Nadie esperaba ver la platea, las galerías y el paraíso del prestigioso Teatro Municipal “Ignacio A. Pane”, de Asunción, Paraguay, la noche del 31 de octubre atestadas de público. Personas de todas las edades asistieron a un espectáculo de gran nivel, con reconocidos artistas nacionales como digno festejo de los primeros 50 años de presencia del Movimiento de los Focolares en Paraguay. En efecto el 9 de noviembre de 1964 llegaba a Asunción Ada Ungaro -para todos conocida como “Fiore”- una de las primeras compañeras de la fundadora, Chiara Lubich. Su visita dio un gran impulso al primer grupo que había conocido el carisma de la unidad, a través de los sacerdotes Secundino Núñez y Osvaldo Aveiro, quienes habían traído esa gran novedad de sus años de estudio en Roma.
“Qué sublime y divino es el efecto de una obra de arte! Testimonia la inmortalidad del alma, porque si el objeto plasmado no muere, es porque es arte, es inmortal”. Estas palabras de Lubich fueron el leit-motiv de la velada, protagonizada por artistas 100% paraguayos, en su mayoría vinculados a los Focolares. El espectáculo comenzó con el canto polifónico y prosiguió con la música de compositores paraguayos ejecutada por la magistral guitarra de Tania Ramos, el “Ave María” de Gounod y una pieza de Massenet, ambas interpretadas al violín y piano. Los mismos instrumentistas que habían tocado esas obras —tres hermanos— ejecutaron la “Navarra para dos violines y piano” con una jocosa liviandad, una complicidad y un virtuosismo que envolvió el auditorio en un estruendoso y largo aplauso. No faltó la ópera, de la mano de una soprano y de una mezzo, en el “Dúo de las flores”, de la pucciniana Madama Butterfly. Y tampoco el ballet. Carmen González Cano, conocida primera bailarina del elenco de la Universidad del Norte, danzó sobre la melodía contemporánea para el cine “Chevaliers de Sangreal”, de Hans Zimmer.
Una asombrosa proyección fotográfica de “La Pietá” de Miguel Ángel acompañada por un texto de Chiara Lubich, fue otro homenaje a la Virgen María, “la artista por excelencia”, pues “dio a luz al mas hermoso de los hijos de hombre”.
Como no podía ser de otra manera, las polcas “Nde porâ Paraguay” (nuestro hermoso Paraguay) y “Chokokue kera yboy” (el sueño del labriego) contaron con el compás de las palmas del público.
“Resurrección”, “Mi alma canta” (un nuevo acto de amor a la Virgen) y un encore cantados por el impecable coro del Movimiento cerraron una noche inolvidable.
Entusiastas los comentarios de la gente, entre la que se encontraban matrimonios, jóvenes, adolescentes, ancianos, sacerdotes, religiosas y un obispo. Para algunos, se trataba del primer evento promovido por los Focolares al que asistían, mientras otros se contaban entre los pioneros del movimiento en estas tierras guaraníes. Muchos fueron los reencuentros con viejos y nuevos amigos, que sumaron alegría a la de por sí festiva velada.
En evento fue declarado de interés cultural por la Municipalidad de Asunción.
