Tres días de “fuego” en Oberá

 
Aprovechando el fin de semana largo de noviembre, en Argentina, desde el 16 al 19, un grupo de miembros del Movimento, de distintas vocaciones y procedencias, fueron a Oberá, en la provincia argentina de Misiones, para dar vida a un "focolar temporáneo"

“Fueron días muy intensos y nos pareció haber conseguido dos objetivos importantes -dice José María, uno de los impulsores del proyecto del focolar temporáneo en Oberá-: Por una parte, hicimos una profunda experiencia de vida de comunión, característica del focolar, meditando y profundizando diariamente la espiritualidad, participando de la Misa, a la escucha de la Palabra y nutriéndonos de la Eucaristía (en San Pantaleón y en Catedral) para luego poner en común los frutos de la vida del Espíritu dentro nuestro. Y por el otro, salimos al encuentro de la humanidad, relacionándonos con muchas personas de la ciudad e intentando dar testimonio de nuestra fe y nuestro aporte como cristianos desde nuestro fin específico, el ‘Que todos sean uno’. Pequeñas gotitas, con el gran anhelo en el corazón de dar nuestro aporte a la Iglesia local”.

Silvia, esposa de José María, entusiasta de la propuesta, agrega: “Tuvimos encuentros y visitas de todo tipo: más allá de la presentación del libro, visita a los hogares de Santa Teresa del padre Liam Hayes (que movilizó a varios…) donde también pudimos realizar un pequeño encuentro ecuménico y dar un testimonio de nuestro aporte como Movimiento en este camino; diálogo con el responsable de nárcoticos anonimos de Oberá, Fernando Pertus; una entrevista radial de 40 minutos en “La radio” con el conductor Hugo Petersen (muy interesado con nuestra propuesta); encuentros con el grupo de catequesis e infancia misionera de la capilla Santa Clara; encuentros con jóvenes y por último un lindo taller sobre el amor cristiano, con un grupo de familias”.

El viernes 16 de noviembre por la tardecita habían ido llegando a la hermosa ciudad de Oberá, más de 25 miembros del Movimiento de los Focolares de Resistencia, Buenos Aires, Encarnación (Paraguay) y de Posadas, 25 de mayo y Andresito de la provincia de Misiones para constituir un focolar por algunos días, lo que hace que la experiencia sea intensa y desbordante hacia la comunidad local.

“El hogar que nos hospedó nos permitió realizar una verdadera vida de comunión. Cada circunstancia (comidas, limpieza, juegos… todo!) fue la oportunidad de construir, en una continua actitud de amor reciproco”, dice Paolo, focolarino italiano que está en Buenos Aires.

“La mañana del lunes -toma la palabra Darcilene, focolarina brasileña del focolar de Resistencia- antes de preparar nuestras valijas y regresar a nuestras casas, nos reunimos y meditamos con fragmentos de un escrito de Chiara Lubich que se titula la ‘Resurrección de Roma'”.

“… Hay que hacer renacer a Dios en nosotros, tenerlo vivo y volcarlo en los demás, como cascadas de Vida, para resucitar a los muertos. Y mantenerlo vivo entre nosotros amándonos… Entonces todo se revoluciona: politica y arte, escuela y religión, vida privada i diversión. Todo.

Diós no está en nosotros como el crucifijo que a veces está colgado, casi como un amuleto, en la pared de un aula escolar. Está vivo en nosotros – si lo dejamos vivir – como legislador de cada ley humana y divina, pues toda ella es obra suya…

Pero esto lo entiende sólo quien lo deja vivir dentro de sí viviendo en los otros, pues la vida es amor y si no circula, no vive.

Hay que resucitar a Jesús en la Ciudad e introducirlo por doquier. Es la vida y la Vida completa. No es sólo un hecho religioso… Separarlo de la vida de la humanidad es una herejía de estos tiempos, y reducir al hombre a algo que es menos que él y relegar a Dios, que es Padre, lejos de sus hijos.

No. Él es el hombre, el hobre perfecto, que resume en Sí a todos los hombre y mujeres y toda verdad e impulso que puedan sentir para elevarse al lugar que les corresponde.

Quien ha encontrado a este Hombre, ha encontrado la solución a todo problema. Humano y divino. Basta que se lo ame.”

Estos días recorriendo Oberá, con su bello parque de las naciones, el parque bíblico y la presencia de más de 70 iglesias, nos pareció intuir la vocación al diálogo y en especial al diálogo ecuménico, que esta ciudad encierra en sí.

 

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