Movimiento de los Focolares
50 años del Movimiento Parroquial

50 años del Movimiento Parroquial

Vallo TorineseEn el Centro María Orsola, tendrá lugar una jornada especial con el título: “50 años de historia y una pasión por la Iglesia”. Junto a la presentación de algunas experiencias y a momentos artísticos, habrá varias intervenciones; del Card. Joao De Aviz (prefecto de la Congregación para los Institutos de vida consagrada, anteriormente arzobispo de Brasilia), sobre el tema “De las periferias del mundo al Vaticano”; y de Mons. Giuseppe Petrocchi (arzobispo de Aquila), sobre: “La vocación del Movimiento parroquial a la luz de la Juvenescit Ecclesia”. Notas de prensa

“La mística del fuego: Catalina y Chiara”

“La mística del fuego: Catalina y Chiara”

IMG-20170923-WA0012El sábado 23 de septiembre de 2017, en el Aula Magna del Instituto Universitario Sophia (IUS): ya desde los mensajes de introductorios de Mons. Buoncristiani, Arzobispo de Siena, de la Dra. María Voce, Presidente del Movimiento de los Focolares  y del Vice Gran Canciller del Instituto Universitario Sophia,  fue evidente la sintonía y cercanía entre las dos figuras carismáticas que han ofrecido no solamente al espacio eclesial,  sino a toda la sociedad civil de sus respectivas épocas, un ejemplo de profunda contaminación entre la espiritualidad y la encarnación, en el continuo obrar dentro de los desafíos de la vida de la comunidad. Marco Luppi, moderador del congreso, subrayó en la apertura, la continuidad entre las propuestas de la “ alegre brigada”  de los Catalinianos y la  espiritualidad de la unidad de los Focolares,  recordando como varios puntos fundamentales del pensamiento de la Santa de Siena – la unicidad de la elección de Dios, el valor generativo de la voluntad de Dios,  la importancia de vivir el momento presente-  han sido retomados y actualizados por Chiara Lubich. Se recordó que el mismo Igino Giordani, co-fundador del Movimiento de los Focolares, inicialmente se había encaminado por la vía trazada a partir de la experiencia de Catalina, fascinado por la demostración de una santidad al alcance de todos y por el mensaje universal contenido en su forma de proponer la elección cristiana. Es célebre el nexo “Yo-el hermano-Dios”, promovido por Giordani como un fecundo proceso de interrelación que completa la dimensión antropológica con la apertura espiritual a la paternidad divina en la acepción cristiana. El punto central del congreso fueron las dos ponencias principales. Sor Elena Ascoli O.P., con su tema “La mística del encuentro”, hizo un recorrido la dimensión íntima y concreta de la “mística del fuego” en Catalina. La esperanza cristiana, en la sienensa, se convierte en un auténtico camino vocacional en busca del sentido de la vida al servicio de la sociedad y de la Iglesia.  Fueron 381 las cartas, varias las compilaciones de himnos y oraciones, que hacen de Catalina la santa del encuentro y del diálogo, animado por la conciencia de que el descubrimiento de ese “fuego interior” (la relación con Dios), es un patrimonio que multiplica su valor en la medida que se dona, si construye una dinámica relacional de amor concreto al prójimo, si contribuye a la construcción de la vida asociada, en la búsqueda del bien común. IMG-20170923-WA0014Piero Coda, rector de Sophia, en su ponencia titulada “El Amor verdadero y el verdadero Amor”, propuso una lectura original del encuentro generador entre las raíces franciscanas de Chiara Lubich y el período cataliniano de Giordani, Un encuentro que se refleja en el período de la fundación del Movimiento de los Focolares como experiencia de renovación cristiana, capaz de dar vida a una realidad nueva en la Iglesia y en la sociedad. El “pacto” entre ambos carismas genera una novedad que subraya el dinamismo de la reciprocidad como caja de resonancia para la dimensión de la unidad y se convierte en el eje de una propuesta al servicio de la humanidad. La “mística del fuego” en Chiara Lubich,  identificada por Coda en algunos pasajes del escrito “Resurrección de Roma”,  recuerda precisamente como el ímpetu del empuje interior, individual,  florece en la dinámica comunitaria: «Es Dios quien de dos hace uno, y se pone como tercero en la relación entre ellos:  Jesús entre nosotros». En la clausura ofreció un mensaje Aldo Bernabei, representante del grupo de Catalinianos de Roma. Hizo un recorrido del camino de animación conjunta, de más de 10 años, entre su Asociación y el Movimiento de los Focolares, al proyecto “Juntos por Europa”, una manifestación que trabaja establemente en la construcción de un espíritu europeo que reconozca el alma cristiana entre sus propios valores fundacionales, y que reúne a más de 500 entre iglesias, movimientos, comunidades y asociaciones.

Palabra de vida – Octubre 2017

El apóstol Pablo escribe una carta a la comunidad cristiana de la ciudad de Filipo mientras está en la cárcel a causa de su predicación. Precisamente él ha sido el primero en llevar allí el Evangelio, y muchos han creído y se han comprometido con generosidad en la nueva vida, testimoniando el amor cristiano después de que Pablo haya tenido que irse. Estas noticias le dan una gran alegría, y por eso su carta está llena de afecto a los filipenses. Pablo los alienta a progresar, a seguir creciendo personalmente y como comunidad, y para ello les recuerda su modelo, del cual aprender el estilo de vida evangélico. «Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo». Y ¿qué «sentimientos» son esos? ¿Cómo es posible conocer los deseos profundos de Jesús para poder imitarlo? Pablo ha comprendido que Cristo Jesús, el Hijo de Dios, se vació de sí mismo y vino en medio de nosotros; se hizo hombre, totalmente al servicio del Padre, para permitirnos a nosotros convertirnos en hijos de Dios[1]. Llevó a cabo su misión viviendo toda su existencia de este modo: abajándose continuamente para ponerse a la altura de los más pequeños, los débiles e inseguros, y así aliviarlos y que se sintiesen por fin amados y salvados: el leproso, la viuda, el extranjero, el pecador. «Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo». Para reconocer y cultivar en nosotros los sentimientos de Jesús, reconozcamos ante todo en nosotros la presencia de su amor y el poder de su perdón; luego mirémoslo a Él y hagamos nuestro su estilo de vida, que nos apremia a abrir el corazón, la mente y los brazos para acoger a cada persona tal como es. Evitemos cualquier juicio a los demás, y en lugar de eso dejemos que nos enriquezca lo positivo de cada persona con quien nos encontramos, aunque esté oculto tras un cúmulo de miserias y errores y nos parezca una «pérdida de tiempo» buscarlo. El sentimiento más fuerte de Jesús que podemos adoptar es el amor gratuito, la voluntad de ponernos a disposición de los demás con nuestros pequeños o grandes talentos, para construir con valentía y concretamente relaciones positivas en todos los lugares donde vivimos; es saber afrontar también las dificultades, incomprensiones y divergencias con espíritu de mansedumbre y con la determinación de encontrar caminos de diálogo y de concordia. «Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo». Chiara Lubich, que durante toda la vida se dejó guiar por el Evangelio y experimentó su poder, escribió: «Imitar a Jesús significa comprender que los cristianos tenemos sentido si vivimos por los demás, si concebimos nuestra existencia como un servicio a los hermanos, si planteamos toda nuestra vida sobre esta base. Entonces habremos realizado lo que más le importa a Jesús. Habremos comprendido el Evangelio. Y seremos en verdad bienaventurados»[2]. LETIZIA MAGRI ___________________________________________________ [1] Cf. Ga 4, 6: «La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre»; y también Jn 1, 12: «A todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios» [2] Cf. C. Lubich, Palabra de vida, abril de 1982: comentario a Jn 13, 14: Ciudad Nueva n.166 (1982/4), p. 26.

Evangelio vivido: no lograba más

Evangelio vivido: no lograba más

20170927-01Cuando a mi esposo, John, le fue diagnosticado el Alzheimer mi vida cambió. En un primer momento estaba concentrada en mi dolor y en el peso que tenía que afrontar. Sólo después, encontrándome con personas que me permitieron experimentar el amor de Dios, entendí que ocuparme de John era lo más importante de mi vida. Pero el camino ha sido largo. Al principio estaba muy asustada y no lograba manejar la situación. Después cuando las condiciones de John empeoraron, no había nadie alrededor que me pudiera ayudar. Incluso el médico de familia estaba de vacaciones. Sufría sin saber qué hacer para ayudarlo. Además tenía que hacerme cargo de otras cosas, incluida nuestra situación financiera. Me sentía cada vez peor y también mi salud se resintió. Después de mucho buscar, una agencia encontró y me ofreció un “Care Support Worker”. Después de 4 semanas vino una señora que entendió nuestra situación y demostró mucha disponibilidad y apoyo. Me sentí aliviada. Pocas semanas después, fui invitada a un encuentro de 4 días organizado por el Movimiento de los Focolares. Participé porque había podido internar a mi esposo en una clínica. Una noche, durante un encuentro de grupo, alguien me preguntó: “¿Tú qué haces Pam?”. No quería responder y contar todos mis problemas, lo que estaba sufriendo y cuán débil me sentía. Pero después, para no ser maleducada, empecé a decir algo y, en un  momento dado, estallé en llanto. Era lo único que no habría querido hacer: atraer la atención. Pero enseguida todos trataron de reconfortarme, entendían lo que me estaba pasando y me querían demostrar amor y compasión. Al inicio pensé que me iba a sentir avergonzada pero (¡Increíblemente!), ¡Me sentí aliviada, sanada! La situación por sí misma no había cambiado, ¡había cambiado yo! De hecho me di cuenta de que cuidar a mi esposo se me había vuelto un peso. Sin embargo Jesús había dicho: “Mi yugo es suave y mi carga ligera”. Tenía necesidad de alguien que me recordara que Dios es amor y que nos ama inmensamente. Después de que puse a Dios en primer lugar en mi corazón, en la mente y en el alma, todo asumió la perspectiva justa. Mi esposo enfermo ahora representaba lo más importante. Seguramente en situaciones como ésta es importante la oración. Pero lo que más me ha ayudado a salir de mi situación de sufrimiento ha sido la presencia espiritual de Jesús en medio de ese grupo de personas. Me han hecho experimentar el amor de Dios. La experiencia con John continúa, pero ahora sé que puedo contar con el amor de todos. Da: New City (Inghilterra) Agosto-Septiembre 2017        

“Ser una presencia de María”

“Ser una presencia de María”

 IMG_1295Estoy contenta de dirigir un saludo a todos los participantes en la presentación del libro “Qui c’è il dito di Dio”[1]. Es el segundo volumen de la colección “Studi e Documenti”[2] promovida por el Centro Chiara Lubich. El título evoca una frase conocida por los miembros del Movimiento de los Focolares: el primer reconocimiento por parte del Arzobispo de Trento, Mons. Carlo de Ferrari, de ese algo nuevo que, de un modo edificante y al mismo tiempo contrastado, estaba naciendo en su diócesis, y que no venía de los hombres sino del “dedo de Dios”. Una mirada pura permitía al pastor, de esta manera, no detenerse frente a las consideraciones o a los juicios puramente “humanos”, sino penetrar más profundamente en la sorprendente acción de Dios, que se manifestaba a través de la vida de un grupo de chicas jóvenes, y esto 20 años antes del Concilio Vaticano II. La historia le habría dado la razón. Como miembros del Movimiento de los Focolares no podemos dejar de estar particularmente agradecidos a Mons. De Ferrari por su  sapiente discernimiento, que permitió que aquel pequeño fuego encendido creciera y se extendiera después por el mundo entero. A distancia de 70 años, este trabajo de Lucía Abignente nos hace conscientes de que la intuición del arzobispo estaba profundamente enraizada en la vida de la Palabra de Dios, y su modo de actuar estaba sazonado de humildad, de perseverancia, de disposición a pagar en persona, de profecía. En la reconstrucción de los acontecimientos, que estas páginas nos ofrecen, sobre la base de una amplia recolección de fuentes, descubrimos un hilo de oro. Circunstancias propicias y adversas permitieron establecer una relación de comunión viva, real, entre Chiara Lubich y “su” obispo, que dio sentido a esa alternancia de “Hosanna” y “Crucifícalo” –por decirlo con las palabras que encontramos en las cartas de ambos –y que hizo vivir a Chiara en el amor a Dios y a la Iglesia. Estas páginas nos ofrecen un testimonio auténtico y contagioso de todo esto. IMG_1285También hoy, constituye una invitación a volver a tomar conciencia del don del carisma recibido y de la potencialidad de una fundación, que, como se reconoce hoy día, ha abierto un camino a los itinerarios de otras realidades eclesiales. Me alegra constatar que la publicación de este libro acontece en el año que el Movimiento de los Focolares dedica a la profundización de María, uno de los puntos fundamentales de la espiritualidad de la Unidad. Fue en el periodo de iluminación vivido en 1949 (en el que el Espíritu Santo hizo contemplar a Chiara la grandeza de la Madre de Dios, admirarla en su belleza única, totalmente revestida por la Palabra de Dios), cuando se delineó también el designio de Dios sobre la Obra que estaba naciendo: La Obra de María justamente. La vocación, el sello “mariano” de esta Obra emerge de estas páginas, que dan prueba irrefutable – diría- de ello,  gracias al sí renovado de Chiara a los planes de Dios: sí a la llamada; sí al anuncio de ese Ideal que habría impregnado su vida; sí a la disponibilidad del ofrecimiento e inmolación del fruto generado, durante los años de estudio por parte de la Iglesia de Roma. En su “fiat” de la Anunciación como en el sí de la desolación a los pies de la cruz, María es el modelo, la forma, en la que Chiara Lubich vive su divina aventura. En los tiempos actuales, en los que se evidencia «una nueva y más explícita conciencia del principio mariano de la Iglesia como sacramento de unidad»[3], deseo que el testimonio y el mensaje, que transmite el libro que presentamos hoy, puedan ser un don para todo el pueblo de Dios y ayuden a la Obra de María a expresar la vocación que la Iglesia le ha confirmado en los Estatutos: ser «…– en lo posible – una presencia [de María] en la tierra y “casi” una continuación suya». [1] Qui c’è il dito di Dio”: Aquí está el dedo de Dios (N.d.t.) [2] Colección “Studi e Documenti”: “Estudios y Documentos” (N.d.t.) [3] B. Leahy, Il principio mariano nella Chiesa, Città Nuova, Roma 1999, p. 46.

Living City cumple 50 años

Living City cumple 50 años

LC50years_invitationLa revista en idioma inglés, fundada en el 1967 en Nueva York como una de las 32 ediciones del Movimiento de los Focolares, para festejar los 50 años de actividad ha organizado, el 24 de septiembre, en la Fordham University de Nueva York, un convenio del título “Construir puentes: cómo pueden los medios de comunicación facilitar el diálogo en una sociedad polarizada?” con el aporte de docentes y periodistas profesionales. Living City es leída y apreciada no sólo en los Estados Unidos, sino también en Canadá, Australia, Irlanda, Malta, Nueva Zelandia y en muchos otros países de lengua inglesa. Sus lectores son de todas las edades y convicciones religiosas. Recientemente ha recibido 5 premios de parte de la Catholic Press Association de Norteamérica.

De la comunidad de los Focolares de México

De la comunidad de los Focolares de México

IMG-20170926-WA0005«Desde los primeros instantes, muchos de nosotros, como la inmensa mayoría del pueblo mexicano, nos abrimos paso entre el estupor y la emergencia, para atender al llamado de ayuda que fluía de cada zona de la Ciudad de México y de otras localidades del interior del País que sufrieron la misma contingencia. Un profundo sentido de solidaridad ha cobijado cada zona afectada. Los hoteles han abierto gratuitamente sus puertas a quienes han perdido sus hogares, médicos y psicólogos ofrecen consultas gratuitas; no falta la familia que ofrece sopa caliente. Nos conmueven los voluntarios que trabajan arduamente y sin descanso, hora tras hora; son ciudadanos que horas antes eran lo mismo oficinistas que vendedores ambulantes, amas de casa y obreros. Se constata una vez más que tras la tragedia, emerge el verdadero fulgor de la identidad mexicana, que no pierde su esperanza, que se sabe contagiar de alegría y entusiasmo hasta en sus horas más oscuras. Los ríos de personas ayudando, de cada pequeña y creativa manera, es ver un pueblo vivo que se levanta como un gigante, de entre los escombros. IMG-20170926-WA0007Miembros de nuestra comunidad han dirigido sus ayudas en especial hacia Puebla, Morelos, Chiapas y Oaxaca, donde las ayudas fluyen con mayor lentitud. Una familia de Ciudad de México estableció un centro de acopio en su casa y luego se trasladó al estado de Morelos para ofrecer alimento y enseres a los más necesitados. Los jóvenes de la ciudadela El Diamante han acudido a Contla, localidad del estado de Puebla duramente afectada por el terremoto. Ahí han removido escombros, descargado y entregado víveres, y han consolado a quienes han caído en desgracia. Para llegar a esa comunidad, de difícil acceso, han tenido que cruzar un río y pasar una profunda barranca con un improvisado puente de cuerda. En otro frente, el grupo de Economía de Comunión en Puebla ha iniciado actividades de ayuda en San Antonio Alponocan, otra comunidad de aquella entidad. Finalmente y con el objetivo de coordinar las ayudas, hemos establecido en Ciudad de México un comité de emergencias que ha comenzado a operar un plan de acción para levantar un censo de daños y necesidades y organizar la comunión de talentos y bienes. IMG-20170926-WA0001En estos momentos de dificultad, tenemos presentes, para nuestro ánimo y consuelo, las palabras que María de Guadalupe hizo guardar a San Juan Diego en el Tepeyac: “Pon esto en tu corazón, mi pequeño hijo: no temas. ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No te encuentras bajo mi sombra, a mi cobijo? ¿No soy yo la fuente de tu alegría? ¿No estás tú en el pliegue de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿Necesitas algo más?”. Como Movimiento de los Focolares, redoblamos el llamado al amor y la fraternidad, base de la reconstrucción material y espiritual de nuestro amado País». Ciudad de México, 25 de septiembre de 2017

El Movimiento de los Focolares en movimiento

El Movimiento de los Focolares en movimiento

VietnamSe encuentran con las personas, reducen las distancias, conectan, unen. Son los “focolares temporales”, pequeños grupos, conformados por jóvenes y adultos, de las distintas vocaciones del Movimiento de los Focolares, que por un breve período (una semana, hasta un mes), parten para visitar a comunidadeslejanas, muchas veces radicadas en áreas aisladas. Más de cuarenta viajes sólo en los últimos meses: Sri Lanka, Islas Azores,Vietnam,Santo Domingo,Brasil,Tanzania… Viajes “autofinanciados” a través de las más variadas iniciativas y a menudo, con grandes sacrificios. En general, la iglesia local o la misma comunidad ofrecen los alojamientos. Cada viaje cuenta una historia distinta, pero todos poseen un común denominador: como “focolares” temporales que son, encienden nueva vida. Idalina y Toni son una familia de Portugal. Junto con otras siete personas, entre las cuales dos jóvenes, en el mes de agosto viajaron a Saurimo, en Angola. «Nos alojamos en la casa del arzobispo. Compartimos con él las comidas y muchos otros momentos del día». Durante las dos semanas de su estadía, estrecharon muchas relaciones con adultos y chicos de la comunidad: «Al final de los quince días, nos preguntaban cuándo volveríamos. El arte de amar de Chiara Lubich es un gran descubrimiento para todos». Canada_03A su regreso, después de un mes de estadía entre los pueblos autóctonos de los Territorios del Noroeste, en Canadá, Father Harry Clarke (sacerdote de British Columbia, provincia occidental de Canadá), Marilena y Mike Murray (una pareja de esposos de Washington DC), María Santana (Montreal) y Ljubica Dekic (Toronto) escriben: «En Yellowknife, capital de la región y sede de la diócesis, nos recibió el Obispo emérito, quien pasó toda su vida entre las poblaciones autóctonas del norte. Desde ahí y luego de un viaje de 40 minutos en avión, llegamos a Wha Ti, una de las cuatro aldeas de la tribu Tlich. Nos hospedamos en la casa de la parroquia. La gente de la aldea es sencilla y muy reservada. Uno de los problemas de la tribu es la falta de comunicación entre los ancianos, arraigados a  la cultura indígena, y los jóvenes, que ya no hablan el idioma de la tribu. Alcoholismo, juego de azar y drogas complican la situación. Nosotros presentamos la espiritualidad de la unidad. Luego nos dedicamos a las distintas actividades de la pequeña comunidad católica para niños y adultos. Las circunstancias nos pusieron en contacto con dos luteranos y una pareja de menonitas en misión, y así surgió una hermosa colaboración. Desplazándonos en canoa a lo largo del río, participamos de los eventos de la tribu, que precisamente en ese período reunía a la asamblea anual de las aldeas. De este viaje conservamos sobre todo las historias de vida, los problemas, las relaciones de confianza que se construyeron». Angola_02En Bambio, a 300 kilómetros de Bangui, en la República Centroafricana, un “focolar temporal” encontró a un grupo de pigmeos que desde hace veinte años conoce y vive el Ideal de la unidad. Fidelia escribe: «¡Es impresionante entrar en sus aldeas y oir que te saludan con un “ciao” (hola en italiano)! Los pigmeos tienen muchos valores: la fidelidad, la monogamia, la pureza, el sentido del sacro. Nos contaron sus experiencias sobre el “arte de amar” y la Palabra de vida. Cada aldea eligió un día de la semana para encontrarse, de 6 a 8 de la mañana, antes de empezar las actividades. Nos decían: “El focolar nos ha enseñado a vivir, a amar, a hacernos uno con los demás. Ya no hay ustedes y nosotros, somos todos nosotros. Los pigmeos no se mezclan con los demás porque nos miran feo. Sin embargo los focolares nos han considerado iguales y han venido a vivir con nosotros, a compartir nuestras alegrías y sufrimientos. No nos piden que nos convirtamos al catolicismo, sino que nos enseñan a amar”. Y añaden: “Nosotros, pigmeos, tenemos muchas costumbres en nuestra tradición. Pero desde que somos “de los focolares”, dejamos caer algunas. Por ejemplo, cuando mi hijo se enfermó, no fui donde el chamán como hacía antes, sino que lo llevé al hospital. Apenas los focolarinos se enteraron, vinieron a ayudarme hasta que se repuso”». La gratitud y el enriquecimiento son grandes, tanto en quien parte como en quien se queda, mientras crece la conciencia de que somos una única familia.