Monseñor Romero
El hombre de hoy ya no escucha a los maestros, pero sí a los testigos. Y si escucha a los maestros, es porque son testigos. Es el caso, a nuestro entender, de monseñor Romero.
Un testigo de Jesucristo que supo enseñar con la palabra y con el ejemplo, coherente con lo que entendía que le pedía el Evangelio que profesaba y con el Dios en quien creía por encima de todo, hasta entregar su vida como un mártir. Prefirió estar de manera decidida y clara del lado de las víctimas –los pobres y perseguidos de toda clase– y correr la misma suerte que ellas.
Hace tres décadas fue asesinado mientras celebraba la Eucaristía. Pero sus palabras siguen vivas en todos los que, hoy como ayer, persiguen un mundo más humano y conforme al corazón de Dios.
Datos del autor:
Jon Sobrino, sacerdote jesuita y autor de esta obra, es una de las personas que más de cerca ha conocido a monseñor Romero, capaz de proponer una visión de Jesús plena de humanidad y de abrir desde esa condición el acceso a la divinidad.
Sobrino demuestra que los testigos fieles de la verdad son aquellos capaces de producir los cambios auténticos y necesarios de una sociedad en busca de justicia y paz.
Jon Sobrino, sacerdote jesuita nacido en Barcelona en 1938 y radicado en El Salvador desde muy joven, se desempeñó allí durante varios años como profesor de Teología en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas. Como teólogo (Frankfurt, Alemania) su extensa obra se centra en la cristología, la eclesiología y espiritualidad de la liberación. Asimismo, Sobrino fue un estrecho colaborador de Monseñor Romero desde su asunción como arzobispo de El Salvador hasta su asesinato en 1980, y un profundo conocedor de su persona y su obra a favor de los pobres, la justicia social y la lucha por la verdad.
ISBN: 978-950-586-290-0
Medida: 23 x 13; 256 pgs.
Grupo Editorial Ciudad Nueva – Argentina
Roma, 20 de marzo1983: “Hacia una Nueva Humanidad”
Beatísimo Padre, (…) El alma del “Movimiento Humanidad Nueva” son los voluntarios y las voluntarias cuya vocación es la de una entrega total a Dios, sin consagración alguna en especial. Sumergidos en el mundo, lugar privilegiado de irra¬diación, viven el Evangelio siguiendo el ejemplo de las primeras Comunidades cristianas que desean emular en es¬te siglo, siendo un solo corazón y una sola alma, con la consiguiente comunión de bienes espirituales y mate¬riales. A nuestro mundo congelado por el materialismo y por el consumismo, depauperado y perdido por el hedonismo, por la violencia y por todos los males presentes, ellos tratan de llevar el fuego, la luz y la fuerza, la riqueza del Resucitado, esforzándose por hacerlo brillar en sí mismos abrazando las cruces de cada día y comprometiéndose a engendrar Su presencia con la más profunda unidad entre ellos, en las casas, los hospitales, las escuelas, en los parlamentos, los talleres, por todas partes, para que El mismo pueda iluminar, guiar y sostener los diversos “mundos” en el camino de su renovación. Chiara LubichVisita de Maria Voce y Giancarlo Faletti al Portugal / 1
María Voce en Portugal
¡Finalmente llegó la hora para los Focolares de Portugal!
Es preciso decirlo, sobre todo si se considera el tiempo de preparación de una visita tan esperada como la de la Presidente y del copresidente del Movimiento de los Focolares por primera vez en tierra lusitana. De hecho, el viaje previsto para enero pasado fue postergado por motivos de salud. Pero ni siquiera la apretada agenda de María Voce ni el fuerte calor, han impedido, que en pleno verano, la comunidad lusitana de los Focolares se reúna para acoger, con un “cálido” abrazo, a la Presidente, acompañada con el copresidente Giancarlo Faletti.
Existen dos “primicias” históricas que los Focolares portugueses conservan con orgullo en su historia.
La primera se remonta a finales de 1948, cuando Igino Giordani (conocido como Foco), entonces diputado en el senado italiano, dictó una conferencia en la “Sociedad Geográfica”. Giordani, quien había conocido a Chiara Lubich hacía sólo 3 meses y había quedado fascinado por la espiritualidad de la unidad en esa ocasión se encontró con el entonces Cardenal Patriarca de Lisboa, Mons. Manuel Cerejeira.
La segunda ‘primicia’ es especialmente amada por los Focolares portugueses: la visita de Chiara al Santuario de Fátima en 1955, cuando el Movimiento todavía no había llegado a Portugal. Ella misma lo recordó en su diario tres años después: “Era septiembre del ’55 cuando una oportunidad realmente excepcional nos permitió la fortuna de encontrar a Sor Lucía de Fátima… recordamos pocas cosas de ese viaje, tan amado, que se prolongó del 8 de septiembre (nacimiento de María) al 12 de septiembre (el nombre de María). Quizás porque el corazón estaba siempre allí, en la ‘Cova de Iria’, donde la Virgen depuso su mensaje al mundo”.
Tendrían que pasar muchos años antes de que Chiara pudiera encontrarse personalmente con la comunidad portuguesa, en 1989, en Santiago de Compostela, junto con la comunidad de España. Sucesivamente, en el 2003, se preparaba para ir a Lisboa, cuando su salud se lo impidió. En esa ocasión escribió a los miembros de los Focolares reunidos para la fiesta: “Queridísimos, los imagino todos reunidos en Fátima (…) aunque me fue imposible venir a visitarlos, siéntanme allí con ustedes, como y más que si hubiese ido personalmente. Estoy segura de que aprovecharán la ocasión para renovar la unidad entre ustedes… para difundir en el mundo el Amor”.
María Voce y Giancarlo Faletti ahora están en Portugal, casi como para realizar el deseo expresado por la fundadora.
En estos días seremos espectadores atentos para acompañar y narrar cuanto sucederá a tantos que, desde distintos puntos del planeta, querrán seguir con interés esta visita al país lusitano.
Del enviado Gustavo Clariá
Foto © M. Conceicao / M. Freitas
Roma, 20 marzo 1983: “Verso una Nuova Umanità”
Beatísimo Padre, (…) El alma del “Movimiento Humanidad Nueva” son los voluntarios y las voluntarias cuya vocación es la de una entrega total a Dios, sin consagración alguna en especial. Sumergidos en el mundo, lugar privilegiado de irradiación, viven el Evangelio siguiendo el ejemplo de las primeras Comunidades cristianas que desean emular en este siglo, siendo un solo corazón y una sola alma, con la consiguiente comunión de bienes espirituales y materiales. A nuestro mundo congelado por el materialismo y por el consumismo, depauperado y perdido por el hedonismo, por la violencia y por todos los males presentes, ellos tratan de llevar el fuego, la luz y la fuerza, la riqueza del Resucitado, esforzándose por hacerlo brillar en sí mismos abrazando las cruces de cada día y comprometiéndose a engendrar Su presencia con la más profunda unidad entre ellos, en las casas, los hospitales, las escuelas, en los parlamentos, los talleres, por todas partes, para que El mismo pueda iluminar, guiar y sostener los diversos “mundos” en el camino de su renovación. Chiara Lubich
Fiesta de la Asunción de María al Cielo
«Queridísimos, reunidos en Budapest para celebrar el 40º aniversario del nacimiento de los ‘voluntarios’, les envío mi más cordial saludo. No por casualidad, quisieron elegir, como sede de este importante convenio, a Budapest, la capital de Hungría, nación de la cual partió la primera chispa de esa realidad –una de las más florecientes expresiones del Movimiento de los Focolares– que habría de difundirse rápidamente en Italia, en Europa y en todo el mundo. Fue nuestra respuesta a ese anhelo de libertad, ahogado con sangre, por quien quería arrancar a Dios de la sociedad y del corazón de los hombres. Fue también nuestro eco al llamado apremiante, que el Papa Pio XII lanzó al mundo en aquella ocasión: ‘¡Dios! Este nombre, fuente de todo derecho, de toda justicia, de toda libertad, debe resonar en los parlamentos, en las plazas, en las casas y en las fábricas….’. Fue entonces que mujeres y hombres de todas las edades, nacionalidades, razas y condiciones distintas, unidos por el vínculo del amor recíproco, se unieron para formar un ejército de voluntarios: ‘los voluntarios de Dios’ La historia la conocen o se les relatará en estos días. Posiblemente haya entre ustedes alguno que ‘esa historia’ la vivió en primera persona. ‘Voluntarios’, ¡la vocación de ustedes es magnífica! A ejemplo de los primeros cristianos, porque son libres, por amor se hacen esclavos de Jesús, que espera su testimonio en el mundo, justo allí donde Él no es conocido y no es amado. Ustedes son ‘voluntarios de Dios’, por lo tanto nada les resulta imposible, porque Él está con ustedes. Aprovechen esta circunstancia para pedirle a Él y a ustedes mismos cosas grandes. Pídanle el poder continuar desencadenando, a través de sus vidas, esa revolución evangélica basada en el amor, que el mundo espera. Y no consideren su vocación solo como algo de tipo espiritual o intimista. ¡Ya la espiritualidad de la unidad los abre a los hermanos! Pero ustedes están llamados a sumergirse en las estructuras de la sociedad que los rodea, ser la levadura divina que la pueda transformar en ‘humanidad nueva’ en sus varios mundos de actividad, también en la familia y en la Iglesia. Quien no se encuentra impedido por la edad u otros motivos, láncese en esta espléndida vocación laica confiada justamente a los laicos. Pídanle a Dios que este mundo pueda cambiar también por medio de ustedes y no se den tregua hasta constatar en él brotes duraderos. Todos en la Obra estamos con ustedes en este aniversario apoyándolos, tomando compromisos y lanzándonos. Así como María en su Asunción llevó con Su cuerpo la creación al Paraíso, también ustedes ambicionan llegar al Paraíso con un mundo renovado. ¡Vivan los voluntarios y las voluntarias, columnas de la Obra de Dios en sus expresiones más hermosas! Con ustedes, Chiara» Mensaje por el 40º aniversario del nacimiento de los “voluntarios de Dios”. Rocca di Papa, 6 de noviembre de 1996 – leído por Dori Zamboni en Budapest, el 23 de noviembre de 1996.
Médicos para la reconciliación
«Cuando estallaron las manifestaciones y tuvieron lugar los primeros disparos, llegaron a nuestro hospital muchos heridos. En seguida me puse a disposición y a pesar del peligro fui hasta el lugar para atender a los heridos pasando por los puestos de control de gente armada. Dentro de mí sentía la seguridad que no estaba solo, sino en el corazón de Jesús.
Un día después, vi crecer la división entre los miembros de la sociedad y aumentar la tensión entre las distintas confesiones y los asesinatos con base a la pertenencia religiosa. Elegí ir contra la corriente, aceptando tratar a pacientes de todas las confesiones, asumiendo el riesgo de ser malinterpretado por mi forma de actuar y acusado tanto por parte del Gobierno como de los opositores armados. Para garantizar la seguridad de los pacientes, muchas veces, al terminar una operación, esperaba a los enfermos durante horas para transportarlos en forma segura a sus casas en mi carro.
Una noche, mientras acompañaba a una paciente alauita a dar a luz en Hama, ciudad en su mayoría sunita, nos topamos con una manifestación de protesta contra el régimen. En el carro todos estaban estaba asustados y tampoco yo estaba seguro sobre la forma de preceder, sobre todo cuando un grupo de manifestantes que acercó para saber quién estaba dentro. Hablando con ellos dije en voz alta: “Aquí en el auto hay una mujer que está por dar a luz, tengan temor de Dios”. Se calmaron y después se alejaron y así pudimos entrar al hospital.
La señora estaba a punto de dar a luz. Poco después se escucharon los gritos del neonato. Era una vida que nacía en medio de la muerte. Nos conmovimos hasta las lágrimas porque ese niño era el símbolo de nuestras esperanzas de un nuevo nacimiento.
Tratar de amar a todos significa también pensar en los familiares de los heridos y de las víctimas, tratando de estarles cerca y de tranquilizarlos, y también ayudándolos a superar la rabia y el deseo de venganza. Un día murió un oficial musulmán de una aldea cercana a la nuestra. Con otros médicos cristianos fuimos a darle el pésame a la familia. Cuando su padre lo supo se conmovió, y después se dirigió a nosotros diciendo: “Hoy me han honrado ustedes y su gente, y me han traído un poco de paz”.
El pasado septiembre, hacia el final del Ramadán, traté de involucrar a mis colegas médicos en una acción de reconciliación. Invitamos a 120 médicos de la ciudad, de todas las confesiones, a un Iftar en donde estuvo presente el gobernador de la ciudad. Se creó un clima bello y sereno que tranquilizó los ánimos y tuvo un eco muy positivo en Hama ayudando a sanar las heridas.
Esta vida por la unidad no ha pasado desapercibida. He sido llamado a trabajar en el comité del diálogo ciudadano donde también he podido aportar la visión política iluminada por la espiritualidad de la unidad. Sucesivamente fui elegido para formar parte del comité de Diálogo nacional llamado a reunirse con el Presidente para encontrar una solución justa. Lamentablemente esta acción pacífica no ha obtenido el resultado anhelado pero sigo esperando y trabajo para que el diálogo y la reconciliación tengan la última palabra».
Y. S. – Siria
En Siria, una fe fuerte
Para la población, en no pocas localidades de Siria, la vida se ha vuelto dura: bombardeos y choques armados, aunque no constantes; miedo, encarecimiento de los víveres, escasez de gas; se puede salir de casa, pero la vida ha disminuido su ritmo, con puestos de control temibles; muchas familias cristianas se tienden a escapar a Líbano, al menos momentáneamente.
Desde Siria nos cuentan: “Todavía en noviembre de 2011 esperábamos un desenlace pacífico, que sin embargo se fue disipando hasta el estado actual, que ve un país atrapado en una espiral de violencia con consecuencias imprevisibles y seguramente desastrosas. Para nosotros que creemos en el mundo unido es muy doloroso constatar la falta de voluntad real para encontrar una solución por la vía diplomática y política. Desde el inicio de los acontecimientos nos dimos cuenta, al igual que muchos en el país, que el interés prioritario no era el proclamado a través de la prensa y los canales de televisión árabes y occidentales, es decir la libertad y el pluralismo, sino más bien un juego de poder que está destruyendo a todo nivel un país conocido entre otras cosas por la convivencia pacífica entre grupos de religiones distintas”.
Los miembros del Focolar, después de los primeros momentos de desaliento y desorientación han visto “los frutos de la vida del Evangelio sembrada en estas décadas y de la comunión plena en y entre las varias comunidades esparcidas en el país. La prueba que el país está viviendo –prosiguen- ha llevado a una relación esencial con Dios, con la Palabra y con los demás. Se ha manifestado un creciente compromiso de confiar en Él”.
Creer en el amor de Dios, estar atentos y abiertos a la necesidades del prójimo es el modus vivendi de pequeños y grandes. Es impresionante la vitalidad de la parte juvenil. Los jóvenes de Aleppo distribuyen a las familas pobres con las que están en contacto comida gratis que obtienen a través de una gran empresa. Además han suscitado una competencia de solidaridad entre sus amigos y sus familias en modo tal de poder hacer llegar regularmente víveres de primera necesidad a otras personas necesitadas. Algunas muchachas ( las gen3) han preparado y vendido meriendas para los estudiantes que todos los días van a prepararse para los exámenes en una biblioteca parroquial. Los niños (los gen4) recogen y venden tapas de botella. Los jóvenes de Damasco, con un cine foro y otros encuentros tratan de difundir la cultura de la paz y de la fraternidad. Cuando los refugiados ocuparon en julio pasado los jardines y las escuelas de la ciudad, los jóvenes de los Focolaresi junto a otras personas inmediatamente se dieron qué hacer para acudir a sus necesidades.
La familia de Sima y Walid, ella profesora y él ingeniero, empezó a tener serias dificultades para pagar el préstamo de la casa y del automóvil, y la mensualidad de la escuela de los niños. “El temor empezó a invadirnos –cuentan- preveíamos la eventualidad de perder la casa, y además Walid había perdido el trabajo. Pero nos dábamos ánimo creyendo en el amor de Dios, pensando que Él habría intervenido en el momento oportuno. El día después de haber hecho este propósito llegó una ayuda económica que correspondía a dos cuotas de la escuela”. Otras familias que quedaron sin nada experimentaron el amor de la gente de su barriada. “Nos ofrecieron todo lo que estaba faltando en la casa –cuentan Mariam y Fouad, quienes desde hacía 4 meses no recibían el sueldo- incluso una alfombra y el televisor”.
Sin embargo la difícil situación ha generado temor y desconfianza recíproca, nos miramos con sospecha. El reto de construir relaciones fraternas con todos es un testimonio que va contra la corriente. Es lo que vivió Rima, quien trabaja para un proyecto de apoyo profesional para mujeres iraquíes. Un día una mujer vino para inscribirse en el curso. Su atuendo –completamente velada- sugería prudencia: de hecho podía suscitar sospechas entre las participantes. Con una excusa encontró la forma para no inscribirla, pero después se abrió camino en ella un pensamiento más fuerte: “Jesús nos ha amado a todos y ha venido para salvar a todos sin excepción. También nosotros tenemos que tener una caridad que no hace distinciones”. Y así hizo todo lo posible para volver a encontrar a la mujer e inscribirla en el curso.
Fahed es taxista. “Trabajar es un reto y una fuente de estrés siempre creciente. Un día un señor anciano, musulmán, empezó a imprecar contra un bombardeo que según su parecer había puesto en la mira a propósito una mezquita. Lo escuché con atención, después le dije: “No te entristezcas, porque las casas de Dios sólo Él las puede construir”. Cuatro meses después subió al taxi el mismo cliente, pero no me reconoció. “Durante el trayecto me contó confidencialmente que había quedado impresionado por lo que le había dicho un ‘hermano’ cristiano, que sólo Dios construye Sus casas”.
Youssef es médico ginecólogo, en medio del caos y la rabia de los primeros desórdenes, enseguida se puso a disposición para ir a atender a los heridos en el lugar. La decisión inusual de atender pacientes de todas las confesiones, con el riesgo de ser malentendido, ha sido una semilla de reconciliación. Alrededor de él se ha creado una red de médicos que, en todo sentido, tratan de sanar las heridas.
Y todavía está la experiencia de un joven profesor, que hace un año fue reclutado por el ejército. La oración, la unidad con los otros jóvenes que viven el ideal cristiano y la decisión tomada de confiar su vida a Dios, lo sostienen cotidianamente. También cuanto tiene que ir donde las familias de soldados que han muerto para darles la noticia de su fallecimiento.
Mona es una joven refugiada con su familia en una aldea cerca de la ciudad. Desde hace algunos meses quiso volver sola a la ciudad para trabajar en un Centro de religiosos que ayuda a niños de todos los credos a retomar sus estudios y sobre todo el deseo de vivir.
“En mi barriada –cuenta Bassel – enseguida después de las primeras manifestaciones estallaron auténticos ataques de personas armadas contra la policía. Muchas veces, encerrados en casa para protegernos de los disparos que caían como una lluvia sobre el barrio, teníamos en la mano el Rosario, con la convicción de que la Virgen nos iba a proteger. Recordando la potencia de la oración en la unidad con un amigo empezamos a hacer un “Time Out” a las once de la noche, la hora en que generalmente estallaban los choques armados. Muchos se sumaron a nosotros. Creemos que, a pesar de todo, las armas no tendrán la última palabra”.
Nuevo moderador de la comunión de los obispos amigos de los Focolares
Se concluye en Forno di Coazze (TO) el encuentro de obispos amigos de los Focolares (1-9 de agosto). En esta oportunidad, la presidente Maria Voce, en su intervención del domingo 5, invitó a mons. Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, Arzobispo de Bangkok (Tailandia), a asumir la función de moderador de la comunión entre los obispos que adhieren a la espiritualidad de la unidad transmitida por la fundadora Chiara Lubich.
Mons. Francis Xavier ha aceptado la invitación y es ahora el sucesor del Card. Miloslav Vlk, Arzobispo emérito de Praga, que desempeñó este cargo durante 18 años, convocando numerosos encuentros internacionales de Obispos, católicos y también de otras Iglesias. Estos convenios intentan cumplir con el deseo de los obispos de profundizar su vida espiritual y realizar juntos la Iglesia comunión auspiciada por el Concilio Vaticano II y por los últimos papas. Se fueron realizando en Castel Gandolfo (Roma), en Estambul, en Jerusalén, en Beirut, en Augsburg, en Wittenberg, en Londres, en Ginebra, para citar solo algunos lugares.
La elección de Mons. Francis Xavier Kriengsak se interpreta como “signo de la apertura universal del Movimiento y de su atención hacia los continentes emergentes y a los varios diálogos”, según lo que la Presidente escribe cuando comunica la noticia. Entrará en funciones a comienzos de octubre durante la asamblea internacional de los dirigentes del Movimiento.
El Card. Miloslav Vlk expresa gratitud a la Presidente por haber nombrado un obispo del Oriente, “donde la espiritualidad del Movimiento de los Focolares se difunde velozmente también entre los obispos”. A su sucesor Mons. Kriengsak, “bien preparado y muy adecuado para esta función”, le desea, “la fuerza y la creatividad necesaria para guiar, junto con su compromiso de arzobispo de Bangkok, la comunión entre los Obispos amigos del Movimiento de los Focolares”.
Por su lado Mons. Kriengsak, entre la alegría de los presentes, aceptó humildemente este cargo, diciendo que estaba animado también por la disponibilidad de sus hermanos obispos a apoyarlo en todo lo posible.
La participación de los Obispos al Movimiento de los Focolares, aprobada y apoyada por la Santa Sede para favorecer la colegialidad “efectiva y afectiva” entre los Obispos en un espíritu de comunión y fraternidad, constituye un compromiso de naturaleza exclusivamente espiritual.
Fuente: Servicio Información de los Focolares.