Luego de los dos espectáculos de la Banda Musical Gen Rosso, precedidos por los tres días de talleres, con la participación de 180 jóvenes, con algunas de las organizaciones, centros educativos y grupos, comenzamos a proyectar el “re-encuentro”. Fueron los mismos chicos que durante el momento de cierre, donde ponían en común la profunda vivencia realizada, hacían evidente que se sentían parte de un grupo, con una identidad diferente. Se habían superado las barreras de pertenencia a un determinado estrato social, a una organización o a un movimiento. Se trataba de una experiencia de “fraternidad” en la que también nosotros, los referentes institucionales los acompañamos y en la que nos sentimos envueltos.
Fue así que comenzamos a reunirnos con el Liceo Jubilar, el movimiento Gente Que Avanza, el Apoyo Liceal EFO (del Colegio Federico Ozanam), el Centro Juvenil La Casilla, el Movimiento Juventud para Cristo, el Centro Educativo Nueva Vida y el Movimiento de los Focolares. Cada uno fue ofreciendo todos sus talentos, riquezas, capacidades para sumar y esto fue una excusa también para conocernos y comenzar a soñar en nuevos proyectos. Abundaban las anécdotas de los chicos/as que aún mantenían viva la experiencia realizada, ya sea oyendo la música y repitiendo los pasos aprendidos, reviendo el video del espectáculo, y también a través del contacto con algunos de los integrantes del Gen Rosso, además de estar en red entre ellos. Se pudieron constatar frutos, cambios importantes. Una de las chicas que había participado, comentó uno de los referentes, comenzó a valorarse más a sí misma y a alimentarse mejor, por ejemplo. Numerosos indicadores ponían de manifiesto que habían descubierto que otro modo de vivir es posible, que otras relaciones son posibles.
Sentíamos que lo construido hasta el momento entre los chicos y entre nosotros era muy valioso, como oportunidad de apertura, de integración, de descubrimiento o fortalecimiento de capacidades, y comenzamos a idear la jornada que realizamos el 3 de setiembre en el Liceo Jubilar, ubicado en una zona de contexto crítico, en la Cuenca Casavalle, con el título “Yo por vos”.
Los ejes, sobre los cuáles idear el programa, nos los dieron los slogans que los chicos se llevaron en las pulseritas que les fueron consignadas para poner en practica cada día de la preparación del espectáculo: Dar siempre, Uno por el otro, Nacido para amar, Si quieres, tú puedes… Nos surgieron en la primera reunión, ya que alguno de los chicos dijo en su grupo: “estas pulseritas no me las saco nunca más”.
Cada lema se convirtió en una “estación” de juegos y dinámicas para profundizar y aprender a traducir el slogan en la vida concreta de cada día, y que cada organización preparó con dedicación para hacerla entretenida, dinámica y con contenido “para la vida”.
La experiencia más importante de nuestros encuentros, como organizadores, fue la de descubrir cada institución con sus proyectos y riquezas, y ver que nos podíamos potenciar también “haciendo nuestro el proyecto o la actividad del otro”. Para seguir en la onda de las propuestas del Gen Rosso decidimos promover, hacer nuestro, el proyecto “Hablemos de lo bueno” de Gente Que Avanza. El objetivo, en línea con la propuesta Gen Rosso, era poder partir de lo positivo y no de las carencias que encontramos entre nosotros y a nuestro alrededor. Resolvimos difundirlo en nuestras instituciones y compartir los resultados. Así también Juventud para Cristo presentó su acción “Un trato para el buen trato” y su propuesta de formación de líderes.
Ese día no faltaron los imprevistos, las dificultades en la organización, (éramos un grupo de referentes que se estrenaban en la organización de algo juntos) pero, lejos de que produjeran agitación, lo más lindo fue el vínculo que habíamos construido entre nosotros. Cómo expresaba Serrana (Instituto Ozanam) el día anterior: “Qué buen grupete, no? Mañana sólo a disfrutar, que todo va a fluir. Sean pocos, sean muchos, falte o sobre comida, nos den o no nos den los tiempos, va a ser un día precioso, lleno de entusiasmo”; o Sandra de Gente que avanza “Qué disfrutemos y demos lo mejor de nosotros”.
La jornada fue un regalo para todos, y sobre todo las expresiones de alegría de los chicos al verse de nuevo!. El clima era de una gran armonía y disponibilidad en el servicio para todas las cosas prácticas y de gran participación en el programa previsto. Estaban presentes muchos de los chicos con historias fuertes, de soledad y abandono, para los cuáles, el proyecto “Fuertes sin violencia” había marcado un momento muy importante en sus vidas. Hubo quien no consiguió que un referente institucional lo acompañara y, no obstante, se hizo presente allí para darnos su abrazo con el “te acordás de mí?”.
El grupo Gen Rosso nos envió un saludo especial para todos los que estábamos allí, augurando poder volver pronto por estas tierras.
Cuando después de almuerzo comenzamos a bailar algunos de los temas del Gen Rosso, en un clima de alegría que explotaba, adultos y chicos sabíamos las letras de los temas principales, los más fuertes y que cantábamos desde el fondo del alma, porque ya hacían parte de nuestra vida. El más sentido, y bailado, por supuesto fue “Si quieres tú puedes…”. Era el lema que nos llevábamos para seguir caminando juntos.
Washi, 16 años, del Centro Juvenil Aires Puros “La jornada estuvo genial! La pasé muy lindo, porque nos volvimos a encontrar todos juntos. En tres palabras: la felicidad, la emoción y la alegría”.