Pensando en que la situación económica no sea un impedimento a la participación, elegimos hacer una “Mariápolis-urbana”: un predio dentro de la ciudad, almuerzos  a la canasta, volver a dormir a nuestras casas y al mismo tiempo alojar a los que venían de otras ciudades, optimizar los costos. El resultado fue que pudieron participar 263 personas.

El lema  “El Amor recíproco nos construye” fue elegido como eje conductor; de ahí que los testimonios junto con los temas que se expusieron giraban en torno a realidades sociales en donde estamos trabajando, de modo que no solo se podía constatar nuestra acción en salida sino que invitaba a muchos otros a sumarse.

La posibilidad de trabajar en equipos de distintas vocaciones no es una novedad pero no deja de ser una nueva sorpresa el poder constatar la familia de Chiara en acción y gozar de trabajos que no agobian, de actividades realizadas en paz, pudiendo conservar la alegría en donarse.

Las temáticas de los talleres fueron herramientas y ejercicios de las problemáticas en donde la gente está inmersa y que nos dejaron la posibilidad de poder actuar en el cotidiano siendo agentes de diálogo y respeto.

La breve visita de mons Marcelo Mazzitelli (auxiliar) fue un verdadero regalo no sólo con su presencia sino con sus palabras fraternas y de aliento.

Pudimos constatar -una vez mas- como el Carisma de la Unidad es una válida herramienta en respuesta para la sociedad de hoy.