Escriben Adriana Otero y Omar Díaz (responsables de las “escuelas gen”) desde la Mariápolis Lía.

“Para el feriado de carnaval, invitamos a los jóvenes para una convivencia de cuatro días, al principio eran muy pocos los anotados, pero a medida que se acercaba la fecha, los números aumentaban considerablemente, hasta llegar a ser más de 100. De Trelew, Bahía Blanca, Buenos Aires, Rosario, Mendoza y Añatuya.
El programa se articuló con muchos momentos en los cuales compartimos charlas profundas con los habitantes de la Ciudadela. Como el domingo a la tarde, donde en un panel con personas que representaban distintas vocaciones, abrieron su corazón a los jóvenes respondiendo preguntas muy comprometedoras: ¿Cómo te diste cuenta que tu camino era el sacerdocio? ¿Tuviste dudas, tentaciones? ¿Dejaste a tu novia, para seguir el camino al focolar, no te arrepentiste? ¡50 años de matrimonio! ¿Es posible la fidelidad? Los jóvenes también compartieron sus elecciones de una vida contracorriente.
Y a la noche: domingo de Carnaval, la fiesta se trasladó a la Capilla en la cual hicimos un momento de adoración con una dinámica en la cual cada uno le pedía lo que tenía en su corazón a Jesús y lo depositaba en una canasta en forma anónima. Cada uno asumió el compromiso de vivir por lo que el otro había escrito, tomando uno de estos papelitos. Nos unió haciéndonos sentir que llevavamos los pesos unos de otros. Hasta muy entrada la noche, siguieron los cantos alternados por silencios y charlas con Jesús.
La vida de Chiara Luce Badano, joven beata perteneciente al Movimiento de los Focolares, impactó fuertemente en los jóvenes. “Descubrí que la santidad no es una cosa lejana. Puedo hacerme santo si amo en las pequeñas cosas como hizo Chiara Luce”, afirmó un joven santafecino.
Y el momento que ninguno quería que llegue: partir a nuestros hogares, lágrimas, abrazos y un ¡hasta pronto! Nos dejamos con el desafío de volver a empezar cada día, viviendo el amor y llevando la luz que experimentamos en esos días.
La Mariápolis sigue recibiendo ahora a los jóvenes que vendrán para quedarse un año, y ser constructores en primera persona de una sociedad nueva renovada por la vida del Evangelio.”