Considerado por Chiara Lubich como uno de los cofundadores del Movimiento de los Focolares, Igino Giordani fue un precursor del ecumenismo. Su sensibilidad ecuménica nace cuando viaja a Estados Unidos en 1927 para estudiar Biblioteconomía. Allí encuentra a cristianos de varias denominaciones, quedando impresionado por su religiosidad. Desde entonces, son muchos los escritos en los que trata el diálogo y el diálogo ecuménico, afirmando que su modelo se encuentra en las relaciones trinitarias; es decir, coloca a todos en el mismo plan de amor.
“El ecumenismo ha realizado ya progresos en la unidad de los corazones, de la cual surge luego la de las mentes. Dado que evangelizar es un deber de todos los bautizados, al lado y en concordancia con los encuentros ecuménicos de sacerdotes, pastores y teólogos, se desarrolla un ecumenismo sencillo, del pueblo, en el que se busca lo que une y se excluye lo que divide. Oramos juntos, conversamos, cantamos; y así poco a poco, va desapareciendo -sobre todo entre los jóvenes- la aversión y la separación moral, social y étnica, y en su lugar va entrando la amistad, que es una forma del amor. Amamos, todos juntos, al Dios Amor. Padre de todos”.
Siete días para la unidad, Città Nuova, n.23 del 10-12-1978
Y en un manuscrito inédito, redactado por Giordani en los años setenta, afirma:
«El diálogo ecuménico no nace de las diferencias doctrinales que existen entre dos (o más) partes, sino de la unidad que ya existe entre ellos, del patrimonio común de todos. El clima psicológico del diálogo es la simpatía, o mejor dicho, la caridad. Dice Maritain: “Una perfecta caridad hacia el prójimo y una perfecta fidelidad a la verdad son no sólo compatibles sino que se atraen mutuamente”
(…) Los interlocutores deben tratarse de igual a igual. Mantener la estima mutua, nada de supuestos ni engaños, ninguna palabra ofensiva. Esta paridad no significa confusión o equiparación de doctrinas. Significa conciencia de pertenecer ambos al Cuerpo Místico de Cristo.
Deben aceptar el pluralismo, reconociendo cada diversidad como legítima. Son más fuertes las cosas que unen a los fieles que aquellas que los separan (Gaudium et Spes, 92). De lo contrario el diálogo se reduce a monólogos alternados. Todos los cristianos están llamados a ejercitar el diálogo. Pueden gozar así de cada encuentro (de trabajo, de turismo, de estudio, etc.) No se admiten barreras entre una confesión y la otra, sino que se abren todas las puertas para llegar al encuentro y al diálogo.
La tarea es larga y difícil, pero Dios la quiere».
Un año más se celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos; en el hemisferio norte, del 18 al 25 de enero. los materiales para la misma, los han preparado las Iglesias y comunidades de la región del Caribe.
Calendario de celebraciones previstas en Madrid.