Cayetano Lencina, sacerdote a los pies de la Virgen del Valle

 
“Siento que Dios me llama a servir con amor, misericordia y predilección a los que sufren”.

Hoy, viernes 5 de octubre, el Obispo Diocesano de San Fernando del Valle de Catamarca, Mons. Luis Urbanc, ordenará sacerdote al diácono Gabriel Rodrigo Cayetano Lencina, durante la Santa Misa, que presidirá a las 20.00, en la Catedral Basílica y Santuario de Nuestra Señora del Valle.

Cayetano Lencina, durante la Mariápolis realizada en Catamarca durante el mes de julio pasado.

El joven es oriundo de San Fernando del Valle de Catamarca, nacido en el seno de la familia formada por sus padres Julio César Lencina y María Cristina Márquez, y sus nueve hermanos. Realizó los ocho años de preparación para el sacerdocio en el Seminario Mayor de la Arquidiócesis de Tucumán.
Luego de finalizar el retiro espiritual realizado en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, Cayetano nos compartió su sentir sobre su camino vocacional y cómo vive este momento de especial significación en su vida.
“Descubrí el primer llamado de Dios a los 10 años para amar y servir a los que sufren, el sufrimiento en un sentido amplio. Después fue a los 18 años cuando empecé mis estudios universitarios de medicina en La Rioja. Y la tercera y definitiva fue a los 21 años.  Dejé la universidad para entrar al Seminario, después de un año de discernimiento. Fue para mí una gracia muy grande, porque siento que Dios me llama a servir con amor, misericordia y predilección a los que sufren”.
Durante este tiempo viene colaborando pastoralmente en la parroquia de San José Obrero, con sede en el barrio La Tablada, de la ciudad capital. Respecto de su experiencia en esta comunidad parroquial, dijo que “ha sido un tiempo de muchas gracias, como en cada lugar donde, por la providencia del Padre, pude estar. Fue un tiempo para compartir y aprender de la comunidad y los sacerdotes que me recibieron muy bien”.
Con relación a este paso que va a dar en su vida, el joven diácono manifestó que “significa poner toda la confianza en el Señor que me llama y me envía. Su gracia y su misericordia me sostienen y me sostendrás siempre. Estoy muy feliz, y siempre lo he estado desde que busco hacer la Voluntad de Dios, de la mano de María Santísima del Valle”.
Finalmente, resaltó que “para mí, el sacerdocio es irradiación del amor y la misericordia de Dios, puesta al servicio de su pueblo”.

(De “El Esquiú.com, Catamarca)

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