se revela y se trasmite. Sucede como con una lente que recoge los rayos del sol: acercándole una pajita, ésta se quema porque los rayos, al concentrarse, hacen que la temperatura se eleve. En cambio, si se pone la pajita directamente delante del sol, ésta no se enciende. Lo mismo pasa a veces con las personas. Es como si permanecieran indiferentes, apagados, ante la religión, pero a veces –porque Dios lo quiere- se encienden ante una persona que comparte su experiencia del amor de Dios, porque esa persona hace las veces de lente que recoge los rayos y enciende e ilumina.
Con ese amor y por ese amor de Dios en el corazón se puede llegar lejos, y compartir con muchísimas otras personas el propio descubrimiento:
“… hasta los confines de la tierra”
Los “confines de la tierra” no son solamente los geográficos. También indican, por ejemplo, personas cercanas a nosotros que no han tenido todavía la alegría de conocer verdaderamente el Evangelio. Hasta allí debe llegar nuestro testimonio.
Además queremos vivir la “regla de oro”, presente en todas las religiones: hacer a los demás lo que quisiéramos que se nos hiciera a nosotros.
Por amor a Jesús se nos pide “hacernos uno” con cada uno, en el olvido completo de uno mismo, hasta que el otro, dulcemente herido por el amor de Dios en nosotros, querrá “hacerse uno” con nosotros, en un intercambio recíproco de ayudas, de ideales, de proyectos, de afectos. Sólo entonces podremos dar la palabra, y será un regalo, en la reciprocidad del amor.
Que Dios nos haga sus testigos delante de los hombres para que Jesús, en el Cielo –como nos ha prometido- salga de testigo por nosotros delante de su Padre4.
Chiara Lubich
1) Hech 4,20;
2) cf Hech 2,46.48;
3) cf 1Jn 1,1-4;
4) cf Mt 10,32.
May 30, 2003 | Focolare Worldwide
Ante el monumento símbolo de Berlín, la puerta de Branderburgo, se abrió, el jueves 28 de mayo, el primer Kirchentag ecuménico nacional, con una liturgia principal precedida por el arzobispo católico, Card. Georg Sterzinsky, y por el obispo luterano de la ciudad y del Land Brandeburgo, Wolfgang Huber. El evento es histórico. Por el lugar, por las dimensiones, por el empuje ecuménico que la base, casi 200 mil participantes, quiere dar. Presentes las máximas autoridades: desde el Presidente Federal Johannes Rau, al Canciller Gerhard Schroeder, al Alcalde Klaus Wowereit. Muy significativo lo que sucede ya una hora antes de la liturgia. Abriendo el programa el presentador dice: “Finalmente, finalmente, el momento tan deseado …”. No puede proseguir, porque la multitud se levanta en un grito de júbilo, casi una explosión de los deseos de todos, de las espectativas, de las esperanzas, de los dolores pasados… “El tiempo era maduro”, es el pensamiento que pasa por la mente, viendo la gente alrededor y escuchando este grito de alegría. Cuando después empieza la liturgia se intercalan momentos de alegría, de entusiasmo, con un profundísimo recogimiento. Está bien presente la conciencia de que el centro de todo es Cristo mismo. Johannes Rau, Presidente de Alemania, subraya la importancia de tal evento en la tierra donde empezó la reforma: “Lo que ha sucedido aquí en estos días es importante para toda la sociedad, mucho más allá de las Iglesias cristianas”. Fue interrumpido por muchos aplausos el mensaje del Papa, hecho con un lenguaje “evangélico”. “El Kirchentag debe convertirse en un gran signo ecuménico por el hecho de que la comunión en la fe es más fuerte y más importante de lo que todavía nos divide ”. Después anima a levantar juntos la voz en favor de los valores de la familia y de la vida. Seguidamente pasa a los sufrimientos que existen todavía por la falta de unidad entre los cristianos. “Es necesario volver a meditar las bases de nuestra fe. Estoy contento de que el Ökumenischer Kirchentag retome “el año de la Biblia” (iniciativa ecuménica de este año, en Alemania). Los animo a rezar con la Biblia, a leer y a meditar la palabra de Dios y a interpretar nuestra vida a partir del mensaje que Dios nos ha revelado y que ha sido transmitido por la comunidad de los fieles a través de los siglos”. Subraya la necesidad de la conversión como condición para el ecumenismo. “�Dios quiere que seamos uno, para que el mundo crea!”, y anima a proseguir con todos los esfuerzos por el camino ecuménico “con sensibilidad y respeto, con paciencia y valentía, respetando la verdad y con auténtico amor”. Y concluye: “Si se ponen bajo la bendición de Dios, entonces podrán llegar a ser todavía más bendición: los unos para los otros y para el mundo, sobre todo donde sufre o está herido”. Después toma la palabra Gerhard Schröder, Canciller de Alemania: “a pesar de la secularización, partirá una señal de Berlín en estos días: la Iglesia está viva, es vital. Y es atractiva sobre todo para los jóvenes”. La multitud pasa por la Brandenburger Tor. Tantos expresan la esperanza de que esto sea un acto simbólico para hacer caer también ese muro invisible que todavía divide a nuestras Iglesias. La noche siguiente se celebra una grandísima fiesta por las calles del centro de Berlín, organizada por las parroquias y otros grupos, movimientos y asociaciones. Parece que los cristianos han tomado la ciudad. Y se presentan con un estilo moderno, juvenil, atractivo, alegre, abierto… �Precisamente un cristianismo que puede volver a estar de moda! El lema y las 4 áreas de interés El lema elegido para estos días, “Sean una bendición”, es profundizado también en las cuatro “áreas de interés” de la Jornada Ecuménica de las Iglesias: 1. Mostrar la fe – vivir en diálogo 2. Buscar la unidad – encontrarse en la diversidad 3. Respetar la dignidad – custodiar la libertad 4. Vivir en el mundo- actuar con responsabilidad Cada uno de estas “áreas de interés” comprende un gran número de encuentros, oraciones, mesas redondas, conferencias principales e iniciativas varias. Un libreto de 720 páginas ilustra el vasto programa de estos días.
May 30, 2003 | Senza categoria
May 28, 2003 | Focolare Worldwide
“Ha dado la vida por su hermano”. Así titulaban los periódicos el trágico episodio de la muerte del Padre Nelson. Y así fue. Era párroco, director espiritual del seminario y capellán del hospital de Armenia, en Colombia. Una sobrina que trabajaba como su secretaria cuenta: “Murió viviendo la Palabra del Evangelio: dar la vida por los hermanos. Él siempre nos decía que teníamos que vivir por los otros y no por nosotros mismos”. Los ladrones, entrando en la casa parroquial, habían encerrado al P. Nelson en el baño para no ser molestados. Su hermano, casado y con hijos, vive a menos de 200 metros de la casa parroquial. Alguien le avisa que en la parroquia estaba sucediendo algo extraño, y entra escondido por la puerta de atrás: enseguida se ve con una pistola apuntada. Nelson, escuchando a su hermano aprovecha la confusión, fuerza la puerta del baño y se interpone entre ellos y su hermano diciendo a los ladrones: “�No le hagan daño!” Los ladrones disparan y lo hieren en el pecho. Era la mañana del 22 de marzo. Al día siguiente, a pesar de una tormenta tropical violentísima, la catedral estaba repleta de gente que lloraba a Nelson por el amor recibido de él. Un amor fruto de una madurez profunda y de una voluntad constante, probada desde los primeros años de su vida. Recorremos a grandes líneas su historia, a través de los mismos recuerdos del Padre Nelson, narrados hace algunos años en una entrevista para Città Nuova durante su estadía en Italia para estudiar pastoral sanitaria: «En la familia éramos 7 y vivíamos del trabajo de mi papá, un campesino. Éramos muy pobres, pero confiábamos en Dios y ese poco que teníamos estábamos contentos de compartirlo con quien tenía más necesidad que nosotros. Siempre recordaré un manzano de nuestro huerto cuyos frutos, sabrosísimos, los teníamos prohibidos, pues estaban reservados exclusivamente para los enfermos de la parroquia». Para Nelson la pobreza vivida así, evangélicamente, se transformó en una escuela de verdadera humanidad. Más difícil en cambio fue su relación con la enfermedad, con la que tuvo que entrar en confianza tempranamente: «Tenía seis años cuando, debido a un virus que ataca el sistema nervioso central, se me paralizaron las articulaciones por varios meses. Es una enfermedad siempre al acecho, que me obliga a estar continuamente bajo un tratamiento. Con los años se suman otras enfermedades, tuve que someterme a cuatro operaciones a los ojos. Por lo tanto sé algo de medicinas, de terapias, de convalecencias en el hospital. Pero entonces, siendo tan joven, no entendía muy bien el sentido de este sufrimiento, que me impedía vivir como mis coetáneos, y estaba más bien asustado». Estando de novio y con la perspectiva de formarse una familia, en cambio, se siente llamado a una donación más universal. Entiende que quizás su camino es otro. Y es así que con 21 años decide hacerse sacerdote. En los primeros años del seminario, en Manizales, la salud no parece crearle problemas. Sólo que, terminando los estudios de Filosofía y al inicio del año de experiencia pastoral, un nuevo ataque de su viejo mal lo obliga a ir al hospital, paralizado. «Si bien los médicos me aseguraban que me habría restablecido y que habría podido conducir una vida normal, caí en la crisis más negra: veía todo mi futuro en riesgo». Precisamente en ese período, gracias a un sacerdote amigo que vive la espiritualidad de los Focolares, profundiza en un aspecto de la pasión de Cristo. Identificándose con Él, reconociéndolo en cada dolor personal y de los demás y acogiéndolo, por amor, en su vida, experimenta un verdadero renacimiento interior: “Todo sufrimiento, físico o moral, adquiere un sentido para mí: y de allí una fuerza interior insólita, una sensación de paz e incluso de alegría. Había descubierto el tesoro más precioso, y aunque no hubiese llegado a ser sacerdote no me faltaba nada para realizarme como cristiano». Del 1983 al 1993 se donará sin reservas a la diócesis: vicepárroco en una gran parroquia de 10 mil almas, capellán del hospital, formador en el Seminario Mayor de Armenia, a cuya fundación contribuye. Una etapa fundamental es cuando, no sin dudarlo, Nelson decide actuar un viejo proyecto: el de frecuentar en el Camillianum de Roma un curso de pastoral sanitaria. Es una elección “preparada” por la experiencia hecha hasta ahora en carne propia, y además va al encuentro de una pregunta que para él es fundamental: �cómo vivir en modo “sano”, desde el punto de vista espiritual, la enfermedad, y así también la muerte como paso de esta vida a la otra? «Entre nosotros no había sacerdotes preparados en este campo, y sólo el deseo de poder servir mejor a mis hermanos me convenció de afrontar durante dos años, en mis condiciones, las incógnitas de una estadía más allá del océano». En agosto del ’93, habiéndose restablecido, Nelson empieza sus estudios romanos. Pero no es todo: viviendo junto a un sacerdote argentino y a uno holandés, tiene la posibilidad también de poner en práctica la espiritualidad de la unidad que ya lo había atraído en Colombia. Es una experiencia que lo afina, preparándolo para ser un apóstol especial: entre los enfermos de SIDA. No es fácil trabajar con ellos: son personas de una sensibilidad exasperada, que viven su drama en la plena conciencia de lo que les espera, y con quienes no se puede fingir. Conocerá a muchos de ellos en este período, y con cada uno una palabra, un silencio, el compartir profundamente ese dolor, la ayuda para reconciliarse con Dios. Regresando a Colombia Nelson, por deseo de su Obispo, se encargará de la pastoral sanitaria a nivel diocesano, pero su continua donación no se detiene allí. El dar la vida no se improvisa, y, como en tantos años de experiencia con las personas más variadas, Nelson nos ha saludado con un último heroico acto de amor.
May 25, 2003 | Sin categorizar
May 24, 2003 | Sin categorizar
May 13, 2003 | Sin categorizar
May 4, 2003 | Sin categorizar
Es una crónica inédita que revela la fuerza de paz de María en acto en la propia historia de los pueblos, en los momentos de más grave sufrimiento, la que el prof. Tommaso Sorgi, director del Centro Igino Giordani presenta al Congreso Mariano. Pone en evidencia “la eficacia, también política, de manejar como arma la corona del rosario”. Un sólo ejemplo: habla de lo sucedido en Filipinas hace pocos años. A mediados de los años ’80, los obispos lanzan una campaña de oración por la propia conversión necesaria para obtener del Cielo la liberación de la dictadura de Marcos. Adhieren a ella 5 millones de Filipinos. El mundo asiste a un vuelco: “El dictador parte al exilio y la revolución del rosario libera al pueblo, sin esparcimiento de sangre”. Es el Magnificat en acto: María magnifica al Señor que “dispersa a los soberbios y derriba del trono a los potentes…”. El Magnificat por lo tanto, “puede ser asumido como modelo de la acción política”. Es la perspectiva abierta por el prof. Sorgi, precisamente hoy, cuando se hace urgente “dar un vuelco total a las categorías fundamentales de poder”. Sorgi propone “el Magnificat como ’magna charta’ social”. Pero esa de María – precisa- es una “soberanía de amor”. La política podría asumir de este modo “el calor de un servicio de amor”, “el alma” de la que tenemos “extrema necesidad”. Y el investigador y senador polaco Adam Biela da testimonio de cuánto la oración es fuente de inspiración y de fuerza en su compromiso político contra la corriente en favor de un verdadero desarrollo de su pueblo.
“Los grandes países civilizados y democráticos eligen la guerra como método de resolución de los conflictos”. Es la denuncia fuerte del prof. Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, quien intervino en la segunda jornada del Congreso Mariano Internacional. Presenta “un interrogante que inquieta a todos”: “�La guerra será el nuevo futuro del mundo?”. Es especial la evidencia de que “la guerra es todavía una actividad en gran parte masculina”. A partir de allí, el prof. Riccardi resalta la fuerza “femenina” de la paz, mostrando a María como aquella que bajo la cruz, “vencida” por la violencia del homicidio del hijo, “esconde entre sus lágrimas una fuerza de vida y de esperanza” y “no se somete a la lógica del vencido y del vencedor, del amigo y del enemigo”. “El misterio de fe que vemos en María –agrega- es que el fuerte puede estar en el débil, el del pequeño en el grande, la de la vida del cuerpo en la muerte”. Hoy “María representa la fuerza de la paz en medio de los conflictos”. La “prontitud mariana”, que responde a las necesidades de los hombres “incluso no expresadas”, mostrada por María en las bodas de Caná, es subrayada por Anna Pelli, en su reflexión sobre este cuadro evangélico, uno de los Misterios de la luz que el Congreso está profundizando. Esta página del Evangelio se ve reflejada en la experiencia contada por Carmen y Maricel. Una familia atormentada por el dolor: dificultades económicas, alcohol, droga, tensiones y sus repercusiones en los hijos, ocho. En un tugurio de la periferia de Manila. Una historia de resurrección a partir del descubrimiento del amor de Dios y de María como modelo para imitar. Carmen, la mamá, cuenta cómo su vida cambió cuando fue asumida en el Centro Social de Bukas Palad y de cómo pudo volver a empezar a amar a su marido, que desde hacía años tomaba y jugaba. Maricel, una de sus hijas, logra salir del círculo de la droga en el que se encontraba desde hacía siete años, perdona al papá – que mientras tanto había cambiado de vida- y lo asiste en sus últimos días de vida. Un milagro de amor, que se abre ahora a otras familias pobres de la barriada, a las cuales Carmen y Maricel se dedican trabajando como voluntarias en Bukas Palad.
El lenguaje del Arte, que hoy ha alcanzado un momento culminante, hizo penetrar todavía más profundamente en este ‘Misterio de la luz’, es más, nos ha llavado al corazón del Evangelio: el coreógrafo Stefanescu más que representar la fiesta de las Bodas, ha preferido captar el sentido más profundo del milagro del agua que se transforma en vino, símbolo de la sangre misma que Jesús pronto habría derramado para hacer el más grande milagro, la Resurrección. Otra página de este intenso evento mariano ha sido marcada por el aporte de los nuevos carismas a la comprensión vital de María y del Rosario. Se abrió con la mesa redonda de los representantes de varios Movimientos y Comunidades eclesiales: Renovación carismática internacional, Comunidad de San Egidio, Cursillos, Schöenstatt y Legionarios de Cristo. “Gocé con el intercambio de testimonios de tantos carismas, y me parecía ver a María presente y viva en cada uno y en el seno de la Iglesia” escribió un ‘navegante’ de Paraguay, quien siguió el Congreso a través de Internet. Y desde Argentina: “La serie de los exponentes de los diversos Movimientos ha sido el testimonio de la variedad de dones que embellece a la Iglesia”. En la mañana, fue especialmente profundo el testimonio del Pbro. Pasquale Foresi, co-fundador de los Focolares y primer focolarino sacerdote. Emergió el rostro del sacerdocio renovado por la huella de María y la fecundidad de una vida gastada por la construcción de una Obra suya.
May 2, 2003 | Sin categorizar
“Yo no estoy de acuerdo con los atentados suicidas”. “Y yo no estoy de acuerdo con los bombardeos en sus ciudades”. Un intercambio de frases entre una joven palestina y un soldado israelí en una alcabala en los Territorios palestinos. Es una crónica “al revés” la que se cuenta desde el gran escenario, en la sala del Centro Mariápolis de Castelgandolfo, donde está en curso el Congreso Mariano Internacional promovido por ser el Año del Rosario convocado por el Papa. Su objetivo es volver a lanzar esta oración mariana definida por él como un “compendio del Evangelio”, y volver a llevar a los hombres de hoy a la búsqueda de la paz y de una nueva dimensión del Espíritu, y a “contemplar a Cristo con los ojos de María”, a ser como Él “constructores de paz” y de “un mundo más cercano al designio de Dios”. Es una crónica, la que ofrecen las muchas experiencias, que pone en evidencia la potencia del Evangelio capaz de apagar el odio con el amor al enemigo. Es un camino obligatorio “después del 11 de septiembre”, que nos ha puesto ante una bifurcación, y nos toca a nosotros tomar el camino correcto”, como dijo Mons. Piero Coda. Es lo que ha testimoniado también Dieudonné, de Burundi: 12 de sus familiares fueron masacrados bárbaramente, pero no por eso cambia su estilo de vida. Decide poner en acto el arte evangélico del amor también hacia militares que a menudo son personas ‘sin piedad’: puede suceder que los encontramos en un momento en el que necesitan ayuda, como le sucedió a él con un soldado borracho, en la orilla de un puente, a quien socorrió. Este fragmento de los testimonios injertados en el primero de los cinco cuadros programados durante el Congreso: los 5 misterios de la luz que se presentan, junto a reflexiones teológicas, ayudan a penetrar en las varias etapas de la vida de Jesús y de María. El primer cuadro, el Bautismo de Jesús: “Es una invitación a reconocer a Jesús como hijo de Dios –comentó el P. Fabio Ciardi- de modo que podamos sumergir en las aguas del Bautismo a nuestro ‘hombre viejo’ y hacernos renacer a una vida nueva, para volvernos a encontrar todos hermanos y hermanas en el corazón del único Padre”. Como puso en evidencia Mons. Domenico Sorrentino, prelado del Santuario de Pompeya, delineando la historia del Rosario, Juan Pablo II invita a dar un paso adelante con respecto al pasado: “No se limita a confiar la paz a la intercesión de María, sino que la presenta como fruto de esta oración que ‘es una oración de paz’, porque haciendo contemplar a Cristo”, “ejerce una acción pacificadora”. Es una experiencia de contemplación la que están viviendo en Castelgandolfo, no sólo las más de 1500 personas de 70 Países presentes en la sala, sino que llega a los más variados puntos del mundo gracias a la conexión con 11 satélites puestos a disposición con generosidad por ESA, Telepace, la red norteamericana EWTN y la CRC de Canadá que han permitido a muchos canales de televisión nacionales y locales y a través de Internet, transmitir todo el Congreso. Son 7000 los puntos conectados a través de Internet en el primer día. 20.000 las personas calculadas. Sólo algunos flash de los muchos mensajes e-mail llegados de todo el mundo: “Impresionante –escriben desde Amersfoort en Holanda- como la alta espiritualidad y la concreción vayan juntos”. Desde Edimburgo: “Estamos viendo la transmisión. Está llena de luz y nos hace sentir parte de la misma”.
La profunda dimensión espiritual de este evento mariano se anunciaba desde las primeras frases: “Nos detendremos sobre el Rosario que es un reiterado canto de amor a María –dijo el prof. Giuseppe Zaghì, director de la Revista Nueva Humanidad- y es también y sobre todo un abrir los ojos del alma a los misterios de la vida del Hijo de María. Y mientras nosotros abrimos nuestras mentes y nuestros corazones a Jesús, será Jesús quien hablará de María a nuestros corazones y a nuestras mentes con ese hablar que no termina en pobres palabras, sino en criaturas nuevas”.
Uno de los muchos aspectos novedosos de este evento mariano: la aportación de la dimensión carismática a la comprensión vital de María y del Rosario, aporte ofrecido con este Congreso, como respuesta al especial mensaje entregado a Chiara por el Papa, en la Plaza San Pedro, el mismo 16 de octubre 2002, día en el que relanzaba la oración del Rosario. El momento culminante ha sido la intervención de Chiara Lubich quien ha comunicado los dones de luz de los orígenes de esta Obra, el Movimiento de los Focolares, que la Iglesia ha reconocido como “Obra de María”. Chiara revive uno de los momentos más dramáticos de los inicios: “Un día, bajo un atroz bombardeo que caía directamente sobre nosotros, de bruces, cubierta de un polvo denso como el aire, mientras me ponía de pie casi por milagro, entre los alaridos de los presentes, tranquila y con mucha paz me di cuenta de que mientras estaba en peligro había experimentado un profundo dolor en el alma: el de no poder recitar más el Ave María”. Más tarde comprenderá: “Pero esta Ave María, anhelada, tenía que ser dicha con palabras vivas, con personas que, como otras pequeñas María, dieran el Amor al mundo”. Ese Amor que es Jesús mismo que “Hoy –agregó- podemos ‘generar’ espiritualmente, como promete el Evangelio: “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre (en mi amor, explican los Padres) yo estoy en medio de ellos” (Mt 18,20). Una tarea, ésta, definida en su homilía por el Cardenal Miloslav Vlk, arzobispo de Praga, como “primaria en la sociedad secularizada de hoy”. La fundadora de los Focolares habló de su descubrimiento del nuevo rostro de María, “de una belleza incomparable”: “toda Palabra de Dios, toda revestida de la Palabra de Dios”, y de la llamada de cada cristiano a repetir, como María, a Cristo, Verdad, Palabra, con la personalidad que Dios ha dado a cada uno”. Una visión “rica de consecuencias, por ejemplo, en el campo ecuménico”. El miércoles darán su testimonio pertenecientes a la Iglesia luterana, evangélica reformada, rumano – ortodoxa y copta – ortodoxa. Una ulterior novedad que seguirá recorriendo todo el evento es el lugar privilegiado de los espacios artísticos: desde canciones, música, danzas de varias culturas a piezas literarias -de Dante a Sartre- porque de María “no se habla, se canta. El amor florece como poesía” como canta el Gen Verde, inspirado en una meditación de Chiara.
Abr 23, 2003 | Focolare Worldwide