Me senté en un bar, pedí el desayuno y el diario “El Tribuno” para leer las noticias locales. En una de sus páginas un titular anunciaba “Las personas vuelven a estar en el centro de la economía” que invitaba a las 38° Jornadas de Economía de Comunión (EdC) que se celebraban del 22 al 24 de septiembre en la ciudad de Salta y declaradas de interés municipal.
Era el 21 de septiembre, por las calles los estudiantes celebraban la fiesta de la primavera y me encontraba en la ciudad cuyo slogan es “tan linda que enamora”. Absolutamente cierto.
Salta está emplazada en el Valle de Lerma, al este de la Cordillera de los Andes, con sus casonas coloniales, monumentos históricos y culturales, floridas plazas y envuelta por unos paisajes increíbles. A esto se debe sumar la calidez de los salteños, con su hablar tranquilo, un profundo sentido de pertenencia y fuerte defensa de las raíces históricas y folklóricas. En Salta, son pocos, si los hay, los que no cantan, no tocan un instrumento musical o no saben montar un caballo.
Imaginá que sos el dueño de una empresa, te fue muy bien en el año, retiraste tu salario y el de tus empleados, incluso les otorgaste un premio por su gran desempeño. Además lograste comprar algunos equipos necesarios y otras inversiones para futuros proyectos. Aún queda un remanente…
De los 250 chicos de 5° año de 8 colegios de la ciudad de Salta que participaron del Taller de EdC que se realizó en el Colegio Salesiano Ángel Zerda el jueves 22 de septiembre por la mañana, el 55% contestó que el remanente lo destinaría a ayudar a sostener la educación de algunos de sus empleados que aún no culminaron sus estudios secundarios, el 31% lo donaría al Hospital de la ciudad, mientras que el 14% lo distribuiría entre los socios.
Estas respuestas, como muchas otras que surgieron del Laboratorio EdC nos hicieron intuir, al contrario de lo que muestran las teorías económicas, que los jóvenes salteños sueñan alto.
Crearon empresas, resolvieron situaciones primero como dueños, luego como empleados, intuyeron la desigualdad y lo que la genera, escucharon con los oídos y el corazón a los empresarios contar cómo ellos desde la comunión toman decisiones económicas y finalmente hicieron preguntas, las suficientes como para asegurarse que otra economía es posible.
Creo que alguien que estudiara a estos jóvenes, y a estos empresarios, podría ganar un Nobel de Economía.
Así comenzó el 38° Encuentro de Economía de Comunión, que siguió con una Conferencia en la UNSA (Universidad de Salta) donde las 3 horas previstas por los organizadores se convirtieron en 4, gracias a un rico intercambio.
El 23 y 24 de septiembre más de 100 personas nos dimos cita en el Hotel Provincial Plaza para compartir 2 jornadas de comunión.
Fue sorprendente que la gran mayoría participaba por primera vez, entre ellos se encontraban docentes que buscan incorporar la EdC a las currículas, emprendedores, políticos, profesionales, empleados, estudiantes y periodistas.
Del Programa de Turismo Sustentable y Solidario del NOA participaron Severiano y Mario de la Comunidad de Hornaditas, Jujuy. Severiano es el cacique de este pueblo indígena, que aunque parezca increíble, es un pueblo que no conoce el dinero porque vive del trueque y junto con Mario le aportaron al encuentro la riqueza de los sabios.
Un momento sumamente especial llegó cuando los presentadores propusieron un espacio de preguntas a los empresarios “históricos”, con la condición que respondieran con alguna experiencia que les hubiera tocado vivir. Aquí fue cuando uno a uno nos fueron regalando el alma, los dolores y alegrías de estos 25 años, el legado para las nuevas generaciones que desde atrás los empujan a que vuelen más alto.
Vayan estas crónicas en honor a Rafa Gordillo de Tucumán que ayudó en la preparación de este encuentro, que resultó de una calidad y calidez preciosa y que lo disfrutó, en primera fila desde el Cielo. También a Lucía Buffo una joven que tuve la suerte de conocer en mi primer encuentro de EdC y que hoy, también desde arriba, nos sigue iluminando el camino.
De las impresiones me quedé con la de Rodrigo de Rosario que decía: estoy muy feliz, gracias por enseñarme con sus actos otra palabra: Comunión.
Y la de Mario, de Hornaditas, que decía: A Uds. que le rinden culto al Dios dinero, le han golpeado tan fuerte, pero tan fuerte la puerta, que abrieron…Gracias…
El domingo 25, ya finalizado el encuentro, con otros amigos salimos temprano para la tierra de los omahuacas, en Hornaditas, Jujuy. Cuando llegamos, alrededor de 20 personas estaban reunidos en el Salón comunitario, en Asamblea. Inmediatamente Mario se acercó a recibirnos y nos acompañó a dar una vuelta por los cerros, previo permiso a la Pachamama, la Madre Tierra. Luego pudimos compartir con la Asamblea alguna de nuestras impresiones, ya que estaban deseosos de saber qué nos había llevado hasta ahí. En el pizarrón del salón pude leer en el “Orden del Día”, uno de los puntos que se titulaba “Cultura y Trabajo”. Confirmé cuánto tienen estos pueblos para enseñarnos y como me dijo una amiga, lo que nos iguala y nos hace hermanos, son los dolores. Todavía recuerdo el abrazo de Severiano al despedirnos.
Una vez más confirmé que las cosas más lindas de la vida llegan de forma inesperada y gratuitamente.
(Con la colaboración de Carolina Carbonell – Fotos Matías Cerviño)