
Il giorno in cui Signora Aria partì

«Turbada» por el anuncio del ángel, María personifica el desconcierto inicial que envuelve a quien busca la verdad, y por eso abre sus puertas a la escucha y al descubrimiento de significado. De María se aprende ante todo la certeza de que existe un significado en la vida que hemos de captar. En su ¿cómo es posible? (Lc 1, 34) asume el dato que constituye el núcleo del interrogante propio de cada ciencia. Aquello que «se anuncia» ha de ser acogido y «aceptado». Solo la total e incondicional apertura nos hace capaces de formular preguntas, de dialogar, de «soportar el peso de la novedad», de «perder» y de «permanecer en pie» en silencio. Una apertura hacia lo real que es viable solo en el marco de una dinámica de amor.
Inmersos como estamos en un mundo digital del que aún no imaginamos ni de lejos cuánto ha de cambiar nuestra cultura y nuestras sociedades, el autor trata de descubrir cuáles son las mejores coordenadas que la Iglesia tiene a su disposición para anunciar la buena noticia, buscando sin descanso el cobalto de la comunicación, es decir, la fórmula, el tono, el modo de comunicar el Evangelio que responda a la novedad permanente del lenguaje de la fe y al no menos cambiante código de esta cultura global. Editorial Ciudad Nueva
¿Tiene la Iglesia una visión machista de la mujer? ¿Cómo ha evolucionado la relación entre la institución eclesial y las mujeres? ¿Son las santas tan dóciles y sumisas, tan alejadas de nuestro día a día como las pinta la iconografía cristiana? ¿Las mujeres de los países católicos se han emancipado más tarde (si es que lo han hecho realmente)? ¿Cuál es la auténtica novedad que produjo la revolución sexual? Lucetta Scaraffia participó en el feminismo de los años 60 y hoy es una de las voces femeninas más autorizadas en la Iglesia. En diálogo con Giulia Galeotti, responde con franqueza y lucidez a muchas cuestiones de sumo interés para comprender el papel de la mujer en la institución eclesial a lo largo de la historia y en la sociedad occidental contemporánea. Editorial Ciudad Nueva
«In te Signore ho posto la mia speranza; non sarò confuso in eterno (Sal 71, 1)». Così iniziò la sua ultima omelia nel Duomo di Aachen (Germania), il vescovo Klaus Hemmerle, già gravemente malato. Era la fine del 1993. «Dio, tu mi reggi forte così come sono. Dio, tu reggi il mondo così com’è. Dio, tu reggi forte questo prossimo così com’è. Essere sorretti da Lui che è sceso nella “kenosi”, che si è spogliato di tutto e ha preso la forma di servo: questa è l’unica via in cui si può riaprire per noi la porta della speranza. Accogliere Lui che ci ha accolti per primo. Farci portare da Lui. Credere che siamo sorretti da Lui. Questa è la cruna dell’ago attraverso cui riceviamo il filo della speranza che vi è infilato. Questo Dio può darci davvero la speranza. E qui la nostra Chiesa con tutti i suoi sbagli e le sue debolezze, con tutte le sue richieste e le sue sfide troppo grandi e troppo piccole, può essere una realtà straordinaria: una comunità di uomini che credono al fatto che sono stati accolti e sostenuti, una comunità di uomini che si sostengono reciprocamente, in cui ognuno regge l’altro». Da “Klaus Hemmerle, innamorato della Parola di Dio” – Città Nuova Ed. pp 290-91 (altro…)