“Ser familia” en salida

 
En Paraná, Entre Ríos, a raíz de la partida del focolar hacia otra ciudad, la comunidad se fortifica y se organiza para ser portadores del carisma de la unidad en ese territorio.

Desde la partida del Focolar Femenino de Paraná a la ciudad de Concepción del Uruguay, en la misma Provincia de Entre Ríos, “nos parecía que debíamos ‘ponernos las pilas’ más que nunca y reunirnos convocando a todos e invitando a familiares, amigos, compañeros de trabajo, etc. La Comunidad como centro y eje en la vida de los Focolares”, dicen desde la capital entrerriana.

Así es que para no sufrir el síndrome de vacío que se comenzaba a experimentar al trasladarse el focolar luego de más de 30 años, rápidamente se conformó un grupo motor de alrededor de 10 personas, representantes de las distintas realidades del movimiento en esa ciudad y alrededores.

“Los encuentros previos a esta convocatoria fueron muy ricos, de mucha comunión, de mucha unidad, donde cada uno, desde el más joven hasta los que ya tienen varios años de caminar y vivir esta espiritualidad, expresaba libremente sus ideas y sueños sobre cómo atravesar esta nueva y desafiante etapa”, cuentan.

Para las invitaciones “fue como una verificación personal, de una salida a lo público, a darnos a conocer sin prejuicios, invitando a aquellos que tantas veces no nos habíamos recordado o pensábamos para esto no, para esto sí…”, expresan entrando en detalles. Una experiencia asumida con un nuevo y afianzado compromiso.

El domingo 10 de Junio en el Centro Mariápolis “El Salvador” de Paraná, la comunidad se reunió con la consigna de “vivir una jornada en Familia”.

Participaron 140 personas, 100 adultos entre ellos familias de todas las edades, solteros, jóvenes y 40 niños, el Centro Mariápolis “nos acogió de una manera extraordinaria, con amor de madre, que fue percibido inmediatamente por los que iban llegando y conmovía principalmente a los que llegaban al lugar por primera vez, sintiendo la familia, la unidad”.

El programa pensado fue muy simple, la acogida cálida y alegre, se comenzó con la misa en la hermosa capilla, y luego en el quincho con una bienvenida calurosa y el consabido mate, se fue preparando el almuerzo realizado por un equipo que cocinó un exquisito y abundante “arroz con pollo”.

La sobremesa animada, alegre y divertida dio lugar a los juegos al airelibre, en el maravilloso paisaje entrerriano, compartidos entre todos, grandes y chicos, y alentados por la gente mayor que lo disfrutaba desde la “tribuna”. Clima simple, de verdadera familia grande.

Luego un momento de intercambio de experiencias simples y espontáneas sobre la vida de la Palabra, “que resultaron conmovedoras y de mucha encarnación del amor evangélico al hermano”, se entusiasman al contarlo. Un seminarista, un matrimonio y un adherente judío, muy cercano, muy de la familia focolarina, nos regaló su fuerte testimonio de paz y de unidad (él formó parte del equipo de cocineros) y varios más dieron testimonio del esfuerzo cotidiano en construir la paz, la fraternidad en los distintos ambientes.

“Cada uno de los que participamos de esta jornada volvimos a nuestras casas con el Alma llena y una mirada nueva, de ver el horizonte con esperanza, la convicción de que a la familia hay que ‘crearla’ en cada momento presente y sentir al otro, como prójimo (=cercano), con la disponibilidad de quien está pronto a las necesidades urgentes y cotidianas… Con deseo creciente de cumplir el sueño de Chiara Lubich ‘Ser una sola Familia'”, concluyen.

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