Jesús abandonado

 
Durante lo que resta de este año y el 2017, en los Focolares se reflexiona y profundiza sobre "Jesús abandonado". Un punto central en la espiritualidad que anima a quienes quieren construir la unidad en todas partes, la otra cara de la medalla que da sentido y fundamento para salir al encuentro del otro.

_R_Chiara PT detalleConcluía el verano europeo de 1949. Durante esos meses, Chiara Lubich, junto a sus primeras y primeros compañeros, habían vivido un período de particular iluminación que posteriormente se dió en llamar “Paraíso del ’49“. Estaban en las Dolomitas y había llegado el momento de volver a Trento y Roma. Es allí cuando escribe esta hermosa carta de amor a Jesús abandonado (haciéndose eco de sus palabras en la cruz: “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?”) que pocos años antes había elegido y abrazado como compañero para toda la vida. Hoy la proponemos para la reflexión e invitamos a llevarla a la práctica en los ambientes donde cada uno está, fundamentalmente en las situaciones dolorosas y conflictivas que encontraremos.

Tengo un solo Esposo en la tierra: Jesús abandonado. No tengo otro Dios fuera de él. En él está todo el Paraíso con la Trinidad y toda la tierra con la humanidad.

Por eso, lo suyo es mío y nada más.

Y suyo es el dolor universal y, por lo tanto, mío.

Iré por el mundo buscándolo en cada instante de mi vida.

Lo que me hace mal es mío.

Mío el dolor que me roza en el presente. Mío el dolor de las almas a mi lado (ése es mi Jesús). Mío todo lo que no es paz, gozo, bello, amable, sereno…, en una palabra: lo que no es Paraíso. Porque también yo tengo mi Paraíso, pero es el que está en el corazón de mi Esposo. No conozco otros. Así, por los años que me quedan: sedienta de dolores, de angustias, de desesperaciones, de melancolías, de desapegos, de exilio, de abandonos, de desgarros, de… todo lo que es Él, y Él es el Pecado, el Infierno.

Así enjugaré el agua de la tribulación en muchos corazones cercanos y -por la comunión con mi Esposo omnipotente- también lejanos.

Pasaré como fuego que consume todo lo que debe caer y deja en pié sólo la Verdad.

Pero hay que ser como Él: ser Él en el momento presente de la vida.

Chiara Lubich

20 de septiembre de 1949

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