Los amigos de las islas del Paraná

 
Otra etapa del Laboratorio Hombre Mundo. Esta vez en las Islas del Delta del Paraná. Allí fueron chicos por un mundo unido al encuentro de la comunidad que allí vive.

Para los habitantes de Buenos Aires es muy común ir a pasar el día al Tigre: hay una hermosa y cuidada costanera, un parque de diversiones, casino, el puerto de frutos y hasta es posible realizar un paseo en lancha adentrándose entre las islas. Más allá de esa realidad las islas están pobladas por más de 3000 personas que trabajan en tareas rurales, artesanales o de mantenimiento de las casas de fin de semana.

Allí fueron, del 22 al 24 de Julio los Chicos por un Mundo Unido de Buenos Aires en el marco del “Laboratorio Hombre Mundo”. “Los días previos -cuentan-, nos preparamos, pensando en hacer juntos con los chicos de las Islas, actividades que nos ayudaran a conocernos, a dar lo que tenemos y a recibir de ellos, para vivir una experiencia de fraternidad, poniendo siempre, ante todo, la regla de oro: ‘hacer a los demás lo que te gustarían que te hagan a vos’.

20431731_10155546684923908_7142727419360341333_nLa experiencia de la isla es como siempre algo único, no sólo para estar con la gente, sino hacerse amigos. La isla tiene algo especial que crea un clima de amistad inquebrantable. En esos días, la gente deja de ser “gente desconocida” y todos pasan a ser una familia. (Esteban, 17 años).

Desde “tierra firme”, partió un grupo de 22 chicos y chicas entre 14 y 17 años, venidos de San Nicolás, La Plata, Ciudad de Buenos Aires y distintas localidades del Conurbano. Los acompañaron 8 adultos -focolarinas y focolarinos, algunos padres y un hermano mayor- “un testimonio de que somos la familia de la Obra que hacemos las cosas juntos, una riqueza y una alegría”, aclaran.

De las Islas del Delta, participaron 15 chicos y chicas de 9 a 14 años, María Teresa (animadora de ChxMU que los alojó en su hostería) y algunos padres de los chicos también.

20375874_478283652549310_3576796549104774783_nFue una experiencia divertida y llena de cariño, ya sea el que teníamos para dar como el cariño que teníamos para recibir de parte de todos. Nunca sentí mal humor ni mala onda, siempre todos ayudándonos unos a otros, sonriéndonos a nosotros mismos y regalando sonrisas. Cada pequeño detalle fue marcando la gran experiencia. (Cata, 17 años).

“Así comenzó nuestra aventura de conocernos, compartir y vivir la fraternidad. Tres días llenos de experiencias de compartir, jugar, momentos profundos de reflexión, caminatas, visitas a otras islas, talleres y fogones, donde pusimos nuestros talentos en común, y mucha alegría de estar juntos”.

El primer día, en la Isla Margarita (ubicada sobre el arroyo Carabelas, a 1 hora y media de lancha de la Estación Pluvial Tigre), donde se encuentra la hostería de María Teresa, la consigna era: “cada uno es un valor y tiene algo para dar”. La propuesta fue descubrir qué talentos y dones uno puede dar, y cuáles son los dones que los demás tienen. Durante la jornada desarrollaron diversos talleres (canto, baile, teatro, mente y lógica, deporte, origami) para intercambiar talentos entre todos.

20294154_478747012502974_6938161498557831053_nPersonalmente, fue muy lindo preparar las meditaciones para el viaje; una experiencia nueva para mí, que me llenó el alma, porque eran reflexiones que me hacían bien a mí, y que me hacía muy bien también ver que a otras personas también les servían. (Matías, 16 años)

El segundo día la consigna fue: “ponerse al servicio del otro”, de manera que entre todos pudieran compartir talentos y gestos de amor fraterno. En esta jornada visitaron la isla donde se encuentra la reserva forestal de la empresa Papel Prensa, “donde pudimos conocer la forma de vida de la gente del lugar”. “Compartimos juegos y visitamos la capilla. Fue un día que nos permitió seguir conociéndonos más y comprender la vida de los isleños, sus riquezas y dificultades”.

El último día visitaron la isla donde se encuentra la escuela primaria de la zona. Clara, mamá de una de las chicas, les enseñó los trabajos que hace con canastos de mimbre. Este día la consigna fue “dar las gracias”, pudiendo de esta de manera “valorar el don que somos los unos para los otros, compartiendo entre todos las cosas por las cuales queríamos dar las gracias”.

20476435_10155546685478908_4514199814416866576_nPara mí fue una experiencia única, en la cual conocí gente nueva y compartimos todos juntos lindos momentos. (María Jesús, 15 años).

Estuvo buenísimo porque conocimos gente nueva y también nos reencontrarnos con algunos chicos que ya conocíamos, lo bueno de todo fue que en estos días pudimos aplicar la regla de oro que eso es lo importante para construir este mundo nuevo que todos queremos. Todo, todo, todo, muy lindo y ojalá se repita de nuevo. (Lautaro, 17 años)

“Partimos felices de la experiencia hecha, con la certeza que la fraternidad se construye con pequeños actos. Nos quedó dentro una sensación de plenitud, por el amor recíproco vivido entre nosotros”, concluyen.

Fotogalería

Normas(500)