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No quedarse en las apariencias
Bahía Blanca es una ciudad ubicada junto al mar, justo donde comienza la Patagonia Argentina. Con 370.000 habitantes, es el centro económico, religioso y cultural de toda una vasta región. A pocos kilómetros, otras 80.000 personas, viven en la ciudad de Punta Alta. Juntas, cuentan con un Polo Petroquímico importantísimo, un grupo de 7 diferentes puertos (multipropósito, cerealero, de frutas, pesca, gas, petróleo y fertilizantes) y la principal Base de la Marina Argentina.
En esta región, la media de lluvias que se puede esperar que caiga en todo un año es de 650 mm., pero el viernes 7 marzo 2025, se precipitaron 400 mm en apenas 7 horas. Semejante cantidad de agua, en su recorrido hacia el mar, aumentó su velocidad y arrasó con todo lo que encontró a su paso. Puentes, canales, vías férreas, rutas, calles, automóviles, casas, comercios… y personas.
La población se encontró de repente con una escena dantesca de proporciones inimaginables, como si se hubiera tratado de un tsunami. Un corte abrupto del servicio de energía eléctrica, interrumpió también las comunicaciones telefónicas y de esta manera nadie tenía una idea de cómo estarían las otras personas, la familia, amistades y compañeros de trabajo.
Sin embargo, algo dentro de esta comunidad despertó y el conjunto de todas las leyes universales se comprimió en un sólo verbo: Servir.
A medida que el agua y el barro lo iban permitiendo, miles y miles de personas comenzaron a volcarse a las calles. Cada uno realizaba un primer chequeo de daños en su propia casa, pero inmediatamente la mirada se trasladaba al vecino, para ver si necesitaba ayuda. Quien lograba acomodarse un poco, se ponía a total disposición para ayudar a los demás. Todos fuimos testigos y protagonistas de un milagro gigantesco que se multiplicó, con una creatividad y una contundencia maravillosas.
Sólo valía la entrega de tus proprias manos, ayudando a retirar el agua y el barro de las casas, limpiando, ordenando, buscando trapos, baldes con agua, desinfectante, llevando heridos a los centros de salud, atendiendo mascotas, alojando a otras personas que lo perdieron todo, empujando, alentando, abrazando, compartiendo cada dolor. Nadie se daba el permiso de quejarse demasiado: “Para mí fue muy difícil, pero al lado de lo que le tocó a otros…” se decían.
Mientras ayudaba a unos amigos, se acercó un matrimonio repartiendo empanadas gratuitamente. Otros, algo para beber. Quienes disponían de algún generador de energía lo ofrecían para recargar las baterías de los teléfonos. Otros ofrecían bombas para retirar el agua. Una óptica ofrecía lentes gratuitamente para quienes habían perdido los suyos. Una señora regalaba desinfectantes, un médico recorría los domicilios, un señor ofrecía sus servicios de albañilería y otro de mecánico automotor. Todo circulaba: Velas, alimentos, ropa, pañales, colchones, agua potable, escobas, manos, más manos y más manos.
Y luego llegó la solidaridad de todo el país y de personas del mundo entero. En camión, en tren, en bus, en camionetas… toneladas de donaciones, que necesitaban de más voluntarios para la carga, descarga, clasificación y entrega. Voluntarios que no dejaban de multiplicarse. Y también dinero, entregado con muchísima generosidad. Parroquias, clubes, escuelas, empresas, todas las organizaciones existentes dieron todo lo que pudieron. Y también otro tipo de organización: los grupos de amigos. Como una especie de patrullas, espontáneamente cada grupo de amigos se puso en sus hombros un pequeño sector de la ciudad en donde se veía que sería más difícil que la ayuda gubernamental pudiera llegar a tiempo. Recorren aún hoy casa por casa, puerta por puerta y anotan todo tipo de necesidades. Luego se encargan de cubrir puntualmente aquello que fuera necesario.
Todas las manos de esas personas, aún sin saberlo, sin creerlo o sin imaginarlo se han transformado en “manos divinas”. Porque es la manera más concreta que Dios utiliza para llegar a quién lo necesita. Personalmente viví momentos de mucha preocupación al no poder saber cómo se encontrarían mis hermanos, o mis amigos. Quería llegar a ellos, pero resultaba imposible. Entonces decidí brindar mi ayuda allí donde pudiera llegar. Figurativamente lo llamé mi “metro cuadrado”. Más tarde pude llegar hasta mis seres queridos y encontré en cada caso que muchísimas otras personas, desconocidas, habían estado ayudando allí, donde yo no había podido.
Luego de varios días, en algunos sectores de la ciudad el agua no termina de retirarse. El dolor y las dificultades persisten. Las pérdidas han sido enormes. Y aun así encontrarás por todos lados gente con grandes ojeras y muchos dolores musculares, por haber estado brindándose casi sin descanso. Pero con el corazón a flor de piel y la plenitud en la mirada, por haberlo dado todo por los demás.
Juan Del Santo (Bahía Blanca, Argentina)
Foto: © Focolari Bahia Blanca
El que da, recibe
¿Con qué ojos miramos el mundo y a nuestros compañeros de viaje en la aventura de la vida? Es una pregunta de vital importancia, en una época como la nuestra, marcada por la polarización y los desacuerdos, por la soledad y las distancias entre los que tienen y los que no tienen. Por no hablar de la presencia cada vez más invasora de la inteligencia artificial. Sin embargo, crece al mismo tiempo la sed de armonía y de verdad.
Chiara Lubich decía que todo depende de los “ojos” con los que miremos a las personas. Si miro con el ojo del corazón, que es el ojo del Amor, no nos detendremos en las apariencias, sino que captaremos la realidad más profunda que se esconde en cada ser humano. Y de la mirada del corazón procede la acción, la calidad de la relación, el hacerse prójimos, cercanos al otro (1).
En 1961 Chiara escribe:
): Si tú entras en el Evangelio […] te encuentras de golpe como en la cresta de una montaña. Por consiguiente ya en lo alto, ya en Dios. Pero si miras hacia el lado, ves que la montaña no es una montaña sino una cadena de montañas, y la vida para ti consiste en caminar a lo largo de la vertiente hasta el final.
Cada Palabra de Dios es lo mínimo y lo máximo que Él te pide. Por eso, cuando tú lees: «Ama a tu prójimo como a ti mismo» (Mt 19, 19), tienes la máxima medida de la ley fraterna.
El prójimo es otro tú y como tal debes amarlo. Si él llora, llorarás con él; y si ríe, reirás con él; y si ignora, te harás ignorante con él; y si ha perdido a su padre, te identificarás con su dolor. […]
Porque para ti lo que vale es Dios, que es Padre de ambos. Y no busques excusas al amor. El prójimo es cualquiera que pase a tu lado, pobre o rico, lindo o feo, ignorante o sabio, santo o pecador, de tu patria o extranjero, sacerdote o laico; cualquiera.
Haz la prueba de amar a quien pasa a tu lado en el momento presente de la vida y descubrirás en tu espíritu un nuevo despuntar de fuerzas antes desconocidas. Estas darán sabor a tu vida y responderán a tus miles porqués (2).
Chiara Lubich
Mira el video
Tomar conciencia del amor que Dios me tiene
Agacharse hacia los necesitados
Esperar en Dios
Discernir
Ser los primeros en amar
Una exposición dedicada a Chiara Lubich (1920-2008), testigo e inspiradora del valor universal de la fraternidad. Una etapa para quienes estén en Roma en este año jubilar. En el centro de la exposición está el tema de la ciudad, como lugar privilegiado para construir relaciones fraternas, abiertas al mundo. La exposición multimedia ha sido realizada por el Centro Chiara Lubich con la Fundación Museo histórico del Trentino.
El sábado 15 de marzo de 2025, a partir de las 18:30 horas, tendrá lugar la inauguración de la exposición con un momento artístico inspirado en la ficción “Chiara Lubich – El amor lo vence todo” (dirigida por Giacomo Campiotti). Participará el maestro Carmine Padula e interpretará en el piano las piezas que compuso para la banda sonora de la película. Seguirán lecturas teatrales de algunos textos de Chiara Lubich, así como un diálogo sobre algunas secuencias de la ficción, con Saverio d’Ercole, productor creativo de Eliseo Entertainment.
El domingo 16 de marzo de 2025, por la tarde, tendrá lugar un momento dedicado a los jóvenes a partir del texto de Chiara Lubich de octubre de 1949 “Resurrección de Roma”. A continuación, un concierto de piano ofrecido por el maestro Paolo Vergari.
Del 15 de marzo de 2025 al 31 de enero de 2026, la exposición estará abierta de martes a domingo, de 10:00 a 17:00, previa reservas hasta las 20:00 en el Focolare Meeting Point (Via del Carmine, 3 – Roma).
Habrá jóvenes guías disponibles previa solicitud para acompañar a los visitantes.
No veamos solo los defectos del prójimo
Ser pacientes
Mirar con amor a los demás
Ver nuevo al otro/a la otra
Sostener a los débiles
El Movimiento Político por la Unidad junto con la ONG New Humanity, expresiones ambas del Movimiento de los Focolares, con el apoyo de Porticus, promueven el proyecto político que lleva como título “Una humanidad, un planeta: liderazgo sinodal”. Dirigido a jóvenes entre los 18 y los 40 años con experiencia en representación política, liderazgo gubernamental o en los movimientos sociales, el programa ofrece formación académica, mentoring (mentoría) personalizado y un hackathon en Roma con expertos internacionales.
Objetivo: reforzar la participación de los jóvenes políticos en los procesos de advocacy político a nivel global, a través de un itinerario de reflexión y acción colaborativa entre líderes socio-políticos, generando una red global de jóvenes líderes provenientes de los distintos continentes. Un reto para superar las actuales crisis (sociales, ambientales, políticas y económicas) y ser una contribución en la creación de una red de liderazgo para la generación y el desarrollo de estrategias políticas a nivel internacional.
El programa comenzará a finales de abril de 2025, la fecha última para la presentación de las solicitudes es el 31 de marzo, tendrá la duración de dos años y será totalmente gratuito. Están previstos aportes de prestigiosas instituciones académicas y ONG internacionales. La implementación será mixta, de manera presencial y online, a través de módulos interactivos con expertos provenientes de todo el mundo, entre los cuales importantes líderes políticos y docentes de reconocidas universidades. Está en programa un evento de una semana en Roma –del 6 al 12 de octubre de 2025– con huéspedes de nivel internacional, para crear juntos propuestas de acciones de colaboración a nivel global con la finalidad de resolver los actuales retos sociales, ambientales y económicos.
El idioma no debería ser un obstáculo, ya que en los encuentros sincronizados habrá traducciones en castellano, portugués, francés, inglés, italiano u otros idiomas según las exigencias.
¿Qué ofrece el programa?
Es un proceso de acción colectiva global que integra formación, relaciones, instrumentos y encuentros. Ofrece experiencias e herramientas para aumentar la calidad de la política y así mejorar la incidencia en la transformación social. Están previstos espacios de formación y construcción colectiva de conocimientos, con intercambio con docentes y expertos internacionales, además de espacios de reflexión entre los participantes. Los jóvenes intervinientes estarán acompañados siempre por un mentor con experiencia política para mejorar su propio proyecto político en un ámbito social, económico y ambiental, y serán integrados –a partir del segundo año– a una red global de 600 jóvenes líderes provenientes de los diferentes continentes.
A la conclusión se les entregará un diploma formal que certifica la participación en el programa.
Para mayores informaciones hacer click aquí o contactar politicalinnovation@mppu.org
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Lorenzo Russo
Foto: © Pexels
Confortar a los temerosos
En este año dedicado al Jubileo de la Esperanza, los Gen4 de Roma – los niños del Movimiento de los Focolares – han iniciado un camino por etapas para profundizar en la historia del cristianismo y entender cómo vivir el Jubileo en su ciudad que acoge a millones de peregrinos de todo el mundo. Las etapas se refieren a las basílicas vaticanas en Roma: San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros, Santa María la Mayor. Como guía buscaron la ayuda del Padre Fabio Ciardi, OMI, profesor de teología espiritual y autor de numerosos libros y publicaciones.
Primera etapa: Basílica de San Pedro
En octubre de 2024, dos meses después del inicio del Jubileo, 33 niños y otros tantos adultos, antes de entrar en la Basílica de San Pedro, pudieron vivir la experiencia de una realidad muy especial, situada junto a la residencia donde se aloja el Papa Francisco. Es el Dispensario de Santa Marta, un lugar donde el Evangelio se hace carne cada día y se manifiesta a través de la ayuda a cientos de madres y niños. Una oportunidad para explicar a los Gen4 cómo pueden vivir concretamente el Jubileo ayudando a los demás.
“Se trata de un auténtico centro médico familiar, que inició esta obra de atención a los niños pobres y a sus familias en 1922 – explica el padre Fabio -. Hoy son más de 400 los niños que, junto con sus madres, son atendidos gratuitamente por unos sesenta médicos voluntarios. “Se trata en su mayoría de personas sin permiso de residencia y sin asistencia sanitaria”. Consultas ginecológicas y pediátricas, pero también visitas al dentista para personas sin techo.
El padre Fabio luego vincula su relato con la historia de San Pedro a través de algunos dibujos. Los niños escuchan en solemne silencio su voz a través de los auriculares: “Jesús encuentra a Simón el pescador y le invita a seguirlo. «Ven conmigo», le dice, «te haré pescador de hombres». Y le da un nombre nuevo, lo llama Pedro, que significa roca, porque quiere edificar sobre él su Iglesia”. Y mientras continúa la historia, nos trasladamos a la basílica para orar ante la tumba de San Pedro. “Pedro llegó a Roma. Cuando Nerón quemó la ciudad culpó a los cristianos y Pedro fue asesinado en el circo del emperador Calígula que Nerón había restaurado… y finalmente la tumba de San Pedro en su basílica”. Hay una atmósfera de recogimiento entre los Gen4, a pesar de la gran afluencia de turistas en esta tarde de sábado romano. Dirigiéndonos hacia la Puerta Santa se camina descubriendo algunas obras de arte. “Esta Virgen era muy querida por Chiara Lubich”, dice el padre Fabio en la nave derecha: “cada vez que venía a la basílica se paraba aquí para rezar a María”.
La etapa en San Juan de Letrán
Llega así la segunda etapa en enero de 2025. Esta vez el grupo es más numeroso: 140 personas, incluidos 60 niños, siempre bajo la guía experta del padre Fabio, se reunieron para descubrir la Basílica de San Juan de Letrán, llena de sorpresas y tesoros vinculados a la historia del cristianismo. Atentos y curiosos, con los auriculares puestos, durante poco más de dos horas los Gen4 permanecieron escuchando el intenso relato del Padre Fabio.
“Ha sido bonito contar la historia del obelisco, explicar el significado del claustro – escribe el padre Fabio en su blog -, ha sido bonito contar las historias de San Juan Bautista y San Juan Evangelista y dejar que los niños fueran y descubrieran sus estatuas en la basílica. Ha sido bonito mostrar la antigua silla del Papa y la actual, en la que se sienta para tomar posesión de su cargo. Ha sido hermoso señalar las reliquias de la mesa en la que Jesús celebró la Última Cena y aquella en la que Pedro celebraba aquí en Roma. Ha sido bonito cruzar juntos la Puerta Santa… Ha sido bonito estar con los niños y contarles cosas bonitas…”
Los niños ya han construido una relación especial con el padre Fabio. Caminan junto a él en la basílica, le estrechan la mano, le hacen preguntas para aprender más. “Pero, ¿cómo es el Paraíso?”, pregunta un Gen4. “Imagina un día de escuela con muchas tareas. Cuando terminas, vuelves a casa y la encuentras hermosa, acogedora, cálida, con tus padres, abuelos, amigos que te dan alegría y atención. Te sientes feliz en ese momento, ¿verdad? Y así es el Paraíso: un lugar donde te sientes bien, ¡donde te sientes como en casa!”. Esta etapa también termina. Regresamos a casa felices y conscientes de que el Jubileo debe ser para nosotros un momento para dar esperanza y felicidad a los más desfavorecidos, a nuestros pobres, a los que sufren.
El viaje sigue, pero las buenas oportunidades se renuevan con las otras generaciones.
A la espera de continuar este viaje con los Gen4, los Gen3 (40 adolescentes), los Gen2 (30 jóvenes) y un grupo de adultos, fascinados por la experiencia positiva que los niños estaban viviendo con el Padre Fabio, quisieron hacer el mismo itinerario, siempre guiados por él.
“Primero los niños, luego los adolescentes, luego los jóvenes y los adultos. San Juan de Letrán, San Pedro, San Pablo y Santa María la Mayor. Así vivo y hago vivir el Jubileo”, escribe el padre Fabio en su blog. “Hablo de historia, de arte, de espiritualidad, porque todo está entrelazado, lo humano y lo divino, el pasado y el presente. Son monumentos vivos, que después de cientos de años siguen hablando y siguen contando cosas siempre bellas”.
Y los jóvenes agradecieron al Padre Fabio “por haber preparado nuestros corazones para tan bella experiencia, nos ayudó a recorrer juntos esta etapa del Año Santo, con profundidad e ironía. “Nos gustó mucho el ambiente que has conseguido crear, despertando en nosotros el deseo de visitar juntos otros lugares romanos importantes para los primeros cristianos y el deseo de profundizar en el significado de ser peregrinos en camino hacia la meta del Paraíso”.
Lorenzo Russo
Ayudarse a progresar en el amor
El martes 4 de marzo se ha inaugurado el 17º año académico del Instituto Universitario Sophia en Loppiano (provincia de Florencia, Italia). La ceremonia se llevó a cabo en el Aula Magna del Instituto, en presencia de toda la comunidad académica y de una representación de la rica red de relaciones y colaboraciones que el Instituto Universitario Sophia, en estos 17 años de vida, ha sabido establecer con las Instituciones, con las otras Universidades y las realidades del tercer sector.
Intervinieron: el Rector Declan O’Byrne; el Gran Canciller del Instituto, S. E. Mons. Gherardo Gambelli, Arzobispo de Florencia; la Vice Canciller, la Doctora Margaret Karram, Presidente del Movimiento de los Focolares, el obispo de Fiesole (Italia), S. E. Mons. Stefano Manetti; el alcalde de Figline e Incisa Valdarno, Valerio Pianigiani; Paolo Cancelli, director de la Oficina para el desarrollo de la Pontificia Universidad Antonianum; Marco Salvatori, Presidente del Centro Internacional de Estudiantes ‘Giorgio La Pira’.
Momento central de la ceremonia fue el discurso inaugural, que tuvo como título “Diálogo, religiones, geopolítica” desarrollado por Fabio Petito, Profesor de Relaciones Internacionales y Director de la Freedom of Religion or Belief & Foreign Policy Initiative en la Universidad de Sussex, como así también coordinador científico del Programa Religiones y Relaciones Internacionales del Ministerio de Relaciones Exteriores italiano y del ISPI (Instituto para los estudios de Política Internacional). Petito hizo hincapié en que actualmente, “la religión parece formar parte e incluso estar, a veces, en el centro del actual escenario de inestabilidad y crisis internacional”. Sin embargo, aunque se trate de un fenómeno menos visible en su globalidad , “no se puede negar que en el último cuarto de siglo ha habido un significativo crecimiento del esfuerzo de los representantes de las comunidades religiosas por responder a la violencia y a las tensiones políticas, a través de iniciativas de diálogo y colaboración interreligiosa”. De esa forma Petito subrayó la importancia de que lugares como el Instituto Universitario Sophia pueden llegar a tener al profundizar y difundir la cultura del encuentro y “hacer florecer pequeñas semillas de esperanza y frutos de unidad y fraternidad humana”.
En el característico estilo de Sophia, que es una comunidad académica y un laboratorio de vida, formación, estudio e investigación, tras el discurso de apertura hubo un momento de diálogo, moderado por el periodista y vaticanista Andrea Gagliarducci (Eternal Word Television Network y ACI Prensa). Participaron en él como protagonistas el Gran Canciller Mons. Gherardo Gambelli, en su primera visita al Instituto, la Vice Gran Canciller Doctora Margaret Karram y seis estudiantes de la Universidad.
El diálogo, a partir de las historias personales de los jóvenes provenientes de Tierra Santa, Filipinas, Argentina, Kosovo, Sierra Leona y Perú, tocó temas de importancia global y de candente actualidad: el valor de la diplomacia desde abajo para la resolución de los conflictos y búsqueda de la paz; el compromiso por una economía más justa y equitativa, con la experiencia de la Economy of Francesco; el rol de los jóvenes del Mediterráneo en la construcción de una cultura del encuentro; el valor de la
reconciliación y del diálogo interreligioso, en particular entre cristianos y musulmanes con la experiencia sophiana de Wings of Unity; las esperanzas de los jóvenes africanos comprometidos en el proyecto Together for a New Africa, para el cambio y el bien común de su continente; las inquietudes y las fragilidades de los jóvenes en busca de una vocación y realización en el mundo globalizado.
La inauguración del año académico 2024-25 ha puesto de manifiesto, una vez más, la capacidad de esta aún pequeña realidad académica de formar jóvenes preparados para afrontar la complejidad del mundo actual, en una perspectiva trans-disciplinaria y de trabajar en sinergia con especialistas de varios campos e Instituciones para promover en lo concreto de la vida social el diálogo entre las culturas, dando impulso al crecimiento interior, intelectual y social de las personas en una dinámica de reciprocidad.
Declaraciones
El Gran Canciller del Instituto, S. E. Mons. Gherardo Gambelli, Arzobispo de Florencia: “Entre los objetivos del Instituto se encuentra el de “promover en lo concreto de la vida social el diálogo entre las culturas, dando impulso al crecimiento interior, intelectual y social de las personas en una dinámica de reciprocidad”. Varias palabras-clave surgen en este proyecto: promoción, vida social, diálogo, crecimiento interior, intelectual y social, reciprocidad. Términos todos dirigidos hacia el crecimiento personal, haciendo que cada uno sea capaz no sólo de saber habitar de una manera digna el “nosotros” de la comunidad en la que está insertado, sino también de sentirse cada vez más habitado por ese “nosotros” al que pertenece. Un “nosotros” que no quiere contraponerse a un hipotético “ustedes”, sino que se vuelve capaz día tras día de abrazar todo lo que se presenta con el rostro del otro, del distinto, del descartado”.
La Vice Gran Canciller, Doctora Margaret Karram, Presidenta del Movimiento de los Focolares: “Es importante que en una institución como la nuestra se ponga de relieve el diálogo y el rol de las religiones en la actual situación mundial, en la que – como estamos viendo en estos últimos días– personas y pueblos corren el riesgo de hundirse en la desorientación y el abatimiento. […] También el Instituto Universitario Sophia, en cuanto ‘casa’ de una cultura basada en el Evangelio, está comprometido con y en la Iglesia a brindar respuestas y orientaciones a la luz del Carisma de la unidad. Nos corresponde ahora a nosotros la tarea de ir adelante con valentía y comprometernos a fin de que se reconozca aún más el aporte de este Instituto Universitario para la promoción de la cultura de la unidad que contribuye a construir la paz y la fraternidad entre personas y pueblos”.
Declan O’Byrne, Rector del Instituto Universitario Sophia: “Juntos, como comunidad académica unida por un ideal común, sigamos construyendo Sophia como un faro de sabiduría y unidad en el panorama de la educación superior. Que nuestro compromiso colectivo pueda seguir iluminando las mentes, inspirar los corazones y transformar la sociedad, paso a paso, hacia esa civilización del amor a la que todos aspiramos”.
Valerio Pianigiani, alcalde de Figline e Incisa Valdarno: “Frente a divisiones y violencias que no pueden dejarnos indiferentes, el saber, el conocimiento, la tolerancia y la comprensión del mundo que nos circunda pueden ser el antídoto contra la brutalidad y las divisiones. Un puente que ayuda a la comprensión del otro, en la óptica de trabajar todos juntos y de comprometerse por un bien común. Doy las gracias a los que trabajan en este Instituto con pasión y compromiso día a día, para cultivar mentes cada vez más conscientes, aquí también, en Figline e Incisa Valdarno, una comunidad que crece firmemente en el valor de la paz, de la solidaridad y del diálogo”.
Stefano Manetti, obispo di Fiesole: “El compromiso de dialogar y comunicar con todos acorta las distancias, elimina las marginaciones, se vuelve un signo de esperanza evangélico que necesitamos muchísimo. Por ello, les deseo a los docentes y a los estudiantes que sigan rescatando a los últimos, a través del regalo de las relaciones y la compartición de los temas culturales, para seguir siendo ‘ángeles de la esperanza’ para todos aquellos con quienes ustedes se encuentren en su camino”.
Paolo Cancelli, director de la Oficina para el desarrollo de la Pontificia Universidad Antonianum: “Estamos convencidos de que debemos trabajar juntos en la cultura del diálogo como camino, en la colaboración común como conducta, en el conocimiento recíproco como método y criterio. […] Debemos poner en el centro la humildad, la vocación de estar el servicio de un proceso en el que tenemos una certeza: nadie se salva solo. Y justamente en esa lógica, que es la de la sinfonía de las diversidades, ha llegado el momento de poner en el terreno nuestros talentos, nuestras emociones, nuestras voluntades, para construir la que es la oportunidad de un futuro distinto. Un futuro en el que la fraternidad y la armonía puedan de alguna manera acompañarnos en esa sinfonía de las diversidades que hacen auténtica la misión universitaria. Creo que a nivel académico y a nivel científico, ésta se realiza si hay una acción inter y trans-disciplinaria. Delante de nosotros tenemos un poliedro de complejidad y no podemos resolver situaciones solos, desde una única materia. Necesitamos la idea de estar juntos”.
Marco Salvadori, Presidente del Centro Internacional de Estudiantes ‘Giorgio La Pira’: “Con gran alegría les traigo el saludo del Centro Internacional de estudiantes ‘Giorgio La Pira’. La inauguración de un nuevo año académico siempre es un momento de gran entusiasmo y reflexión. Es la oportunidad de mirar hacia adelante, de recoger los retos y de dar nuestro aporte a la construcción de un mundo más justo y sustentable a través del estudio, el compromiso y la dedicación. Lo que hoy celebramos no es sólo el comienzo de un nuevo año académico, sino también la posibilidad de aprender, de crecer juntos y construir vínculos duraderos entre culturas y generaciones. Entonces, les deseo a todos, particularmente a los jóvenes estudiantes, un año rico de descubrimientos y de crecimiento personal y profesional”.
Tamara Pastorelli
Fotos: © Lucia Ciciriello – www.loppiano.it
Marta, Lina, Efi y Moria, cuatro mujeres, focolarinas, que en su vida recorrieron distintos caminos y que ahora coincidieron entre sueños, realidad y ofrecimiento para trasladarse desde los focolares precedentes, a Chimaltenango para empezar la experiencia de una convivencia en una ciudad donde pobreza, interculturalidad y fracturas entre etnias son pan cotidiano.
Chimaltenango es una ciudad de Guatemala, distante 50 km. de la capital, a 1800 metros sobre el nivel del mar. Casi 120.000 habitantes de 23 pueblos indígenas distintos que se han ido congregando allí por la supervivencia económica.
“Yo estuve muchos años en Argentina -comienza Efi, originaria de Panamá-. Después estuve algunos años en México y poco antes de la pandemia llegué a Guatemala donde estuve solo 3 meses y tuve que partir para Panamá para acompañar a mi mamá que enfermó y luego falleció”. Fue un año que sirvió también para replantearme muchas cosas, hacer un balance de lo vivido hasta entonces y renovar la elección de la donación a Dios hecha años atrás”. Regresó a Guatemala con este proyecto en Chimaltenango.
“Crecí en un ambiente rural, con gente muy simple y mi sueño fue siempre hacer algo por los más humildes -afirma Efi-. Aquí la pobreza es muy grande. Y también están las comunidades indígenas, hay gente que ha conocido la espiritualidad del Movimiento y que por la pandemia y la realidad social en la que viven han quedado al margen”.
Lina, es guatemalteca, de origen maya, kaqchikel. Explica que una de las fracturas más evidentes es entre indígenas y mestizos (también llamados “ladinos” en Guatemala, englobando a todos los que no son indígenas). No existen relaciones fraternas, no hay diálogo. “Para mí -dice-, siempre fue un objetivo lograr superar esa fractura. Desde el momento en que tuve el primer contacto con los Focolares, pensé que esta es la solución para mi cultura, para mi pueblo, para mi gente”. Recuerda el momento en diciembre de 2007, cuando al finalizar el período de formación saludó a Chiara Lubich, diciéndole “Yo soy indígena y me comprometo a llevar a mi pueblo kaqchikel esta luz. Yo sentía que era un compromiso expresado frente a ella, pero hecho a Jesús”. De regreso a Guatemala se dedicó con esmero a acompañar a las nuevas generaciones siempre con la mirada puesta en generar vínculos de unidad tanto en las comunidades indígenas como en la ciudad.
Marta también es guatemalteca. Mestiza. En sus primeros años de focolar también pudo dedicarse a difundir el carisma de la unidad en las comunidades indígenas. Más tarde tuvo que ocuparse de gestionar el Centro Mariápolis, la casa para encuentros en la ciudad de Guatemala. Trabajo intenso durante 23 años y vio desarrollarse el proceso de la reconciliación nacional y de la reivindicación de los pueblos indígenas, ya que las distintas comunidades indígenas elegían al Centro Mariápolis como lugar de encuentro. Se trasladó un período a México para reconstituirse después de tanta entrega. En ese tiempo se hablaba de identidad. Y la pregunta surgió espontáneamente “¿Yo qué identidad tengo? ¿Cuáles son mis raíces?”. La respuesta la encontró en la Virgen de Guadalupe que, que cuando se apareció en México en 1531, se mostró en el poncho de Juan Diegocon características somáticas típicas de los pueblos nativos americanos. “Para mí era entender que yo era mestiza como ella, que tiene las dos raíces y que puede dialogar tanto con uno como con el otro”.
Moria, que es de Chimaltenango, por motivos de salud vive con su familia y forma parte del focolar lo mismo que Lidia, focolarina casada que vive en la ciudad de Guatemala.
Historias que se entretejen hasta llegar a instalarse en esta ciudad que reúne tantas proveniencias, muchas culturas en una única cultura. “Nuestro deseo es estar con la gente, acercarnos”. “En las cosas simples, de cada día -dice Efi-, ese saludo, esa sonrisa, ese detenerse, estar con esa señora que no sabe ni siquiera hablar en español porque hablan su lengua y no nos entendemos”, y cuenta: “un día necesitaba comprar un pan. Voy al mercado y están las vendedoras sentadas sobre una esterilla de mimbre. Si quiero entrar en diálogo con ella me pongo al mismo nivel, me agacho, y como es un lugar de comercio trato de ser honesta con ella”.
“Desde que llegamos nos hemos propuesto volver a tomar contacto con las personas que conocieron la espiritualidad de la unidad en algún momento -interviene Lina- visitarlos en sus casas, siempre llevando algo, una fruta, por ejemplo, como se hace en estos pueblos ”. De ese modo, se crea un círculo de reciprocidad y se acercan al focolar. La casa se llena de voces de las mamás con sus niños, también jóvenes y a veces algún papá que se anima y las acompaña. Y así, sin buscarlo, se va creando la comunidad en torno a este novel focolar en el corazón de la cultura indígena de Guatemala.
Carlos Mana
Fotos: © Focolar Chimaltenango
Privilegiar la oración
Redescubrir el secreto de la vida
Hacerse pequeños
Saber perdonar
Ver lo positivo
No criticar
Jesús desciende de la montaña tras una noche de oración y elige a sus discípulos. Al llegar a una llanura les dirige un largo discurso que comienza con la proclamación de las Bienaventuranzas.
En el texto de Lucas, a diferencia del Evangelio de Mateo, son solo cuatro y se refieren a los pobres, los que tienen hambre, los que sufren y los afligidos, con el añadido de otras tantas advertencias a los ricos, los hartos y los arrogantes [1]. Jesús convierte esta predilección de Dios por los últimos en su misión cuando, en la sinagoga de Nazaret [2], afirma que está lleno del Espíritu del Señor y que trae a los pobres la buena nueva, la liberación a los cautivos y la libertad a los oprimidos.
Luego continúa exhortando a sus discípulos a amar incluso a los enemigos [3]. un mensaje que encuentra su motivación última en el comportamiento del Padre celestial: “Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo” (Lc 6,36).
Esta afirmación es también el punto de partida de lo que sigue: “No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados, perdonad y seréis perdonados” (Lc 6,37).
Luego, Jesús amonesta mediante una imagen intencionadamente disparatada:
“¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?”
Jesús conoce nuestro corazón de verdad. ¡Cuántas veces en la vida de todos los días hacemos esta triste experiencia! Es fácil criticar –y con rigor– errores y debilidades en un hermano o en una hermana, sin tener en cuenta que de ese modo nos atribuimos una prerrogativa que corresponde solo a Dios. La cuestión es que para “sacarnos la viga“ del ojo nos hace falta esa humildad que nace de ser conscientes de que somos pecadores que necesitan continuamente del perdón de Dios. Solo quien tiene la valentía de darse cuenta de su propia “viga“, de aquello de lo que tiene que convertirse, podrá entender sin juzgar y sin exagerar las fragilidades y flaquezas propias y de los demás.
Sin embargo, Jesús no invita a cerrar los ojos y dejar correr las cosas. Él quiere que sus seguidores se ayuden mutuamente a avanzar por el camino de una vida nueva. También el apóstol Pablo pide con insistencia que nos preocupemos de los demás: de corregir a los indisciplinados, confortar a los pusilánimes, sostener a los débiles y ser pacientes con todos[4]. Solo el amor es capaz de un servicio semejante.
“¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo?”
¿Cómo poner en práctica esta Palabra de Vida?
Además de lo que ya hemos dicho, empezando por este tiempo de Cuaresma, podemos pedirle a Jesús que nos enseñe a ver a los demás como Él los ve, como Dios los ve. Y Dios ve con los ojos del corazón, porque su mirada es una mirada de amor. Luego, para ayudarnos mutuamente, podríamos restablecer una práctica que fue determinante para el primer grupo de chicas de los Focolares en Trento.
“En los inicios –cuenta Chiara Lubich a un grupo de amigos musulmanes– no siempre era fácil vivir la radicalidad del amor. […] También entre nosotras y en nuestras relaciones podía depositarse algo de polvo, y la unidad podía languidecer. Esto ocurría, por ejemplo, cuando nos dábamos cuenta de los defectos e imperfecciones de los demás y los juzgábamos, de modo que la corriente de amor recíproco se enfriaba. Para reaccionar ante esta situación se nos ocurrió un día sellar un pacto entre nosotras, y lo llamamos ‘pacto de misericordia’. Decidimos, cada mañana, ver nuevo al prójimo con el que nos encontrásemos –en casa, en clase, en el trabajo, etc.– y no recordar en absoluto sus defectos, sino cubrirlo todo con el amor. […] Era un compromiso fuerte, que asumimos todas juntas y que nos ayudaba a ser siempre las primeras en amar, a imitación de Dios misericordioso, el cual perdona y olvida” [5].
Augusto Parody Reyes y el equipo de la Palabra de vida
[1]Cf. Lc 6, 20-26
[2]Cf. Lc 4, 16-21
[3]Cf. Lc 6, 27-35
[4] Cf. 1 Ts 5, 14
[5] C. LUBICH, «El amor al prójimo», Charla con un grupo de musulmanes, Castel Gandolfo 1-11-2002. Cf. El amor recíproco, Ciudad Nueva, Madrid 2013, pp. 109-110.
©Fotos – Yan Krukov-Pexels
Parece evidente que estamos hechos para la relación. De hecho, toda nuestra vida está
entrelazada de relaciones. Pero a veces corremos el riesgo de dañarlas con juicios duros y superficiales.
A] lo largo de la historia encontramos múltiples imágenes que ya forman parte del lenguaje común. Por ejemplo, en la tradición antigua encontramos una expresión muy conocida que dice: “¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano y no te das cuenta de la viga que está en el tuyo?”[1]; igualmente proverbial es la imagen de las dos alforjas: una delante de los ojos, con los defectos de los demás, que vemos fácilmente, y la otra en la espalda, con nuestros defectos, que por lo tanto nos cuesta reconocer [2] y como dice el proverbio chino, “el hombre es ciego a sus propios defectos, pero tiene ojos de águila para los de los demás”.
Esto no significa aceptar lo que sucede indiscriminadamente. Ante la injusticia, la violencia o el abuso no podemos cerrar los ojos. Es necesario comprometerse con el cambio, comenzando por mirarnos antes que nada a nosotros mismos, escuchando con sinceridad nuestra propia conciencia para descubrir qué debemos mejorar. Solo así podremos preguntarnos cómo ayudar concretamente a los demás, incluso con consejos y correcciones.
Se necesita “otro punto de vista” que me ofrezca una perspectiva diferente a la mía,
enriqueciendo mi ‘verdad’ y ayudándome a no caer en la autorreferencialidad y en esos
errores de valoración que, en el fondo, forman parte de nuestra naturaleza humana.
Hay una palabra que puede parecer antigua, pero que se enriquece con significados
siempre nuevos: misericordia, que debemos vivir, en primer lugar, hacia nosotros mismos y luego hacia los demás. De hecho, solo si somos capaces de aceptar y perdonar nuestros propios límites podremos acoger las debilidades y los errores de los demás. Es más, cuando nos damos cuenta de que inconscientemente nos sentimos superiores y con derecho a juzgar, se vuelve indispensable estar dispuestos a dar “el primer paso” hacia el otro para evitar que la relación se deteriore.
Chiara Lubich cuenta a un grupo de musulmanes su experiencia en la pequeña casa de
Trento, donde comenzó su aventura con sus primeras compañeras. No todo era sencillo y no faltaban las incomprensiones: “No siempre era fácil vivir la radicalidad del amor. […] También entre nosotras y en nuestras relaciones, podía depositarse algo de polvo, y la unidad podía languidecer. Esto ocurría, por ejemplo, cuando nos dábamos cuenta de los defectos e imperfecciones de los demás y los juzgábamos, de modo que la corriente de amor recíproco se enfriaba. Para reaccionar ante esta situación se nos ocurrió un día sellar un pacto entre nosotras, y lo llamamos «pacto de misericordia». Decidimos, cada mañana, ver nueva a la persona que encontráramos —en casa, en clase, en el trabajo, etc.— sin recordar en absoluto
sus defectos, cubriéndolo todo con amor. […]“[3]. Un verdadero “método” que vale la pena poner en práctica en los grupos de trabajo, en la familia y en las asambleas de cualquier tipo.
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LA IDEA DEL MES, está elaborada por el “Centro para el diálogo con personas de convicciones no religiosas” del Movimiento de los Focolares. Se trata de una iniciativa nacida en 2014 en Uruguay para compartir con amigos no creyentes los valores de la Palabra de Vida que es la frase de la Escritura que los miembros del Movimiento se esfuerzan por poner en práctica en su vida cotidiana. Actualmente LA IDEA DEL MES es traducida a 12 idiomas y se distribuye en más de 25 países, con adaptaciones del texto según las diferentes sensibilidades culturales. dialogue4unity.focolare.org
[1] (Lc 6,41)
[2] Esopo (μῦθοι) , Fedro (Fabulae)
[3] C. Lubich, L’amore al prossimo, Conversazione con gli amici musulmani, Castel Gandolfo, 1° novembre 2002. Cf. C. Lubich, L’Amore reciproco, Città Nuova, Roma 2013, pp. 89-90.
Escuchar
Querido Papa Francisco, tal vez no lo recuerda, pero nos conocimos el 26 de septiembre de 2014, cuando Ud. recibió en audiencia privada a una delegación del Movimiento de los Focolares. Yo formaba parte de ese grupo, Luciana Scalacci de Abbadia San Salvatore, en representación de las culturas no religiosas que también tienen una casa en los Focolares. Soy una de esas personas que –como me dijo una vez Jesús Morán– “ayudaron a Chiara Lubich a abrir nuevas pistas para el carisma de la unidad”. Soy una persona no creyente que ha recibido mucho del Movimiento.
En ese día extraordinario, tuve el privilegio de intercambiar con Ud. algunas palabras que nunca olvidaré, y que aquí le transmito.
Luciana: «Santidad, cuando Ud. asumió el cargo de obispo de Roma, yo le escribí una carta, aun sabiendo que Ud. no tendría la oportunidad de leerla, por las tantas cartas que recibe, pero para mí era importante hacerle llegar mi afecto y mis buenos deseos, porque yo, Santidad, no me reconozco en ninguna fe religiosa, pero desde hace más de 20 años formo parte del Movimiento de los Focolares, que me devolvió la esperanza de que todavía es posible construir un mundo unido».
Papa: «Rece por mí, o mejor dicho, Ud. que no es creyente, piense en mí con fuerza, piense en mí siempre, lo necesito».
Luciana: «Pero mire, Santidad, que a mi manera yo rezo por usted.».
Papa: «¡Eso! una oración laica y piense en mí con mucha fuerza, lo necesito».
Luciana: «Santidad, ¡buena salud, con coraje, con fuerza! La Iglesia Católica y el mundo tiene necesidad de usted. La Iglesia Católica tiene necesidad de Ud.».
Papa: «Piense en mí con fuerza y rece laicamente por mí».
Ahora, querido Papa Francisco, Ud. está en una cama de hospital, y yo también estoy en las mismas condiciones. Ambos delante de la fragilidad de nuestra humanidad. Quería asegurarle que no dejo de pensar en Ud. y rezar laicamente por Ud. Ud. rece cristianamente por mí. Con afecto,
Luciana Scalacci
(Fuente: Città Nuova– Foto: ©VaticanMedia)
Evitar el mal
Cultivar la paz
Valentía para el diálogo
La presidenta del Movimiento de los Focolares, Margaret Karram, ha enviado al Santo Padre un mensaje en el que le asegura su afectuosa cercanía y ferviente oración.
“Pido a la Virgen que le haga sentir su amor maternal y esa ternura que usted siempre nos recomienda tener por el bien de cada prójimo y de cada pueblo”, escribió la Presidenta.
“Infinitamente agradecidos por su vida completamente entregada a Dios y al bien de la humanidad” –añade– “le envío el abrazo de todo el Movimiento de los Focolares en el mundo, que constantemente reza y ofrece por usted”.
Foto: © Raffaelle Orefice–CSC Audiovisivi
Margaret, ¿por qué has elegido la proximidad como tema del año para el Movimiento de los Focolares?
Me preguntaba en qué mundo vivimos y me parece que en este momento de la historia hay mucha soledad y mucha indiferencia. También hay una escalada de violencia, de guerras que ocasionan tanto dolor en todo el mundo. Además, pensé en la tecnología que nos ha conectado con modos nunca antes conocidos, pero al mismo tiempo nos hace cada vez más individualistas. En un mundo como este creo que la proximidad pueda ser un antídoto; una ayuda para superar estos obstáculos y curar estos “males” que nos alejan a unos de otros.
¿Por dónde podemos empezar?
Llevo meses haciéndome esta pregunta. Me parece que necesitamos volver reaprender a acercarnos a las personas, reaprender a mirar y tratar a todos como hermanos y hermanas. Sentí que antes que nada tenía que hacer un examen de conciencia sobre mi actitud. Las personas a las que me acerco cada día ¿son para mí hermanos, son hermanas? ¿O soy indiferente hacia ellos o incluso los considero enemigos? Me hice muchas preguntas. He descubierto que a veces quiero evitar a una persona, porque posiblemente me moleste, me incomode o quiera hablarme de situaciones difíciles. Por todo esto, mi reflexión sobre la proximidad ─que presenté a mediados de noviembre a los responsables del Movimiento de los Focolares─ la titulé así: “¿Quién eres tú para mí?”.
¿Podrías decirnos algunas de las principales ideas que has desarrollado bajo este título?
Con gusto. Mencionaré cuatro reflexiones. La primera proximidad que experimenta nuestra alma es la del contacto con Dios. Es Él mismo quien se transmite a nuestros prójimos a través de nosotros. El deseo de amar al otro es un movimiento que de Dios en mí quiere ir hacia Dios en el otro.
Una segunda reflexión: la proximidad es dinámica. Exige una apertura total, es decir, acoger a las personas sin reservas; entrar en su forma de ver las cosas. ¡No estamos hechos en serie! Cada uno de nosotros es único, con un carácter, una mentalidad, una cultura, vida e historia diferentes. Reconocer y respetar esto nos pide salir de nuestros esquemas mentales y personales.
Hablabas de un tercer aspecto…
Sí. El tercer aspecto que quiero subrayar es que la proximidad no necesariamente coincide con la cercanía, con el ser semejantes, con la pertenencia a un mismo horizonte cultural. La parábola del buen samaritano (Lucas 10,25-37) lo expresa muy bien. Me llamó la atención la actitud del samaritano: el hombre que había caído entre los bandidos era una persona desconocida para él, incluso de otro pueblo. Era una persona distante tanto por cultura como por tradición. Pero el samaritano se hizo su prójimo. Este es el punto clave para mí. Cada uno tiene su dignidad, más allá del pueblo y de la cultura de donde proviene o de su carácter. El samaritano no se acercó solo para ver si esta persona estaba herida y después alejarse o en cualquier caso pedir ayuda. Se hizo prójimo y cuidó a la persona. El cuarto aspecto…
… sería…
…dejarnos herir. Para que la proximidad produzca frutos, nos pide a cada uno no tener miedo y dejarnos herir por el otro.
Esto significa: dejarnos cuestionar, exponernos a preguntas para las que no tenemos respuestas; estar dispuestos a mostrarnos vulnerables; quizás presentarnos como débiles e incapaces. El efecto de tal actitud puede resultar sorprendente. Imagínese, un niño de nueve años me escribió que para él la proximidad significa “levantar el corazón del otro”. ¿No es este un maravilloso efecto de la proximidad? Levantar el corazón de los demás.
¿Qué cambiaría en el Movimiento de los Focolares si viviéramos bien la proximidad?
Si realmente la vivimos bien cambiarán muchas cosas. Lo deseo, lo espero y rezo para que así sea. Pero también quiero subrayar que muchos en el Movimiento de los Focolares ya viven la proximidad. Hay innumerables iniciativas, muchos proyectos en favor de la paz y de ayuda a los necesitados. Incluso hemos abierto focolares para dar asistencia y acogida a los inmigrantes o para el cuidado de la naturaleza.
¿Y qué debería cambiar?
La calidad de las relaciones entre las personas. A veces es más fácil tratar bien a las personas ajenas al Movimiento y es más difícil entre nosotros que somos parte de una misma familia. Corremos el riesgo de vivir entre nosotros relaciones de “buena educación”: no nos lastimamos, pero, me pregunto, ¿es esta una relación auténtica?
Por eso espero que, más allá de los proyectos, la proximidad se convierta en un estilo de vida cotidiano; que nos preguntemos varias veces durante el día: ¿Estoy viviendo esta proximidad? ¿Cómo la vivo? Una expresión importante de la proximidad es el perdón. Ser misericordiosos con los demás y con nosotros mismos.
¿Qué mensaje contiene para la sociedad?
La proximidad no es solo una actitud religiosa o espiritual, sino también civil y social. Es posible vivirla en cualquier ámbito. En el campo de la educación por ejemplo o de la medicina, incluso en la política, donde quizás sea más difícil. Si la vivimos bien, podemos tener una influencia positiva en las relaciones allí donde estemos.
¿Y para la Iglesia?
La Iglesia existe porque con la venida de Jesús, Dios se hizo prójimo. La Iglesia, las Iglesias, están llamadas, por consiguiente, a dar testimonio de una proximidad vivida. Recientemente la Iglesia católica vivió el Sínodo. Pude participar en las dos sesiones en el Vaticano. Éramos más de 300 personas, cada una de una cultura diferente. ¿Qué hicimos? Un ejercicio de sinodalidad, un ejercicio de escucha, de conocimiento profundo, de acogida del pensamiento de los demás, de sus desafíos y de sus dolores. Todas ellas son características de la proximidad.
El título del Sínodo era “Caminar juntos”. Este camino involucró a muchas personas en todo el mundo. El logo del Sínodo expresó el deseo de ampliar la carpa de la Iglesia para que nadie se sienta excluido. Me parece que este sea el verdadero significado de la proximidad: que no se excluya a nadie; que todos se sientan acogidos, tanto los que frecuentan la Iglesia como los que no se reconocen en ella o los que incluso se han alejado por diversos motivos.
Me gustaría mencionar por un momento los límites de la proximidad. ¿Cómo vivirla bien?
Es una pregunta importante. ¿Hay límites a la proximidad? Como primera respuesta diría que no debería haber límites.
¿Pero?
No podemos estar seguros de que lo que para nosotros, o para mí, es cercanía y solidaridad, lo sea para el otro. En una relación nunca puede faltar el respeto a la libertad y a la conciencia del otro. Estas dos cosas son esenciales en toda relación. Por eso es importante que cuando nos acerquemos a una persona, lo hagamos siempre con delicadeza y no como algo que se impone. Es el otro quien decide cuánta y qué tipo de proximidad quiere.
Hay mucho que aprender, ¿verdad?
Absolutamente sí. Hemos cometido varios errores. Pensando que amábamos al otro, lo hemos herido. Por el deseo de comunicar nuestra espiritualidad hemos construido relaciones en las que el otro no siempre se sintió libre. A veces me parece que, con la buena intención de amar a una persona, la hemos aplastado. No hemos tenido suficiente delicadeza y respeto de la conciencia del otro, de la libertad del otro, del tiempo del otro. Y esto ha llevado a ciertas formas de paternalismo e incluso de abusos.
Sin duda es una situación muy dolorosa la que estamos afrontando y en la que las víctimas tienen una importancia única, verdaderamente única. Porque solos no logramos entender suficientemente lo que sucedió. Son las víctimas las que nos ayudan a comprender los errores que cometimos y a tomar las medidas necesarias para garantizar que estas cosas no vuelvan a suceder.
¿Un último deseo?
Espero que este tema pueda devolvernos a la esencia de lo que Jesús mismo nos dio en el Evangelio. Él nos dio muchos ejemplos de lo que significa vivir la proximidad.
Hay un pensamiento de Chiara Lubich que resonó muy fuertemente en mí al pensar en este tema. Dice: “Hay quienes hacen las cosas ‘por amor’, y hay quienes hacen las cosas tratando de ‘ser Amor’. El Amor habita en Dios y Dios es Amor. Pero el Amor que es Dios, es luz, y con la luz vemos si nuestra forma de acercarnos y servir a nuestro hermano está en conformidad con el Corazón de Dios, así como nuestro hermano lo desearía, como soñaría si a su lado no estuviésemos nosotros, sino Jesús”.
Gracias de corazón, Margaret, por tu pasión por la proximidad vivida con decisión y respeto.
Peter Forst
(Publicado en la revista Neu Stadt)
Foto: © Austin Im-CSC Audiovisivi
Transmitir la esperanza
Valorar las relaciones
No temer las diversidades
El Año Santo tiene sus raíces espirituales en la tradición hebraica, en la que se festejaba cada 50 años un “jubileo” que regalaba la libertad a esclavos y prisioneros. En la Iglesia Católica el Papa Bonifacio VIII proclamó por primera vez un Año Santo en el 1300. A partir de ese inicio, una “indulgencia” acompaña el Año Santo, que los fieles –si cumplen con determinadas condiciones– pueden obtener pasando a través de la “Puerta Santa”.
Sin embargo, los cristianos luteranos como yo, por lo general, no se sienten bien frente a la palabra “indulgencia”, pues ella nos recuerda el período de la Reforma y el escándalo de la venta de las indulgencias en la Iglesia Católica. Esa práctica fue prohibida ya por el Concilio de Trento y por lo tanto ya no existe. Pero he notado que el término “indulgencia” aún se encuentra cargado de malentendidos entre los creyentes de todas las confesiones: una de las ideas más difundidas es que la indulgencia puede perdonar los pecados de alguien. Pero según la enseñanza de la Iglesia Católica no es así en absoluto. El perdón de los pecados se da –como sucede también en la Iglesia Luterana– a través de la confesión, la penitencia y la absolución por parte de un pastor (o una pastora) que actúa en nombre de Jesús.
Desde mi punto de vista, en cambio, la indulgencia tiene que ver con una dimensión psicológica del pecado, lo que a menudo queda en la memoria (incluso después de la absolución), probablemente una herida o un sentimiento de miedo o tristeza… Pero en cualquier caso, hay un trabajo psicológico por hacer. Entonces, en el hecho de pasar a través de la “Puerta Santa” veo una invitación a abrir una puerta en mi corazón hacia la compasión y la reconciliación, para dejar lo que me bloquea en el camino hacia la verdadera libertad y la paz auténtica. Es una decisión consciente, de un proceso que se inicia. Lo fundamental, desde el punto de vista cristiano, es que el buen resultado de ese proceso no depende de mí, sino de las manos de aquel que tiene el mundo en sus manos. Solamente su gracia puede curar, en definitiva, las heridas en mi vida o reconciliar a la humanidad.
“En el hecho de atravesar la ‘Puerta Santa’
veo una invitación a abrir una puerta
en mi corazón hacia la compasión
y la reconciliación,
para dejar lo que me bloquea
en el camino hacia la verdadera libertad
y la paz auténtica”.
Corinna Mühlstedt
ha publicado recientemente, junto con el abad Notkar Wolff,
una guía espiritual ecuménica de Roma para el Año Santo.
Para mí, pasar por esa puerta quiere significar simbólicamente la decisión de seguir (con renovadas fuerzas) a Jesús y emprender el camino de la vida verdadera. Como él dice en el Evangelio de Juan (10,9): “Yo soy la puerta. El que por mí entrare, se salvará”. Para mi gran alegría, la Bula de Convocación del Jubileo Ordinario “La esperanza no defrauda”, en la que el Papa Francisco anuncia el Año Santo 2025, tiene una clara dimensión ecuménica. Ella parte de la gracia de Dios, de la que todos los seres humanos son partícipes, y define el Año Santo como “una invitación a todas las Iglesias y Comunidades eclesiales a proceder en el camino hacia la unidad visible, a no cansarse de buscar formas adecuadas para corresponder plenamente a la oración de Jesús: ‘Para que sean una sola cosa’ (Juan, 17,21).[1]
Por ello, el tema de la “esperanza” para el Año Santo 2025 resuena positivamente en todos los cristianos. La Federación Luterana Mundial ha escogido como lema para el año 2025 “Compartir la esperanza”. Y el Consejo Ecuménico de las Iglesias espera un “Año Ecuménico” a lo largo del “camino de la justicia, de la reconciliación y de la unidad”. Si de la buena voluntad nacen acciones concretas, entonces en el Año Santo 2025 podrían abrirse puertas para el ecumenismo, che acerquen a los cristianos separados. “Dejémonos desde ahora atraer por la esperanza –escribe el Papa Francisco– y permitamos que a través de nosotros se vuelva contagiosa para los que la desean”. [2]
Corinna Mühlstedt
[1] [1] Papa Francisco, Spes non confundit, Bula de Convocatoria del Jubileo Ordinario del Año 2025, 9 de mayo de 2024, 17.
[2] Papa Francisco, ibidem, 25.
El Movimiento de los Focolares es promotor e invita a participar del congreso ecuménico interenacional cuyo título es:
“Called to hope – key players of dialogue” (Llamados a la esperanza – protagonistas del diálogo)
que se llevará a cabo del 26 al 29 de marzo de 2025.
En tiempos de división y grandes retos, como cristianos estamos llamados juntos a dar testimonio de la esperanza del Evangelio
y ser protagonistas de diálogo y unidad, comprometiéndonos a vivir por la paz, construir fraternidad y difundir esperanza.
Mesas redondas, entrevistas, testimonios que quieren ofrecer un método y una espiritualidad al diálogo, junto a buenas prácticas e itinerarios que ya están en marcha.
Ver la invitación
Reavivar el amor
Descubrir el verdadero ser del otro
Amar es dar
Un simple turrón
Me encuentro regularmente con el equipo sinodal de la parroquia. Somos siete personas elegidas por un año en una asamblea local, y el objetivo es trabajar en la puesta en acción del proceso sinodal. A veces, al final del día, nos encontramos cargando con el cansancio y las preocupaciones personales, por más de que tratemos de no pensar en ello y ponernos al servicio de la comunidad.
En una reunión, con el pretexto de la “semana de la dulzura” que se celebraba en esos días, llevé un turrón a cada uno. Todos nos sentíamos felices como niños, fue como un momento de distensión y la actitud cambió. Me di cuenta de que la comunión se construye con pequeños gestos.
(C.P. – Argentina)
Optaron por la paz
Sorpresivamente Marc y María Antonia, de unos cincuenta años, reciben en herencia del padrino de Marc, un tío soltero que lo quería mucho, una pequeña empresa de máquinas industriales. Tras pensarlo cuidadosamente, deciden mantenerla para ellos en lugar de venderla; por un lado para preservar los puestos de trabajo (seis empleados) y por otro lado con la ilusión de trabajar por cuenta propia involucrando a su hijo que ha estudiado ingeniería de los materiales.
A pesar del entusiasmo, la dedicación y el esfuerzo de todos ellos, pasan un momento feo. La empresa no funciona. Al año de haberse puesto al timón, se ven obligados a despedir a dos trabajadores y a devolver las máquinas que no han podido pagar totalmente. También tienen algunas deudas con los bancos y con la familia.
Por la noche, cuando regresan a casa exhaustos, empiezan a pensar que quizá se han equivocado; pero no se rinden, vuelven a empezar y buscan nuevos clientes. Poco a poco, la empresa arranca, ya no tiene pérdidas y pueden comenzar a pagar las deudas. Pero lo que les queda para su sustento es bastante poco.
El momento difícil se alarga. Pero luego llega un nuevo cliente que propone efectuar un pedido amplio y periódico que les daría la tan esperada tranquilidad económica. Se ponen muy contentos. Pero se dan cuenta de que lo que deberían producir sirve para una industria de armamentos, concretamente algunas partes de cañones. Sienten un gran malestar interior. ¿Pueden hacer la vista gorda y actuar como si nada? En realidad, si ese material no lo producen ellos, lo realizará algún otro…
Hablan mucho entre ellos y se consultan también con Pedro. Pasan más de una noche en blanco. No quieren ser partícipes, aunque sólo sea indirectamente, de la muerte violenta de nadie. Rechazan la propuesta.
Tras esa difícil decisión, increíblemente la empresa tuvo otros pedidos y consiguió ir adelante, no obstante las dificultades.
(A.M. Spagna – de la Revista LAR)
Creer
Estamos juntando fondos para poder viajar de nuestro país, las Filipinas, a Roma y participar en el Jubileo de los Jóvenes. En estos días dos señoras mayores han venido a traernos algunas monedas de su alcancía. Una de ellas, entregándonos el dinero, nos dijo: “Este dinero ha sido ahorrado y guardado durante un año sobre un pequeño altar que tengo en mi casa”. Su humilde pero profundo regalo, nacido de la fe y del sacrificio, nos dejó asombrados”.
(algunos jóvenes de las Filipinas)
Recogido por Carlos Mana
Foto: © Jonathan en Pixabay
Cercanía con quien pasa a mi lado
Acoger a cada uno con amor
Crear espacios libres de juicios
Ser compasivos
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