Movimiento de los Focolares
Un brochure sobre Chiara Lubich

Un brochure sobre Chiara Lubich

Brochure_ChiaraLubichEn el ámbito de la Causa de Beatificación de la Sierva de Dios Chiara Lubich, abierta el 27 de enero de 2015, en la Diócesis de Frascati, está a disposición, por el momento en italiano, un brochure ágil y rico de contenidos sobre la figura de la fundadora del Movimiento de los Focolares. La nueva publicación tiene el objetivo de ilustrar, con un lenguaje accesible a todos,  su intensa vida y las numerosas obras e iniciativas promovidas por ella. Se articula en tres partes: Chiara y el carisma de la unidad; las “grandes aperturas” o diálogos en el campo ecuménico, interreligioso y con la cultura contemporánea; la intuición espiritual sobre el misterio de “Jesús Abandonado” , comprendido, vivido y propuesto por ella como la “clave” para realizar la unidad con Dios, y entre las personas y los pueblos. La idea de preparar un perfil biográfico nace del deseo de hacer conocer el intenso trabajo de “compilación” que la Postulación de la Causa de beatificación de Chiara está desarrollando, comenzando por lo que ella dijo sobre la santidad, cómo la vivió y propuso a todos, a partir de las cartas de los primeros tiempos. La redacción del texto fue compartida en todas las fases de elaboración no sólo por los miembros de la Postulación sino también por expertos, amigos, adultos y jóvenes.   Quien desee recibir una o más copias impresas, puede dirigirse a: Postulación de la Causa de Beatificación de Chiara Silvia Lubich Movimiento de los Focolares Via Frascati, 306 – 00040 Rocca di Papa (RM) – Italia Telefono  +39 06 947 981 39 – Cell. +39 389 343 9529 E-mail: postulazionechiaralubich@focolare.org

Ciudades por la fraternidad

Ciudades por la fraternidad

Città per la fraternitàEl próximo 10 de febrero tendrá lugar en Loreto, en el centro de Italia, el Congreso Nacional “La ciudad: ¿lugar de Fraternidad?”. Es organizado por la Asociación Ciudades para la Fraternidad, es un organismo nacido en 2008, inspirado en el pensamiento de Chiara Lubich y en la vida del Movimiento de los Focolares, que agrupa actualmente casi 140 pequeñas y grandes administraciones comunales para difundir el espíritu de la unidad en los Entes locales. La Asociación otorga cada año el “Premio Internacional Chiara Lubich por la Fraternidad”, a una administración (o a más administraciones lideradas por un Alcalde) que se haya destacado en la puesta en marcha de un proyecto a través del se vive uno o más aspectos del principio de la fraternidad aplicado a las políticas públicas, y que haya promovido también en los ciudadanos en el desarrollo de una cultura de la ciudadanía activa e inclusiva. En el congreso participarán autoridades ciudadanas y eclesiales. Durante la tarde disertarán Elena Granata, Docente de urbanística del Politécnico de Milán, y Marco Luppi, docente de Historia del IU Sophia, sobre los temas de la fraternidad vivida en la ciudad.

Nuestro Genfest: “Yes to you”

Nuestro Genfest: “Yes to you”

Genfest1985_ChiaraLubichCinco años antes, regresando del Genfest de 1980, Andrew Basquille, Eugene Murphy y yo, en esos tiempos estudiantes del University College de Dublín, empezamos a dedicar más tiempo, juntos, a la música. Empezó para nosotros un período de gran creatividad, que desembocó en la composición de muchas piezas, en conjunto e individualmente. Yes to you”, la canción que llevamos al Genfest de 1985, se remonta a esa época. Es así como nació. En 1981 Chiara Lubich visitó la comunidad de Londres, y gran parte de las personas de los Focolares de Irlanda se pusieron en viaje hacia Inglaterra, para participar en el evento. Una tarde, mientras un grupo de nosotros irlandeses estaba almorzando cerca del lugar donde tenía que hablar Chiara, empecé a tocar algunos acordes en el piano y salió una melodía con una secuencia de acordes, Mi-Do minore-Fa, ligeramente inusual (en la guitarra no se me habría ocurrido utilizarla). Joe McCarroll, cantautor muy talentoso, que estaba cerca de mí, se unió agregando a la melodía las palabras “So many times that I’ve said maybe” (“Muchas veces he dicho quizás”). Entonces yo continué con las palabras “So many times that I said no” (“Muchas veces he dicho no”), cuando se sumó también Andrew, y completó el primer párrafo. En los días siguientes Andrew y yo escribimos otros tres párrafos, pero todavía no nos había venido ninguna inspiración para el coro. Al final fue Eugene quien lo agregó –el texto y la música, y le dio a la canción un énfasis especial, haciendo cantar el coro en Do mayor y después, con un maravilloso intermedio entre el mayor y el menor, en Fa, para expresar y enfatizar el nuevo nivel de convicción en la elección de Dios, con las palabras “Yes to you”. Genfest1985Nos pidieron que tocáramos la canción en el Genfest, que sería un mes después. Ensayamos y ensayamos, y dedicamos mucho tiempo a perfeccionar nuestra canción. Ese día, tras bambalinas, mientras esperábamos pacientemente nuestro turno de cantar, empezamos a darnos cuenta de que el tiempo se estaba acabando. Nos dijeron que habían cortado nuestra pieza. ¡Qué desilusión! Mientras guardaba mi guitarra en el estuche, pensaba en los meses de ensayo y en el esfuerzo que se habían cancelado en un instante. Después, repentinamente, la decisión fue revocada y nos encontramos en el palco, enorme, sin siquiera el tiempo de probar el sonido y sin poder mirarnos entre nosotros. No tuve ni siquiera el tiempo de agarrar mi guitarra, que había guardado en la funda, y me encontré entre las manos una guitarra española con cuerdas de nylon, ¡un instrumento al que no estaba para nada acostumbrado! Fue así que cantamos “Yes to You” en el Genfest 1985: completamente privados de puntos de referencia ni de certezas, obligados a depender sólo de la fuerza de la relación de amor recíproco entre nosotros y del deseo de merecer por eso la presencia de Jesús entre nosotros. Mi experiencia en el Genfest de 1985 fue la prueba y la contraprueba de mi elección de vivir por la unidad, y la verificación de que es posible. Participé en muchos otros grandes eventos –festivales, partidos de fútbol, conciertos- pero ninguno como el Genfest. Allí no había ni odio, ni hostilidad, ni enemistades, como cuando los equipos rivales pelean en los partidos de fútbol, y tampoco la euforia fugaz provocada por el alcohol o la droga, que a menudo acompaña los conciertos o las grandes manifestaciones. Allí, en esa gran concentración de jóvenes, sólo había una alegría profunda y duradera.

Padraic Gilligan

Continúan las masacres en Afganistán

Un país martirizado, sin paz, donde los grupos terroristas compiten para reivindicar los atentados perpetrados. Tres atentados en una semana provocaron un gran número de víctimas entre la población civil: se habla de más 150 muertos entre Kabul y Jalalabad, con más de 400 personas heridas. En Kabul consideraban atacar a un hotel y, no llegaron al segundo objetivo que era el palacio del Alto Consejo de la Paz, dado que el terrorista fue detectado y se hizo estallar en el checkpoint. En Jalalabad fue asaltada la sede de “Save the Children”, la organización internacional que desde hace años trabaja en este territorio. Según los datos de la ONU, el año pasado en el país perdieron la vida 17 trabajadores humanitarios, 33 fueron heridos y 48 fueron raptados. El Papa Francisco se refirió a estos ataques durante el Ángelus del 28 de enero pasado: «¿Hasta cuándo – se preguntó el Papa- el pueblo afgano tendrá que soportar esta inhumana violencia?. Recemos en silencio por todas las víctimas y por sus familias, y recemos por todos aquéllos, que en este país, siguen trabajando para construir la paz» El Movimiento de los Focolares expresa su cercanía al pueblo afgano, esperando una resolución de paz que pueda llevar lo más pronto posible, serenidad al país.

La ciudad de Palermo y Chiara Lubich

La ciudad de Palermo y Chiara Lubich

_MG_0272Enero de 1998. Palermo se prepara al gran Jubileo del 2000 llevando consigo signos de luz y de sombra. Una ciudad que cambia, ensangrentada por las pasadas y recientes matanzas perpetradas por la mafia, pero también decidida a rescatarse, mostrando su verdadero rostro. Enero de 2018. Hoy, la capital siciliana se presenta como una expresión de vanguardia del diálogo entre las distintas culturas europeas y el mundo árabe, puntera de la cultura medioriental dentro del tejido europeo. Una “ciudad mosaico”. Ante la presencia del Alcalde Leoluca Orlando, de las autoridades y de algunos representantes de las instituciones, el pasado 20 de enero se quiso rememorar –como signo del “compromiso” de proseguir en la misma dirección- un acontecimiento que representó para la ciudad una etapa de su “magnífico designio providencial”, según la expresión que usó en esa ocasión Chiara Lubich. Durante las distintas intervenciones emergieron algunos aspectos de la vida de los Focolares de los últimos veinte años: el compromiso social y en el mundo de la educación, en especial en algunos barrios de la periferia como Ballarò, Brancaccio y el Zen; la promoción de eventos y la reflexión sobre algunos grandes temas, como el ecumenismo, el compromiso con las nuevas generaciones, la puesta en marcha de escuelas de participación civil y el diálogo con personalidades de la economía, de la política, de la cultura y del arte.  En estos años, la comunidad de los Focolares ha dado un aporte al camino de toda la ciudadanía hacia la construcción de una “ciudad de la acogida y de los derechos”, con los valores de la fraternidad y de la continua búsqueda del diálogo. _MG_0316«El recuerdo de la ciudadanía honoraria a Chiara Lubich – afirmo el Alcalde Orlando – es la posibilidad para reflexionar sobre la marcha de la ciudad, en nombre del respeto por la persona humana y la construcción de una comunidad basada en los valores de la unidad y la fraternidad, en los que Chiara basó su Movimiento y que hoy acomunan a millones de personas del mundo. Hoy día esos valores forman parte de la vida cotidiana de Palermo, mediante la acogida y la solidaridad de la que ha dado prueba, que también confirman la voluntad del pueblo palermitano de construir una ciudad acogedora a medida del hombre, como continuamente lo ha demostrado el comportamiento de la sociedad civil». Palermo_ChiaraLubichEl Arzobispo de Palermo, Mons. Corrado Lorefice, auguró proceder por este camino de fraternidad, mediante el diálogo a todo nivel, en vista de una meta «indicada proféticamente entonces por Chiara Lubich, que Palermo se pueda convertir en una ciudad sobre el monte a la cual mirar para realizar el designio de Dios sobre la comunidad humana». «La celebración de dicho evento –agregó- expresa la profunda sintonía entre la ciudad de Palermo y los valores contenidos en el carisma de Chiara: cooperar con la recomposición de la unidad de la familia humana». María Voce, presidente de los Focolares, a través de un mensaje animó a todos a «compartir los muchos fragmentos de fraternidad que se han consolidado en estos años para promover la acogida, la legalidad y la paz», con el augurio de «que la ciudad se distinga cada vez más por su testimonio activo en varios frentes del diálogo, multiplicando iniciativas basadas en la esperanza y valorando los talentos de todos desde la perspectiva de la unidad». La adhesión a la Asociación “Ciudades por la fraternidad”, querida por la Municipalidad de Palermo, compromete ulteriormente a sus ciudadanos a inspirar en la fraternidad universal cada futura decisión y acción.

Palabra de Vida – Febrero 2018

El apóstol Juan escribe el Libro del Apocalipsis para consolar y animar a los cristianos de su tiempo ante las persecuciones que se habían difundido en aquella época. Este libro, lleno de imágenes simbólicas, revela la visión de Dios sobre la historia y su cumplimiento final: su victoria definitiva sobre todo poder del mal. Este libro es la celebración de una meta, de un fin pleno y glorioso que Dios destina a la humanidad. Es la promesa de la liberación de todo sufrimiento: Dios mismo «enjugará toda lágrima […], y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas» (Ap 21, 4). «Al que tenga sed, yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente»[1]. Esta perspectiva tiene sus brotes en el presente para quienes ya hayan comenzado a vivir buscando sinceramente a Dios y su Palabra, que nos manifiesta sus proyectos; para quien siente arder en él la sed de verdad, de justicia y de fraternidad. Sentir sed, estar en búsqueda es para Dios una característica positiva, un buen inicio, y Él nos promete incluso la fuente de la vida. El agua que Dios promete se ofrece gratuitamente. De modo que no solo se ofrece a quien espera ser grato a los ojos de Él con su esfuerzo, sino a cualquiera que sienta el peso de su debilidad y se abandone a su amor con la seguridad de ser sanado y de encontrar así la vida plena, la felicidad. Preguntémonos pues: ¿de qué tenemos sed? Y ¿a qué fuentes vamos a apagarla? «Al que tenga sed, yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente». Quizá tengamos sed de que nos acepten, de tener un lugar en la sociedad, de realizar nuestros proyectos… Aspiraciones legítimas pero que pueden empujarnos a los pozos contaminados del egoísmo, de la cerrazón en nuestros intereses personales e incluso al abuso sobre los más débiles. Las poblaciones que sufren la escasez de pozos con agua pura conocen bien las consecuencias desastrosas de la carencia de este recurso indispensable para garantizar vida y salud. Y sin embargo, excavando más adentro en nuestro corazón, encontraremos otra sed que el mismo Dios ha puesto ahí: vivir la vida como un don recibido y que hay que dar. Acudamos, pues, a la fuente pura del Evangelio, liberándonos de esos detritus que tal vez la recubran, y dejémonos transformar también nosotros en fuentes de amor generoso, acogedor y gratuito para los demás, sin pararnos ante las inevitables dificultades del camino. «Al que tenga sed, yo le daré de la fuente del agua de la vida gratuitamente». Además, cuando ponemos en práctica entre cristianos el mandamiento del amor recíproco, permitimos a Dios intervenir de un modo muy especial, como escribe Chiara Lubich: «Cada instante en que tratamos de vivir el Evangelio es una gota de esa agua viva que bebemos. Cada gesto de amor por nuestro prójimo es un sorbo de esa agua. Sí, porque esa agua tan viva y preciosa tiene esta particularidad: brota en nuestro corazón cada vez que lo abrimos al amor por todos. Es una fuente –la de Dios– que da agua en la medida en que su veta profunda sirve para calmar la sed de los demás con pequeños o grandes actos de amor. […] Y si seguimos dando, esta fuente de paz y de vida dará agua cada vez más abundante, sin secarse nunca. Y hay otro secreto más que Jesús nos reveló, una especie de pozo sin fondo al que acudir. Cuando dos o tres se unen en su nombre, amándose con su mismo amor, Él está en medio de ellos. Y entonces nos sentimos libres, llenos de luz, y torrentes de agua viva brotan de nuestro seno. Es la promesa de Jesús, que se hace realidad porque de Él mismo, presente en medio de nosotros, mana agua que quita la sed para la eternidad»[2].

LETIZIA MAGRI

[1] En el mes de febrero proponemos esta Palabra de Dios que un grupo de hermanos y hermanas de distintas Iglesias ha elegido en Alemania para vivir a lo largo de todo el año. [2] Cf. C. Lubich, «Ser gotas de agua viva», en Ciudad Nueva 385 (3/2002), p. 24.

Volver a encontrar el sentimiento de profunda fraternidad

Volver a encontrar el sentimiento de profunda fraternidad

IginoGiordani_unita_cristiani_bEn la vida de Giordani encontramos un acontecimiento que nos estimula a una particular reflexión, la primera persona que escribió una biografía suya en 1985 no fue un católico, sino un pastor bautista, el escocés Edwin Robertson[1]. No podemos limitarnos a decir que es “una ironía de la historia” […] Giordani se ganó ese acto de amistad, ante el Cielo y ante la historia humana. Giordani presidió un congreso de ecumenistas ya en el otoño de 1967 en la sede del Movimiento de los Focolares en Rocca di Papa. En él participó el archimandrita Mons. Eleuterio Fortino, quien años después (2004), dio este testimonio: «En ese congreso Giordani, gracias a su serenidad interior, logró aplacar los tonos encendidos del debate; y aclaró los aspectos teológicos y pastorales del decreto del Vaticano II Unitatis redintegratio (1964), haciendo caer las últimas resistencias de los opositores italianos a la oración en común entre todos los cristianos en la Semana por la unidad de las Iglesias»[2]. Por su parte ya desde 1940 Giordani seguía esta Semana, que para ser precisos es un Octavario, del 18 de enero (fiesta de la cátedra de San Pedro en Roma) al 25 de enero (fiesta de la conversión de San Pablo). En 1940 Giordani escribe: “Durante los preparativos de esta Octava se esparció la noticia, al principio muy imprecisa, que en un monasterio de monjas trapenses de Roma se rezaba con especial intensidad para que cesaran las divisiones entre los cristianos. Yo supe que, en esa Trapa, una ‘humilde monja’ se había ofrecido por la unidad de la Iglesia y su inmolación había impresionado profundamente a una comunidad de hermanos separados en Inglaterra. La noticia, aunque era muy vaga, ampliaba inmensamente –al menos para mi punto de vista- el horizonte del movimiento unitario y abría nuevas perspectivas, y, como un retazo azul en medio de las hendiduras de la tempestad, mostraba la cara del cielo por encima de la humanidad pendenciera. En fin, iluminaba verdaderamente la Octava y sus objetivos. Probablemente estas monjas no sabían nada de todos los debates, comisiones y comités constituidos alrededor del tema. Estando delante del problema de los cismas, ellas lo contemplaron con sencillez, a la luz del Reglamento, que nunca se desvía, es decir comprendieron que había que buscar la unidad donde está, es decir en su matriz, en otras palabras, que había que pedirla al Padre, en quien todos los hermanos se unifican. Es decir, estas criaturas humildes, que no veremos nunca en un congreso, encontraron enseguida lo que había que hacer y nos pusieron en el camino directo a la unidad. Alguno podía tener la tentación de interrogar a Hegel, a Loisy e incluso a Marx; de hecho, en las revistas y en los congresos se citaban estos nombres, que sin embargo estos solo podían dar soluciones parciales, porque la unidad no es una obra de los hombres sino de Dios, no se obtiene con el estudio, sino con la gracia. Acepta Padre, este ofrecimiento puro, ante todo por tu Iglesia, para que te dignes purificarla, custodiarla y unificarla…”[3]. 20110524-02El ecumenismo, enfocado por Chiara Lubich como «ecumenismo de la vida» y vivido en el Movimiento de los Focolares mediante una experiencia propia, madura a la luz de grandes almas como la de Juan XXIII y la de Pablo VI y del espíritu del Vaticano II, y se convierte en un compromiso fundamental de Giordani en los últimos años de su vida. Se puede decir que por Él todos los cristianos son verdaderamente hermanos que se han reencontrado. Él vive y difunde el nuevo espíritu ecuménico que esencialmente lo constituye el amor y tiende a la comunión de las almas, en la certeza de que «de la unidad de los corazones surge la unidad de las mentes»[4]. Es conmovedor pensar que su último artículo sobre el ecumenismo, El viaje hacia la unidad, lo escribió en diciembre de 1979, cuatro meses antes de su partida al Cielo. Y también en este artículo cultiva tenazmente una visión profética, en donde presenta la unidad de los cristianos como base y levadura para «dar un impulso al ideal de la unidad universal entre los pueblos»[5]. _______________________ (Tomado de: Tommaso Sorgi, Il percorso ecumenico di Igino Giordani (El itinerario ecuménico de Igino Giordani), «Nuova Umanità» n.199). [1] E. Robertson, Igino Giordani, Città Nuova, Roma 1985. Ed. inglese col titolo: The Fire of love. A life of Igino Giordani ‘Foco’, New City, London 1989. [2] E. Fortino, Igino Giordani e la preghiera per l’unità dei cristiani, in «Besa-Fede», Rivista greco-albanese, Roma, febbraio 2004, pp. 7-9. [3] I. Giordani, Questa ottava, Presentazione in: M. G. Dore, Suor Maria Gabriella (1914-1939), Morcelliana, Brescia 1940, pp. 9-25. [4] I. Giordani, Sette giorni per l’unità, «Città Nuova», 1978, n. 23, p.30. [5] I. Giordani, Il viaggio verso l’unità, «Città Nuova», 1979, n. 23, p.27.

Un sólo camino en la pluralidad de los dones

Un sólo camino en la pluralidad de los dones

Carisma e istituzione_01 El primer día de la semana dedicada a la unidad de los cristianos (18-25 de enero) tuvo lugar una jornada de estudio, que los Movimientos y Comunidades eclesiales quisieron dedicar al tema “Carisma e Instituciones”. La misma se realizó en el Palacio Renacentista Romano de la Cancillería, bajo la espléndida cúpula pintada con frescos por el célebre pintor Vasari en sólo cien días. Empezó con una invocación al Espíritu Santo. Fue promovida por el Movimiento de los Focolares, Nuovi Orizzonti, Fazenda da Esperança, la Comunidad Católica Shalom, la Comunidad Emmanuel y la Comunidad Juan XXIII, junto con el Centro de formación especializada “Evangelii Gaudium” del Instituto Universitario Sophia y bajo el patrocinio de la Asociación Canonista Italiana. La jornada representó una nueva etapa de la profunda “sintonía afectiva y efectiva” entre los Movimientos y realidades eclesiales, como subrayó en su intervención de apertura María Voce, quien fue la representante de todos los promotores. «Nos hemos comprometido a afrontar, día tras día, de acuerdo a los carismas que hemos recibido, los desafíos que conlleva el camino hacia la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad, tratando de acrecentar la comunión dentro de nuestros Movimientos y entre nosotros». La jornada también ofreció la posibilidad de profundizar un tema específico, el de la relación entre los carismas, dones del Espíritu, y las formas institucionales, a la luz del Documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe “Iuvenescit Ecclesia” (mayo de 2016), que presenta los dones carismáticos y los dones jerárquicos como “coesenciales”, y afirma que «la presencia de los carismas garantiza que nunca faltará el anuncio del Evangelio – como manifestó el Card. Kevin Joseph Farrell, Presidente del Dicasterio para los Laicos, Familia y Vida-, la presencia de la institución es la garantía de que no faltará nunca quien los reciba con apertura de corazón». Después de su aparición en el seno de la Iglesia, «en medio de la sorpresa y del desbarajuste que su inesperado e inédito florecimiento provocó»; de su aprobación, a menudo fruto de un camino largo y difícil, ahora los Movimientos–dijo Mons. Piero Coda, Rector del IUS- «están a las puertas de una tercera fase, en donde la efervescencia carismática está trabajando para buscar los canales oportunos para una equilibraba institucionalización (…) con el objetivo de expresar de la mejor forma posible su aporte específico». Una cuestión que está todavía abierta se refiere a la naturaleza de los movimientos eclesiales, que en virtud de sus carismas fundantes no sólo tienen necesidad de una nueva forma jurídica de asociación (en el Código vigente de Derecho Canónico no existen los términos “movimientos ni comunidades eclesiales” y los mismos han sido colocados jurídicamente entre las “asociaciones de fieles”), pero tampoco existen categorías de naturaleza jurídica aptas para sostener de la mejor forma posible las riquezas y especificidades carismáticas de cada uno. De hecho, es necesario tener en cuenta de que son miembros de estas “asociaciones”, a todos los efectos, laicos, sacerdotes y religiosos, conformando la que Mons. Christoph Hegge, Obispo auxiliar de Muster, define como “unidad comunional”, refiriéndose al “testimonio comunitario” que ofrecen todos los miembros de los Movimientos, si bien con “elasticidad y flexibilidad según su pertenencia”. Un testimonio que ofrecen juntos, como pueblo de Dios, acogiendo y viviendo el anuncio de la Iglesia de nuestro tiempo. Sobre la necesidad de diferenciar los estatutos jurídicos en relación con la variedad y peculiaridad de los carismas se expresó también Mons. Luis Navarro, Rector de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, para quien «no existe una solución jurídica unitaria. Es necesario hacer para cada uno un vestido a la medida». Pero, para hacerlo, es necesario «conocer e indagar cada carisma en su vida eclesial concreta». «En la historia de la Iglesia, los Movimientos han sido siempre la respuesta concreta a una necesidad» afirmó Laurent Landete, casado y padre de seis hijos, responsable en Francia de la Comunidad Emmanuel, quien estuvo entre los participantes en la mesa redonda de la tarde, dedicada a la presentación de los Movimientos y de las realidades eclesiales que trabajan en todas las latitudes. El porvenir de sus Estatutos fue el tema de fondo de la reflexión. La frescura, actualidad y variedad de formas con las que trabajan, movidos por el Espíritu, en las calles del mundo, suscitaron maravilla y sorpresa, así como cuando se está ante los colores y perfumes de un inmenso jardín en primavera.   Lee el adjunto

Día de la Memoria

El aniversario internacional del 27 de enero, establecido mediante una resolución de la Asamblea general de la Naciones Unidas, se celebra en conmemoración de todas las víctimas de la Shoah. El 27 de enero de 1945 las Fuerzas Aliadas derribaron el portón de Auschwitz y liberaron a los prisioneros sobrevivientes al exterminio del campo nazi Más allá de ese portón, además del lema «Arbeit macht frei» (El trabajo hace libres), el mundo vio con horror lo que había sucedido y conoció el alcance de un proyecto de eliminación masiva que causó la muerte de seis millones de personas. 73 años después del fin de la Shoah, en varias partes de Europa y del mundo, se proponen cada año encuentros, ceremonias, iniciativas y momentos de relato de los hechos por parte de los sobrevivientes, en especial en las escuelas, en todos los niveles, para “no olvidar” uno de los más terribles ejemplos de odio racista y para que símiles atrocidades no se repitan en ninguna parte del planeta.

Un médico luterano en focolar

Un médico luterano en focolar

Peter-720x0-c-defaultUn rostro redondo, con dos ojos azules y atentos. Encuentro por primera vez a Peter Grimheden en Lund, Suecia, en el histórico encuentro entre católicos y luteranos para celebrar los 500 años de la Reforma. Peter es un joven pediatra muy apasionado de su trabajo al que se dedica con gran entusiasmo. Su particularidad es la de ser sueco, luterano y focolarino. Eligió  un camino de donación total a Dios. Vive en Estocolmo en una pequeña comunidad con otros 4 focolarinos católicos: un belga, un argentino, dos italianos. ¿Creciste en un ambiente y en una familia cristiana? Formo parte de la Iglesia luterana sueca y provengo de una familia muy ligada a las tradiciones. Cuando era chico tenía la costumbre de ir a visitar a los abuelos. Antes íbamos a la Misa y después cenábamos juntos. Durante la cena, después de que la abuela había lavado los platos, nos sentábamos y debíamos escuchar a mi abuelo que nos leía un sermón de Lutero. ¡Como si el de la Misa no hubiera alcanzado! Lo único que me acuerdo es que jugaba a mantener la respiración. Mi récord fue el de resistir sin respirar durante un minuto seguido. Era una educación rígida y severa. Todo era o blanco o negro y no podía nunca ir al cine ni a jugar al hockey en el hielo. ¿Cómo conociste a los Focolares? Era muy amigo de una chica que me invitó a un concierto del Gen Verde, una banda musical inspirada en la espiritualidad de los Focolares. Me gustó la música, las palabras, la atmósfera que se construyó. El hermano de una de las que cantaban había muerto en una guerra civil y ella fue capaz de perdonar. Me gustaba un cristianismo positivo, no basado en las prohibiciones y en lo que no hay que hacer. Las personas de los Focolares se convirtieron en mis amigos y los visitaba junto con mi novia. Pero después de poco tiempo me sentía limitado en la relación con mi novia y terminamos. Seguí visitando a los Focolares y me sentí muy atraído por las personas que se donaban completamente a Dios viviendo en una comunidad. Para mí fue como resbalar en una cáscara de banana más que hacer una gran elección. Fue como enamorarme. Así, a los 21 años, viajé a Italia a Loppiano, cerca de Florencia, para asistir a la escuela de formación para focolarinos. Fue una ocasión única para conocer personas de todo el mundo aunque me sentía un poco “exótico” porque casi todos eran católicos. Hoy vives en un comunidad de Estocolmo. ¿Significa una dificultad convivir con personas de otra Iglesia? Tendríamos más o menos las mismas dificultades si viviéramos con personas de la misma Iglesia. El pertenecer a una Iglesia u otra no tiene un impacto en la vida cotidiana porque compartimos los mismos ideales. Tenemos en común la vida cristiana y no advierto diferencias entre nosotros. Me sentía un poco solo cuando asistía a mi iglesia luterana, pero, ahora mis amigos, de vez en cuando me acompañan porque están interesados en conocer mejor mi Iglesia, como yo también estoy interesado en conocer la de ellos. Tratamos de vivir con la presencia de Jesús entre nosotros y todos somos sus discípulos.   Fuente: Città Nuova