Diario dende Siria / 31

 
Decapitacions en público de cualificados xefes musulmans, secuestros, extorsions, mentras segue a fuxida de civis, tanto cristians como sunitas. Aleppo é unha cidade depredada, onde hai unha guerra aberta de todos contra todos. Alabase a Deus mentras se mata, quitando así a esta palabra calquiera significado divino.

«De nuevo Aleppo ha pagado el precio más alto, pero no hay ningún canal de televisión ni periódico importante en el mundo que haya querido contar lo que está sucediendo en Chekh Maksud, barrio en la colina que domina algunos barrios cristianos de Aleppo y que se abre sobre una región industrial donde en estos días han comenzado los combates y saqueos palmo a palmo. La noche del Jueves Santo, en este barrio, donde cristianos, sunitas y kurdos de la clase medio-baja conviven, entraron unos tres mil terroristas de los más temibles, exigiendo inmediatamente a la población civil que se alejase so pena de ser considerados colaboracionistas.

El primero en pagar ha sido el jeque que no ha aceptado ponerse de su parte, y ha sido bárbaramente decapitado. Después colgaron su cabeza del minarete y desde los altavoces del mismo los terroristas han empezado a cantar: ‘Dios es grande’ despojando a esta frase de cualquier significado sagrado, divino, de oración.

Los muftis de Aleppo han condenado este acto salvaje, grabado y emitido en la red, que ha sido como un pistoletazo de salida para las violencias y el éxodo de los civiles, fugitivos aterrorizados en medio de tiroteos nocturnos, que han escapado sin llevarse nada, absolutamente nada. Un conocido nuestro, un joven peluquero con su mujer, dos niños y su cuñado minusválido, ha sido detenido por una banda armada, aparecida quién sabe de dónde, que se han llevado su coche (que todavía estaba pagando a plazos) pero que les han dejado la vida, y la posibilidad de llegar donde sus familiares en la ciudad donde ahora está refugiado. También las casi cuatrocientas familias cristianas del barrio con los sacerdotes de las parroquias allí presentes han escapado, buscando alojamiento entre parientes y amigos, y algunas en la Escuela de los hermanos Maristas que han abierto sus puertas.

Para los muchísimos musulmanes sunnitas –muchos de ellos se habían refugiado en Chekh Maksud huyendo de sus pueblos- la suerte no ha sido distinta. Se han ido de nuevo, desfilando a pie en grupos de cientos de personas, todavía sin una meta precisa, mientras el ruido ensordecedor de las armas se elevaba con inusitada violencia. Probablemente ninguno volverá a ver intacta su casa, las de los cristianos ya se han convertido en lugar privilegiado para los ataques, dada su posición favorable. Día tras días Siria se muere.»

Por Maddalena Maltese
Fuente: Città Nuova

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