Mar 21, 2017 | Sin categorizar
Desde hace más de 25 años estoy en contacto constante con el padre Nabil, sacerdote católico de rito melquita de Siria, casado y padre de cinco hijos. Nos conocimos siendo ambos seminaristas, durante un encuentro del Movimiento de los Focolares. Desde que empezó la terrible guerra en Siria, nos fue espontáneo vivir esta situación juntos. ¡Cuántas personas involucradas en la oración por la gente en Siria, para invocar la paz! Nació así una comunión espiritual que une también las dos comunidades parroquiales, la suya en Siria y la nuestra en Suiza. Cuando sus dos hijas mayores no pudieron seguir estudiando en Siria, nuestra comunidad de Basilea las acogió. Durante el verano pasado, ya que tenía que cambiar de parroquia, pude tomarme el tiempo necesario para ir a verlo. ¡Empezaron así los 40 días en Siria! A las 3 de la madrugada llegué a Beirut, donde el padre Nabil me acogió en el aeropuerto. Con un vehículo repleto de personas y equipajes, emprendimos el camino hacia Siria. En la frontera recibimos una cálida acogida por parte del jefe. Mientras revisaban el auto y los documentos, fuimos sus huéspedes. Luego volvimos a arrancar, recorriendo rutas secundarias – las principales estaban cerradas – pasando por un sinnúmero de puestos de control, hasta llegar al pueblo del padre Nabil, que dista unos 5 km de la ciudad de Hama. Nos recibieron en varias casas y experimenté una acogida cálida y alegre. Descubrí una comunidad muy viva. Cada noche, en la parroquia, se encontraban, por turnos, más de 200 niños y jóvenes. En total eran más de 900 las personas que cada semana pasaban unas horas juntos. Era una fiesta cotidiana. El compromiso y la dedicación de los 70 jóvenes responsables eran fuertes, a pesar del hecho que asistían la escuela o a la universidad y estaban justo en periodo de exámenes. Con el paso de los días, empecé a entender que esta vida plena se desarrollaba en el marco de un dolor desgarrador. Descubrí que los estruendos que se escuchaban cotidianamente, provenían de los bombardeos. Entendí que los asentamientos de los “rebeldes” estaban ubicados sólo a unos pocos kilómetros de distancia. Me enteré de que apenas una semana antes, una aldea cristiana a 12 kilómetros de allá, fue asaltada y hubo muchos muertos. Varias familias ya no podían comprar lo necesario para vivir. Fuimos a visitar a unos enfermos que no podían recibir asistencia. De noche todo era oscuro: había sólo unas luces LED con las baterías. Descubrí en muchas casas las foto de los hijos muertos en guerra. Ya casi no quedaba ni una familia completa, porque más de 3.000 jóvenes viajaron al exterior. Un día, durante un funeral, cayeron dos granadas provocando dos muertos. Me preguntaba: esta gente ¿de dónde saca fuerza para no desesperarse? El hecho es que desde hace varios años, se ha desarrollado una gran comunidad que se inspira en la Espiritualidad de la unidad. Son más de 200 personas, organizadas en pequeños grupos, que se nutren de la Palabra de Dios y se hacen cargo de la gente que está en dificultad y de los niños. Han armado un pequeño centro social que se encarga de las personas con enfermedades graves y consiguen medicinas y asistencia médica, con la ayuda de la solidaridad de los ciudadanos y también internacional. Regularmente se visitaban hasta 450 familias para apoyarlas en las necesidades más urgentes. Se trataba de cultivar con esmero también las relaciones entre los varios grupos religiosos. De hecho, junto con los demás sacerdotes de la ciudad, nos invitaron a la cena del Ramadán con más de 200 Imanes de la ciudad de Hama. Durante la última semana tuve la ocasión de participar en la Mariápolis. Había más de 200 personas procedentes de varias ciudades y regiones del país: Damasco, Homs, Hama, Alepo y Latakia. Por primera vez, desde el inicio de la guerra, fue posible correr el riesgo de viajar y encontrarse. Todos han sufrido muchísimo, han perdido sus casas, el trabajo e incluso familiares queridos . Pero no han perdido la fe y el amor. (Ruedi Beck) Fuente: Revista Gen’s, enero – marzo de 2017, págs. 38-40
Mar 20, 2017 | Sin categorizar
Agnese Fermo, casada, dos hijos, docente de Matemáticas en Milán, miembro de la comisión internacional del Centro del diálogo entre personas de convicciones no religiosas del Movimiento de los Focolares. Le pedimos que nos cuente acerca de la experiencia que llevan adelante desde hace varios años a través de este diálogo a 360° grados y que nos presente, desde su punto de vista, el próximo congreso “¿Hay un sentido en el dolor?”. «En Castel Gandolfo, participé en los encuentros internacionales de este diálogo y también en los congresos en los que se reflexionaba acerca de la espiritualidad del Movimiento. Desde el inicio, percibíamos la importancia que tenían para cada uno de nosotros aquellas experiencias comunitarias que Chiara Lubich nos donaba. El “diálogo”, además de ser expresión del don de la diversidad, era un instrumento que enriquecía nuestras conciencias. Durante unos 15 años formé parte del “grupo del diálogo” en Milán. El deseo y la necesidad de diálogo de cada uno de nosotros, nos hacía sentir parte imprescindible de un fragmento de humanidad, y portadores de una parte de verdad en la relación que íbamos construyendo paulatinamente. Pero esta experiencia no se podía quedar “encerrada en grupo”: era el trazado de un camino para cada uno de nosotros, además que para el Movimiento mismo. Sentíamos la exigencia de “salir de los grupos estructurados”, especialmente después de que Chiara nos dejó. Hoy en Milán esta experiencia ha concluido, pero con las numerosas personas con las que la vivimos – miembros del Movimiento y no -, quedaron relaciones personales auténticas y profundas. Con respecto al próximo congreso “Hay un sentido en el dolor?”, creo que se puede decir que no nos fijamos un objetivo especial. Pienso que nace de la necesidad de abrir un espacio de diálogo, entendido no tanto como confrontación del pensamiento sobre el tema en sí mismo (¡tenemos tanta literatura en propósito! y es un tema al que se rehúye). Más bien tiene la intención de abrir un espacio capaz de acoger a personas con un sentido religioso y de vida distinto, capaz de dar un respiro amplio a esta humanidad tan diversa que representamos, nosotros que tenemos convicciones distintas. Pero nace también del deseo de ofrecer una experiencia comunitaria, aunque de sólo tres días, para vivir una dimensión de reciproca libertad, más allá de las pertenencias, en la que cada uno pueda donar su propia experiencia y su íntimo y más profundo sentir, sobre un tema tan delicado como el dolor. Personalmente no sabría decir cuál es el sentido del dolor. No supe encontrar una respuesta capaz de expresar el misterio que encierra esta pregunta. El hecho de cuestionarme, cuando voy a la cárcel femenina, me hizo descubrir el valor de mi presencia en ese lugar como momento de comunión, hecha sólo de instantes, de la soledad que marca el dolor de las mujeres que encuentro. De ellas recibo dones preciosos, y descubrí el valor del abrazo que esa comunión trae consigo; el valor de la relación que, aunque breve en el tiempo, hace que el hecho de estar la una por la otra, sea una realidad viva. Es saber “estar en la herida”, que para mí quiere decir estar llamada a aceptar lo que la vida en ese momento me ha reservado; es el rendirse ante lo que no se puede evitar, el dolor que todos estamos llamados a atravesar».
Mar 19, 2017 | Sin categorizar
La fundadora del Movimiento de los Focolares se apagaba en Rocca di Papa el 14 de marzo de 2008, a los 88 años de edad, tras una larga enfermedad. En el telegrama de pésame enviado para esa ocasión, el Papa Benedicto XVI reconocía en ella “el constante empeño a favor de la comunión en la Iglesia, el diálogo ecuménico y la fraternidad entre todos los pueblos”. Además, agradecía al Señor “por el testimonio de su existencia dedicada a la escucha de las necesidades del hombre contemporáneo” y expresaba el deseo de “que cuantos la han conocido sigan sus huellas manteniendo vivo su carisma”. Un carisma cuyo centro es la unidad de la familia humana. Una utopía, si no estuviese basada en la fe inquebrantable en el amor de Dios Padre hacia sus hijos y en las palabras de Jesús: “Que todos sean uno”. Un carisma que tiene mucho que decir, por tanto, al mundo de hoy, como confirma Maria Voce, actual presidente del Movimiento de los Focolares, al micrófono de Adriana Masotti: R. – Exactamente. Más aún: diría que casi más hoy que en el momento en el que Chiara lo anunciaba, porque ciertamente en aquel entonces estaba el desastre de la guerra, sin duda, había muchos dolores, pero no existía esta desunión que parece extenderse por el mundo en estos momentos y que parece reclamar, precisamente, la necesidad de la vida de este carisma de unidad que Dios donó a Chiara. Por eso, nosotros estamos descubriendo cada vez más su actualidad. P. – Una de las definiciones que se le ha dado a Chiara es la de “mujer del diálogo”, y hoy día se habla a menudo de diálogo, en distintos ámbitos, pero después no se dialoga o no se sabe dialogar. ¿Qué era el diálogo para Chiara y cómo vive el Movimiento de los Focolares esta dimensión? R. – El diálogo para Chiara era un estilo de vida, que significaba encontrar a cada persona como a un hermano. Por lo tanto, Chiara no quería entablar el diálogo, Chiara quería amar a los hermanos y por tanto, yendo al encuentro de cada persona, le abría su alma y espontáneamente el hermano respondía con una apertura igualmente grande. Así comenzaba el diálogo. Y también hoy es así para nosotros. Frente a cualquier persona, nos ponemos en esta actitud, tratamos de estar a la altura de Chiara poniéndonos en esta actitud, teniendo siempre esta alma abierta, sin mirar las diferencias o las distinciones de ningún tipo, sino para reconocer en ellas la posibilidad de un encuentro que nos enriquece, porque es un encuentro con un hermano que tiene un don para nosotros, sea cual sea su raza, su religión, su categoría social, su edad. P. – Por tanto, ¿es fuerte la convicción del Movimiento de que el diálogo sea el instrumento adecuado para resolver también los muchos conflictos de hoy? R. – ¡Ciertamente! No hay otra posibilidad. ¿Por qué? Porque el diálogo es amor. Y si el diálogo es amor, puede cambiar realmente la situación del mundo, puede hacer que donde hay guerra retorne la paz P. – Al principio de su experiencia espiritual, Chiara sintió fuertemente el grito de dolor de la Humanidad y decidió cargar sobre sus propios hombros este sufrimiento. ¿De qué modo, hoy día, la Obra fundada por ella afronta las muchas heridas que el mundo vive actualmente? R. – Quiere afrontarlas con la misma confianza de Chiara, una confianza basada precisamente en el grito de Jesús Abandonado, porque Chiara en aquel grito reconoció ciertamente el momento en el cual el Hijo de Dios sufrió más, pero también el momento en el cual el Hijo de Dios nos amó más. Y precisamente porque nos amó más, en aquel momento restauró la unidad que se había roto entre Dios y los hombres y la de los hombres entre sí. Por lo tanto, no hay otro camino para llegar a la unidad, sino el de pasar a través del dolor, pero que en su sustancia es amor, porque es dar la vida por los demás. Por tanto, también en relación a todos los sufrimientos del mundo de hoy, tanto a nivel personal como a nivel de la sociedad, de los pueblos o de las naciones, el Movimiento trata de reconocer un rostro de Él, de reconocer a un Dios que murió, pero a un Dios que también resucitó y que por tanto, puede resucitar sobre todos estos dolores. P. – Y esto se traduce después en muchas iniciativas, también concretas… R. – Exactamente. Que quizás empieza por un simple acto de amor de una familia que se ha dado cuenta de que otras familias sufren por el mismo motivo que sufre ella y trata de asumirse el sufrimiento del hijo con discapacidad, creando una red de solidaridad entre todos, involucrando a otras familias, involucrando al municipio, dándose cuenta de que empezando a amar en aquel dolor el rostro de Jesús Abandonado, algo se transforma. Y nosotros vemos esto, en el lugar en el que estamos, en los territorios en los que hay guerra, donde las personas del Movimiento Movimiento tratan de amar tanto a los amigos como a los enemigos, compartiendo los bienes, que se hace entre todas las familias, sin mirar la raza o la religión a la que pertenece… Y lo vemos continuamente en muchas relaciones que cambian y que construyen realmente comunidades nuevas que se unen en red para extenderse cada vez más. Fuente: Radio Vaticana
Mar 18, 2017 | Focolare Worldwide
De niño soñaba con ser piloto, pero el atractivo hacia el sacerdocio lo acompañó desde los 11 años. Nacido el 17 de mayo de 1932 en Líšnice, provincia de Písek, en la Bohemia Meridional, trabajó como obrero de 1952 a 1953. Desde 1960, después de graduarse, trabajó como archivista pero pronto dejó la actividad para estudiar teología. En 1968 fue ordenado sacerdote. A principios de los años ’60, durante un viaje en la entonces DDR (Alemania Oriental), se encontró en Erfurt con algunos laicos y sacerdotes que vivían la espiritualidad del Movimiento de los Focolares. Impresionado por la presencia de Jesús en medio de este grupo de cristianos, presencia que Él promedió “cuando dos o más están unidos en Mi nombre” (Cfr. Mt. 18, 20). Esta experiencia de comunión lo acompañará siempre. Su trabajo pastoral en Ceské Budejovice molesta al aparato estatal comunista, que en 1971 lo transfiere a las parroquias de la Selva Bohema. Siete años más tarde, debido a su influencia sobre todo en los jóvenes, se le retira el permiso de desarrollar su función sacerdotal. «Perdí la licencia, ya no puedo celebrar la Misa –explica a sus parroquianos-. He hablado y predicado de la cruz y les he recomendado que la carguen. Ahora es el momento de que yo la lleve». Reducido oficialmente al estado laical, Chiara Lubich acoge su solicitud de vivir en el focolar de Praga que se había abierto en el ’81. Como oficio trabaja durante 10 años lavando vidrios. En distintas ocasiones contó: «Non podía predicar ni administrar los sacramentos públicamente, pero mirando la cruz entendí que mi Sumo Sacerdote, Jesús, cuando estaba en la cruz casi no lograba hablar y tenía las manos clavadas. Me convencí: “Ahora estás cerca de tu Sumo Sacerdote” y abracé a Jesús Abandonado. La espiritualidad de los Focolares me guió en esta dirección. Entendí la fuerza de la que habla Isaías 53: “El hombre de los dolores…”. (…) Durante largo tiempo viví bajo esta luz: todo lo que es feo puede servir para mi edificación. Comprendí, sin exagerar, que estos diez años lavando vidrios fueron los años más bendecidos de mi vida». Solía repetir: «Considero que ha sido un milagro que Dios haya difundido la espiritualidad de la unidad en el mundo socialista, donde todo estaba bajo vigilancia. Él siempre conoce las “brechas”».
Con la “Revolución de terciopelo”, en 1989 vuelve a ser párroco. En 1990 es nombrado obispo de Ceské Budejovice y al año siguiente Arzobispo de Praga. De 1992 al 2000 es el Presidente de la Conferencia Episcopal Checa y de 1993 al 2001 Presidente de las Conferencias Episcopales Europeas. El 26 de noviembre de 1994 es creado cardenal. Después de la muerte del Obispo Klaus Hemmerle en enero del ’94, quien fue el iniciador con Chiara Lubich de la rama de los Obispos amigos del Movimiento de los Focolares, la fundadora invita al Arzobispo de Praga a asumir el papel de moderador. Remplazar a Mons. Hemmerle, gran teólogo y figura carismática, le parece comprometedor, pero Chiara Lubich lo tranquiliza: «No tema, Excelencia. Usted no estará solo. Irán adelante como cuerpo». El Cardenal asume este encargo durante 18 años, convocando y sosteniendo numerosos encuentros internacionales de Obispos, católicos y también de varias Iglesias, realizados en Castelgandolfo (Roma), en Estambul, Jerusalén, Beirut, Augsburg, Wittenberg, Londres, Ginebra, El Cairo, para nombrar sólo algunos.
La participación de los Obispos en la Obra de María es de naturaleza exquisitamente espiritual, y no interfiere en modo alguno con sus deberes de Obispos, como lo establece la Iglesia. Ellos reconocen que la espiritualidad de la unidad está «en profunda sintonía con el Carisma episcopal, refuerza la colegialidad efectiva y afectiva y la unidad con el Santo Padre y entre los Obispos, y finalmente conduce a la actuación de las enseñanzas del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia-comunión». Así se lee en el reglamento de la rama de los “Obispos amigos de la Obra de María”, reconocidos por Juan Pablo II y aprobados por el Consejo Pontificio para los Laicos con una carta del 14 de febrero de 1998. Han expresado su aprecio por estas iniciativas también los jefes de varias Iglesias Cristianas. Lee también: News.va
Mar 18, 2017 | Sin categorizar
Hoy, 18 de marzo, a la edad de casi 85 años, nos ha dejado el card. Miloslav Vlk, Arzobispo emérito de Praga, por 18 años moderador de la comunión entre los obispos que adhieren a la espiritualidad de la unidad. Gratitud del Movimiento de los Focolares por su vida.
Mar 18, 2017 | Focolare Worldwide
Nuestra diócesis de Lodwar – cuenta Mons. Dominic Kimengich – está ubicada en Turkana County (Kenia), a los confines con Uganda, Sudán del Sud y Etiopía. De Nairobi nos separan unos 700 km. Los que viajan hacia nosotros deben asegurarse de ir escoltados por la policía a lo largo del camino, para evitar caer en los frecuentes asaltos de bandidos y ladrones. Por los cambios climáticos, hace mucho tiempo que no llueve, y esto trae como consecuencia una terrible carestía que afecta toda la región de Turkana. El 60% de la población practica todavía una vida nómada y hasta ahora sobrevivió criando camellos, ovejas, cabras, asnos y bovinos. Ahora que ya no hay comida, ni pasto para el ganado, están obligados a emigrar a los países cercanos. Sin embargo, siendo una zona fronteriza, hay muchos conflictos entre tribus aledañas que luchan por la supervivencia provocando la muerte de muchas vidas inocentes, entre ellas las de mujeres y niños. En la diócesis tenemos un enorme campo de refugiados llamado Kakuma, con casi 200.000 refugiados procedentes sobre todo de Sudán del Sud, cuya situación se agrava día tras día. Muchos provienen también de Somalia. Nos encontramos en una situación muy difícil, porque ni siquiera los habitantes de Lodwar tienen comida y agua suficientes. Incluso muchos niños han dejado de ir a la escuela porque no hay comida. En 1985, cuando estaba en el Seminario, alguien me habló de la espiritualidad de los Focolares, pero una vez ordenado sacerdote me asignaron a una parroquia desde la cual era muy difícil permanecer en contacto con el Movimiento. Sólo desde que soy obispo puedo participar en algún encuentro en Nairobi. En el 2012, para celebrar los 50 años de la evangelización, pensamos invitar a los obispos de las diócesis aledañas: Uganda, Sudán del Sud, Etiopía y de otras 4 diócesis de Kenia, para hablar de la paz y preguntarnos qué podemos hacer nosotros. Vinieron 10 obispos y compartimos juntos unos 3 días. Ahora este encuentro se repite cada año. Vimos que, desde que nos encontramos, el conflicto se ha ido reduciendo. Una vez fui a ver al obispo Markos de Etiopía, también él presente en este Congreso, y de la unidad que se ha creado también con los demás obispos, encontramos la fuerza para llevar adelante nuestro ministerio en una tierra tan asolada.
Aquí en Castel Gandolfo, es maravilloso compartir las propias experiencias con obispos de todo el mundo y ahondar juntos en el conocimiento del carisma de la unidad, que enseña de forma práctica cómo vivir – también como obispos – un amor auténtico en el espíritu de fraternidad. Participar en este Congreso ha sido un gran testimonio del amor de Dios por mí y de cómo Él quiere que nos amemos unos a otros como Jesús nos ha amado. El tema elegido para este año se encuentra en profunda sintonía con la realidad de mi vida y de la región de la que provengo. Es sólo viendo las cosas desde el punto de vista de Jesús crucificado y abandonado, que podemos esperar un mundo en el que las personas aprenden a vivir en paz, compartiendo lo que tienen hasta llegar a abrazarse el uno al otro como hijos del mismo Dios Padre. Mientras me preparo para volver a mi diócesis, puedo atestiguar con certeza de que ya no soy el de antes. Me siento muy fortalecido por la unidad con mis hermanos obispos. En la unidad en Jesús abandonado, sé que no estoy solo en aquel rincón de Kenia afrontando las numerosas situaciones difíciles. Jesús está conmigo de forma muy cercana. Sé también que puedo contar con las oraciones de todo el Movimiento. Estoy muy agradecido con Dios que hizo posible todo esto.
Mar 17, 2017 | Sin categorizar
A primeras horas de la mañana del 16 de marzo 2017, nos ha dejado Gianni Caso, focolarino, abogado y juez, redactor de Città Nuova y responsable por muchos años de Comunione e Diritto. En breve se publicará su perfil.
Mar 17, 2017 | Focolare Worldwide
El Programa de Turismo Solidario y Sustentable que la Pastoral del Turismo de Salta (Argentina) promueve desde hace 6 años, sostiene pequeñas comunidades de las ciudades de Salta, Jujuy y Catamarca, en el norte del país, valorizando así sus recursos humanos y naturales, para salvar la riqueza cultural y la diversidad vinculada a la historia local. Al mismo tiempo, se ofrece una formación profesional para la producción de distintos productos vinculados a la industria del turismo, alojamientos, transportes, venta de productos artesanales y alimenticios (mermeladas, licores, miel, etc…). De este modo se trata de evitar la migración de la población del área rural a la urbana, impidiendo de este modo el crecimiento de las zonas marginales en las grandes ciudades, y al mismo tiempo, protegiendo a las pequeñas comunidades con su rica cultura que está en vías de extinción.
«Lo que distingue esta experiencia de desarrollo local de otro tipo de experiencias – explica Virgina Osorio, socióloga e investigadora de Suma Fraternidad– son las palabras “comunión y diálogo”: comunión, porque cada actor pone en común los propios talentos y los recursos para el desarrollo del programa; diálogo, porque en el proceso de desarrollo hay una fuerte interacción entre los diversos protagonistas, a menudo contrapuestos entre ellos. Las dificultades, realmente, no han faltado, pero la estrategia con la que se tratan de superar las problemáticas es la de trabajar en equipo poniendo en práctica la escucha activa de todas las partes interesadas: las comunidades locales, el Estado, las empresas y otras organizaciones de la sociedad civil». Y continúa: «El resultado de esta experiencia es el nacimiento de un nuevo producto y de un nuevo tipo de consumidor. No es el concepto de turismo al cual estamos acostumbrados, sino que en esta experiencia el valor agregado es el contacto con la riqueza cultural de las pequeñas comunidades rurales y, en algunos casos, de los descendientes de las poblaciones indígenas, es decir un turismo que genera el encuentro entre las personas».
Pero escuchemos a alguien que ha participado en el programa, como Stefano, joven turista italiano: «Siento que para algunas personas viajar es como ver el mundo desde una vitrina. Se viaja buscando nuestro estándar de vida occidental, con nuestras comodidades, nuestra seguridad y certezas, y vamos a “consumir”, como si visitar lugares fuese beber una bebida que después tiramos. Se toman muchas fotos, se adquieren suvenires, se come en un lugar típico y ¡el juego está hecho! En cambio un país no está hecho de monumentos y souvenirs, sino que está hecho por personas que pueden también ofrecer hospitalidad, compartiendo su casa, su mesa, la música: ¡es el modo más auténtico de viajar! “Compartir” que es “condividere” (en italiano), ¡es el verbo en lengua española que aprendí durante este viaje a Argentina!». Y la familia de María José y Pablo, argentinos: «Nos gustaba esta idea de vacación, hacer paseos, conocer nuevos paisajes, pero sobre todo tener la posibilidad de encontrarnos con estos “paisajes humanos” que a veces se esconden detrás de postales y fotos, que nos han permitido entrar en la realidad de estas comunidades. Una sensación que atravesó nuestra experiencia fue la de haber roto nuestros esquemas y llenarnos de la vida de estas personas que tenemos ahora en el corazón; experimentar el ritmo tranquilo y profundo de estos lugares y la vista de múltiples paisajes que hemos cruzado en nuestro recorrido. Ahora, llegando a la ciudad, miramos de otro modo, con ojos nuevos».
Mar 16, 2017 | Focolare Worldwide
De ser un pequeño burgo medieval a uno de los principales “hub” de Gran Bretaña por el comercio transatlántico especialmente con Norteamérica. Glasgow, puerto fluvial sobre el río Clyde, se proyecta hacia el futuro, enriquecida por una vasta tradición cultural. Desde 1451 acoge a la cuarta universidad más antigua de Escocia. En esta prestigiosa sede, que formó a siete premios Nobel y escuchó a Albert Einstein explicar la teoría de la relatividad, el Movimiento de los Focolares y la Sociedad Islámica Ahl Al Bait organizaron, el 27 de febrero pasados, lección pública sobre el diálogo y la unidad entre personas de credos distintos. “Unity in God and Unity of God”, fue el título de la velada, que tuvo como invitados al Dr. Mohammad Ali Shomali, Director del Instituto Internacional para los Estudios Islámicos de Qum (Irán), quien actualmente es el responsable del Centro Islámico de Gran Bretaña y es una personalidad muy conocida en el mundo chiita, y al Prof. Paolo Frizzi, docente de Teología y praxis del diálogo interreligioso del Instituto Universitario Sophia de Loppiano, cerca de Florencia, donde coordina el Centro de Investigación y Formación “Sophia Global Studies”. Al día siguiente, el Dr. Shomali dictó una charla los miembros del Parlamento escocés.
La amistad entre el Instituto Universitario Sophia y el académico chiita se mantiene desde hace tiempo, y, el verano pasado, dio vida a un proyecto de investigación y diálogo con el sugestivo título “Wings of Unity”, “alas de unidad”. Ha involucrado a un grupo de expertos, cristianos y musulmanes. Explica el Prof. Frizzi: «Presenté la metodología y el clima de unidad promovidos por nuestro Instituto, donde trabajamos con un enfoque académico de tipo integrado, que complementa la teoría con la aplicación y la experiencia. Por ejemplo, en el curso sobre diálogo interreligioso, somos tres profesores con formación académica y experiencias distintas, pero tratamos de desarrollar un programa común, fruto de la escucha recíproca. Es una especie de viaje de unidad en el cual “co-enseñamos” en las clases en donde también los estudiantes son protagonistas».
Wings of Unity, explica el docente de Sophia, concretamente quiere ofrecer un espacio de diálogo en donde, por una parte, se pueda profundizar el significado de la “unidad en Dios y de Dios”, aclarando elementos comunes y diferencias; y por otro lado explorar las formas en las que se puede vivir la unidad concretamente, para sanar heridas y resolver divisiones. «Demasiado a menudo las iniciativas interreligiosas se limitan a pocos y no tienen un impacto concreto. El momento actual es delicado, tenemos que tomar en cuenta la transición hacia un incierto nuevo orden global, donde una mayor interconexión e interdependencia si conjugan con divisiones dolorosas, que fragmentan la unidad de las sociedades. Probablemente la globalización ha fracasado en su intento de construir una comunidad sostenible, así como las instituciones trasnacionales no han logrado garantizar un espacio seguro donde las culturas y las religiones puedan encontrarse, sin correr el riesgo de perder la propia identidad. Pero si bien esto es cierto, por otro lado existen experiencias y casos de compromiso y diálogo que provienen de la base y que por el contrario enriquecen las barriadas y unifican las comunidades. Parten de abajo y ayudan a comprender la unidad de la diversidad». Come dice el Papa Francisco en la Evangelii Gaudium, el diálogo se realiza en un mundo que no tiene forma de pirámide (donde algunos están por encima de muchos otros) ni de esfera (sin ninguna diferencia), sino que de poliedro, donde se logra la convergencia entre todas las partes, mientras cada una mantiene su individualidad.
Sobre el tema de la identidad y la comparación intervino el Dr. Shomali: «Si reflexionamos sobre el desarrollo de las religiones, nos damos cuenta de que desde siempre existe un interrogante: cómo hacer para que las personas se mantengan unidas, convenciéndolas de que, permaneciendo dentro del recinto estamos mejor». Este concepto ha generado distancia, en cuanto no expresa tanto “quiénes somos” sino más bien “quiénes no somos”, según un modelo de identidad basado en el temor y en la exclusión. Si esto funcionó en el pasado, fue porque el mundo estaba muy segmentado, sin muchas posibilidades de encuentro entre personas de credos, etnias o culturas diferentes. Hoy no es así. En este mundo la identidad es más frágil y difusa. Por tal motivo, argumenta el estudioso chiita, «tenemos necesidad de una nueva comprensión basada en aquello que podemos ofrecer y lo que podemos apreciar en los demás. Relacionarse con los demás es esencial. Yo no puedo ser un buen musulmán, o cristiano –o un buen iraní o escocés- si no sé relacionarme con las otras personas y contenerlas dentro de mi identidad». Por lo tanto es necesario cuestionarnos el mismo término identidad: «El cuerpo humano tiene órganos diferentes, cada uno con una función. Sin embargo, ninguno sobrevive si está aislado». Y concluye: «Cuando miro el Corán me doy cuenta de que este es el plan de Dios. En su creación y revelación, Dios nos ha mostrado la vía hacia la unidad».
Mar 15, 2017 | Sin categorizar