Movimiento de los Focolares

Solemne concelebración por el Papa

 La noticia de que el Papa había sido internado, que suscitó sorpresa y trepidación, llegó poco antes de la conclusión del 29� Congreso espiritual de los Obispos amigos del Movimiento de los Focolares, reunidos en el Centro Mariápolis de Castelgandolfo, del 19 al 25 de febrero de 2005. Antes de su regreso enviaron al Papa el siguiente mensaje: Queridísimo Santo Padre, antes de regresar de Castelgandolfo, queremos hacerle llegar un calurosísimo saludo junto con los más vivos augurios de una pronta recuperación. Unidos a toda la Iglesia, en incesante oración, junto a María Santísima, pedimos para usted gracias especialísimas y el consuelo del Espíritu Consolador. Gracias, Santo Padre, por el luminoso ejemplo de fe y de amor con el que afronta la prueba. �Gracias por su ministerio, que es todo un don!”. Una característica relevante de estos días ha sido precisamente el intercambio de mensajes con el Papa. Una inesperada carta firmada por él, en estos días de enfermedad, dirigida al Card. Miloslav Vlk, promotor del encuentro, ha dado una entonación fuerte e incisiva al Congreso. “Verdaderamente, Usted es quien ‘más ama’ y ‘confirma a los hermanos’…” escribieron como respuesta los Obispos. Juan Pablo II dirigió un pensamiento especial a Chiara Lubich, expresándole su “reconocimiento por el testimonio evangélico que el Movimiento ofrece en tantas partes del mundo”. Refiriéndose al tema del congreso: “La presencia del Resucitado en medio de su pueblo: principio vital de la Iglesia del tercer milenio” – el Papa animó a los Obispos a “dar testimonio en la sociedad de hoy de la presencia de Cristo resucitado, centro de la Iglesia” y dijo estar convencido de que de una reunión basada en este “principio vital” no puede no surgir una “renovada vitalidad apostólica” y una “audacia misionera” que respondan a los retos de nuestros tiempos. Seguidamente invitó a los participantes a ser “signos elocuentes” del amor del Señor crucificado y resucitado, presente en el sacramento de la Eucaristía, y “artífices de su paz en todos los ambientes”. Retomando el llamado del Papa, las intervenciones de los Obispos, quienes han transcurrido días de intensa fraternidad, han dado voz a los numerosos sufrimientos de la humanidad: guerras, hambre, enfermedades, situaciones políticas y económicas precarias; pero al mismo tiempo han transmitido una fe todavía más grande en la acción de Dios que conduce a una acción decidida e iluminada. Así dijo el Obispo Simón Ntamwana de Burundi, quien habló de cómo el episcopado del país trabaja para crear, después de los años difíciles vividos en Burundi, una cultura de paz y de reconciliación. Un Obispo de Centroamérica, sostenido por lo que había experimentado en el Congreso del año pasado, comunicó cómo, a partir de la espiritualidad de comunión, ha logrado desarrollar una sorprendente función de pacificación entre los políticos. Un Obispo de Tanzania, Desiderius Rwoma, habló de la difusión del Evangelio a través de la constitución de pequeñas comunidades cristianas, formadas espiritualmente, que han empezado a atraer a numerosas personas todavía alejadas del cristianismo. Profundizando en la promesa de Jesús de estar presenta allí “donde o tres están unidos en Su nombre” (cf. Mt. 18, 20), Chiara Lubich en su intervención –leída por Natalia Dallapiccola, una de sus primeras compañeras, subrayó: “Jesús resucitado no es una presencia estática” sino que actúa como “principio unificador”, y por lo tanto activo: el amor”. “Pero esto –agregó- exige la respuesta del hombre”. “Por lo tanto toda división en la comunidad va contra su naturaleza”, es más, “por ella se altera la profunda identidad de la comunidad que es Cristo presente… He aquí el por qué la Iglesia, a veces, no es amada”. Por lo tanto es necesario llevar, cada vez más, las relaciones de los creyentes “a la reciprocidad, a la comunión, que hace ‘visible’ al Señor”. Conscientes de la actual situación mundial, los Obispos presentes se mostraron profundamente sensibles a estas afirmaciones que en los días siguientes fueron profundizados mediante una serie de reflexiones culturales del filósofo Giuseppe María Zanghì sobre el vuelco histórico en acto y su desarrollo en el ámbito académico con hindúes y budistas; de los teólogos Hubertus Blaumeiser y Brendan Leahy sobre los aspectos de una nueva comprensión de la Iglesia que tenga como centro la presencia del Resucitado en medio de los suyos; de la socióloga brasileña Vera Araujo sobre la persona en la sociedad global. Estos aportes de reflexión han sido el marco para los testimonios de Obispos, sacerdotes y laicos sobre la “renovada vitalidad apostólica” que suscita la presencia del Resucitado. La dimensión ecuménica fue abierta con experiencias sobre el diálogo de la vida entre Obispos de distintas Iglesias y sobre el camino de comunión entre movimientos y comunidades, hecho visible en Stuttgart, en la gran manifestación de mayo pasado “juntos por Europa”, sobre la cual intervino el pastor evangélico Friedrich Ashoff. La dimensión política fue ilustrada por Lucía Crepaz presidente del “Movimiento político por la unidad”, que, a partir de la experiencia de varias décadas de este Movimiento, ha trazado la identidad de una acción política entendida como servicio a la sociedad y, eligiendo como método el diálogo, sabe tejer, sin exclusiones, una “red entre las diversidades”. Un gran interés, en este momento de fuerte crisis de la institución familiar, la suscitó el anuncio del “Familyfest” del 16 de abril próximo, por parte de Annamaria y Danilo Zanzucchi, responsables del Movimiento Familias Nuevas de los Focolares, dirigido a dar visibilidad a la realidad de la familia según el designio de Dios en el marco de los retos actuales. Muchos obispos han expresado su deseo de cooperar a la realización de los Familyfest que se desarrollarán en sus naciones. De hecho están previstos 120 en todo el mundo, conectados en una transmisión televisiva en directo con Roma. “Aquí he advertido un Evangelio fresco”, declaró en el momento de las conclusiones uno de los 20 participantes de África presentes, el Obispos Jean Ntagwarara de Burundi expresando una convicción compartida por numerosos de sus hermanos: “Vivir la espiritualidad de comunión es el remedio para sanar las tantas heridas de nuestro pueblo”. Así se expresó el Obispo Giovanni Dettori, de Cerdeña: “Esta unidad me da fuerza: se siente que somos un corazón y un alma sola”. La constatación más frecuente de los participantes era, de hecho, la de haber experimentado en los días del Congreso a “Jesús vivo”, no sólo el de hace 2000 años, sino el Jesús que todavía hoy toca los corazones y mueve mentes y brazos para actuar en un modo conforma a su Evangelio, expresando el don de su amor entre los hermanos. Momentos particularmente intensos, en el contexto de este año dedicado a la Eucaristía, fueron las concelebraciones animadas, día tras día, por Obispos de un continente diferente con elementos característicos de su cultura.

Una experiencia de vida: la comunidad terapéutica de Mario Giostra

Desde hace casi veinte años soy Trabajador Social y me desempeño en el campo de las drogadicciones. Actualmente me ocupo de sujetos en doble diagnóstico y estoy colaborando en un proyecto de investigación destinado a establecer criterios de revisión empírica de los resultados para las comunidades terapéuticas. Mi actividad profesional comenzó casi por casualidad (estaba sacando la licenciatura en matemáticas) después de haber hecho experiencia, en algunas actividades de voluntariado, en donde, aplicando de modo muy simple algunas de las intuiciones de Chiara Lubich sobre el modo de amar al prójimo, lograba entrar en profunda relación con estos chicos. También fue motivo de interés para mí constatar que su recorrido terapéutico y educativo se enriquecía significativamente. Después de algunos años los frutos de este trabajo empezaron a ser dignos de atención y dentro de mí se desarrolló la convicción de que eso no podía ser casual; tenía que existir necesariamente una precisa relación de causa y efecto que justificara los resultados que estaban emergiendo. Tenía la impresión de encontrarme de algún modo ante una novedad con significativas potencialidades. Sentí, por lo tanto, la exigencia de profundizar lo que estaba ocurriendo y de tratar de traducirlo en un modelo teórico bien estructurado y por lo tanto en oportunas estrategias de intervención. En estos años las reflexiones en tal sentido han sido muchas, pero quizás el concepto sociológico que me ha sido más útil en este trabajo de investigación ha sido el de la empatía. El sociólogo Achille Ardigò, por ejemplo, la describe cómo la capacidad de un actor social de ponerse intencionalmente de frente a otro hombre para hacer una experiencia de relación. Darse cuenta de lo que el otro vive profundamente esta relación, sin medirlo con su propia experiencia y sin reducirlo a esquemas propios sino reconociéndolo en su alteridad. La empatía, por lo tanto, no es considerada un acto mental sino una experiencia a través de la cual el actor social va más allá del mundo, de la vida cotidiana y se abre a otras experiencias, también de relación con otras personas. Carl Rogers, uno de los autores que más han contribuido en la profundización del término, la describe como la «capacidad de vivir momentáneamente la vida del otro». En el ‘59 afirma que eso significa: «percibir el marco interior de referencia de la otra persona con esmero, con las componentes emocionales y con los sentidos que le pertenecen y además como si uno fuera la otra persona». Es casi imposible no advertir evidentes similitudes entre la empatía, tal como la hemos definido, y lo que Chiara Lubich, en la explicación de su pensamiento espiritual ha llamado «hacerse uno», idea fundamental en la relación de reciprocidad así como ella la ha intuido. Se trata de una expresión ya presente en algunos autores, en especial de la escuela fenomenológica, pero que en este contexto se enriquece de nuevos elementos. He elegido algunos entre los muchos pasos en los que ella describe este concepto y la «técnica» para vivirlo de modo eficaz: «Amar al otro ‘como a uno mismo’, el otro soy yo. Y lo amo como a mí: tiene hambre, soy yo quien tengo hambre; tiene sed, soy yo quien tengo sed; le falta un consejo, a mí me falta». O bien: «Hace falta detenerse y sentir con el hermano: hacerse uno hasta que se carga con su peso doloroso o se comparte ese alegre… Hacerse uno exige la continua muerte de nosotros mismos». Todavía: «Hacerse uno con cada persona que encontramos: compartir sus sentimientos; llevar sus pesos; sentir en nosotros sus problemas y solucionarlos como cosa nuestra, hechos uno por el amor…» Para hacerse uno hace falta estar totalmente y durante todo el tiempo desapegados de sí. En efecto – nosotros lo sabemos – hay quien por apego a sí o otra cosa no escucha hasta el final al hermano, no muere totalmente en el hermano y quiere dar respuestas coleccionadas en su cabeza… Este discurso puede ser extendido con mucha facilidad a aquello que Roger y su escuela han llamado «técnicas de comprensión empática” que todavía son muy actuales en el counseling y son utilizadas por muchos operadores de lo social. Para describirla exhaustivamente haría falta mucho tiempo; sólo destacaremos algunas características esenciales. La comprensión empática se basa en tres presupuestos fundamentales que son la empatía, la congruencia (o coherencia interior del terapeuta) y la aceptación positiva del otro, presupuestos que están no sólo presentísimos, sino que son indispensables para quienquiera que desee hacerse uno con su prójimo. La actitud Rogerana, además, se vale de toda una serie de actitudes no verbales que sirven para hacer sentir cómoda a la persona que se tiene de frente, tranquilizarla y «hacerla sentir importante” (la postura, la mirada, el silencio interior para hacer sitio al otro…) que, como hemos apenas leído, son indispensables y particularmente evidentes en quienquiera esté «haciéndose uno”. Y se podría continuar …. Pero no se puede dejar de destacar una profunda y fundamental diferencia, es decir esa necesaria «muerte del propio yo» que Chiara Lubich repite cada vez describiéndola como el paso obligado e indispensable. Se desarrolla de este modo una visión por así decir alterocéntrica que no se conforma con el simple acto de oponerse en la piel del otro, sino que solicita una revolucionaria operación de autoanulación; se establece, pienso que por primera vez, la relación con el alter removiendo la primacía del yo. Muchas de las modernas teorías sociales insisten en la idea de la reciprocidad, que por consiguiente amenaza con estar un poco tergiversada, pero creo poder afirmar que ninguna de ellas se acerca a un concepto de reciprocidad tan puro y tan profundo. Pero yo considero que no hace falta cometer el error de considerar estas reflexiones desde el punto de vista puramente especulativo en cuanto ellas poseen un campo de aplicación infinito en la práctica cotidiana y, con mayor razón, en las acciones de un trabajador social. En mi caso, por ejemplo, han permitido modificar integralmente mi modo de conducir coloquios ayudándome a desarrollar técnicas muy eficaces y de fácil aplicación. He experimentado muchas veces que el acto de eliminación del propio yo, que hemos recién descrito, permite donarse al individuo que se tiene delante, porque encuentra en quien lo está acogiendo un vacío por llenar. Haciendo así la persona que necesita ayuda pierde, por así decir, la posición subordinada con respecto de quién está acogiéndola, se siente de nuevo protagonista de su propio actuar y eso puede ayudarla a dejar de lado sus desconfianzas y sus mecanismos de defensa para abrirse de modo espontáneo y más profundo. Muchas veces personas cerradas y a la defensiva, frente a este vacío hecho por amor, se han, por así decir, «aflojado» y pudieron abrirse. Me parece importante añadir que semejante modo de obrar no disminuye la figura de apoyo representada por el terapeuta; más bien, mediante este actuar comunicativo de gran eficacia la refuerza en cuanto la anulación de si por amor no quiere decir desaparecer sino que se convierte en una profunda expresión del ser. Además, he experimentado que es posible poner en relación o, para usar un término un poco impropio, «fusionar» la nueva teoría que estamos describiendo con teorías o técnicas preexistentes, llegando a resultados interesantes y de gran valor sociológico y socio terapéutico. En este caso, no se puede hablar de la superioridad de una línea con respecto de la otra en cuanto de la fusión de los dos paradigmas nace y toma cuerpo una especie de «tercera vía» que comprende y enriquece a ambos cargándolos de nueva belleza y de nuevos significados…. En nuestro caso, por ejemplo, el hacerse uno puede enriquecer y hacer más fácilmente aplicables las técnicas de escucha empática y al mismo tiempo este últimas pueden proveer un instrumento para hacerse uno de modo más eficaz. Otro aspecto por subrayar es que en base a lo que hemos dicho, técnicas y modos de actuar que antes eran patrimonio exclusivo de pocos expertos pueden transformarse, con las debidas cautelas, en instrumentos eficaces y al alcance de todos. Para explicarme mejor recurriré a un episodio ocurrido ya hace algunos meses. Se trataba de la situación del nieto de un amigo mío, que después de haber perdido prematuramente al padre, empezó a manifestar preocupantes síntomas de malestar: dejó la escuela, parecía completamente indiferente hacia el propio futuro, se cerró fuertemente en si mismo y dejó entrever los primeros síntomas relativos al empleo de sustancias estupefacientes livianas, por así decir. En el momento en que los parientes, preocupados por una situación que estaba degenerando, trataron de abrirle los ojos a la madre sobre lo que estaba ocurriendo, la mujer, como a menudo sucede, generó un mecanismo de rechazo muy violento hacia ellos. Los acusó de juzgar negativamente lo que no entendían, y de disparar sentencias. Afirmaba que el chico pasaba una normal crisis adolescente y no necesitaba ayuda de nadie; los acusó de envidia, de actitud solapada, etc. etc. A grandes líneas éste es el cuadro que me fue presentado; era evidente que cualquier intervención de mi parte o de cualquiera que trabajara en lo social correría el riesgo de despertar una reacción todavía peor. �Qué hacer a este punto? Mi experiencia me llevó a hipotizar que probablemente para tranquilizar a la mujer, podía ser productivo utilizar una metodología a menudo usada en estos casos, que consiste en el expresar el propio punto de vista no por una verdad objetiva que puede tocar como una sentencia, con frases del tipo: «tu hijo tiene un problema», sino como experiencia personal, (con expresiones irrefutablemente verdaderas pero subjetivas del tipo: «Sabes, estoy preocupado y esta preocupación me hace estar mal «). Quedaba de pie el problema de explicar esta técnica a una persona que normalmente no se ocupa de estas cosas. Entonces he pensado que podía ser importante iniciar aconsejar a un hermano «hacerse uno» con la hermana, (fuerte del hecho él sabía bien de lo que yo estaba hablando), pedirle excusas por lo sucedido; acogerla en su evidente dolor, no darle consejos y escucharla hasta el final. Sólo a ese punto eventualmente era posible mencionar el problema del hijo pero presentándolo como preocupación personal y no como situación objetiva. También aquí el paso fundamental era representado por un acto de «despojo» del propio yo, en cuanto era necesario librarse completamente de la apariencia de «persona buena y sabia» para presentarse con mucha humildad y dar al otro la posibilidad de expresarse con libertad. El resultado fue notable, porque frente a esta inesperada actitud de vacío interior, la hermana sintió el impulso de llenarlo con su propio amor y por consiguiente se abrió mucho, dando desahogo a todas sus preocupaciones y a la justa desesperación de una madre que ve que la situación se le escapa de las manos… Me parece que en este caso ha ocurrido justo la dinámica de que hablamos hace un instante; el acercamiento empático ha sido comprendido y aplicado eficazmente, en cuanto quien lo ha usado partió del presupuesto de hacerse uno con el otro. Al mismo tiempo, quien quería hacerse uno hasta el final logró hacerlo mejor aplicando inteligentemente la técnica que le fue explicada. De ello resultó una técnica nueva que, fuerte de ambas impostaciones, ha logrado solucionar el problema. Algo importante para destacar es que esta experiencia ha sido hecha por una persona que no tenía ninguna práctica profesional en la relación de ayuda. Pero siendo un «experto» en hacerse uno ha podido utilizar este recurso espiritual pero también, y en este caso sobre todo, cultural, para comprender de la mejor manera una metodología a él desconocida y aplicarla con éxito creando una relación recíproca de tipo empático. Animado por los primeros resultados, he pensado continuar por este camino. El paso siguiente ha sido elaborar grupos de encuentro que, sostenidos por lo que apenas hemos descrito, llevaran hacia una experiencia de comunión y ayuda recíproca, a trabajadores sociales que durante años vivieron en un estado de total aislamiento, encerrándose en ellos mismos y filtrando cada relación con la alteridad por esas formas de gratificación autoreferencial que son típicas de la drogadicción. La literatura y las varias experiencias ya existentes en tal sentido vinieron en mi ayuda proveyéndome de instrumentos particularmente eficaces; me refiero en especial a algunos grupos de animación que utilizan juegos interactivos propuestos por la escuela bio-energética, y a otros grupos de línea rogeriana o pertenecientes a lo que comúnmente es definido relación socio-afectiva. Mi idea era bastante simple: elegir algunos entre estos instrumentos y concadenarlos en un oportuno recorrido socio-terapéutico para proponer a los chicos que estaba siguiendo, indicando, en cambio, como presupuesto fundamental, una idea de vínculo basada en esa particular relación interpersonal de tipo empático que hemos apenas descrito. También aquí algunas de las ideas de Chiara Lubich me han ayudado a enriquecer estas metodologías con nuevos contenidos. Hago referencia, en modo particular, a algunos «pasos» que ella aconseja y que se han revelado particularmente eficaces para ayudar a pequeños grupos de individuos que quieran llevar adelante un recorrido de comunión y crecimiento a través de una relación de recíproco amor fraterno. La primera fase de este recorrido es representada por un «Pacto» que puede ser descrito como un “Pacto de solidaridad y recíproca ayuda». Se trata de un paso fundamental que tiene el objetivo de ayudar a los individuos implicados a cementar la relación interpersonal y a remover las actitudes egocéntricas para interesarse activamente unos de los otros. En esta fase, que puede prever más que un encuentro, puede ser oportuno insertar momentos que utilizan instrumentos clásicos como sociogramas u otras actividades interrelacionales oportunamente adaptadas y traducidas en juegos interactivos que ayudan a conocerse mejor y entrar en relación de modo más profundo. Enriquecidas del espíritu de reciprocidad y comunión apenas descrito, estas actividades adquieren nueva savia y nuevos significados. Para dar un ejemplo, una idea aparentemente simple que pero ha dado resultados muy interesantes ha sido un «juego» en el que cada uno extrae al azar el nombre de un miembro del grupo y se empeña por una semana en tener una atención particular, a conocerlo mejor, a estarle cerca y sostenerlo en los momentos de dificultad…. De este modo cada uno se transforma en una especie de tutor, de supervisor de la vida del otro, para decirla como diría un niño, cada uno se transforma en un pequeño «ángel de la guarda», y es empujado a salir de su mundo para dejarle espacio al otro. Además, el resultado de la extracción es secreto y eso contribuye a crear un estimulante clima de curiosidad. Sería largo describir detalladamente los resultados conseguidos pero el estupor y el entusiasmo a menudo demostrados por los participantes, además del modo en que han logrado concretamente ayudarse, creo que merece mucha mención. Un aspecto para subrayar es que, prescindiendo de las técnicas que se decide utilizar, si el mencionado Pacto, por así decir, «vacila», o sea por cualquier motivo disminuye la voluntad de mutua ayuda, estos grupos continúan pero se encuentran casi completamente vaciados de sentido y pierden toda eficacia. Procediendo en este sentido, sucesivamente ha sido posible estructurar otros encuentros basados en un intercambio muy intenso de experiencias y estados de ánimo. También aquí el objetivo es ayudar a los chicos a salir de la prisión representada por las actitudes egocéntricas y empujarlos a compartir el propio mundo interior. Eso puede ser hecho de varios modos, a condición de que el intercambio de experiencias no resulte fin a si mismo sino que sea un regalo recíproco entre quien habla y quien acoge. También aquí me limitaré sólo a uno ejemplo: una técnica entre las tantas que se han mostrado eficaces, ha sido pedirle a cada miembro del grupo que regalara una «tarjeta postal de su vida», contando una vivencia emocionalmente significativa de modo de crear una atmósfera empática que permitiera a los otros de revivirlo, en cierto sentido, junto a él. Normalmente estos grupos asumen contenidos emocionales muy fuerte. A veces pero sucedía que el clima empático no despegaba. En estos casos, indagando sobre el por qué, casi siempre emergieron situaciones de conflicto no resuelto entre algunos chicos. Esto, como ya hemos destacado, es otra confirmación de la importancia terapéutico de haber adherido al Pacto mencionado de modo pleno y sincero….. Al final, en el momento en el cual, por este recorrido, la relación entre las personas implicadas maduraba suficientemente, era posible dar un ulterior paso adelante, recurriendo a técnicas más laboriosas. Me refiero en particular a una tipología de grupo en que los participantes, empujados por una indispensable voluntad de ayudarse recíprocamente, eligen a una persona y, bajo la guía de un moderador, le dicen con respeto pero de modo muy claro, primero cuáles son sus defectos y las cosas que debería mejorar para ir adelante en su camino y sucesivamente cuáles son sus cualidades y sus puntos de fuerza. Se trata de un momento que podríamos definir «de la verdad», de administrar con mucha atención a causa de la delicadeza de las problemáticas y la posible fragilidad de algunas personas implicadas. Metodologías parecidas están presentes, con alguna diferencia, en muchas teorías clásicas, pero lo que en este caso hace la diferencia es justamente el esfuerzo de salir de si mismos para concentrarse en las características y las problemáticas del otro. Tengo que admitir que a menudo los resultados de estos grupos me han conmovido; no habría imaginado nunca desarrollos del género. Chicos muy duros, maleantes por la vida, desconfiados y reacios a la relación con los otros, se han derretido creando un clima empático difícilmente descriptible. El estupor y el entusiasmo que ellos demostraron ha facilitado la relación comunicativa conmigo y entre ellos en un modo que jamás había visto y demasiado evidente para ser casual. He repetido esto muchas veces y con actores siempre diferentes para estar seguro de que los resultados no dependieran del particular muestrario de personas elegido, pero las consecuencias han sido casi idénticas. Es claro que una experiencia así repetida muchas veces con los mismos resultados no puede ser fruto de circunstancias accidentales. Se trata indudablemente de un discurso por desarrollar, en cuanto todavía estamos hablando de instrumentos en embrión pero, según mi opinión, de estos primeros tímidos resultados ya emergen con fuerza la eficacia y el aspecto revolucionario del patrimonio socio-cultural que mana de la experiencia de fraternidad universal propuesta por Chiara Lubich.

Comentario de Chiara Lubich de la Palabra de vida del mes de Marzo 2005

No hay en nuestra vida una realidad más misteriosa que el dolor. Querríamos evitarlo pero, tarde o temprano, siempre llega. Desde un banal dolor de cabeza, que parece contaminar las acciones cotidianas más simples, hasta el disgusto por un hijo que toma por un camino equivocado; desde el fracaso en el trabajo, hasta el accidente de tránsito que nos arrebata un amigo o un familiar; desde la humillación por un examen no aprobado, hasta la angustia por las guerras, el terrorismo, las catástrofes ambientales…
Ante el dolor nos sentimos impotentes. Incluso quien está a nuestro lado y nos quiere, muchas veces es incapaz de ayudarnos a resolverlo; y sin embargo a veces nos basta con que alguien lo comparta con nosotros, quizás en silencio.
Esto es lo que hizo Jesús: vino a estar junto a cada hombre, a cada mujer, hasta compartir todo lo nuestro. Y más todavía: cargó con nuestro dolor a sus espaldas y se hizo dolor con nosotros, al punto de gritar:

«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado»

Eran las tres de la tarde cuando Jesús lanzó ese grito al cielo. Hacía tres largas horas que colgaba clavado de pies y manos en la cruz.
Había vivido su breve vida en un constante acto de entrega a todos: había curado enfermos y resucitado muertos, había multiplicado panes y perdonado pecados, había pronunciado palabras de sabiduría y de vida.
Luego, ya en la cruz, perdona a los verdugos, abre el Paraíso al ladrón, y finalmente nos entrega a nosotros su cuerpo y su sangre, después de que ya nos los había dado en la Eucaristía. Y por último grita:

«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado»

Sin embargo, Jesús no se deja vencer por el dolor. Como por una alquimia divina, lo transforma en amor, en vida. En efecto, precisamente cuando parece experimentar la lejanía infinita del Padre, con un esfuerzo inmenso e inimaginable cree en su amor y se vuelve a confiar totalmente a él: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”1.
Restablece la unidad entre el Cielo y la tierra, nos abre las puertas del Reino de los Cielos, nos convierte plenamente en hijos de Dios y hermanos entre nosotros.
Este es el misterio de muerte y de vida que celebramos en estos días de Pascua de resurrección.
Es el mismo misterio que experimentó en plenitud María, la primera discípula de Jesús. También ella, al pie de la cruz, estaba llamada a “perder” lo más precioso que podía tener: a su Hijo Dios. Pero, en ese momento, justamente porque acepta el plan de Dios, se convierte en Madre de muchos hijos, Madre nuestra.

«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado»

Con su dolor infinito, precio de nuestra redención, Jesús se solidariza totalmente con nosotros, carga con nuestro cansancio, con nuestras ilusiones, nuestras incertidumbres, nuestros fracasos, y nos enseña a vivir.
Si él ha asumido todos los dolores, las divisiones, los traumas de la humanidad, tengo que pensar que donde veo un sufrimiento, en mí o en mis hermanos o hermanas, lo veo a él. Todo dolor físico, moral, espiritual me recuerda a él, es una presencia suya, un rostro suyo.
Puedo decir: “En este dolor te amo a tí, Jesús abandonado. Eres tú, que haciendo tuyo mi dolor, vienes a visitarme. ¡Por eso te abrazo!”.
Si luego nos ponemos enseguida a amar, a responder a su gracia, a querer lo que Dios quiere de nosotros en el momento siguiente, a vivir nuestra vida por él, probamos que, por lo general, el dolor desaparece. Y esto sucede porque el amor atrae los dones del Espíritu: alegría, luz, paz. Resplandece entonces, en nosotros, el Resucitado.

Chiara Lubich

 

La impresión de haber encontrado un santo. Un recuerdo que no se borrará nunca

La impresión de haber encontrado un santo. Un recuerdo que no se borrará nunca

De mons. Giussani tengo un recuerdo que no se borrará nunca. Tuve con él un coloquio personal en Milán, en noviembre de 1998, poco después del histórico encuentro de los Movimientos con el Papa en la Plaza de San Pedro, la vigilia de Pentecostés de ese año. Es una de las pocas veces que he tenido la impresión de encontrar a un santo, una santidad conquistada con no pocos sufrimientos. Después, ha sido fuerte otra impresión, que he repetido a sus colaboradores: “�He encontrado un carisma auténtico!”.

El Papa, en esa vigilia de Pentecostés, nos había pedido “comunión y compromiso”.Era por este motivo que yo había ido a Milán. Ese encuentro con el Papa fue para todos nosotros, como Mons. Giussani después escribió también en una carta a su Fraternidad, “la jornada más grande de nuestra historia”. Y agregaba: “Lo dije también a Chiara y a Kiko, a quienes tenía a mi lado en la Plaza San Pedro: �cómo se hace, en estas ocasiones, a no gritar nuestra unidad?”. “Nuestra responsabilidad es por la unidad, hasta valorar incluso la más mínima cosa buena que hay en el otro”. Desde entonces no faltaron las ocasiones para hacer crecer el conocimiento recíproco y la comunión, sea personal que como Movimientos, en Italia y en otros países. En el corazón me queda una inmensa gratitud por su vida gastada sin medida al servicio de un carisma que ha inyectado a la Iglesia una nueva corriente de intensa vida espiritual, abriendo de par en par, a miles de hombres y mujeres del mundo, el encuentro personal con Jesús y suscitando tantas obras concretas como respuesta a las expectativas de nuestro tiempo. Ahora la mía, nuestra oración, es, no sólo por él, sino por su Obra, en la certeza que producirá nuevos y abundantísimos frutos del Espíritu. Chiara Lubich

Desde Tailandia: respuestas del alma en el post-tsunami

  «Después de estos eventos ya no se logra ser como antes. Me sucede que me despierto en la noche y pienso en mis hermanos y hermanas del sur. Conozco estas zonas: son verdaderas perlas de belleza. Está todo destruido: cosas y vidas humanas… Resuenan dentro las preguntas que desde hace milenios nos persiguen y nos interpelan: “�Qué es el hombre? �Qué es la vida que estamos viviendo?” Resuena en todo el país este grito: “�Por qué… por qué todo esto?” Este dolor surca el aire, con el terrible hedor de los cuerpos en descomposición. No se puede caminar ni siquiera un metro sin ver uno. Budistas y cristianos están de acuerdo en afirmar que el trabajo más grande post-catástrofe será el espiritual: dar una respuesta a esta sensación de extravío que atenaza las almas de muchos. No se pueden contar las personas que de repente, después de meses y meses de escasez de donadores, �se han volcado literalmente a las calles de los hospitales, en busca de una jeringa para donar su sangre! Sí, hay demasiados donadores, tantos que, ya dos veces, un amigo y yo, hemos tenido que devolvernos. Sigo sin dormir durante la noche: escucho los gritos de la gente que sufre y de los miles que corren para socorrerlos. Volviendo a casa encuentro en una pequeña caja blanca: son los ahorros de un estudiante de Ciencias Políticas, quien con sus amigos, en pocas horas, ha recogido una buena cantidad de dinero: sin embargo lo consideraban un “insensible”… Pocas horas antes un muchachito nos trajo su bolsa de ropa “para los nuestros del sur”. Lo mismo otra familia: todos corren, todos hacen algo. Uno de nuestros amigos me pidió el carro prestado: finalmente tenía una buena ocasión para hacer algo positivo con su vida, distribuyendo una buena cantidad de ropa superflua: imposible usar la moto. El pueblo ha cambiado, la gente está transformada. Desde hace veinte años conozco los tai, y nunca los he visto así, en donación y todos juntos. Están felices de estar aquí, de llorar por sus muertos que ahora son míos y con muchos hacer lo que es posible. Todos se han movilizado: también el helicóptero de una princesa, que transportará a un pequeño sueco de pocos meses, salvado por milagro. Pienso en esa actriz que reconocí en medio de las ayudas, de los paquetes, de las medicinas por distribuir. Se veía en sus ojos luminosos que el amor nos ilumina dentro, nos transfigura. Incluso ese ricachón, con su paracaídas motorizado, vino al sur para sobrevolar la zona del desastre y advertir sobre la presencia de cadáveres. Recuperar los cuerpos en descomposición es la alarma del momento. Este país, por lo tanto, no sólo es sensible a los boletines económicos, sino que también sabe llorar por sus muertos como por aquellos que habían venido aquí sólo para unas vacaciones y han perdido la vida. Somos hombres, somos hermanos es la respuesta que me nace dentro en estas horas post-tsunami. La solidaridad que respiras en el aire caminando por las calles es más fuerte que el odio estúpido y ciego que las noticias de guerra te querrían presentar. La gente le presta atención a las miles de historias de solidaridad “hasta dar la vida”, nacidas durante y después de la ola. Una joven inglesa llora por un desconocido tailandés con una camiseta roja, que la salvó haciéndola aferrarse a un árbol. Después él desapareció en el agua. Nos miramos todos, incluso al semáforo, con ojos diferentes. Se anulan distancias y distancias. Ya no nos aturde el éxito, la salud, el bienestar. �Habría podido estar yo en su lugar! Es esto en definitiva el sentido de la vida, y la tragedia te lo revela: el amor nace del dolor, vivido y superado a favor del otro ser humano. Por esto tengo confianza que ese “que todos sean una cosa sola” un día se realizará. (L. B. – Tailandia) Sacado de CN n. 2/2005

No olvidamos las víctimas del Tsunami

No olvidamos las víctimas del Tsunami

Las adopciones a distancia y los proyectos de reconstrucción y apoyo económico se mueven juntos para garantizar ya sea un primer aporte, para hacer frente así a la emergencia, que una ayuda económica que apunte al restablecimiento y al desarrollo económico y social. Gracias a nuestros amigos musulmanes en Indonesia, se han abierto algunos caminos para favorecer las ayudas a la población. Las primeras intervenciones Hasta el 1º de febrero habían llegado a la AMU 280.000 € provenientes de todo el mundo, también de las zonas más pobres. De este modo han iniciado algunos proyectos en India, Indonesia y Tailandia. India De Madras, Tamil Nadu, una joven con el hermano y sus amigos ha organizado una red de ayuda a las personas del lugar. Con la suma enviada está manteniendo 14 niños que no llegan a los dos años, algunos adultos enfermos, ha adquirido medicinas para un hospital de las hermanas franciscanas de Madras, y ahora propone la adquisición de redes de pesca para 333 familias de Nargecoil y material escolar para 250 niños. He aquí lo que nos escribe: «En Nargecoil hay familias que como trabajo producen redes de pesca. Pero han perdido casi todo. Con nuestra ayuda podrían retomar el trabajo. Cada familia de pescadores tiene necesidad de una red de 5 Kg. Los pescadores viven en una aldea en Kovalam en el Tamil Nadu que dista alrededor de dos horas de Mandras. De este modo podríamos ayudar sea a las familias que producen redes, que a las que tienen necesidad. Los pescadores son católicos, hindúes y musulmanes. El obispo de Kovalam ya ha intervenido, pero han quedado todavía 333 familias sin ninguna ayuda. Un cardiólogo de Madras ha donado una gran embarcación y si las familias tienen las redes la pueden usar juntos. De hecho estas familias no quieren tanto el plato de arroz que el gobierno pasa todos los días, teniendo que recorrer larguísimas distancias para tener su ración, sino que estarían felices de recibir una ayuda para poder volver a trabajar. Mi hermano y su amigo fueron ayer a ver la situación para transportar las primeras redes desde Nargecoil a Kovalam (700 Km.). Encontraron el transporte gratis: unos autotanques de gasolina y los camiones que transportan las bombonas de gas. El total necesario para estas redes será de 7.200 Euro.

“Existen dos escuelas católicas. Los niños están traumatizados y es necesario ayudarlos a volver lo más pronto posible a la escuela para regresar a la normalidad. Ya hemos logrado encontrar los uniformes y los zapatos, la pequeña pizarra donde escriben, un cuaderno… faltan todavía 250 niñas. El total del gasto sería alrededor de 1000 Euros”. Indonesia Entre los varios proyectos hemos comenzado uno de sostén alimenticio y escolar de 400 niños de Aceh, Nias y refugiados en Medan, mientras esperamos adopciones a distancia regulares; un sostén a las actividades de E., musulmana, que lleva ayuda a un campo de prófugos musulmanes en Aceh; comenzó a funcionar un primer «campo de trabajo» en Sumatra: desde el 5 hasta el 13 de febrero, durante los días de vacaciones por el año nuevo Chino, desde Singapur dos grupos de jóvenes se pusieron en viaje para ayudar con el propio trabajo y el dinero enviado de la AMU a las personas afectadas por el Tsunami. Estos jóvenes prestarán sus servicios en Aceh, guiados por un pastor metodista, y en Nias, por un párroco católico. Para cubrir estas necesidades ya ha sido asegurado un primer financiamiento de 36.000 Euros Thailandia Hemos decidido colaborar con el proyecto de la Conferencia Episcopal tailandés para relanzar la economía local. a través de la compra de lanchas para los pescadores afectados por el tsunami. Fueros destinados a tal fin 50.000 Euro.

Una travesía por el desierto

Una vida de marinero R.: «Debido a la guerra, cuando tenía 5 años, perdí a mi padre, la casa y el bienestar. Sufrí por las injusticias sociales que se reflejaban en mi familia, suscitando en mí sentimientos de rebelión. Soñaba con poder ser libre, en un mundo de verdadera fraternidad. A los 20 años, terminados los estudios náuticos, lleno de entusiasmo, me embarqué en una nave como aprendiz oficial, pero, a bordo, la realidad era muy distinta a mis sueños. Las relaciones entre los compañeros de equipo eran duras y suscitaban dureza; también a Dios lo sentía lejano e indiferente a la condición de los hombres. Atravesaba la soledad más cruda. Durante un permiso, conozco a M., y se abre para mí un horizonte inesperado de felicidad. Con el matrimonio dejo el mar; nuestra vida de pareja está llena de expectativas recíprocas que, sin embargo, muy pronto naufragan en la incomprensión y en la incapacidad de acogernos con nuestros límites y nuestras diversidades, llegando al choque. La desilusión es grande y en lugar de la esperanza entra la turbación: nos separamos. Es el derrumbe de todo. Me siento oprimido por una sensación de fracaso, de angustia, de desesperación. Una persona amiga mi lleva a la ciudadela del Movimiento de los Focolares, Loppiano. Descubro otro rostro de Dios: lo descubro cercano, Amor. �entonces, hay esperanza! –me digo. Una ola de gratitud y alegría me invade. Quisiera comunicarla a M. Pero no sé como acercarme. Mientras tanto, doy los primeros pasos por el camino de la fraternidad: entrando en contacto con otras personas que comparten este espíritu, experimento que la fraternidad no es una utopía». En el amor la respuesta M: «En la oscuridad en la que me encontraba, también yo entré en contacto con el ideal de la unidad, con ese amor del cual me sentía sedienta y del que no conocía la fuente. Las palabras del Evangelio: “Ámense como yo los he amado”, llegaron a mí con una fuerza revolucionaria que transformó mi vida. En Jesús descubrí que el amor es don total de sí». Surge un amor nuevo R: «Cuando me llegó la carta de M. En donde me comunicaba su alegría por este descubrimiento, me parecía soñar. Después de cuatro años de separación, fui a visitarla al hospital donde estaba internada. Llegué sin previo aviso y en la penumbra de la habitación nuestras miradas se encontraron. “Te daré un corazón nuevo”, dice la Escritura: en el silencio surge un amor nuevo, que ahora tiene toda otra dimensión, la de estar dispuestos a amarnos como Jesús nos ha amado. Esa promesa que se lee en el Evangelio “Donde dos o tres están unidos en mi nombre, yo estoy en medio de ellos”, se realiza también para nosotros: Jesús, el Resucitado en medio nuestro, se ha convertido en luz, alegría, fuerza en todos estos años de matrimonio, una presencia que ha impregnado las relaciones con nuestros 6 hijos, ya todos grandes, y con tantas otras familias y personas con las cuales hemos compartido un gran trayecto de vida». Sacado de Historias de fraternidad – espacio para el diálogo entre antiguos y nuevos ciudadanos en www.loppiano.it

Mensaje de Chiara Lubich

Señoras y señores, autoridades,
Congresistas:

Estoy contenta de dirigirles un saludo a todos ustedes y de comunicarles algunas ideas sobre el tema del congreso: “Relaciones sociales y fraternidad: �paradoja o modelo sostenible?”

Desde el comienzo del Movimiento de los Focolares el carisma que nos fue donado desde el Cielo nos ha vuelto a revelar que Dios es Amor. Nuestros ojos se abrieron, y a pesar de la guerra que hacía estragos a nuestro alrededor (estábamos en Trento, en 1943) descubrimos que Dios estaba presente en todas partes con su amor: en nuestro día tras día, en los acontecimientos alegres y reconfortantes, en las situaciones tristes y difíciles…

Esta fe profunda y diáfana en Dios Amor inmediatamente hizo nacer entre nosotros, las primeras y los primeros focolarinos, un vínculo nuevo y fortísimo. Nos sentíamos hijas e hijos del Padre que está en el Cielo, y por lo tanto hermanas y hermanos. El mandamiento que Jesús llama “mío” y “nuevo”: “Ámense mutuamente como yo los he amado” (Jn.13,34) nos pareció la síntesis de los deseos de Jesús, y como lógica consecuencia nos prometimos ser su realización y ponerlo como base de nuestra vida.

Así nació un nuevo estilo de vida en la Iglesia, una espiritualidad que es personal y comunitaria al mismo tiempo, adecuada a las exigencias de nuestro tiempo, caracterizado por el incremento de las relaciones interpersonales y por la interdependencia entre los pueblos. Dios, que se nos manifestaba tal y como es: Amor, también se revelaba Amor en sí mismo: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y el dinamismo de su vida trinitaria se nos mostraba como el don recíproco de sí, anulación por amor, total y eterna comunión. En el Evangelio de Juan está escrito: “Todo lo mío es tuyo, y todo lo tuyo es mío” (Jn.17,10), entre el Padre y el Hijo en el Espíritu.

Una realidad análoga fue impresa por Dios en la relación entre los hombres. Así como el Padre en la Trinidad es todo para el Hijo y el Hijo es todo para el Padre, me pareció entender que yo también fui creada como un don para quien está cerca de mí, y quien está a mi lado es un don para mí. Por eso la relación entre nosotros es amor, es Espíritu Santo; es la misma relación que existe entre las personas de la Trinidad.

Sumergidos en esta luz hemos visto que aquí, en esta tierra, todo está en relación de amor con todo, cada cosa con cada cosa. No siempre, o pocas veces, nuestra racionalidad o nuestra sensibilidad son capaces de captar esta verdad. A menudo somos capaces de ver solamente una parte de la realidad, y se ponen más de relieve las relaciones sociales difíciles, caracterizadas por las contradicciones y los conflictos. Y resulta arduo, sobre todo en la compleja sociedad actual, encontrar relaciones de armonía, de comunión.

Nuestro carisma nos ha indicado que la fraternidad, un principio espiritual que al mismo tiempo es una categoría antropológica, sociológica, política… es capaz de provocar un proceso de renovación global en la sociedad. El amor fraterno establece en todas partes relaciones sociales positivas, apropiadas para que la humanidad en su conjunto sea más solidaria, más justa, más feliz.

Nuestra experiencia de más de 60 años nos dice que estas relaciones fraternas, vividas ya sea en lo cotidiano de la vida personal, familiar y social, como en la vida de las instituciones políticas y de las estructuras económicas, liberan inesperados recursos morales y espirituales. Son relaciones nuevas, cargadas de significado, que provocan iniciativas muy diversas, que crean estructuras a beneficio del individuo y de la comunidad.

Teniendo como base esta experiencia, por tanto, se puede afirmar que la fraternidad universal no solamente no es una utopía, un deseo hermoso y augural pero irrealizable, sino que más bien es una realidad que cada vez más se abre camino en la historia. Se podría objetar que el contraste y el conflicto están presentes a todos los niveles de la vida relacional de las sociedades humanas. Esto sin duda es una consecuencia y un fruto del misterio del mal que nos afecta personalmente y en nuestra vida social .

Pero nuestro carisma, ya desde el comienzo, nos ha indicado una clave de comprensión de este misterio, y con ella el modelo para superar toda falta de unidad: Alguien que recompuso la unidad entre Dios y los hombres y de los hombres entre sí. Es Jesús que en la cruz grita “Dios mío, Dios mío, �por qué me has abandonado?” (Mt. 27,46; Mc.15,34). En ese dolor desgarrador de un Dios que se siente abandonado por Dios está escondido, asumido y transformado en amor cada dolor, cada sufrimiento, cada desunión.

En efecto, Jesús vino a la tierra a ofrecer su vida para que todos sean uno (Ut omnes unum sint). Jesús en su abandono pagó para alcanzar esta meta. Ahora Él nos pide que le demos una mano para realizarla. Les deseo a todos los aquí presentes que en estos días puedan construir relaciones verdaderas de fraternidad, para que el esfuerzo intelectual sea sostenido por una auténtica experiencia de vida comunitaria.

Que María, la Madre del Amor Hermoso -Ella que fue la primera en aprender de su Hijo el mensaje de la fraternidad universal, Ella que fue a casa de Isabel para ayudarla y servirla en sus necesidades, Ella que como verdadera “persona social”, con el Verbo hecho carne y con sus discípulos, creó una familia en la cual el amor unía, crecía, circulaba y se derramaba sobre todos- conduzca e ilumine este Congreso.

En el amor fraterno

Chiara Lubich

Relación social y fraternidad: ¿paradoja o modelo sostenibile?

Ciertamente en la historia de las disciplinas que tienen por objeto formal el análisis de la sociedad o las intervenciones sobre/en lo social, no es usual intentar un acercamiento con la espiritualidad. No me refiero obviamente a un estudio de la religión como factor de cambio social o como elemento integrador de formaciones sociales en diversos períodos históricos. La pregunta que quiero proponer es más audaz: una espiritualidad en su conjunto, o uno o más elementos de una espiritualidad, �puede actuar como agente inspirador para nuestras disciplinas sociales en sus reflexiones teóricas, en sus esquemas de aplicación práctica, en sus metodologías? Me doy cuenta perfectamente de haber puesto los pies en un terreno extremadamente escarpado, lleno de obstáculos, de controversias, de debate encendido. No quisiera absolutamente entrar en este tipo de disputa. Quisiera, muy sencillamente, contar nuestra experiencia que -como cada experiencia- es limitada, debe ser puesta dentro de cierto contexto e indudablemente ofrece la posibilidad de mil análisis y objeciones. A pesar de esto, considero válido afrontar este riesgo y ofrecer igualmente algunos primeros frutos de nuestro esfuerzo, deseando que estas reflexiones incompletas sean percibidas y acogidas por lo que son, es decir, un esfuerzo y un intento de comunicar algo en lo que creemos y de lo que vivimos y somos porque comprobamos cada vez más su validez. El contexto del que partimos es la espiritualidad que el Movimiento de los Focolares ofrece, espiritualidad de la unidad, espiritualidad comunitaria -y por lo tanto constitutivamente con un influjo en lo social- que constituye nuestra inspiración, nuestra fuente de estudio y de investigación. Una espiritualidad es una visión total de la existencia ofrecida a todos, un modo de mirar, comprender y vivir la realidad partiendo de una referencia religiosa; una espiritualidad cristiana mira, comprende y vive la realidad desde el ángulo de uno o más elementos del mensaje evangélico, del mensaje del Nazareno. La perspectiva de la espiritualidad de los Focolares es la unidad, esa unidad que es fruto y cumplimiento del amor-ágape, es decir del amor con las características propias de la enseñanza de Jesús de Nazaret, con toda su riqueza no sólo teológica sino también antropológica y social. «La unidad – escribe Chiara Lubich – es la palabra síntesis de nuestra espiritualidad. La unidad, que encierra en si toda otra realidad sobrenatural, toda otra práctica y mandamiento, toda otra actitud religiosa». La unidad entendida, pues, como valor espiritual y no sólo esto, vista como fuerza capaz de componer efectivamente la familia humana superando todas las divisiones, no sólo territoriales, sino también las que son fruto de elecciones políticas, de condiciones étnicas, lingüísticas, sociales, religiosas (cf 1 Cor 12). Entonces se puede acoger y considerar el Testamento de Jesús – «Que todos sean uno” (Jn. 17,21)- como un enorme recurso para las relaciones de todo tipo porque contiene en sí el germen de cada forma de integración y unidad, al rechazar y superar toda discriminación, guerra, controversia, nacionalismo, etc. La unidad compone todas las relaciones entre personas, grupos, comunidades, estados, aportando, en la integración de los diversos actores sociales, una serie de contenidos válidos orientados a una realización de sentido y significado. La unidad, además, en su aspecto social se llama fraternidad, una categoría de dimensisones no sólo cristianas sino universales: «Ustedes son todos hermanos” (Mt 23,8). «Jesús, nuestro modelo -es una convicción que tenemos desde los primeros tiempos del Movimiento- nos enseñó solo dos cosas que son una: a ser hijos de un sólo Padre y a ser hermanos los unos de los otros». «Él –sigue afirmando Chiara Lubich- revelando que Dios es Padre, y que por esto los hombres son todos hermanos, introduce la idea de la humanidad como familia, la idea de la «familia humana» que es posible por la fraternidad universal en acto. Y con esto derriba los muros que separan a los «iguales» de los «diferentes», a los amigos de los enemigos. Y libera a cada hombre de toda relación injusta, cumpliendo en tal modo una auténtica revolución existencial, cultural, política». A lo largo de los siglos se ha escrito toda una historia de la fraternidad, en su intento de informar y penetrar vida y hechos religiosos, sociales, políticos, además de las instituciones. Esta historia conoce momentos de éxito teórico y práctico (cómo no pensar en la fraternidad monástica que determinó el renacimiento de Europa entre el s. V y VII; o en las Reducciones de los jesuitas en el Cono Sur de América latina, verdadero ejemplo de encuentro cultural en la obra de evangelización, de rescate y crecimiento económico y social, pero también de fracasos y traiciones ardientes (basta recordar las guerras de religión en Europa con su continuación de sufrimientos y muerte, las cruzadas en Medio Oriente, el saqueo de África en la época colonial). Sin embargo es posible y necesario localizar un recorrido -aunque accidentado y tortuoso- de crecimiento y maduración de la fraternidad. La fraternidad, luego, emerge en la modernidad como categoría social y política en el tríptico de la revolución francesa: liberté, égalité, fraternité. Se lee en la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (1789): «Todos los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Ellos están dotados de razón y de conciencia y tienen que actuar unos hacia otros en espíritu de fraternidad». En verdad este trinomio expresa y da un rostro al dinamismo de una humanidad una y múltiple. Una: en el reconocimiento de la dignidad de cada uno y en la afirmación de la igualdad en el plano relacional; múltiple: en la diversidad de sus expresiones culturales, sociales, políticas, etc. La lectura ideológica de estos valores dio vida a diversas aplicaciones históricas, a veces en contraste áspero y conflictivo entre ellas. El espíritu burgués leyó la libertad predominantemente como ensanche del poder económico y de las libertades individuales, favoreciendo de hecho a los poseedores del capital y de los medios de producción en detrimento del proletariado naciente. La igualdad encontró sitio como afirmación solemne en los códigos jurídicos, volviéndose, poco a poco, más formal que real. La fraternidad se resolvió en estrechos acuerdos de intereses de la clase privilegiada y en realidad quedó sin realizarse, lejos de cada reflexión y práctica social y política. La reacción fue el colectivismo socialista o científico con una lectura de la libertad entendida casi exclusivamente en el plano económico en detrimento de la libertad más interior y profunda; la igualdad se volvió igualitarismo y la fraternidad se encerró en los estrechos espacios de las clases. Quizás hoy es posible una lectura más completa y rica del trinomio para hallar un nuevo equilibrio entre los tres elementos. La misma enseñanza de la historia nos parece que indica en la fraternidad el fundamento del entero edificio, la amalgama que liga a los otros dos dándoles sentido y significado. �Por qué? Porque la fraternidad es la plenitud de la reciprocidad que, a su vez, nos ofrece una clave de lectura para una ulterior comprensión de la auténtica igualdad y de la libertad. «El elemento base del trinomio, en el plano de la garantía vital, es la fraternidad. El elemento condicionante es la libertad como capacidad de promover la libertad del otro. El elemento verificante es la aplicación universal». La comprensión de las relaciones o de las relaciones sociales a lo largo de la historia de la sociología se confirma con los muchos paradigmas que la han iluminado, hasta ahora muy contradictorios entre ellos. El conocimiento de las dinámicas relacionales pasa por el análisis de la integración (Durkheim), de la competición (Weberio), de la alienación (Marx), del conflicto (Dahrendorf) etc. A su vez, los paradigmas se basan en un postulado que tiene que ver con una visión antropológica. Sin éste sería bastante arduo, si no imposible, una explicación, no digo clara, sino al menos inteligible de la realidad social misma. Y no sólo: encuentra consentimiento casi unánime el hecho que estos paradigmas son influenciados y, por lo tanto, pagan un tributo real al contexto socio-cultural del que han nacido y en el cual se han desarrollado y realizado. Esta relación entre teorías sociológicas y contexto histórico-social ya ha sido puesta en evidencia con claridad por el prof. Iorio en su intervención. Actualmente nos encontramos en medio de un cambio estructural-cultural de notable alcance y resultado desconocido. La celeridad de los cambios en curso, su influjo sobre los estilos de vida, sobre los conocimientos y sobre la cultura, además de sobre la organización socio-política es tal que hace prever un nuevo tipo de sociedad cuyos contenidos, aspiraciones valoriales o antivaloriales, líneas de pensamiento portante, sistemas de comunicación y orden político-social son al momento inimaginables. El conocido filósofo de la ciencia Thomas Kuhn, afirmó que cada revolución científica -y no hay duda de que el actual cambio tenga esta connotación- no sólo transforma la imaginación científica tout court, sino que transforma profundamente el mundo mismo en el cual se realiza el trabajo científico. �Podemos pensar entonces que esta nueva situación en pleno movimiento, puede engendrar, o requerir, o esperar nuevos paradigmas capaces a su vez de suscitar o producir teorías sociales nuevas? Dicho a la inversa: �el nacimiento de un nuevo paradigma indicará que la sociedad que está asomando necesita un nuevo punto de referencia, una nueva perspectiva para iluminar, explicar sus propios rasgos, aclarar sus propias aspiraciones e impeler hacia nuevas metas? Mientras en el actual panorama de las Ciencias Sociales asoman nuevos modelos interpretativos como la red (Barnes-Bott), el don (Caillé, Godbout) y la misma relación social, (Touraine, Donati, Bajoit), a la búsqueda de una nueva clave de lectura e interpretación de la post-modernidad, nosotros creemos que el binomio unidad-fraternidad puede constituir un paradigma o un modelo innovador y capaz de conducir las Ciencias Sociales, en nuestro caso de especial modo la Sociología y el campo de las Políticas Sociales y la existencia social, hacia sendas inéditas y todavía inexploradas. Esta convicción no parte sólo de un dato teórico, sino de la constatación de la incisividad de la unidad-fraternidad sobre los comportamientos y sobre las elecciones de millones de actores sociales individuales y colectivos que actúan en los más variados sectores de la vida social, a dimensión planetaria. El Movimiento de los Focolares, con sus ocho millones de miembros y adherentes -en sus ramas, ramificaciones, movimientos de masa, obras sociales, ciudadelas de testimonio, diálogo a todo campo-, representa un formidable laboratorio donde se está experimentando lo que significa considerar y vivir la «unidad-fraternidad» como principio inspirador de la convivencia social. Tal realidad ya no es un hecho escondido, sino que hoy es reconocido también a nivel de científico como un fenómeno social de influjo cierto sobre la sociedad. Con ocasión de la asignación del Doctorado honoris causa en Ciencias Sociales a Chiara Lubich por parte de la Universidad de Lublino (Polonia), el prof. Adam Biela -entonces decano de la facultad- afirmó en su Laudatio: «La acción del Movimiento de los Focolares constituye un vivo y real ejemplo de aplicación en las relaciones sociales del paradigma de la unidad, tan necesario a las Ciencias Sociales para que adquieran una nueva fuerza de aplicación capaz de sanar y de prevenir la patología social, los conflictos, las enfermedades psicógenas, las agresiones manifiestas, las guerras y los crímenes (…). «La actividad social de Chiara Lubich, impregnada del carisma del anuncio de la unidad evangélica, constituye una inspiración viva y un ejemplo para las Ciencias Sociales para que creen un paradigma interdisciplinario de unidad como fundamento metodológico para la construcción de modelos teóricos, de estrategias de búsqueda empírica y esquemas de aplicaciones. Chiara Lubich, en un primer momento junto a sus colaboradoras, y después con sus colaboradores, ha creado un nuevo fenómeno social que, indicando la posibilidad de aplicación para el nuevo paradigma de unidad, puede jugar un importante papel inspirador que, estoy convencido, tiene la oportunidad de encontrarse a la base de las Ciencias Sociales y de significar tanto cuanto la revolución copernicana para las ciencias naturales». Palabras muy empeñativas éstas, pero no por esto menos verdaderas si las consideramos no tanto el espejo de una realidad ya cumplida, cuanto las potencialidades de un carisma que pide y ambiciona, y ya ha empezado desde hace mucho tiempo a convertirse en un hecho concreto. Y son palabras que invitan al trabajo de estudio e investigación, con su carga de fascinación. Dicho esto, me preparo no sin temor y consciencia de los límites de mi balbuceo, a ofrecer algunas primeras indicaciones de los contenidos ínsitos en el modelo «unidad-fraternidad». No se trata obviamente de un bosquejo de teoría y ni mucho menos de un pensamiento articulado. Sólo son puntos de reflexión, indicaciones, puntos de partida para un ulterior trabajo de profundización y análisis que esperamos llevar adelante ahora, y dentro de lo posible también en un futuro, junto a todos ustedes. La unidad-fraternidad como relación Se podría pensar que centrar nuestro discurso en el valor de la persona, en un cierto sentido nos debería hacer tomar distancias de acercamientos holísticos, prefiriendo los del individualismo metodológico que pone al actor social y sus elecciones en el centro de la construcción teórica. Pero las cosas no están específicamente así. Ante todo porque la categoría de individuo puede resultar muy pobre, abstracta y cerrada, mientras que la idea de persona aparece rica en identidad, cargada de valor y sobre todo de relaciones sociales y comunitarias, en una palabra, rica en historia. Según Horkheimer y Adorno «Afirmando que la vida humana es esencialmente y no sólo casualmente convivencia se restablece en cuestión el concepto del individuo como átomo social último. Si en el fundamento mismo de su existir el hombre es a través de los demás, que son sus semejantes, y sólo por ellos es lo que es, entonces su definición última no es la de una originaria indivisibilidad y singularidad, sino más bien la de una necesaria participación y comunicación con los otros. Antes de ser individuo, el hombre es uno de los semejantes, se relaciona con los otros antes de referirse explícitamente a mismo, es un momento de las relaciones en el que vive antes de poder llegar eventualmente a autodeterminarsi. Todo esto es expresado en el concepto de la persona…» Persona quiere decir relación, posibilidad y capacidad de ponerse delante del otro y ser reconocido por él. «La persona emerge cerca de todos nosotros y cerca de cada uno solamente cuando el re-conoscimento contiene en si ya sea la designación-indicación empírico-cognitiva, ya sea la reacción a la designación-indicación misma. Mediante la designación-indicación yo reconozco que alter es un plomero, un colega de Facultad, un vendedor de fruta. La persona emerge cuando la designación produce una reacción moral, y por lo tanto alter es incluido en el universo moral de ego colocándolo dentro de una responsabilidad carente de sanción y devolución». Las personas componen la relación que las envuelve, las comprende, las contiene, las transforma condicionándolas desde afuera y estimulándolas desde dentro. Entonces la relación se convierte en una realidad entre los dos o más, nacida y alimentada de su ser y de su actuar y, a su vez, alimenta su ser y su actuar, los ayuda a crecer y a madurar en un determinado modo y con una creciente profundidad de vida. Una cualidad primaria de la unidad-fraternidad inspirada en una prospectiva cristiana es la universalidad. Eso significa extender las relaciones fraternas más allá de los vínculos de la relación parental y las uniones familiares para alcanzar y abrazar a cada ser humano, hombre o mujer, ciudadano o extranjero, de la mia o de otra raza, patria, etnia, religión, considerado y acogido como a un hermano, una hermana. También se puede afirmar que todos son hermanos y hermanas justamente porque la entera humanidad es reunida por Cristo como una única familia. La fraternidad constituye un valor tan constitutivo de la humanidad y tan universal, que se la encuentra en alguna medida afirmada en todas las grandes religiones. Para quedarnos en el ámbito a cristiano y llevarlo a sus últimas consecuencias, hace falta añadir que la oración de Cristo antes de encaminarse a su pasión y muerte: «Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros»(Jn. 17,21), indica la relación trinitaria de las tres Personas divinas como el fundamento y el modelo de relacionarse de los seres humanos. El donarse recíproco de los Tres en una relación de ágape constituye su ser Persona. Análogamente sucede entre los seres humanos. «Más das, más te realizas, más eres, porque se tiene lo que se da, lo que se da nos hace ser». La unidad-fraternidad requiere unidad y distinción La relación de unidad-fraternidad exige, y para cumplirse requiere contemporáneamente la unidad y la distinción. Reconocer la presencia simultánea de los dos elementos no es sólo importante sino necesario porque la unidad bien concebida refuerza e incluso realiza una sana simbiosis entre las partes de la relación aún manteniéndolas distintas. La distinción, a su vez, subraya, preserva y tutela la identidad de cada uno, impidiendo cada absorción, dependencia o sumisión, y al mismo tiempo manteniéndola en la unidad. Además, sólo gracias a la distinción cada uno llega a ser actor y toma iniciativas para alimentar y enriquecer la unidad. La distinción obra una diferenciación que, en cierto modo, significa «oposición», no cierto en el sentido de contraposición, contraste o conflicto, sino en el sentido que cada uno «siendo el otro» se convierte más plenamente en si mismo. �Cómo es posible que esto se realice, que la relacionalidad no desemboque en la exclusión recíproca? La verdadera intersubjetividad como unidad en la distinción o en la diferencia, es posible cuando se tiene la experiencia cognitiva y afectiva profunda del propio yo y del yo del otro hasta el punto de percibirse y de percibir a los otros como centros de ser autónomo, autoconsciente, libre; iguales, en la propia dignidad y al mismo tiempo diferentes. Diferencia quiere decir también conciencia de que se tiene algo único que ofrecer al otro o al conjunto. De aquí toda la dinámica y la necesidad de saber tomar iniciativas para dar impulsos nuevos a la unidad y la prontitud en perder los propios eventuales ‘dones’ si no fuera el momento de ofrecerlos. Porque no sólo cada uno no es el otro sino que cada uno es él mismo sólo a través del otro. Por otra parte la unidad obra una conjunción y una fusión muy intensa y una íntima comunión de sentimientos pero sin anular nunca la distinción. También se puede configurar e hipotizar un relacionarse fraterno que comporta no sólo la unidad-distinción a nivel micro sino también a nivel macro: entre comunidad, pueblos, etnias, naciones, religiones, instituciones. El proceso de mundialización lo requeriría como dimensión necesaria de la nueva realidad social que se va planteando. La fraternidad podría estar en grado de activar en las relaciones internacionales un plus nuevo e innovador, ciertamente difícil y complejo de articular y realizar, pero factible y decisivo para el futuro de la humanidad. En efecto, en este sentido, la historia ofrece ejemplos no irrelevantes. La unidad-fraternidad como reciprocidad Uno de los dinamismos de la acción social es el de ser recíproca. Weber indica la reciprocidad como un dinamismo de la acción social. Lo mismo hace Simmel para el cual todo sucede en la relación social por él definida como acción recíproca. La relación social es la categoría teórica fundamental, que debe ser entendida como interacción o sea acción recíproca. «Para Simmel el fenómeno social no es una emanación de un sujeto ni tampoco de un sistema abstracto más o menos establecido a-priori. Lo social es lo relacional en cuanto tal, o sea la acción recíproca en cuanto inter-acción que produce, se incorpora y se manifiesta en algo que, incluso no visible, tiene su solidez». El propio Simmel explica cómo se constituye este proceso entre individuos, el cual da vida a una realidad nueva y que tiene vida propia más allá de los elementos de los que deriva. «La vida de la sociedad consiste en las relaciones recíprocas de sus elementos-relaciones recíprocos que en parte se desarrollan en acciones y reacciones momentáneas y en parte se consolidan en estructuras definidas: en los despachos y leyes, órdenes y propiedad, lengua y medios de comunicación. Todos estos efectos sociales recíprocos nacen sobre la base de determinados intereses, objetivos e impulses, y forman al mismo tiempo la materia que se realiza socialmente en el estar juntos los individuos, uno al lado del otro, uno para el otro o el uno con el otro». Sea Weber que Simmel tratan de explicar esta reciprocidad: dictada por un sentido dado por el sujeto (Weber), o en vista de determinados objetivos (Simmel). Se puede decir que la unidad-fraternidad genera la reciprocidad en el amor, que es ágape, espejo y reflejo del ágape trinitario («Dios es Amor» 1 Jn 4,8). «El Dios de la religión es el Dios de la relación: la unidad concebida como interacción» . Nos encontramos delante de un tipo particular de amor que no se suma a los amores humanos (paternal, materno, filial, de amistad, nupcial) sino que los informa a todos, subyace a todas las posibilidades de amor en sus diferentes matices. De modo que cada tipo de amor humano es más plenamente tal en la medida en que se modela sobre la fraternidad. Reciprocidad, según el modelo trinitario, en la concretización del mandamiento de Jesús: «Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros» (Jn. 13,34), significa además mutua “co-habitación”, es decir, contenerse mutuamente, el recíproco estar el uno en el otro y el otro en el uno, hasta compenetrarse de modo que los sujetos se unen distinguiéndose y se distinguen uniéndose. La relación fraterna es esencialmente recíproca, como movimiento que va y que vuelve, impregnada de valores como la confianza, la acogida, la escucha, el regalo, el compartir, y está orientada a superar y a solucionar el contraste, el conflicto, la contraposición, la ruptura. La consecuencia es la plena y auténtica realización de la intersubjetividad de los actores implicados en la relación, cuando viven el empeño recíproco uno hacia el otro. De este modo se dan las condiciones para una realización más plena de la persona. La unidad-fraternidad como don Más allá de los paradigmas del individualismo metodológico y del holismo colectivista, hoy el don es presentado hasta como un «tercer paradigma» que responde a los paradigmas anteriores con una lógica de libertad y gratuidad en sus tres momentos constitutivos: dar, recibir, devolver. El don, también desde un punto de vista sociológico, se manifiesta como un concepto de referencia fuerte para la descripción, la comprensión y la interpretación de la dinámica de las relaciones sociales. «El don contiene un imprescindibile aspecto de sociabilidad y relacionalidad, en el que se presentan expresiones y consecuencias, incluso independientemente de las orientaciones internas o interiores -por ejemplo caritativos, filantrópicos o «interesados»- de quien lo hace ser». Los sociólogos del MAUCS -Movimiento antiutilitarista en las Ciencias Sociales- definen el don como «cada prestación de bienes o servicios efectuados, sin garantía de restitución, para crear, alimentar o recrear la unión social entre las personas». El problema de la restitución como elemento constitutivo e indispensable del don ya había sido presentado por Marcel Mauss en su «Essai sur le don” en el 1924, pero sin solucionar la cuestión. En efecto, según muchos autores el problema sigue abierto. Un intento de solución se generó con la indicación y la búsqueda de una lógica de la reciprocidad como explicación de la necesidad de la restitución. La reciprocidad sería la razón de la contrapartida en todas las situaciones. El interrogante que se mantiene es: en los actores del acto de donar �todavía existe la responsabilidad de recibir y de devolver? Recientemente en una conferencia en Alemania, el filósofo Paul Ricouer, bajo el influjo de M. Henaff («Le prix de la vérité») indica una nueva solución: «(Si los actores) tienen que ser realmente los actores de la reciprocidad el único camino abierto es decir que el don es la garantía y el sustituto de un reconocimiento recíproco que no se reconoce ipso facto; por lo tanto el reconocimiento no puede certificarse más que con el regalo (…) «El regalo no tiene precio: no quiere decir que no haya costado; pero en el acto del intercambio no se manifiesta por su precio: es el sin precio. Y es en las experiencias no comerciales que tenemos la posibilidad del regalo como garantía y como sustituto de un reconocimiento recíproco». Así explica Simmel la acción recíproca del donar y de la aceptación del don: «En cada donar, más allá del valor intrínseco del regalo, está contenido un valor espiritual en base al cual nosotros podemos afianzar o anular con otro regalo exteriormente equivalente la unión interior que se creó con la aceptación del regalo. La aceptación del regalo no es sólo un enriquecimiento pasivo, sino también una concesión del donador. Igual que en el donar, también en el dejarse donar se evidencia una predilección que va mucho más allá del cuánto del objeto». En la unidad-fraternidad el regalo es vivido en una dimensión todavía más amplia y profunda, más envolvente de nuestro propio ser. “He sentido –escribe Chiara Lubich- que he sido creada como un don para quien está a mi lado, y quién está a mi lado ha sido creado por Dios como un don para mí. Así como el Padre en la Trinidad es todo para el Hijo y el Hijo es todo para el Padre». Además la fraternidad revela y explica en qué consiste la esencia del don. «El hombre origina las sociedades gracias a una generosidad radical que se encuentra ínsita en su ser, en su vida, en su inteligencia y en el amor, que le permiten el diálogo con los otros y abundar en el regalo de si». El ser humano entonces es un ser para el don y esta cualidad suya impregna todos los vínculos y todas las relaciones en que está involucrado. Don, pues, es sinónimo de amor. El don no es otra cosa que amor en acto, que no sólo no se cierra, sino que es difusivo de por si. El amor solicita el don, pide a cada agente social, individual o colectivo, que se transforme y actúe como un donador. «Y amar significa donarse: pensar en el hermano viviéndolo…» (Lubich, Escritos inéditos). La relación fraterna, símbolo del amor-ágape realizado se carga así de contenidos. Es puro don pero no rechaza el intercambio y la reciprocidad, más bien la solicita, pero en un perfil alto. No incluye lo que se puede comprar, vender, poseer y consumir, sino que se eleva hacia la libertad y el amor. El regalo de sí al otro se manifiesta incluso en el dar los bienes espirituales y materiales, como compartir y como comunión de bienes. «Así el amor circula y lleva naturalmente, por la ley de comunión que le es innata, como un río ardiente, toda otra cosa que los dos poseen para hacer comunes los bienes del espíritu y los materiales». El compartir y la comunión de los bienes refuerzan los vínculos fraternos creando un verdadero arte del dar enriquecido con ulteriores actitudes bien precisas: gratuidad, oblatividad, apertura, regocijo, reciprocidad. La unidad-fraternidad como comunión La categoría «comunión» no es muy usada en Sociología, es más, diría que está lejos del lenguaje sociológico y en cierto modo le es casi desconocida. Sin embargo hoy va ganando terreno y sobresale como un concepto muy rico y con muchas valencias. Ella es obviamente ante todo categoría que encuentra gran uso y ciudadanía en el ámbito de la espiritualidad y de la teología cristianas. En efecto, en este sentido se puede afirmar que la comunión encuentra su manantial generador en la comunión de vida del propio Dios en su ser Trinidad, comunión de amor entre Personas. La comunión trinitaria es pues el fundamento ontológico de cada forma de comunión como sustancia y como vida. Y así se convierte incluso en categoría antropológica. Juan Pablo II en la carta encíclica Sollicitudo Rei Socialis afirma: «Más allá de los vínculos humanos y naturales, que ya son tan fuertes y estrechos, se vislumbra a la luz de la fe un nuevo modelo de unidad del género humano (…). Este supremo modelo de unidad, reflejo de la vida íntima de Dios, Uno en Tres Personas, es lo que nosotros cristianos designamos con la palabra comunión» (n. 40). El insigne teólogo Klaus Hemmerle, ex obispo de Aquisgrana, subraya y explica esta relación entre la divinidad y la humanidad: «Nuestro ser personal es asumido en la comunión de vida y de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu; pero de este modo yo, solo yo ya no puedo representar el punto de partida y el punto final de mi ser, sino que puedo vivir la existencia trinitaria solamente en la reciprocidad, en el «nosotros», que sin embargo no disuelve ni el yo ni el tú, sino que los constituye». Es evidente que aunque no consideremos este fundamento espiritual, la convivencia social relacional, entendida como interacción, se cumple en la comunión. Es así que la comunión también asciende a categoría económica con la “Economia de Comunión». Es un proyecto económico lanzado por Chiara Lubich en Brasil en el 1991 y que se apoya sobre dos columnas portantes: el compartir las utilidades de la empresa con los pobres y la inserción de la comunión en las relaciones económicas. Si el primer elemento exige la superación de la cultura del tener para asumir la cultura del dar, el segundo implica el salto de la racionalidad formal o instrumental y la asunción de una racionalidad «expresiva» o «no instrumental.» Las empresas que adhieren al Proyecto EdC están dilucidando las líneas de conducta de las empresas que giran alrededor del concepto de comunión como esencia de las relaciones empresariales internamente (con los trabajadores, clientes, proveedores, etc.) y al exterior (con las finanzas, el territorio, la competencia, etc.). Esto implica privilegiar, en las relaciones interpersonales, a las motivaciones, los valores y dar énfasis a temas como la confianza, la reciprocidad, etc. La comunión en Economía ofrece a la Ciencia Económica nuevos estímulos y nuevas posibilidades de solucionar las mismas contradicciones con sus efectos perversos, injertando un círculo virtuoso en el que encuentran lugar nuevos elementos más positivos y más propositivos. La comunión además encuentra espacio como categoría jurídica dentro del así llamado Derecho Social que deriva directamente del funcionamiento de los grupos sociales. Georges Gurvitch fue el que mejor ha realizado la obra de sistematización de la tradición que desemboca en el Derecho Social, incluso denominado por él Derecho de Comunión. Según Gurvitch el » ‘Derecho Social’, es un derecho autónomo de comunión que integra en forma objetiva cada totalidad activa real, que encarna un valor positivo extratemporal. Este derecho es derivado directamente del ‘todo’ en cuestión para regular su vida interior independientemente del hecho de que este ‘todo’ esté organizado o in-organizado. El ‘Derecho de comunión’ hace participar al ’todo’ en la relación jurídica que de él deriva, sin transformar este ‘todo’ en un sujeto separado de sus miembros». Se puede decir entonces que el «Derecho de comunión» y la comunión encuentran, uno en el otro, respectivamente, la propia justificación. Este «todo» social -para los teóricos del Derecho Social- tiene el sentido de una «comunión inmanente», es decir, de una realidad al mismo tiempo jurídico-ética y jurídico-formal. En el sentido jurídico-formal esta «comunión inmanente» indica la comunidad humana que se constituye y el hecho que nos encontramos delante de algo que Gierk ha denominado «persona jurídica compleja», caracterizada por el hecho que el «todo» no es transcendente con respecto de los miembros que lo componen, pero tampoco puede confundirse con los miembros en cuestión y tampoco con su suma. Se puede entonces definir la comunión en términos realmente éticos y jurídicos en coherencia con el espíritu de la fraternidad. Y todavía más, la comunión es categoría sociológica. En una de sus obras fundamental Gurvitch realiza un profundo análisis de la manifestación de la socialidad derivada de la parcial fusión de los sujetos. Según el grado, la intensidad y la profundidad de esta fusión él distingue tres formas de sociabilidad, que llama: un «Nosotros». Estas tres formas son: la Masa, la Comunidad y la Comunión. Luego, describe profusamente las relaciones que se establecen entre los Yo, los Él y los Otros dentro del «Nosotros». «Un «nosotros» (como «nosotros franceses», «nosotros militantes sindicalistas», «nosotros estudiantes», «nosotros padres») constituye un todo irreducible a la pluralidad de sus miembros, una nueva unidad indivisible, en el cual sin embargo el conjunto tiende a ser inmanente a las partes y las partes inmanentes al conjunto. Esta inmanencia recíproca, que podría definirse también como una participación recíproca de la unidad en la pluralidad y de la pluralidad en la unidad puede asumir formas muy diferentes en los diferentes Nosotros». La comunión representa el grado máximo de intensidad de participación, por fuerza de atracción y de la profundidad de fusión de los «Nosotros». Se trata, fijándonos bien, del «Nosotros» más profundo, dónde la fusión es máxima y «reúne las profundidades más personales y más íntimas del Yo y de los Otros, ningún aspecto de los cuales queda fuera de la participación y de la integración en el Nosotros» . Las reflexiones de Gurvitch se desarrollan en el campo del microsociologia y son de indudable interés para una mayor comprensión de las relaciones cara a cara. En el caso de las relaciones fraternas se expresan una serie de dinámicas correlacionadas que enriquecen, dan unicidad y ulterior sentido a la relación misma. Ello en efecto incluye el ser los unos con los otros, donde se pone en evidencia la libertad y la absoluta elección de entrar y participar en la relación; el ser los unos para los otros que hace resaltar el «cómo» de la relación o sea sus modalidades; el ser los unos en los otros que subraya la capacidad de ser y de hacer el regalo de si a los otros; el ser los unos gracias para los otros donde se evidencia que la identidad de cada uno puede expresarse de la mejor manera en la comunión recíproca entre ellos. Se puede afirmar que en la relación fraterna la profundidad de las relaciones, la intensidad de la interacción y los sentimientos de amor, de consideración, de afecto, de confianza -hechos universales- componen relaciones de comunión capaces de inspirar en la realidad social a todos los niveles y amplitud, un soplo positivo y generador de armonía, de equilibrio, orden y, justamente por esto, de progreso, desarrollo y perfeccionamiento de notable alcance, todos elementos particularmente requeridos por una sociedad caracterizada por anonimato y contrastes.

Relaciones sociales y fraternidad: �paradoja o modelo sostenible? Una perspectiva a partir de las Ciencias Sociales

Relaciones sociales y fraternidad: �paradoja o modelo sostenible? Una perspectiva a partir de las Ciencias Sociales

 En este período de cambios radicales, ha emergido en el congreso, por parte de más de uno, la urgencia de enfocar la atención no sólo en las relaciones sociales contradictorias y conflictivas, sino también en las “relaciones de concordia y de comunión” en acto en la compleja sociedad de hoy. Lo puso en evidencia Chiara Lubich quien, en su mensaje, indicó en la ‘fraternidad’ «un principio espiritual que es al mismo tiempo una categoría antropológica, sociológica, política, capaz de desencadenar un proceso de renovación global de la sociedad». La propuesta nace de la experiencia de varias décadas, sea a nivel personal que en el plano de instituciones políticas y estructuras económicas.

La característica del congreso fue precisamente el diálogo, típico de la disciplina sociológica, entre teoría y experiencias realizadas en los más variados contextos culturales y sociales como la del Centro Cultural La Pira de Florencia, abierto a estudiantes extranjeros de varias culturas y religiones; la de una comunidad terapéutica italiana para ex drogadictos; la del Centro internacional para la familia de la ciudadela de Loppiano (Incisa Valdarno Florencia), además de la experiencia de integración, en Fontem, en el corazón de la selva de Camerún, entre europeos que se encontraban por primera vez con la cultura africana, y los Bangwa, un pueblo fundamentalmente anclado en sus propias tradiciones.

De la lectura sociológica de las diversas experiencias, se ponen en evidencia nuevos posibles modelos, nuevos esquemas de aplicación, como el “paradigma de la unidad” del que habló el profesor polaco Adam Biela, ex Presidente de la Facultad de Sociología de la Universidad de Lublín, ahora senador. Categoría desarrollada por la socióloga brasileña Vera Araujo, como paradigma de unidad-fraternidad, capaz de leer las relaciones de unidad y distinción, de recíprocidad, don y comunión. Como conclusión del Congreso –como dijo Vera Araujo- surgió “una” incipiente comunidad científica que ahora ha asumido estos paradigmas, estas nuevas estrategias de investigación, para buscar juntos nuevas perspectivas para las Ciencias Sociológicas.

Fontem-Camerún – Laboratorio de relaciones: una lectura sociológica

Fontem-Camerún – Laboratorio de relaciones: una lectura sociológica

   

Fontem – Camerún: Laboratorio de relaciones

Una lectura sociológica de la evolución política, antropológica y espiritual del pueblo Bangwa: desde en riesgo de extinción hasta llegar a ser modelo de desarrollo Presentación de la primera traducción italiana del clásico “The ways and power of love” de Pitirim Sorokin editado por Città Nuova Castelgandolfo (Roma) 12 febrero de 2004 África – Una experiencia de 40 años en el corazón de la selva de Camerún es el objeto de un singular análisis sociológico que será presentado el 12 de febrero de 2005, en el 1� Congreso Internacional promovido por Social-One, expresión en el campo sociológico del Movimiento de los Focolares. Será éste uno de los momentos más significativos del Congreso –que tendrá lugar en el Centro Mariápolis de Castelgandolfo, del 11 al 13 de febrero- centrado en el tema: “Relaciones sociales y fraternidad: �paradoja o modelo sostenible? Una perspectiva a partir de las Ciencias Sociales” El estudio analiza, en el campo político, antropológico y espiritual la evolución de una población africana, los Bangwa, que han ido desde el riesgo de extinción hasta el actual desarrollo ocurrido bajo la influencia del encuentro con un carisma moderno, el Carisma de la Unidad, llevado por médicos, profesores y jóvenes focolarinos europeos llegados a Fontem, ya desde los años Sesenta, para socorrer a ese pueblo. El estudio sociológico analiza también la influencia de este encuentro en los europeos. El estudio será introducido por el sociólogo belga Prof. Bennie Callebaut y desarrollado por estudiosos originarios del pueblo Bangwa como el Prof. Martin N. Nkafu, docente de Filosofía de las Culturas en la Pontificia Universidad Urbaniana y Lateranense de Roma y otros docentes universitarios, ahora residentes en Estados Unidos y Gran Bretaña. No faltará el testimonio de los primeros focolarinos llegados a Fontem como el Dr. Lucio Dal Soglio, y de los que allí trabajan actualmente. Está programada para la noche una fiesta africana, en la que participarán también jóvenes africanos de Kenia, Tanzania, Madagascar, Angola, Sudáfrica, Uganda, Congo y, naturalmente de Camerún. De relieve también la presentación de la primera traducción italiana a cargo de Città Nuova, de un clásico de la Sociología: “The ways and power of love” de Pitirim Sorokin, gran sociólogo ruso, emigrado a Estados Unidos, que analiza las causas y efectos, el significado humano y universal de las potencialidades creativas y terapéuticas del amor desinteresado. Intervendrán sociólogos de alto nivel, como el Prof. Raffaele Rauty, especializado en Sociología Americana, Arturo Parisi, de la Universidad de Bolonia, y Michele Colasanto, Director de la Facultad de Sociología de la Universidad Católica de Milán. El Congreso se inaugurará con un mensaje de Chiara Lubich. Después tendrá lugar la presentación del tema “Retos de una sociedad compleja y globalizada”, presentado por el Prof. Vincenzo Zani, seguirán reflexiones metodológicas sobre algunas historias de vida que serán presentadas por un trabajador social argentino del Ministerio de Políticas Sociales; por el Centro Internacional Cultural Interreligioso La Pira, de Florencia; por una comunidad terapéutica italiana para ex-tóxicodependientes; por el Centro Internacional para la Familia, de la ciudadela de Loppiano (Incisa Valdarno-Florencia). El sábado en la mañana, la socióloga brasileña Vera Araujo presentará el tema central del Congreso: “Relaciones sociales y fraternidad: �paradoja o modelo sostenible?”. La actualidad del tema “relaciones sociales” – El creciente interés en la dimensión relacional y los retos de la globalización solicitan la comprensión de relaciones complejas y múltiples en el mundo contemporáneo. Aumenta entre los científicos sociales la exigencia de una maduración teórica de su disciplina. Muy difundida la exigencia de nuevos modelos, de nuevas estrategias de investigación, de nuevos esquemas de aplicación para analizar no sólo la realidad conflictiva, sino también los nuevos fenómenos positivos y constructivos. Objetivo del Congreso – A partir de la confrontación y del diálogo sobre los estudios y las conclusiones a las que han llegado, hasta ahora, las Ciencias Sociales, el Congreso intentará identificar perspectivas para el futuro, proponiendo la fraternidad como categoría conceptual sobre la cual fundar un nuevo paradigma científico. La propuesta de “Social One” – Es precisamente en esta dirección que se han comprometido los científicos sociales que adhieren a “Social One”, compuesto por, sociólogos, trabajadores y expertos en servicios sociales de los 5 continentes. A través de una dinámica de diálogo, se ha empezado a pescar en el patrimonio vital y cultural que caracteriza la experiencia de fraternidad universal propuesta por Chiara Lubich y por el Movimiento de los Focolares, por ella fundado. De él están surgiendo ideas, orientaciones y elementos de investigación, claves de lectura, de interpretación de la realidad y de la intervención social que ponen en evidencia nuevas perspectivas en los contenidos y en el modo de pensar, analizar, comprender y obrar. Para ulteriores informaciones: Servicio de Información Focolares – Carla Cotignoli – tel. 06.947989 – 348.856.33.47 sito web: www.focolare.org  

Una red de amor para la transformación social del continente latinoamericano

Una red de amor para la transformación social del continente latinoamericano

 

Lia Brunet había conocido a Chiara Lubich desde el ‘45, en Trento. Será ella, junto al primer focolarino, Marco Tecilla y a Fiore Ungaro, quien emprenderá el primer viaje fuera de los confines de Europa, en 1958. Eran los años de graves conflictos sociales en todo el continente latinoamericano. Ese viaje marcará el inicio del tejido de una red de amor que lanzará semillas de renovación espiritual y social en los países donde Lia entregó, sin ahorrar nada, 44 años de su vida. Nos dejó el 5 de febrero. En Navidad había cumplido 87 años.

Ese primer viaje a América Latina, fue un viaje lleno de incógnitas. En Trento, con Chiara, en los barrios más pobres, había experimentado la fuerza de transformación social del Evangelio vivido y su fuerza difusiva. En 12 intensos meses, los tres hacen escala en Recife, San Pablo, Río de Janeiro, Bello Horizonte, en Brasil; en Montevideo, en Uruguay; en Buenos Aires, en Argentina; en Santiago de Chile. Así se delinea su programa en el “Diario de un viaje”:

“También la nuestra es una revolución, usando el arma más potente, el Amor que Jesús ha traído a la tierra. También nosotros hablamos de ‘hombre nuevo’, el de San Pablo, pero también de ‘hombre viejo’, que tratamos de hacer morir sobre todo en nosotros mismos. También el nuestro es un proyecto de muerte y vida: apunta al ‘que todos sean uno’”.

Adopciones a distancia en Tamil Nadu, Indonesia, Sri Lanka

Adopciones a distancia en Tamil Nadu, Indonesia, Sri Lanka

  El Movimiento Familias Nuevas, expresión de los Focolares para el mundo de la familia, a través de las adopciones a distancia llega actualmente a 14.200 niños inscritos en 96 proyectos de desarrollo en 45 países. Como respuesta a la emergencia del sudeste asiático, han sido numerosas las solicitudes y ofertas de adopciones a distancia. Ya han sido enviados los primeros nuevos proyectos. India – Tamil Nadu El Tamil Nadu, uno de los 32 estados de India, cuya capital es Mandras, está situado en el sudeste de la península indiana, y está entre los más densamente poblados. De las costas, afectadas en modo devastador por el maremoto, la población se ha transferido a los territorios del interior, haciendo necesaria la activación de centros de asistencia en todo el Estado. Pero la situación de pobreza del área, agravada por los efectos de la catástrofe, no permite una acogida adecuada, y urgen un financiamiento inmediato.Proyecto “Ilanthalir” El Padre Susai Alangaram es un sacerdote muy cercano a los Focolares, con quien Familias Nuevas colabora desde 1997. La Asociación por él creada (ver www.ilanthalir.org) tiene la misma finalidad de ofrecer educación a los niños de las aldeas, dando prioridad a los niños pobres y/o huérfanos. Más de 600 menores ya están inscritos en el programa de apoyo a distancia, Familias Nuevas propone sostener a distancia a otros 200 niños víctimas del tsunami de quienes el centro se puede hacer cargo con continuidad. – Proyecto “Bala Shanti” Coimbatore – Tamil Nadu: desde 1986 trabaja la asociación gandhiana ‘Shanti Ashram’ que llega a las poblaciones de unas 30 aldeas en el intento de formar hombres de paz en una sociedad pluralista como la indiana, típica por la diversidad de culturas, religiones y castas, ofreciendo también a los niños un adecuado soporte alimenticio y sanitario. Shanti Ashram ha acogido familias y niños que desde la costa se han refugiado en Coimbatore. Se propone el sostenimiento a distancia de un centenar de niños víctimas del Tsumani que se suman a los 180 iniciadas hace años.

Proyecto “K. Gandhi Kanya Gurukulam” Nagapattinam -Tamil Nadu: desde 1946 trabaja la asociación ‘K. Gandhi Kanya Gurukulam a través de actividades educativas y sociales, dirigidas a las muchachas pobres y huérfanas. Se llevan adelante 1.700 muchachas de todas las religiones, que reciben gratuitamente la enseñanza, aprendiendo varios oficios para poder mantenerse. Desde el 2003 las Familias Nuevas colaboran mandando 49 adopciones a distancia: después de la tragedia el responsable del proyecto invita a acoger y seguir con continuidad al menos 200 niños afectados por el Tsunami, mediante el sostenimiento a distancia. Los proyectos de Indonesia, Sri Lanka, islas Andamane y Nicobare – En Indonesia está tomando forma una intervención continua para 600 menores administrados por uno de los centros de los Focolares presentes en Medan (Sumatra). – En Sri Lanka, en colaboración con el Apostolic Carmel, congregación con diversas casas esparcidas en el país y con quienes desde hace años Familias Nuevas colabora para proyectos para la infancia, se ha hecho cargo de 150 niños víctimas del Tsunami y de sus familias.

A las islas Andamane y Nicobare estamos mandando ayudas de emergencia a través del obispo de Port Blair, amigo de los Focolares, quien hospeda unas mil personas en el patio de su parroquia, a la espera de financiar un proyecto de sostenimiento a distancia. Todos los proyectos pueden ser sostenidos con el envío de 216 €. El depósito de la cifra, preferiblemente en una única cuota, se debe efectuar en una de las siguientes cuentas: – c/c postal n� 48075873; – c/c bancario n� 1000/2497 de SAN PAOLO – IMI – Agencia de Grottaferrata (Roma) – ABI 01025 – CAB 39140. – A nombre de la: Asociación AZIONE PER FAMIGLIE NUOVE Onlus – Via Isonzo 64 – 00046 Grottaferrata (RM) Specificar la causa del depósito. Famiglie Nuove

Comentario de Chiara Lubich de la Palabra de vida del mes de febrero 2005

En Cuaresma, la Iglesia nos recuerda que nuestra vida es un camino hacia la Pascua, en la que Jesús, con su muerte y resurrección, nos introduce en la vida verdadera, el encuentro con Dios. Un camino no exento de dificultades y de pruebas, comparable a una travesía por el desierto.
Fue precisamente en el desierto, cuando estaba marchando hacia la tierra prometida, que el pueblo de Israel abandonó por un momento a su Dios y adoró a un becerro de oro.
Jesús también recorre el mismo camino por el desierto y es tentado por Satanás para que adore el éxito y el poder. Pero él corta de raíz con cualquier lisonja del mal y se dirige con decisión al único bien:

«Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto»

Al igual que al pueblo judío y a Jesús, a nosotros tampoco nos faltan tentaciones cotidianas que pretenden desviarnos hacia recorridos más fáciles. Nos invitan a buscar nuestra felicidad y a depositar seguridad en la eficiencia, en la belleza, en la diversión, en la posesión, en el poder…, todas realidades que, de por sí, serían positivas, pero que pueden ser absolutizadas y que a menudo son propuestas por la sociedad como auténticos ídolos.
Pero cuando no se reconoce y no se adora a Dios, es inevitable que comiencen a insinuarse otros “dioses”, y es así como aparece el culto a la astrología, la magia…
Jesús nos recuerda que la plenitud de nuestro ser no consiste en la búsqueda de estas cosas que pasan, sino en ponernos delante de Dios, del cual proviene todo, y en reconocerlo como lo que él es verdaderamente: el creador, el señor de la historia, nuestro todo: ¡Dios!
Si allá en el Cielo, hacia donde nos encaminamos, lo alabaremos incesantemente, ¿por qué no anticiparnos, y alabarlo ya desde ahora? Qué sed sentimos a veces, nosotros también, de adorar, de alabarlo en el fondo de nuestro corazón, vivo en el silencio de los tabernáculos y en la festiva asamblea de la Eucaristía.

«Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto»

Pero, ¿qué significa “adorar” a Dios?
Es una actitud que sólo se puede tener con él. Adorar significa decirle a Dios: “Tú eres todo”, es decir: “Eres el que es”, y yo tengo el privilegio inmenso de la vida para reconocerlo.
Adorar significa también agregar: “Yo soy nada”. Y no decirlo sólo de la boca para afuera. Para adorar a Dios tenemos que anularnos a nosotros mismos y hacer que él triunfe en nosotros y en el mundo. Esto implica una atención constante puesta en derribar esos ídolos falsos que sentimos la tentación de construirnos en la vida.
Pero el camino más seguro para alcanzar la proclamación existencial de la “nada” de nosotros y del “todo” de Dios, es completamente positiva. Para anular nuestro modo de pensar, basta con pensar en Dios y tener sus pensamientos, que nos han sido revelados en el Evangelio. Para anular nuestra voluntad basta con cumplir su voluntad del momento presente. Para anular nuestros afectos desordenados, basta con tener en el corazón el amor a Dios y amar a nuestros prójimos compartiendo sus preocupaciones, sus penas, sus problemas y sus alegrías.
Si somos “amor” siempre, sin darnos cuenta seremos “nada” para nosotros mismos. Por eso, para vivir nuestra “nada”, afirmemos con la vida la superioridad de Dios, su ser todo, abriéndonos a la verdadera adoración.

«Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto»

Cuando, hace ya muchos años, descubrimos que adorar a Dios significaba proclamar el “todo” de él y la “nada” de nosotros, compusimos una canción que decía: “Si en el cielo se apagan las estrellas/ si cada día muere/ si en el mar la ola se anula y no retorna/ es por tu gloria. / Porque a tí la creación te canta: / Todos eres./ Y cada día se dice a sí mismo: / Nada soy”.
La consecuencia de nuestro anularnos por amor era que nuestra “nada” se colmaba del “todo”, Dios, que entraba en nuestro corazón.

Chiara Lubich

Línea directa con las zonas afectadas

 Desde Tailandia «Nos hemos puesto a disposición, ayudando en los hospitales, donando sangre, haciendo de intérpretes para muchos turistas afectados. Desde Bangkok algunos de nosotros han ido al sur para llevar las primeras ayudas recogidas en el lugar y ver que se puede hacer seguidamente. Mons. Prathan, Obispo del Sur de Tailandia, subraya la importancia del aspecto espiritual, además de la ayuda material, de la potencia de la oración para aquellos que sufren. Les hemos asegurado que todo el mundo participa, también con la oración, por los sufrimientos de nuestro país». Desde India, una joven del Movimiento, de Madras (Tamil Nadu), nos escribe: «El dolor es de una dimensión tal que te trastorna. La situación en Sri Lanka es mucho más grave. Muchas personas han sido traídas a Mandras y están alojadas en las oficinas de la municipalidad, en las iglesias, en los templos. Sin embargo en medio te todo este inmenso dolor se ve el amor, el Amor de Dios a quien confiamos todo, el amor entre la gente: las familias han abierto sus propias casas para acoger a quien se quedó sin nada, los jóvenes se han comprometido a recoger los cuerpos para hacer funerales simples pero dignos, así como el hombre a imagen de Dios merece, las hermanas y los religiosos trabajan sin descanso y son el punto de referencia para todos más allá de la religión, las mujeres no dejan de cocinar arroz para todos, los médicos intervienen sin detenerse, los más pobres tratan de ayudar a quién está en una situación más trágica de la propia». Y todavía: «Con mi hermano y una red de distribuidores preparamos paquetes “de primera necesidad: una pequeña cocina de kerosén, platos, medicinas para purificar el agua, una alfombra de hojas secas para dormir, arroz y galletas para los niños, lentejas. Recogemos cuanto nos da la gente y en los negocios compramos con descuento; no contamos con nuestro dinero que prácticamente se ha terminado, sino con la providencia. También nuestro pequeño automóvil lo hemos puesto a disposición para transportar a las personas. Hemos iniciado una programa para la distribución. Yo no me puedo mover de la ciudad: nuestra casa acoge adultos y niños, enfermos y heridos, de los que tengo que hacerme cargo al regresar del trabajo. Un aporte pequeño pero que sin duda llega enseguida y directamente a las familias y les permite sobrevivir. Y ésta, ahora, es la cosa más importante… la gran lección es que sólo el amor permanece».

La solidaridad tiene el color de la fantasía

 Entre las muchas iniciativas que florecen sea en los países afectados, así como en el resto del mundo, organizadas por las varias expresiones del Movimiento de los Focolares, pero sobre todo por los jóvenes, ha partido una carrera de amor. Algunos flash. – Milán: los jóvenes han participado en una marcha de las antorchas organizada por la Asociación Arcoiris, un centro de acogida para extranjeros administrado por personas de los Focolares, con la significativa participación de la comunidad de Sri Lanka que vive en la capital Lombarda, marcada por muchos lutos debidos al maremoto. La manifestación se concluyó en la plaza de la Catedral donde hablaron representantes budistas y cristianos de la comunidad. Fue muy impresionante el testimonio de un trabajador italiano de la Asociación Arcoiris, quien quiso agradecer al pueblo cingalés por su generosidad, su hija y su yerno estaban de viaje de luna de miel en las playas del Tsunami y fueron rescatados por milagro, por la gente del lugar, quienes arriesgaron su propia vida para salvar la de un grupito de 20 turistas, entre los cuales ellos. – Alemania: el Movimiento de Schoenstatt y algunas comunidades de la Iglesia evangélico-luterana se unieron a las iniciativas de los Focolares para hacer llegar también su ayuda a través de los contactos directos que los Focolares tienen en las zonas afectadas. – Time-Out: todos los días, a medio día, los miembros del Movimiento, en todo el mundo, se detienen para hacer un minuto de silencio y de oración por la paz. La iniciativa, nacida en los años ’90 a raíz de la primera guerra en el Golfo, hoy tiene como primera intención rezar por las víctimas de Asia. – Las vigilias de oración han sido muchas, así como la recolección de dinero: la última, en orden cronológico, el 18 de enero pasado en Grottaferrata (Roma), en concordancia con el inicio de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, que desde siempre ha visto al Movimiento activo con muchas iniciativas en el campo ecuménico. Como sucedió en todo el mundo, también los jóvenes han aprovechado la ocasión de las fiestas navideñas y de Fin de Año para recoger fondos a favor de las poblaciones afectadas. Desde Italia, algunos ejemplos: – Loppiano: lo recogido en la tradicional fiesta de Fin de Año ha sido destinado a las víctimas del tsunami (€ 2.100). – Ancona: “Medias de la Befana” es el nombre de la iniciativa de los “Jóvenes por un Mundo Unido”, una colecta de fondos mediante la venta, en las parroquias, de la tradicional media del 6 de enero. – Giras turísticas, como en Anagni (FR), o tómbolas con pequeños y grandes, como en S. Anastasia (NA)

En Bolivia parte la operación: De El Alto a lo Alto

En Bolivia parte la operación: De El Alto a lo Alto

 El Alto, símbolo de la rebelión

El Alto, el altiplano de la capital boliviana, La Paz, simboliza la rebelión, el conflicto, la exasperación del pueblo boliviano. La difícil situación social en Bolivia, injertada entre la cadena de Los Andes y las grandes llanuras de América del Sur, alimenta un estado de conflicto continuo que ha desembocado en manifestaciones y huelgas, no última la de estos días, siempre en El Alto, para pedir que se agilice la erogación del agua potable. De hecho, son más de 40.000 las familias de la zona, que no tienen acceso actualmente.

Qué hacer ante esta situación tan dramática

Entre las numerosas iniciativas que han florecido en el País, nace la operación “De El Alto a lo Alto”, promovida por el Movimiento de los Focolares para llevar la realidad social conflictiva a un plano más elevado, con el aporte de la dimensión espiritual. Así se da vida a una “escuela de formación a la responsabilidad civil”, preludio para acciones concretas, si bien humildes, en las que la solidaridad y la fraternidad puedan impregnar cada vez más las relaciones sociales. Inicia una mesa de diálogo para profundizar, también con la ayuda de expertos, temáticas importantes, como el documento elaborado por la Conferencia Episcopal boliviana, que hace un profundo análisis de la realidad social, junto a la propuesta de una nueva ley que regule la explotación de los recursos naturales, esenciales para el desarrollo económico del país.

Los conflictos sociales

De hecho Bolivia, a pesar de ser rica de recursos como el gas natural y los yacimientos de petróleo, está, desde hace siglos, presa por una pobreza endémica. Entre las causas está la injusta repartición de la riqueza: por una parte hay una pequeña minoría que tiene el poder económico y político, por otra la mayoría de la población que se tiene que contentar con las “migajas” y ve cerrada toda esperanza de mejoría. El otoño pasado estallaron, prolongándose por más de un mes, una serie de choques entre la población y el ejército, que empezaron en El Alto y se extendieron por todo el país, y dejaron más de 70 muertos.

La fraternidad, respuesta a los problemas sociales

La Espiritualidad de la Unidad de los Focolares empieza a difundirse en Bolivia ya en los años ’70, a través de algunos sacerdotes y religiosos. Nacen los primeros centros, en La Paz y después en Cochabamba, y a partir de allí el Movimiento se difunde también en Santa Cruz, Oruru y Sucre. El deseo de todos es por lo tanto, también hoy, dar un testimonio vivo de cómo la fraternidad puede ser una respuesta a los problemas sociales.

Argentina: escuelas on line para formarse a la categoría de la fraternidad

Argentina: escuelas on line para formarse a la categoría de la fraternidad

 Jóvenes que quieren gastarse por la propia comunidad Inicia en Argentina la primera escuela de formación política para jóvenes promovida por el Movimiento Político por la Unidad en nueve ciudades: gracias a Internet, el proyecto ha entrado en función contemporáneamente en Buenos Aires, Córdoba, Rosario, José C. Paz, Avellaneda, La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca y Neuquén. Los 140 jóvenes, que desde mayo pasado, están frecuentando estos cursos de formación política exigen a la política la utopía de un mundo unido y al mismo tiempo la concreción de aquello que puede incidir en el cambio. Son jóvenes que quieren gastarse por la propia comunidad. Como se desarrolla el curso La escuela apunta a ofrecer los instrumentos para una acción colectiva innovadora en el campo social y político, a través de cursos temáticos desarrollados en las ciudades de pertenencia, proyectos diferenciados de acción local y seminarios para todos los estudiantes, dos veces al año. En las diversas ciudades los jóvenes se reúnen junto a un animador e interactúan virtualmente con los profesores y las otras comunidades”.

Un camino de comunión que continua

Un camino de comunión que continua

  La manifestación “Juntos por Europa” de mayo pasado en Stuttgart, ha marcado no sólo un momento culminante en el camino de comunión iniciado entre más de 150 Movimientos, Comunidades y grupos católicos, evangélico-luteranos, anglicanos y ortodoxos, sino que ha hecho visible la riqueza de la fe cristiana en las diversas Iglesias. En estos meses no han faltado las ocasiones para encontrarse y trabajar juntos, mientras que ya se prepara a nivel mundial una nueva cita. Esta semana es una ocasión para abrir una ventana hacia el mundo ortodoxo, anglicano y evangélico-luterano, a partir de tres realidades –difundidas en todo el mundo- presentes el 8 de mayo en Stuttgart: la fraternidad ortodoxa Syndesmos, los Cursos Alpha, nacidos en una parroquia anglicana, y el YMCA, asociación juvenil de origen europeo, muy difundida en Alemania. – Syndesmos (“relación de unidad”) fraternidad iniciada en 1953, reúne a 121 escuelas teológicas y movimientos juveniles ortodoxos, en 43 naciones. Su finalidad específica es desarrollar la colaboración y comunicación entre los Movimientos ortodoxos de jóvenes y las facultades teológicas esparcidas en el mundo, y promover entre ellos una más profunda comprensión y compromiso en el testimoniar el Evangelio en el siglo XXI. – Curso-Alpha, nacido en los años ’70, se realiza en 152 países, y está traducido en 47 idiomas; se dirige a todos los estratos sociales e interesa sobre todo a los jóvenes y a quien no se considera cristiano; está basado en el Evangelio y dura 10 semanas. Ofrece a quien lo desea un primer acercamiento a la fe cristiana. – YMCA, Asociación cristiana de jóvenes, nace en Londres en 1844 y hoy se ha esparcido en todo el mundo, su finalidad es trabajar por el cambio social formando a los jóvenes como cristianos a través del deporte y de otras actividades educativas, junto a servicios para los refugiados y emigrantes.

El papel de los jóvenes

El papel de los jóvenes

La Iglesia ortodoxa tiene mil años de historia en la provincia oriental de Finlandia, Carelia. Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, Finlandia ha perdido en la región casi todas las tierras tradicionalmente ortodoxas. La mayor parte de los 80 mil ortodoxos son refugiados.

Muchos movimientos de la juventud ortodoxa tuvieron un inicio espontáneo y milagroso durante la guerra y en la inmediata post-guerra.

El aporte del Movimiento de la juventud ortodoxa de Finlandia ha sido determinante para la sobrevivencia de esta Iglesia, ha jugado un papel clave ayudando a reunir a las personas para la divina liturgia, mediante grupos de estudio y campamentos, y en la formación de comunidades eucarísticas que –en algunos casos- se han convertido en nuevas parroquias en todo el país.

La iglesia se ha convertido en el centro de la vida y del servicio del Movimiento de la juventud. La renovación evangélica de la vida de la iglesia inicia de diversos modos a partir del Movimiento de la juventud ortodoxa. La alegría y el entusiasmo por la liturgia se expresan en lo que se ha definido como: “santificar el tiempo”.

Esta renovación litúrgica ha sido acompañada por un interés por los escritos ascéticos de los Padres y las Madres del desierto. Ha sido una invitación a una espiritualidad de amor del bien y de la belleza. Ha sido también un descubrimiento de la universalidad de la fe cristiana ortodoxa. La pequeña minoría ortodoxa de Finlandia no está sola en el mundo.

A través de los contactos dentro de Syndesmos, que es la Fraternidad mundial de los 126 Movimientos de la juventud ortodoxa, hemos redescubierto nuestra fraternidad en Cristo. Una identidad reforzada de este modo nos ha permitido también a nosotros, que éramos una minoría, involucrarnos ecuménicamente; y hemos entendido que lo que es un reto para una Iglesia lo es también para las demás, y lo que es una bendición para una Iglesia lo es también para las demás.

(Heikki Huttunen – Outi Vasko)
Extraído de Juntos por Europa – La gran cita de Stuttgart entre Movimientos y Comunidades de varias Iglesias cristianas – suplemento de Città Nuova N. 10/2004

Aquello que une

Aquello que une

No he recibido una educación cristiana. Mi padre era un hebreo alemán. Mi madre no iba a la Iglesia. Conocí la fe en Jesús cuando tenía 18 años, y desde entonces he deseado hablar de Jesús a personas como yo. Esto es todo lo que se propone Alpha. Está dirigido principalmente a las personas que no frecuentan la Iglesia, a aquellos que no se definen como cristianos. El curso Alpha está fundado en el Evangelio. Se realiza en el arco de 10 semanas y comprende una comida en común, un discurso y la constitución de pequeños grupos. Estamos positivamente impresionados por lo que ha sucedido en los últimos once años. El Curso-Alpha se realiza en 152 países y en 30.000 parroquias. Ha sido traducido en 47 idiomas y está dirigido a todos los estratos sociales. 124 de las 160 prisiones existentes en el Reino Unido (el 80%) hospedan a 70.000 detenidos, de los cuales – según nuestras estadísticas – más de 30.000 han participado en un Curso-Alpha. El mismo ha suscitado en especial un gran interés entre los jóvenes. Es utilizado por tantas Iglesias, reuniendo a los Cristianos en su común misión de evangelizar, es sostenido por los líderes de las Iglesias cristianas más grandes. Durante el Curso, que está centrado en la figura de Cristo, enseñamos aquello que nos une como cristianos. Hemos entendido que lo que nos une es infinitamente más grande que lo que nos divide. (Nicky Gumbel – Londres) Sacado de Juntos por Europa – La gran cita de Stuttgart entre Movimientos y Comunidades de varias Iglesias cristianas – suplemento en Città Nuova N. 10/2004

Una historia verdadera

Una historia verdadera

Iván creció en Zagabria. Durante la guerra de los Balcanes logró escapar con su familia a Alemania, pero los bombardeos y todo lo que experimentó durante la guerra incidió en su estado de salud provocando en él agresividad, droga y alcohol. Algunos pensaban que a este punto era imposible rehabilitarlo mas, precisamente en ese momento, fue invitado al Centro juvenil del CVJM (la YMCA alemana). Por primera vez escuchó hablar del amor de Dios hacia cada uno de nosotros. Aprendió, de los colaboradores del centro, que Jesús sabe perdonar y establecer la paz entre los hombres.

Muy pronto Iván confió su vida a Dios, y encontró la fuerza para confiar en los demás. Ahora va adelante por su camino en unidad con Dios.

Historias de este tipo nos animan a proseguir en la tarea que nos ha confiado la YMCA: formar niños y jóvenes fuertes y una sociedad sólida. En nuestros grupos, muy variados, se entretejen a menudo amistades profundas: los niños tienen la posibilidad de confrontarse consigo mismos y descubrir en ellos talentos hasta ahora desconocidos, por ejemplo a través del deporte, durante el juego, mediante trabajos creativos o haciendo música. Los períodos de vacaciones y los viajes en estos momentos, son una ocasión ideal para experimentar la fe, la confianza y la alegría de vivir juntos.

En nuestros encuentros queremos dedicarnos en modo especial a los jóvenes que provienen de situaciones sociales difíciles o que se sienten rechazados, sabiéndolos escuchar y acoger.
En nuestros grupos se promueve en los jóvenes la integridad en el campo social, la capacidad de instaurar relaciones y de resolver conflictos, de saber asumir la propia responsabilidad.

El Movimiento de la YMCA nació en 1844 en Londres, como movimiento ecuménico, y seguidamente se ha extendido en todo el mundo como el más grande movimiento cristiano-ecuménico para la juventud. Sólo en Alemania forman parte de él 30 mil colaboradores sin retribución y son 700 referentes para los jóvenes que trabajan a tiempo completo.

(Mathias Ritter – Katja Muessig

Ecumenismo de la vida: una red de fraternidad entre obispos y sacerdotes de varias Iglesias

Soy párroco católico en una ciudad de 90.000 habitantes de Rumania, donde la historia ha creado un mosaico de siete nacionalidades y diversas Iglesias. Cuando hace 16 años llegué a ese lugar, me propuse amar a todos, pero en modo especial a los ministros de las otras Iglesias. De hecho, estaba convencido de que todos estábamos allí por una sola cosa: dar testimonio de Dios a la gente. En un principio los contactos eran esporádicos, con ocasión de algún funeral u otras ocasiones. Trataba de aprovechar estas ocasiones para construir relaciones más profundas, interesándome de la vida de los otros ministros y de los problemas que encontraban en la pastoral. Así nacieron espontáneamente las primeras iniciativas. Un día, por ejemplo, le pedí a un sacerdote ortodoxo que le hablara a mis jóvenes. Seguidamente también él me invitó. En 1992 nació la idea de establecer un día a la semana, en el cual, según las posibilidades, nos encontraríamos todos los sacerdotes y pastores de la ciudad. Después de 10 años somos ya 30 sacerdotes y pastores, con dos obispos. Nuestro grupo –compuesto por sacerdotes ortodoxos rumanos y serbos, católicos de rito latín y griego, reformados húngaros, evangélicos alemanes y húngaros, eslovacos, ucranianos y croatas- se ha convertido en un pequeño laboratorio ecuménico. Viviendo juntos el Evangelio, tratamos de hacer crecer entre nosotros relaciones de amor recíproco. Nos inspira, nos anima la promesa de Jesús: “Donde dos o más están unidos en mi nombre”. De estos encuentros han surgido las “jornadas ecuménicas” que tienen lugar cada año en la “Semana de oración por la unidad de los cristianos”. En estos días es una alegría intercambiarnos dones de las diversas tradiciones con cantos y oraciones que desarrollamos en todas las iglesias de la ciudad, haciendo, con nuestros fieles, una especie de peregrinación de una iglesia a otra. Hace algún tiempo, logramos identificar dos santos patronos para nuestra ciudad que pudieran ser aceptados por todas las Iglesias: los santos Pedro y Pablo. Este aniversario ha sido acogido también por las autoridades civiles. Así, el 29 de junio se ha convertido en la fiesta más bella de la ciudad, con la participación de una multitud de personas, y es para todos un símbolo de unidad. Algunas veces también hay dificultades. Un año, precisamente mientras nos preparábamos a la ceremonia ecuménica, en la sacristía se verificó una discusión bastante áspera entre uno de los sacerdotes ortodoxos y el sacerdote greco-católico. Pensé: “Ahora todo el trabajo de estos años se derrumbará el ecumenismo irá para atrás”. No podía hacer otra cosa que confiar esta situación a Dios. Después de tres días, en el encuentro en otra iglesia, el sacerdote que había ofendido al otro, le pidió disculpas públicamente, por haber sido un impedimento en el camino de la unidad. Otra vez un fiel me dijo que una persona de otra Iglesia hablaba mal de mi. Me puse a rezar, seguro de que Jesús habría resuelto también esta cosa. Después llamé por teléfono a esta persona que conocía y le pedí que me dijera si tenía alguna dificultad hacia mí. Bastó este pequeño paso para volvernos a acercar. Un sacerdote que se encontraba en dificultad, sintiéndose solo y aislado, en estos encuentros encontró un nuevo impulso. Un pastor evangélico había sido injustamente denunciado ante sus superiores; entonces todos juntos escribimos a su Obispo, para informarlo sobre la verdadera realidad de las cosas. Después, cada vez que nos encontramos, rezamos juntos por los problemas pastorales en esta época de transición.

No entiendo, pero perdono

 Parecía una noche como tantas, pero no fue así. Después de repetidas invitaciones, esa noche decidí participar en una reunión con un grupo de familias que vivían la Espiritualidad de la Unidad, renunciando al curso de natación. Regresé a casa feliz, conmovida porque había encontrado algo grande por lo que valía la pena vivir. Tenía un gran deseo de comunicar todo a J., mi esposo. Estaba ya durmiendo y lo desperté, pero no me tomó muy en serio. Al principio no hacía más que pensar en cuánto esas reuniones le habrían ayudado a J. a cambiar ciertos aspectos negativos de su carácter, pero muy pronto entendí que era yo quien tenía que cambiar. Entonces empecé perdonando ciertos hechos del pasado que nunca había logrado olvidar. Después traté de ser más tolerante y de amar más a todos, siendo la primera, sin esperar nada a cambio. En casa se dieron cuenta de mi cambio y después de algún tiempo también J. aceptó participar conmigo en estos encuentros: lo veía entrar poco a poco en el clima de fraternidad que allí se respiraba, hasta llegar a ser un constructor activo, poniéndose al servicio de todos. J. había decidido llevar también a nuestros cuatro niños, y poner a disposición su autobús para transportar a las personas de nuestra urbanización que querían participar en los encuentros, de modo que pudieran ahorrar el dinero del viaje. Sólo que no pudo hacerlo porque pocos días después no sólo perdió el trabajo, sino que fue amenazado pesadamente. Poco tiempo después fue convocado a la oficina de la empresa. Sabía que corría un fuerte riesgo, presentándose, pero aceptó. En la cita lo esperaba una persona que le quitó la vida. Para mí fue un golpe durísimo, pero sentí que Dios nos había preparado a mi esposo y a mí para lo que nos estaba sucediendo. Rogué para que este dolor no pasara en vano y lo ofrecí por la persona que nos ha hecho tanto daño, para que se pudiera arrepentir. No entendía el por qué de lo sucedido, pero dentro de mí no había rencor. Hice todo lo posible para que también mis hijos, de doce y nueve años, superarán la rabia y lograran perdonar. Las palabras de Jesús sobre el perdón y el amor al enemigo me dan fuerza y alegría día tras día. Un conocido nuestro sabiendo quién es el culpable, me da a entender que, si quiero, puedo obtener la venganza. «�No –respondo- lo dejo a la justicia de Dios. Todos somos criaturas suyas y esta persona, además, tiene necesidad de tiempo para arrepentirse». J. había experimentado que Dios nos ama. Hice que escribieran en su tumba: “Dilo a todos. Dios te ama inmensamente” (B.L. – Colombia) Sacado de El amor vence. Treinta historias verdaderas contadas por sus protagonistas Ed. Città Nuova

Una nueva página de fraternidad

Una nueva página de fraternidad

Una nueva página de fraternidad entre cristianos y budistas se ha abierto en Japón. En este gran país del Sol Naciente, de 127 millones de habitantes, en su mayoría sintoístas y budistas, los cristianos no superan el límite del 11%. Es precisamente un Movimiento budista japonés, la Rissho Kosei-kai, quien invita al Conjunto musical Gen Verde, entre su gente, para llevar un mensaje de paz y de fraternidad. Esta iniciativa nació después que una delegación de la RKK asistió a un espectáculo de este conjunto, en Corea en el 2002, donde habían llevado al palco Primeras páginas, un “musical” que narra el descubrimiento del Evangelio, en las raíces de la historia del Movimiento de los Focolares.

Los espectáculos –traducidos para la ocasión en japonés- llegan a más de 17.000 personas en 9 ciudades, desde Tokio hasta Nagasaki. Un tifón particularmente violento y el terremoto de Niigata lleva a hacer del espectáculo un gesto de solidaridad concreta.

La invitación de la RKK se injerta en la base del diálogo interreligioso entretejido desde 1979 con Chiara Lubich y los Focolares en Japón. El motivo oficial: la participación en las ceremonias de conmemoración de Nikkyo Niwano, fundador del Movimiento, a 5 años de su defunción. Son 6 millones los adherentes de la RKK que se conectan vía satélite con las ceremonias. La gira marca, como había auspiciado Chiara Lubich en un mensaje al Presidente de la RKK, Nichiko Niwano, “un nuevo compromiso de vivir y trabajar juntos con dedicación y confianza, sosteniéndonos recíprocamente unos a otros, para construir la unidad de la familia humana”.

Las varias ocasiones de contacto directo con la cultura japonesa, con el sintoísmo y el budismo tradicional, a través de la visita a sus templos y a algunos maestros espirituales, como el venerable Takeuchi, quien ya desde hace tiempo está en contacto con los Focolares. A través de los Koriukai (encuentros de profundización), el Gen Verde entra en contacto con otros 2.120 budistas “Este pueblo nunca ha dejado de sorprendernos –dice Paola Stradi del Gen Verde- fuerte y delicado al mismo tiempo, determinado e indomable, pero sumamente sensible a los valores del espíritu”.

Primera Tournée del Gen Verde a Japón por invitación del Movimiento budista japonés Rissho Kosei Kai

 “Queremos ser instrumentos de paz como ustedes”. “Ha crecido dentro de nosotros la semilla de la paz”. “Esta es verdaderamente la expresión más alta del arte: �donar fuerza y esperanza!”. Algunas de las impresiones recogidas del público que numeroso, 17.000, intervino en Tokio, Nagasaki, Hiroshima, Osaka, Fukuoka, Nagoya, Nagano, las ciudades visitadas en los 68 días de la tournée japonesa del Gen Verde, expresión artística del Movimiento de los Focolares, en una larga tournée que empezó el 24 de septiembre y concluyó el 1� de diciembre pasado. La invitación vino del Movimiento budista japonés Rissho Kosei-Kai (RKK), sobre la base del profundo diálogo entretejido a partir de 1979 con Chiara Lubich y los Focolares en Japón. El Gen Verde llevó al palco “Primeras Páginas” – preparado para la ocasión en japonés -, un “musical” que se remonta a las raíces de la historia del Movimiento de los Focolares, al descubrimiento del Evangelio, para realizar el testamento de Jesús, “Padre, que todos sean uno”. Que la tournée produzca frutos de paz y de fraternidad El 1� de octubre, el Presidente Nichiko Niwano ofreció al Gen Verde un almuerzo de bienvenida oficial. «El augurio que nos intercambiamos es que la tournée produzca frutos de paz y de fraternidad y que quien nos ve pueda exclamar, por el amor recíproco entre la RKK y el Gen Verde: “miren cómo se aman”». Un augurio que se realizó: la tournée promovida por el Movimiento japonés, ha dado un aporte al diálogo entre cristianos y budistas y a la unidad entre el Movimiento de los Focolares y la Rissho Kosei-Kai. En el corazón del pueblo japonés El tour es una ocasión para conocer de cerca los sufrimientos pasados y presentes de la nación, como dice Paola Stradi del Gen Verde: “En 68 días este pueblo nunca ha dejado de sorprendernos: fuerte y delicado al mismo tiempo, determinado e indomable, pero muy sensible a los valores del espíritu. Tratamos de hacer nuestros los sufrimientos del pasado: la tragedia de la bomba atómica y sus consecuencias en Nagasaki e Hiroshima, donde invitamos al público a empezar con un momento de silencio por la paz. Entre los sufrimientos presentes, un tifón especialmente violento y el terremoto de Niigata nos lleva a hacer de los espectáculos un gesto de solidaridad por esta gente tan probada”. Numerosos los contactos Además de las 17.000 persone encontradas en los 9 espectáculos, fueron 2.120 los participantes en los Koriukai, encuentros de intercambio fijados entre un espectáculo y otro, donde se profundiza el diálogo; y todavía un encuentro-espectáculo para 215 universitarias por invitación de las hermanas salesianas; encuentros con el arzobispo de Nagasaki y con el obispo de Hiroshima, con varios sacerdotes y religiosos. El arzobispo de Tokio, el Card. Shirayanagi, participó en el espectáculo del 14 de noviembre en la Fumon Hall. Estaba presente Nichiko Niwano, Presidente de la RKK, con su hija Kosho, futura presidente designada, quien, junto con el cardenal, introdujo al Gen Verde. Estaba presente también S.E. Ambrose De Paoli, Nuncio Apostólico de Japón. El encuentro con algunos bonzos y la visita a sus templos Es la ocasión de un contacto directo con la cultura japonesa y también con el shintoismo y con el budismo tradicional. Una acogida especial, en un clima de verdadera fraternidad, les reserva el bonzo Takeuchi, quien, en abril, participó en Italia en el primer simposio budista-cristiano promovido por los Focolares. Las ceremonias en honor del Fundador del Movimiento japonés El motivo oficial de la invitación es la participación en las ceremonias por la conmemoración de Nikkyo Niwano, fundador de la RKK. El 2 de octubre, en la Fumon Hall de Tokio, se recuerda su muerte, que tuvo lugar el 4 de octubre de 1999, el “día de San Francisco”, como lo hacen presente los amigos budistas. �“La oración de San Francisco” es precisamente una de las canciones presentadas por el Gen Verde en idioma japonés! Están presentes 3.000 personas. Un millón siguen la ceremonia vía satélite, al igual que una segunda ceremonia que tiene lugar en el Aula Sacra el 15 de noviembre, con motivo del cumpleaños del fundador en la que participan 7.000 personas. La primera parte es una oración solemne que conducen Nichiko Niwano y su hija Kosho. El mensaje que Chiara Lubich envía para la ocasión provoca resonancia y adhesión, sobre todo la invitación a “un nuevo compromiso de vivir y trabajar juntos, con dedicación y confianza, apoyándonos siempre unos a otros, para construir la unidad de la familia humana”. Siempre en el Aula Sacra, el 20 de noviembre el Gen Verde presenta canciones y experiencias a 1500 jóvenes budistas venidos de todo Japón, responsables de grupos locales. Y con una entrevista televisiva, durante la conclusión de la tournée para la “conexión” mensual de la RKK, se llega a 6 millones de personas. �‘Sayonara’, hasta la vista, Japón! Algunas, entre las muchísimas impresiones recogidas después de los espectáculos, señalan el “termómetro” de la tournée: “�Han despertado en mí el amor de Dios y me han hecho conciente de que es éste amor el que me hace vivir!” “Ha crecido dentro de nosotros la semilla de la paz. También durante el terremoto he sentido la fuerza del amor”. “Quiero convertirme en uno que da”. “He entendido que también en el sufrimiento yo existo para los demás”. Al momento de regresar – como declara Paola Stradi – “corazón y alma se han enriquecido, dilatado, robustecido. En cada ciudad el Presidente Niwano nos ha hecho encontrar estupendos arreglos de flores como bienvenida. Pero existe un perfume todavía más intenso que todavía nos sigue: es el de los corazones que hemos conocido y que ahora, junto a los nuestros, viven con renovada decisión por un mundo más unido”.

Comentario de Chiara Lubich de la Palabra de vida del mes de Enero 2005

En el año 50, Pablo llegó a Corinto, esa gran ciudad de Grecia, famosa por su importante puerto comercial y animada por sus múltiples corrientes de pensamiento. Durante dieciocho meses, el apóstol anunció el Evangelio y puso las bases de una floreciente comunidad cristiana. Otros continuaron luego la obra de evangelización. Sin embargo los nuevos cristianos corrían el riesgo de apegarse a las personas que traían el mensaje de Cristo, más que a Cristo mismo. Nacían así facciones: “yo soy de Pablo”, decían algunos; y otros, refiriéndose siempre a su apóstol preferido: “yo soy de Apolo”, o bien: “yo soy de Pedro”.
Ante esta división que turbaba a la comunidad, Pablo compara a la Iglesia con un edificio, por ejemplo con un templo. Afirma con fuerza que los constructores pueden ser muchos, pero sólo uno es el fundamento, la piedra viva: Cristo Jesús.
En particular en este mes, durante la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, las Iglesias y las comunidades eclesiales recuerdan juntas que Cristo es el único fundamento, y que sólo adhiriendo a él y viviendo su único Evangelio, pueden encontrar la unidad plena y visible entre ellos.
 

«El fundamento es Jesucristo»

Poner el fundamento de nuestra vida en Cristo significa ser una sola cosa con él, pensar como él piensa, querer lo que él quiere, vivir como él ha vivido.
¿Pero cómo poner las bases, las raíces en él? ¿Cómo volvernos una sola cosa con él?
Poniendo en práctica el Evangelio. Jesús es el Verbo, es decir, la Palabra de Dios que se ha encarnado. Y si él es la Palabra que ha asumido la naturaleza humana, nosotros seremos verdaderos cristianos si somos hombres y mujeres que informan toda su vida de la Palabra de Dios.
Si nosotros vivimos sus palabras, mejor dicho, si sus palabras nos viven, hasta hacer de nosotros “Palabras vivas”, somos uno con él, nos unimos estrechamente a él; ya no vive el yo o el nosotros, sino la Palabra en todos. Podemos pensar que viviendo así contribuiremos a que la unidad entre todos los cristianos se vuelva una realidad.
Así como, para vivir, el cuerpo debe respirar, de la misma manera, para vivir, el alma necesita vivir la Palabra de Dios.
Uno de los primeros frutos es el nacimiento de Jesús en nosotros y entre nosotros. Esto provoca un cambio de mentalidad: hace penetrar en los corazones de todos, sean ellos europeos o asiáticos, australianos, americanos o africanos, los mismos sentimientos de Cristo frente a las circunstancias, a cada persona, y a la sociedad.
Esa es la experiencia de uno de mis primeros compañeros, Julio Marchesi, ingeniero de una gran industria, y luego director de otra importante empresa en Roma. Las vicisitudes vividas en el trabajo y en otros ámbitos sociales, lo habían llevado a la desalentadora constatación de que en todas partes, lo que motivaba a las personas, eran los fines egoístas y que, por lo tanto, no podía haber felicidad en este mundo.
Sin embargo, cuando un día conoció personas que vivían la Palabra de Vida, le pareció que todo cambiaba a su alrededor. Al ponerse él también a vivir el Evangelio, comenzó a advertir una íntima sensación de plenitud y de alegría. Escribía: “Experimentaba la universalidad de las Palabras de Vida, que desencadenaban en mí una verdadera revolución, cambiaban todas las relaciones con Dios y con el prójimo, todos me parecían hermanos y hermanas, tenía la impresión de haberlos conocido desde siempre. También probé el amor de Dios por mí: bastaba pedirlo. En fin, ¡la Palabra de Vida me hizo libre!”.
Y así siguió siendo cuando, en los últimos años de su vida, se vio obligado a andar en silla de ruedas.
Sí, la Palabra de Vida nos vuelve libres de los condicionamientos humanos, infunde alegría, paz, simplicidad, plenitud de vida, luz; haciéndonos adherir a Cristo, nos transforma poco a poco en otros él.

«El fundamento es Jesucristo»

Hay, sin embargo, una palabra que resume a todas las demás: es amar, amar a Dios y al prójimo. Jesús sintetiza en ella “toda la ley y los profetas”1.
De hecho, cada Palabra, aunque se exprese en términos humanos y diversos, es Palabra de Dios; pero dado que Dios es Amor, cada Palabra es caridad.
Entonces, ¿cómo vivir durante este mes? ¿Cómo unirnos estrechamente a Cristo, único fundamento de la Iglesia? Amando como él nos ha enseñado.
“Ama, y haz lo que quieras”2, decía San Agustín, casi sintetizando la norma de vida evangélica, porque amando no te equivocarás, sino que realizarás a pleno la voluntad de Dios.

Chiara Lubich

1) Cf Mt 22, 40;
2) En Jo. Ep. tr., 7, 8.

 

Los carismas: un Evangelio desplegado a lo largo de los siglos

Los carismas: un Evangelio desplegado a lo largo de los siglos

“La Iglesia nos pareció, por los carismas que le ha donado el Espíritu, como un Evangelio encarnado. Cada familia religiosa es un particular, la encarnación de una expresión de Jesús, de un hecho de su vida, de un dolor suyo, de una palabra suya… Por todos estos carismas florecidos a lo largo de los siglos, la Iglesia se presenta como un Evangelio desplegado en el tiempo y en el espacio”

Son éstas algunas palabras de la lectio de Chiara Lubich con ocasión de la entrega del doctorado honoris causa en Teología de la Vida Consagrada por parte de la Pontificia Universidad Lateranense – Instituto “Claretianum”, de Roma, especializado en Teología de la vida consagrada.

El Presidente del Instituto, el prof. Santiago M. González Silva quien abrió la ceremonia presentando la Espiritualidad de la Unidad del Movimiento de los Focolares a los más de 400 alumnos, de 57 naciones, representantes de 177 institutos. Después de la ejecución de una versión polifónica del Veni Creator, cantada por el coro interuniversitario de Roma, el director hizo una presentación de la fundadora de los Focolares: «En Chiara -afirmó- contemplamos límpidamente reflejada una palabra del Evangelio que ha llegado más allá de los confines de la Iglesia en todas las regiones del planeta: el mandamiento nuevo de Jesus, “amaos los unos a los otros, como yo os he amado” (Jn. 13, 34)».
El prof. Fabio Ciardi, Omi, docente del Claretianum, en la laudatio recordó su encuentro juvenil con la Espiritualidad de la Unidad de los Focolares y la sorpresa al constatar en Chiara «la necesidad de participar del carisma de todos los santos». Seguidamente ilustró las tres motivaciones fundamentales del doctorado:
– el haber elaborado una doctrina sobre los carismas de la vida consagrada, con la singular intuición de que eran la explicación de Cristo a lo largo de los siglos, un Evangelio vivo;
– la apertura de la espiritualidad de comunión –típica de los Focolares- a las varias formas de vida consagrada (son decenas de miles los religiosos y las religiosas en contacto con esta espiritualidad);
– el haber creado una original forma de vida consagrada: el focolar.

El doctorado ha sido un reconocimiento también para la Obra fundada por Chiara Lubich, que involucra, no sólo a las diversas vocaciones de la comunidad catolica, sino también a miembros de otras Iglesias cristianas, de otras religiones.

Disipar las tinieblas de la sospecha y construir puentes de diálogo

Hace tiempo, como responsable de un proyecto europeo, tuve que presentar un informe sobre el desarrollo de los trabajos acordados por los representantes de los Estados de la Unión, ante los oficiales de la Comisión Europea. Los colegas más expertos sugerían que fuera genérico y no muy claro en la exposición, para no correr el riesgo de ser criticado o puesto en embarazo por los representantes de los Estados, pero esto no correspondía con mi estilo de vida ni de trabajo: antes de cada reunión, más allá del problema a tratar, pienso en la relación con las personas que están a mi alrededor, a sus vidas y a lo poco que sé de las esperanzas, dificultades y expectativas con las que han llegado a la reunión. Pienso en los últimos que escucharán y que podrían recibir un beneficio de nuestro trabajo. Pero volvamos a Bruselas, a nuestra sesión plenaria; contrariamente a las sugerencias de mis colegas, expongo el estado del proyecto con calma y claridad, mirando a los representantes de los Estados a la cara, para estar seguro de que comprendan bien. Se trataba de un servicio para los pensionados europeos que para poder ser realizado concretamente tenía necesidad del aporte convencido de los representantes de los Estados, de modo que se tuviesen en cuenta las situaciones locales. Al final de la exposición, durante más de una hora fui sometido a una ráfaga de preguntas y observaciones por parte de todas las delegaciones. Al responder trataba siempre de ponerme en el lugar y en la cultura de quien hacía la pregunta, de modo de entender lo que estaba detrás, y responder en un modo objetivo y personal. Durante la discusión se encendieron vivos contrastes entre los delegados, en su mayoría debidos sólo a incomprensiones motivadas por la diversidad de culturas, de formas de hablar, de legislaciones, de costumbres … Por lo tanto, traté de intervenir con delicadeza, explicando a uno el por qué el otro había hecho esa observación, que sin embargo tenía que ser leída e interpretada en cierto modo, ayudándolos así a entenderse, a disipar la sospecha de otras finalidades, para encontrar un punto común. El resultado final fue la aprobación del proyecto, con una serie de observaciones y mejorías compartidas por todos los delegados. Había una insólita serenidad entre todos. Cuando me levanté, al final, para saludarlos y agradecerles por la fructífera revisión que habíamos hecho juntos, me dieron un aplauso, cosa que raramente sucede en esa sala. I. N. – Italia Sacado de Toda revestida de Palabra, a cargo de Michele Zanzucchi, Città Nuova 2004

Es el amor el que puede hacer avanzar la unidad de los cristianos

Es el amor el que puede hacer avanzar la unidad de los cristianos

 P. Lo que se ha vivido en estos días, ha sido un encuentro muy esperado, que ha tenido una mayor participación de Obispos de varias Iglesias, respecto a los años anteriores �Por qué? R. Porque se trata de Estambul, la antigua Constantinopla, esta tierra, Turquía, que es un país cristiano desde la antigüedad, rico de historia, de tantos lugares santos. Y por ello muchos obispos se han sentido atraídos: para vivir, precisamente aquí, momentos de unidad. Ha sido un encuentro especial. En estos días hemos vivido una experiencia extremadamente rica, que nos ha renovado espiritualmente, entrando en contacto con esta cristiandad antigua: con los ortodoxos, con los siro-ortodoxos, con los armeno-apostólicos, con los católicos de diversos ritos. Un hecho del todo excepcional y extraordinario, �para dar gloria a Dios! P. Ustedes han vivido esta semana precisamente en un momento en el que han tenido lugar gestos históricos en las relaciones entre Constantinopla y Roma, por el regreso a Constantinopla, de las reliquias de dos grandes Padres de la Iglesia, San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno apodado, “El Teólogo”. Además, han tenido más de un contacto directo con el Patriarca �Qué significado ha asumido en el Congreso de ustedes? R. El regreso de las reliquias, después de siglos, ha sido, para estos cristianos, para Turquía, un signo de esperanza muy fuerte, muy conmovedor. Quedé impresionado al ver como los obispos de las Iglesias anglicana y evangélico-luterana, que asistían por primera vez a la veneración de las reliquias por parte de ortodoxos y católicos, apreciaron este gesto. El Patriarca Bartolomé habló en un modo conmovedor, agradeciendo al Papa y a la Curia Romana por este gesto excepcional. P. Para el Patriarcado ecuménico y para las otras comunidades que visitaron, la siro-ortodoxa, la armena, la anglicana, �qué significado tuvo la presencia de ustedes? R. Todas las comunidades advirtieron la unidad que había entre nosotros. Apreciaron la oración, la “calidad” de la comunión. Para ellos ha sido una cosa extraordinaria ver a Obispos de tantas Iglesias unidos en la oración. Han manifestado su alegría por el hecho de que hemos estado en medio de ellos. Para ellos ha sido un nuevo llamado a la unidad: si los obispos están juntos, también el pueblo de Dios debe estar junto. Pienso que todas estas comunidades han recibido un gran impulso para el futuro. P. El Patriarca ecuménico Bartolomé I, en la fiesta de San Andrés, habló del primado de la unidad espiritual que estamos llamados a vivir en Cristo, según el modelo de la Trinidad. Parece una meta lejana… R. Pienso que lo que hemos vivido aquí en Constantinopla y lo que viven cristianos de diversas Iglesias juntos, en el espíritu de unidad del Movimiento de los Focolares, con Jesús en medio, es un ejemplo, una esperanza, es una semilla de la unidad que ya existe entre las diversas Iglesias en la comunión, en el amor de la Trinidad. Entre nosotros, de hecho, hay un gran amor, un gran respeto hacia cada Iglesia, hacia cada tradición. He visto como los obispos evangélicos, anglicanos y católicos han apreciado los íconos, las reliquias, la liturgia ortodoxa, que es larga, pero bella. Todo esto ha sido un ejemplo de la unidad que ya existe y que se debe difundir en todas las Iglesias, en toda la cristiandad. Es el amor el que puede hacer avanzar la unidad de los cristianos. Si, sobre todo nosotros los obispos y jefes de las Iglesias, damos este testimonio -el don de las reliquias ha sido un signo muy fuerte- todo esto será recibido por la conciencia de nuestras Iglesias. P. �Dónde está la raíz de esta experiencia de unidad, dónde encuentra su linfa? R. La raíz de la unidad es el amor de Dios, el amor de Cristo que une en el Espíritu Santo al mundo entero y primero que nada a todos los cristianos que se unen en Su nombre. Es por esto que tenemos en nosotros, en nuestro corazón, a Jesús, a Jesús en medio nuestro. Esta espiritualidad, del Movimiento de los Focolares, es la espiritualidad por excelencia de la Iglesia de Cristo, de cada Iglesia. Subrayo esto siempre: no es algo específico de este Movimiento o de la Iglesia católica solamente. La unidad propuesta por Chiara Lubich y por el Movimiento de los Focolares es también para la Iglesia ortodoxa, luterana, anglicana, porque es simplemente evangélica, resume, comprende, todo el Evangelio, la esencia del Evangelio: es el amor de Dios, la unidad en Cristo por el Espíritu Santo. P. Entre las etapas del peregrinaje que ustedes han hecho en esta tierra antigua del cristianismo estuvo también Nicea. �Qué significado tuvo para ustedes? R. – En Nicea hemos vivido un momento muy fuerte: es un lugar que da testimonio de la Iglesia indivisa. Donde, en el 325, se celebró el primer Concilio que formuló la primera parte de nuestro Credo. Juntos hemos firmado un pacto de amor entre nosotros obispos, y, en cuanto obispos, nos hemos comprometido también por toda nuestra Iglesia local a trabajar por el restablecimiento de la plena comunión visible. Ha sido un signo muy fuerte y una esperanza para el porvenir. P. – �Dónde y cuándo es la próxima cita? R. El próximo año nos encontraremos en Rumania, en Bucarest. Nos encontraremos en un país ex-comunista que ha sufrido durante 50 años la represión y hace pocos años ha vuelto a encontrar la libertad, no sin dificultades. Este encuentro nuestro será un signo de aliento para los cristianos de Rumania, no sólo ortodoxos. Hay una fuerte comunidad de católicos, hay evangélicos, calvinistas. P. – Será la ocasión para encontrar al patriarca Teoctist… R. – Sí, será la ocasión para encontrar al Patriarca Teoctist y a los responsables de las Iglesias católica y evangélica y a muchos obispos del país. Será la ocasión para darles a conocer, más de cerca, el papel de unidad del Movimiento de los Focolares: aquí en Constantinopla hemos recibido un fuerte testimonio de un sacerdote católico rumano que se ha comprometido a encontrarse regularmente con los sacerdotes ortodoxos, católicos, reformados y luteranos. Estos encuentros han cambiado el espíritu de esta ciudad. Ahora todos rezan juntos, hay entre todos una vida verdaderamente en el Espíritu Santo. Sí, el Movimiento de los Focolares tiene un gran respeto por cada Iglesia: es más, cada uno encuentra sus propias raíces en su propia Iglesia, cada sacerdote, cada cristiano profundiza su propia tradición. Es algo extraordinario que puede cambiar la situación.

Pasos en el camino hacia la unidad

Pasos en el camino hacia la unidad

En el lugar donde fue formulado el Credo Viernes, 26 de noviembre, cuarenta Obispos – ortodoxos, siro-ortodoxos, armeno-apostólicos, anglicanos, evangélico-luteranos y católicos de varios ritos, provenientes de 18 naciones –llegaron a Nicea, el lugar donde hace casi 1700 años, durante el Primer Concilio Ecuménico, fue formulado el común Credo cristiano, llamado niceno-constantinopolitano. Conscientes de las tristes consecuencias de la falta de unidad en el curso de los siglos, en este lugar-símbolo se prometieron solemnemente actuar en todo y sobre todo el mandamiento evangélico del amor recíproco, «de modo que Cristo viva siempre entre nosotros y el mundo pueda creer también por nuestro aporte», como dijo el arzobispo de Praga, el Card. Miloslav Vlk, uno de los principales promotores de la iniciativa. Ha sido éste –dijeron los participantes- uno de los momentos más importantes del 23� Congreso Ecuménico de los Obispos amigos del Movimiento de los Focolares que, por invitación del Patriarca Bartolomé I, tuvo lugar del 23 de noviembre al 1� de diciembre en Constantinopla.

Intervención del Patriarca ecuménico Bartolomé I En la oración ecuménica de apertura, en la Iglesia Católica de San Antonio, repleta de cristianos de las diversas comunidades presentes en Estambul, participó personalmente Bartolomé I, quien en la mañana sucesiva se dirigió a los Obispos, felicitándolos por su celo por la unidad de los cristianos, y después se detuvo en el tema del congreso: “donde dos o más están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt. 18,20). Con una amplia referencia a la Escritura y al pensamiento de los Padres griegos, el Patriarca subrayó tres presupuestos fundamentales para que se verifique esta promesa de Jesús: “el amor hacia Cristo, realizado mediante la observación de sus mandamientos, la fe en Él, manifestada como confianza en Él, y la fe recta… como recta conciencia de Su persona que brota de la comunión personal con Él”.

Visitas a las Comunidades cristianas de Estambul En el curso del Congreso los Obispos visitaron las varias Comunidades cristianas de la ciudad, uniéndose a su oración, conociendo sus tesoros espirituales y compartiendo alegrías y sufrimientos. De particular relieve la visita al Patriarca Armeno Apostólico Mesrob II, quien, después de la celebración de las Vísperas, se entretuvo con los huéspedes para un amplio diálogo sobre la vida y la situación de la Iglesia Armena, que ha dado, a lo largo de los siglos, un testimonio a menudo heroico. En su mensaje por la apertura del Congreso había ya formulado un apasionado llamado a la unidad. Muy cordial fue también el encuentro con el Vicario patriarcal Siro-Ortodoxo Filüksinos Yusuf Çetin y su vivaz Comunidad que preparó una gran fiesta a los Obispos. En una entrevista concedida, el Metropolita subrayó que tal entendimiento entre los Obispos es un ejemplo importante para los fieles. Alegría por un gesto ecuménico de gran significado En el Fanar, la Sede del Patriarcado ecuménico, los Obispos participaron en la solemne celebración por la llegada de las reliquias de San Juan Crisóstomo y San Gregorio El Teólogo, donadas por el Papa al Patriarca Bartolomé I, en la Basílica Vaticana. El gesto ecuménico –había dicho en Roma el Patriarca Bartolomé I- tiene un gran significado, y “confirma que en la Iglesia de Cristo no existen problemas insuperables, cuando el amor, la justicia y la paz se encuentran”. La participación continuó durante la celebración de La Fiesta de San Andrés, patrono del Patriarcado Ecuménico, para la cual, además de la Delegación Vaticana guiada por el Card. Kasper, vinieron a Constantinopla representaciones de las Iglesias ortodoxas del mundo.

“Diálogo de la vida” La presencia de Cristo entre quienes están unidos en su nombre ha sido no sólo el tema del Congreso sino sobre todo la experiencia que ha marcado su desarrollo, creando –como dijeron los Obispos- “una intensa relación de verdadera fraternidad”. Tres intervenciones preparadas por Chiara Lubich, ilustraron los fundamentos de este camino ecuménico que nace de la espiritualidad de comunión vivida en el Movimiento de los Focolares: el así llamado “Diálogo de la vida”, o “Diálogo del pueblo” que –explicó Chiara Lubich – “no es un diálogo de la base que se contrapone o se yuxtapone al de los así llamados vértices o de los responsables de las Iglesias, sino un diálogo en el que todos los cristianos pueden participar”. “Si vivimos así en nuestras Iglesias, éstas reflorecerán”, afirmó un obispo católico de Inglaterra, refiriéndose a los grandes retos de la secularización. Mientras que un Obispo luterano expresó cuanto había experimentado en el Congreso con las palabras de un conocido himno “Ubi caritas et amor, ibi Deus est – donde hay caridad y amor, allí está Dios”.

Pasos en el camino hacia la unidad En el curso del programa, personas del Movimiento de los Focolares de varias Iglesias, contaron como, en varias partes del mundo, están trabajando para incrementar la comunión en sus Iglesias y entre las diversas Comunidades cristianas. Un especial interés suscitó el testimonio de un párroco católico de Rumania. A través de un paciente diálogo de caridad, han cambiado radicalmente las relaciones entre los pastores y las diversas Comunidades cristianas de su ciudad, con muchas iniciativas comunes que han involucrado a las mismas autoridades civiles. No menos emblemático el significativo diálogo en acto ya entre el Mouvement Jeunesse Orthodoxe y el Movimiento de los Focolares, del que habló una ortodoxa de Líbano. Dos evangélicos y un católico hablaron a los Obispos de la Jornada ecuménica “Juntos por Europa”. Por ella, el 8 de mayo de 2004, vivieron a Stuttgart 10 mil personas de numerosos Movimientos, Comunidades y Grupos espirituales de varias Iglesias: fue inicio de un mayor testimonio común.

Encuentro con el Card. Kasper La presencia de la Delegación Vaticana para la Fiesta de San Andrés, permitió la posibilidad de un encuentro de los Obispos con el Card. Walter Kasper, Presidente del Consejo Pontificio para la unidad de los cristianos. Al ofrecer un cuadro del reciente desarrollo ecuménico, el Cardenal subrayó el aporte de los Movimientos eclesiales a la causa de la unidad: “Yo estoy muy agradecido por estos Movimientos, por el Movimiento de los Focolares, y pienso que es un signo del Espíritu Santo… Solamente juntos podemos hacer algo por la venida del Reino. Por lo tanto los Movimientos ofrecen un camino importantísimo”.

En septiembre 2005 en Bucarest Antes de regresar a sus naciones, los Obispos establecieron que se encontrarán nuevamente en septiembre de 2005 en Bucarest, adhiriendo a la invitación del Patriarca rumano-ortodoxo Teoctist y de su Sínodo.

La iglesia viva antes de las iglesias de ladrillo

La iglesia viva antes de las iglesias de ladrillo

 El párroco y algunos laicos de la parroquia de San Juan de la Cruz, en la ciudad de Roma, nos cuentan cómo nació y cómo se desarrolló la comunidad parroquial. «Un día el Cardenal, entonces vicario de la diócesis de Roma –cuenta el párroco- me propuso fundar una nueva comunidad parroquial en una urbanización que estaba surgiendo, en la extrema periferia Norte de Roma, en la localidad de Colle Salario.  Voy al lugar y encuentro edificios en construcción, grúas altísimas en movimiento en toda la zona.  Alquilo un local en la parte de abajo de un edificio de 15 pisos, de allí saco la iglesia, la sala, la cocina, la cocina y una pequeña habitación.  Aquella iglesita-local fue la sede de la comunidad durante 13 años.  Solamente a finales del 2001 fue construida una nueva bellísima iglesia”. No basta un lugar para celebrar la Misa, es necesario formar antes la comunidad.  Las familias provienen de las más variadas regiones de Italia, sin relaciones sociales entre ellos.  No saben ni siquiera que existe una parroquia.  Así, todas las mañanas, el párroco va a la parada del autobús escolar para desearle un buen día a los niños que van a la escuela y a las mamás que los acompañan.  Varias veces al día va al supermercado para encontrar a la gente: en la fila de la caja conoce a las personas, le propone a alguna mamá ser catequista, ayuda a las ancianas a llevar la compra a casa. Poco a poco toma vida una pequeña comunidad.  Una familia, recién llegada al vecindario, se pone a disposición para todo lo que sea necesario.  Son del Movimiento de los Focolares.  Él es fotógrafo, y es asumido para el servicio fotográfico de las primeras comuniones de los niños.  Dado que la iglesita es insuficiente para contener a todos, para la ocasión se alquila una gran iglesia en el Centro de Roma.  Antes de la celebración Pino y el párroco se ponen de acuerdo para amar a todos, para que Jesús mismo esté presente entre ellos, como Él mismo ha prometido a “dos o tres reunidos en Su nombre” (Mt. 18,20).  Y es precisamente la presencia del Resucitado que involucra a otros a vivir esta nueva espiritualidad, a amar, dispuestos a dar la vida el uno por el otro, a volver a empezar cuando uno se equivoca, a contarse las experiencias del Evangelio para crecer juntos. F., por ejemplo, comunica cómo ha empezado a frecuentar la iglesia-local.  Estaba pasando un momento difícil en la relación con su esposa.  Deciden ir juntos a esa iglesita y por primera vez escuchan el anuncio de que Dios es amor, y que nos ama personalmente, nos acepta como somos, no está lejos, puede estar entre nosotros, si nos amamos en Su nombre.  Descubren un rostro nuevo de la Iglesia, distinto del que pensaban.  Entran en el grupo de quienes participan en el encuentro de la “Palabra de Vida” porque comprenden que es allí que nace esa vida nueva que los atrae.  Se esfuerzan en poner como base de todo el amor, como propone el Evangelio.  Es una escuela de vida, una nueva evangelización, que exige un cambio radical de mentalidad. C. y M. están casados desde hace 22 años y tiene dos hijos de 20 y 27 años.  También ellos forman parte de los grupos de la parroquia que viven la espiritualidad del Movimiento de los Focolares: “Nuestros grupos –explican- no tienen una actividad propia en la parroquia, pero participan en la vida de la comunidad parroquial: hay quien da catecismo, quien se encarga de la secretaría, quien es animador en el oratorio, quien ayuda al párroco en el curso de pre-matrimonial, quien se dedica a trabajos manuales para el mantenimiento de la casa parroquial, quien se dedica a la limpieza, quien cocina para los sacerdotes”.  Quieren ser algo así como la sal que se disuelve en los varios sectores de la vida comunitaria y donar ese toque extra de amor humano y sobrenatural, que poco a poco genera un clima de familia y a menudo atrae incluso a los alejados. D. explica –y lo dicen también otros- que esta espiritualidad de comunión se está difundiendo en toda la comunidad y se está convirtiendo en su primera característica.  Sobre todo después de que el Papa, en la “Novo Millennio Ineunte”, la ha lanzado a toda la Iglesia. Belleza y armonía de la variedad de los varios Movimientos – “En la parroquia de San Juan de la Cruz –cuenta el párroco- están presentes otros Movimientos: la Comunidad de San Egidio, el Camino Neocatecumenal y otras expresiones de vida asociada, de dimensiones más pequeñas, pero siempre importantes.  Es una alegría ver florecer varios carismas que contribuyen a llevar adelante la nueva evangelización y hacen más bella la comunidad.  Los fieles se sienten libres de seguir este o aquél camino, de formarse en la espiritualidad, con los modos y los tiempos del Movimiento del que forman parte.  Su misma presencia en la comunidad es un signo de vitalidad y estímulo para todos.  Por su parte los miembros del Movimiento de los Focolares se esfuerzan en comprender y vivir cada vez mejor aquello que es específico de ellos en la parroquia: el ser constructores de comunión”. Como María: amar y acoger a todos, poner amor donde no hay amor, crear la unidad.  Y ser apóstoles del diálogo, así como los ve el Santo Padre. Llegan visitantes – Si bien la urbanización está situada en la extrema periferia de la ciudad, cada tanto llega algún grupo parroquial.  Han llegado desde Suiza, de Estocolmo, de Belluno, de Nápoles, desde Brasil, desde México, de Francia.  Vienen para visitar las bellezas de Roma, sobre todo para ver al Papa; pero hay quien también desea encontrar una comunidad viva de la Iglesia de Roma.  “Se pasa una tarde juntos, nos contamos las experiencias, comemos una pizza juntos.  Nace una relación de fraternidad a pesar de, a veces, las dificultades del idioma.  Las personas de la comunidad de Colle Salario cuentan cómo viven la Palabra y el amor recíproco que consideran el fundamento de cada acción pastoral”. Esto, a menudo, deja maravillados. En directo por TV – Hace algún tiempo, la Misa dominical de la comunidad de San Juan de la Cruz fue transmitida por una red nacional de televisión.  Fue preparada juntos, distribuyendo las lecturas, oraciones y testimonios entre los miembros de los varios grupos parroquiales y de los varios Movimientos.  Desde varias partes de Italia nos llegaron llamadas telefónicas con expresiones de gratitud y apoyo:  “Gracias por su Misa, ha sido bellísima”, “Se ve que son una comunidad viva y que se quieren”, “¡Cuánto deseo que los jóvenes de mi pueblo puedan encontrar una comunidad como la de ustedes!”

Crear la unidad en el seminario y por doquier

Hasta hace algunos años nuestro seminario estaba situado en una estructura de tipo tradicional, con muros escuálidos y largos pasillos.  Quizás también por ello cada uno corría el riesgo de permanecer encerrado en su mundo.

Algunos de nosotros seminaristas entramos en contacto con el Espiritualidad de la Unidad.  Ha sido un gran descubrimiento darnos cuenta de que el Evangelio se podía vivir tan concretamente y sobre todo según una clave tan fuertemente comunitaria.  Por lo que nos pusimos enseguida a vivir con ardor y entusiasmo la «Palabra de Vida» -una frase con sentido completo de la Escritura que todos, en el Movimiento de los Focolares, se comprometen a traducir en práctica durante un mes entero- y no se necesitó mucho tiempo para hacer también nosotros nuestras primeras «experiencias».  Seguidamente otros seminaristas, atraídos por la novedad de vida, se unieron a nosotros.

El número de los estudiantes, en tanto, había crecido bastante y en el edificio del seminario no había suficiente espacio para todos.  Entonces los formadores decidieron transformar un gran salón en una habitación para doce seminaristas.

Pero ninguno quería ir, porque todos preferían tener una habitación individual.  Entendimos que era una oportunidad para amar concretamente y para lanzarnos en una vida de comunión más fuerte.  Nos ofrecimos nosotros a transferirnos.

Al año siguiente se volvió a presentar el problema de la falta de habitaciones y los formadores nos propusieron continuar nuestra experiencia en una casa cerca del seminario.

Empezamos esta aventura con la fe de que era algo que Dios nos proponía.  Poníamos todo en común: la ropa, los libros, el dinero y también nuestras necesidades, que eran tantas.  Para poder subsanar nuestras necesidades emprendimos varias actividades, entre las cuales la cría de pollos.  Muchas personas curiosas por esta iniciativa, nos ofrecían su ayuda y nos traían alimento.  Todo era una ocasión para dar testimonio de nuestro ideal de unidad y así nuestra casa se convirtió en un lugar de encuentro y a nuestro alrededor se creó una gran familia.

Mientras tanto la diócesis decidió construir un nuevo seminario.  La experiencia de nuestra «casita» hizo surgir la idea de hacer el proyecto no de una gran edificación, sino de un conjunto de varios alojamientos con la capilla en el centro.  A partir de entonces han sucedido muchas cosas y también las dificultades y las pruebas no han faltado.  Pero delante de cualquier cosa siempre nos hemos dicho que lo que importaba era vivir y dar testimonio del amor recíproco.

Un día uno de nosotros tenía necesidad de unas pantuflas y yo de un par de zapatos para una celebración.  Convencidos de que era necesario buscar primero que todo el Reino de los cielos y que todo lo demás se nos habría dado por añadidura, renovamos entre nosotros el pacto de amarnos recíprocamente con un amor que está dispuesto a dar incluso la vida y nos lanzamos nuevamente a amar a todos -superiores y compañeros- en las pequeñas cosas, tratando de ver en cada uno a Jesús.  Llegada la noche, una señora nos ofreció una suma de dinero, justo lo necesario para comprar las pantuflas.  Constatamos el amor concreto de Dios.

Uno de los puntos más bien débiles de la vida de nuestro seminario era el deporte.  Inevitablemente cada partido de fútbol comportaba contrastes y discusiones.  Entonces organizamos un torneo que tenía como norma que cada uno gozara por las victorias de los demás como por las propias.  ¡Y fue muy bien!  El más contento era nuestro padre espiritual.  Y también tantos seminaristas nos agradecieron por haberles dado la oportunidad de descubrir que también en el deporte se puede vivir el Evangelio.

Hemos tratado de transmitir esta vida también fuera del seminario, en especial en las actividades pastorales.  Un día, junto con un compañero, fuimos a la cárcel femenina.  Antes de entrar allí nos propusimos mantenernos firmes en el amor recíproco y ver a Jesús en cada una de las prisioneras.  Al inicio las encontramos muy indiferentes, cada una concentrada en su propio trabajo.  Entonces intentamos cantar algo para ellas y poco a poco se acercaron todas.  Establecida una relación, les hemos podido contar algunas experiencias que habíamos hecho con la «Palabra de vida».

Estaban muy felices y se reconciliaron la una con la otra.  Nosotros no lográbamos explicarnos cómo Jesús podía actuar tan deprisa.  Una de ellas nos dijo que había entendido que tenía que vivir amando, también en la cárcel, y que sólo así podía ser libre, quizás incluso más que tantos que viven en «libertad».  Otra nos llevó hasta la puerta de su celda para decirnos cómo esa misma noche había pensado suicidarse, pero que el amor que habíamos llevado le había devuelto la alegría de vivir.  Era evidente que no habíamos sido nosotros quienes habíamos hecho estas cosas, sino Jesús presente entre nosotros por el amor recíproco.

(N. U. A. Q. – Colombia)

diciembre 2004

Se acerca Navidad, el Señor está por venir, y la liturgia nos invita a prepararle el camino. El, que entró en la historia hace dos mil años, quiere entrar en nuestra vida, pero en nosotros el camino se encuentra erizado de obstáculos. Hay que aplanar los desniveles del terreno, sacar las rocas del medio. ¿Cuáles son esos obstáculos que pueden obstruir el camino a Jesús?
Son todos los deseos no conformes a la voluntad de Dios que surgen en nuestra alma, son los apegos que la encadenan; deseos de hablar o callar cuando se tiene que hacer lo contrario; deseos de afirmación, de estima, de afecto; deseos de cosas, de salud, de vida… cuando Dios no lo quiere; deseos peores: de rebelión, de juicio, de venganza… Surgen en nuestra alma y la invaden por completo. Es necesario apagar estos deseos con decisión, quitar estos obstáculos, volvernos a poner en la voluntad de Dios y así preparar el camino del Señor.

«El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo»

Pablo dirige esta Palabra a los cristianos de su comunidad, que al haber experimentado el perdón de Dios, son capaces a su vez de perdonar a quien comete injusticia contra ellos. Sabe que están particularmente habilitados para traspasar los límites naturales en el amor: incluso, hasta dar la vida por los enemigos. Dado que Jesús y el Evangelio los han hecho nuevos, encuentran la fuerza para ir más allá de las razones y de las ofensas y de tender a la unidad con todos.
Pero el amor late en fondo de todo corazón humano, por lo que cada uno puede poner en práctica esta Palabra. Dice la sabiduría africana: “Haz como la palmera: le tiran piedras y ella deja caer dátiles”. Por eso, no basta con no responder a una injusticia, a una ofensa… se nos pide más que eso: hacer el bien a quien nos ha hecho mal, como recuerdan los apóstoles: “No devuelvan mal por mal, ni injuria por injuria: al contrario, retribuyan con bendiciones”; “No te dejes vencer por el mal. Por el contrario, vence al mal haciendo el bien”.

«El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo»

¿Cómo vivir esta Palabra?
En la vida de todos los días siempre habrá alguien, pariente, compañero de estudio o de trabajo, amigo, que nos ha ofendido de alguna manera, nos ha tratado de manera injusta, nos ha hecho algún daño… A lo mejor no nos pasa por la cabeza la idea de la venganza, pero puede quedar en el corazón un sentimiento de rencor, hostilidad, amargura o quizás solamente indiferencia, que impide una auténtica relación de comunión.
¿Qué hacer, entonces?

Levantémonos por la mañana con una “amnistía” completa en el corazón, con ese amor que todo lo cubre, que sabe aceptar al otro como es, con sus límites, sus dificultades, tal como haría una madre con su propio hijo que se equivoca: lo excusa siempre, lo perdona siempre, espera siempre en él…
Acerquémonos a cada uno viéndolo con ojos nuevos, como si nunca hubiera incurrido en esos defectos. Volvamos a comenzar siempre de nuevo, sabiendo que Dios no sólo perdona, sino que olvida; y esa es la medida que requiere también de nosotros.
Eso fue lo que sucedió con un amigo nuestro en un país en guerra, que vio masacrar a sus padres, al hermano y a muchos amigos. El dolor lo hizo caer en una profunda rebelión y el deseo de un castigo tremendo para los verdugos, proporcional a su culpa.

Aunque le volvían continuamente a la mente las palabras de Jesús sobre la necesidad del perdón, le parecía imposible vivirlas. “¿Cómo puedo amar a los enemigos?”, se preguntaba. Se necesitaron meses y mucha oración hasta que comenzó a encontrar un poco de paz.
Pero cuando, pasado ya un año, se enteró de que los asesinos no sólo eran conocidos por todos, sino que circulaban libremente por el país, el rencor le volvió con toda su fuerza y comenzó a pensar cómo se comportaría de encontrarse con ellos, sus “enemigos”. Le imploró a Dios que lo aplacara, que una vez más lo hiciera capaz de perdonar.
“Ayudado por el ejemplo de los hermanos con los cuales trato de vivir el Evangelio –cuenta– comprendí que Dios me pedía que no anduviera detrás de esas quimeras, sino que por el contrario concentrara mi atención en amar a los que ahora tenía al lado, los colegas, los amigos… Poco a poco, en el amor concreto a los hermanos encontré la fuerza de perdonar hasta el fondo a los asesinos de mi familia. Hoy mi corazón está en paz”.

Chiara Lubich

Un abono bancario que salva la empresa

Con mi esposa, desde 1992, tenemos una empresa de exportación de maquinaria y tecnología para la elaboración de la carne, que adhiere al proyecto de la Economía de Comunión y trabaja en los Estados de la ex-Unión Soviética. En agosto de 1997 se derrumbó el sistema bancario y el mercado ruso. Todo se bloqueó afectándonos gravemente: de hecho teníamos más de diez contratos en Rusia; muchos fueron suspendidos y el pago de los créditos congelado. Pero nuestra empresa tenía que ir adelante y asegurar también los pagos regulares a sus empleados, para el sustento de una decena de familias. Las reservas estaban por agotarse y todas las mañanas llamaba por teléfono al banco para preguntar si de casualidad había llegado algún abono desde Rusia o si había entrado algo de nuestros clientes. La respuesta era siempre la misma: no. Después de tres meses todavía no había llegado nada. Todos me decía que ni lo pensara: todo estaba bloqueado y no llegaba nada para nadie. Un lunes miré la cuenta bancaria y vi que teníamos sólo 300.000 florines. Sabía que al día siguiente tenía que pagar una cuenta de 400.000 florines y además, faltaban los sueldos por pagar. A medio día volví a casa muy preocupado. Con mi esposa nos preguntamos qué hacer: �cerrar la empresa o seguir adelante? Sentíamos la responsabilidad no sólo por nosotros, sino también por los demás. A la entrada, en la mesita, teníamos siempre alguna hojita de la palabra de Vida del mes. Esta decía: “Si tienen fe…”. Saliendo para regresar a la oficina le dije a mi esposa: “�Ahora tenemos necesidad de aumentar nuestra fe!”. Entrando en la oficina, me recibió la noticia que me habían llamado del banco, �porque había llegado un abono de un millón y medio! I.B. – Hungría