Historias simples

 
La Palabra puesta en práctica siempre produce efectos: reciprocidad, alegría, providencia de Dios, amor renovado...

La beca para Nacho

Hace tiempo que vengo rezando para conseguir una beca en un colegio católico para Nacho, uno muy bueno que está cerca de casa. Justamente hoy pensaba en eso. Cuando salimos con Nacho del jardín lo llevé a la plaza, pero él se durmió en el camino. Así que estaba re aburrida, sentada en un banco de la plaza, eran más o menos las 17.45. Tenía planeado ir con Nacho a la misa de las 19 a la parroquia cercana a la plaza. Todavía faltaba mucho tiempo… Sin embargo me estaba aburriendo en la plaza, y pensé que sería lindo ir antes a la Iglesia y sentarme ahí con Nacho dormido. Entramos a la Iglesia, me senté en el último banco y me quedé como vacía, sin rezar, sin hacer nada, sin ninguna inspiración de ningún tipo, sin decirle nada al Señor. Me sentía un poco mal por eso pero pensé que al menos El iba a valorar que me senté ahí y no en la plaza. Al ratito veo venir a dos monjitas. Eran de la Congregación del Colegio al que fui desde los 3 a los 18 años, que es un colegio muy bueno. Reconocí a una de ellas, había sido la hermana superiora cuando yo iba al secundario. Nos saludamos con un abrazo, se acordaba mi nombre y apellido, se acordaba muy bien apba1-1de mí, ¡toda mi historia! Estábamos muy conmovidas y nos pusimos al día de nuestras vidas. Nachito seguía durmiendo. En eso la hermana me dice “bueno, cuando cumpla tres años me imagino que lo mandarás al colegio al que vos fuiste…”. Yo me sinceré, le dije que no podíamos pagar la cuota de un Colegio, pero que queremos para Nacho un colegio católico. Y ahí se me saltó el corazón porque me dijo que ella nos conseguía una beca, sin ningún problema. Se me llenaron los ojos de lágrimas y la abracé fuertemente. Ya era la hora de la misa así que, si siempre es una celebración, para mi hoy lo fue el doble. ¡El poder de la oración! Yo trato de amar a Dios así tan mal, tan pobre, tan poquito, pero ese poquito es sincero y de corazón… y El me educa, me explica que es por ahí, dejarse llevar aunque uno no entienda muy bien, y ponerlo a El en primer lugar. Lo demás viene por añadidura.

(G.T. – Ciudad de Buenos Aires)

Un helado

76226_heladoEn un viaje hace poco tiempo a Cataratas, ya sentada en el trencito que recorre el lugar y haciendo mucho calor me compré un helado bien grande. En el asiento enfrentado al nuestro estaba sentado un niño. Me pareció intuir que el niño deseaba el helado y se lo ofrecí. Lo aceptó gustoso. El papá que estaba sentado al lado de él me lo agradeció. Al dia siguiente en otra excursión encontré al señor con el niño que me estaban esperando para sacarnos una foto juntos. El señor me comentó que era guardaparque y que le habian dado destino en la Provincia de Buenos Aires. “¿Donde?”, le pregunté. “En San Miguel del Monte”, me respondió. “Justo allí vive mi hijo con su familia”, y le dí la dirección por cualquier cosa que necesitara. Pasado un tiempo voy a visitar a mi hijo y me comenta que un señor le habia dejado en la casa de un vecino, pues ellos estaban ausentes, un sobre con esa foto en Cataratas con una nota muy bonita de agradecimiento. Un pequeño gesto que generó reciprocidad.

(Cholita – General Lamadrid, Buenos Aires)

¿Y si yo fuera el vendedor? 

cartuchos_1El otro dia fui a comprar cartuchos para la impresora. Por telefono ya me habían dado el precio. Compre tres y cuando me dijeron el monto final era mucho menos de lo que yo habia calculado. ¿Se habían equivocado en la cuenta? Me vino la tentación de no decir nada (“mejor para mi”, pensé, ya que era bastante menos). Pero enseguida recapacité: “No! no es lo justo. Le voy a decir que habia un error”, y asi lo hice. Si yo fuera ese empleado o el dueño del local me gustaria que me trataran así. El empleado me dijo que el costo era menos y que ese era el precio justo por los tres cartuchos. Caminaba de vuelta a casa contenta y en paz por haber tenido el coraje de ponerme en el lugar del otro… al final eso es lo unico importante.

(D.R. – Bahía Blanca)

Una “sube” prestada

5-colectivoMe acaba de pasar algo maravilloso. Sali del trabajo sin la “sube”(*) porque me la olvide. Entonces una compañera me dice: “Llevate la mia que yo hoy no la uso porque me vienen a buscar”. Muy agradecida me voy. Llego a la parada y justo venía el colectivo. Cuando me estoy por subir, un turista extranjero me pide indicaciones para llegar a un lugar. Entonces me dedico a explicarle como llegar, mientras que el colectivero cerro la puerta y se alejo del cordon, y cuando termine de hablar ya no podía subir. Una señora se enojo mucho porque no pude subir pero le dije que no se preocupara que seguro que enseguida venia otro colectivo. A los dos segundos, aparece otro colectivo vacío, y cuando subo, el chofer me dice: “Esa sube esta trabada, no sirve”. Entonces sonreí y le dije ” Uy justo me la prestaron hoy, ya me bajo” y el: “dejá, pasa tranquila no te preocupes”. Feliz le agradeci y me sente. Me ayudaron, ayude, y recibí el doble a cambio, un asiento y un viaje gratis. ¡Es tan linda la providencia cuando vuelve en cosas tan cotidianas y pequeñas!

(D. S. Ciudad de Buenos Aires)

(*) “Sube” es la tarjeta que sirve para pagar el boleto en los medios públicos de la Ciudad de Buenos Aires.

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