Movimiento de los Focolares
La fe de la Iglesia

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Preparado por: Ana Hidalgo Contenido Presentamos las 26 catequesis del papa Francisco sobre la fe, pronunciadas en sus audiencias de los miércoles entre abril y diciembre de 2013. Con ellas cerramos el ciclo de las catequesis para el Año de la fe que inició Benedicto XVI y que habían quedado interrumpidas a raíz de su renuncia, publicadas por Ciudad Nueva bajo el título Deseo de Dios Siguiendo la estela de su antecesor, en estas catequesis Francisco ha recorrido el Credo, se ha detenido en el misterio de la Iglesia a la luz del Vaticano II y se ha fijado en María como imagen y modelo de la Iglesia. El Papa establece en cada audiencia un diálogo directo con las personas reunidas en la Plaza de San Pedro, en particular con los jóvenes, a los que interpela y cuya respuesta espera. A partir de ahí, describe y profundiza en una fe que se apoya en el amor y la confianza, que requiere paciencia y misericordia con uno mismo y con los demás y que construye una Iglesia «de puertas abiertas». «La fe es un acto personal –dice el Papa–. Pero la fe la recibo de otros, en una familia, en una comunidad… La fe es un regalo de Dios que se nos da en la Iglesia y a través de la Iglesia. […] Amo una Iglesia no cerrada en su recinto, sino capaz de salir, de moverse, incluso con algún riesgo, para llevar a Cristo… a los extremos confines de la tierra». Sobre el autor Francisco, papa Francisco, primer papa latinoamericano, nació en Buenos Aires en el año 1936. Jorge Mario Bergoglio, jesuita, fue ordenado obispo el 27 de junio de 1992 y años más tarde, fue nombrado (1998) Arzobispo de Buenos Aires. Juan Pablo II lo creó Cardenal con el título de San Roberto Bellarmino en el año 2001. Participó en el cónclave que eligió como sumo pontífice a Benedicto XVI y en el último Cónclave, salió elegido como sucesor, tomando para sí el emblemático nombre de Francisco. Editorial Ciudad Nueva – Madrid

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Preparado por: Ana Hidalgo Contenido Presentamos las 26 catequesis del papa Francisco sobre la fe, pronunciadas en sus audiencias de los miércoles entre abril y diciembre de 2013. Con ellas cerramos el ciclo de las catequesis para el Año de la fe que inició Benedicto XVI y que habían quedado interrumpidas a raíz de su renuncia, publicadas por Ciudad Nueva bajo el título Deseo de Dios Siguiendo la estela de su antecesor, en estas catequesis Francisco ha recorrido el Credo, se ha detenido en el misterio de la Iglesia a la luz del Vaticano II y se ha fijado en María como imagen y modelo de la Iglesia. El Papa establece en cada audiencia un diálogo directo con las personas reunidas en la Plaza de San Pedro, en particular con los jóvenes, a los que interpela y cuya respuesta espera. A partir de ahí, describe y profundiza en una fe que se apoya en el amor y la confianza, que requiere paciencia y misericordia con uno mismo y con los demás y que construye una Iglesia «de puertas abiertas». «La fe es un acto personal –dice el Papa–. Pero la fe la recibo de otros, en una familia, en una comunidad… La fe es un regalo de Dios que se nos da en la Iglesia y a través de la Iglesia. […] Amo una Iglesia no cerrada en su recinto, sino capaz de salir, de moverse, incluso con algún riesgo, para llevar a Cristo… a los extremos confines de la tierra». Sobre el autor Francisco, papa Francisco, primer papa latinoamericano, nació en Buenos Aires en el año 1936. Jorge Mario Bergoglio, jesuita, fue ordenado obispo el 27 de junio de 1992 y años más tarde, fue nombrado (1998) Arzobispo de Buenos Aires. Juan Pablo II lo creó Cardenal con el título de San Roberto Bellarmino en el año 2001. Participó en el cónclave que eligió como sumo pontífice a Benedicto XVI y en el último Cónclave, salió elegido como sucesor, tomando para sí el emblemático nombre de Francisco. Editorial Ciudad Nueva – Madrid

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Preparado por: Ana Hidalgo Contenido Presentamos las 26 catequesis del papa Francisco sobre la fe, pronunciadas en sus audiencias de los miércoles entre abril y diciembre de 2013. Con ellas cerramos el ciclo de las catequesis para el Año de la fe que inició Benedicto XVI y que habían quedado interrumpidas a raíz de su renuncia, publicadas por Ciudad Nueva bajo el título Deseo de Dios Siguiendo la estela de su antecesor, en estas catequesis Francisco ha recorrido el Credo, se ha detenido en el misterio de la Iglesia a la luz del Vaticano II y se ha fijado en María como imagen y modelo de la Iglesia. El Papa establece en cada audiencia un diálogo directo con las personas reunidas en la Plaza de San Pedro, en particular con los jóvenes, a los que interpela y cuya respuesta espera. A partir de ahí, describe y profundiza en una fe que se apoya en el amor y la confianza, que requiere paciencia y misericordia con uno mismo y con los demás y que construye una Iglesia «de puertas abiertas». «La fe es un acto personal –dice el Papa–. Pero la fe la recibo de otros, en una familia, en una comunidad… La fe es un regalo de Dios que se nos da en la Iglesia y a través de la Iglesia. […] Amo una Iglesia no cerrada en su recinto, sino capaz de salir, de moverse, incluso con algún riesgo, para llevar a Cristo… a los extremos confines de la tierra». Sobre el autor Francisco, papa Francisco, primer papa latinoamericano, nació en Buenos Aires en el año 1936. Jorge Mario Bergoglio, jesuita, fue ordenado obispo el 27 de junio de 1992 y años más tarde, fue nombrado (1998) Arzobispo de Buenos Aires. Juan Pablo II lo creó Cardenal con el título de San Roberto Bellarmino en el año 2001. Participó en el cónclave que eligió como sumo pontífice a Benedicto XVI y en el último Cónclave, salió elegido como sucesor, tomando para sí el emblemático nombre de Francisco. Editorial Ciudad Nueva – Madrid

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Desde Japón: amar y servir

“Soy empleado público y trabajo en el sector de pesca y recursos marinos. En mis 22 años de matrimonio, me he mudado cinco veces a distintas zonas de Japón por motivos laborales”. Quien habla es Nagatani Hiroshi, focolarino casado, con tres hijos ya grandes.   Nagatani nació y creció en una familia budista. Quiso seguir a su esposa católica y decidió recibir el Bautismo. “Pensaba – cuenta- que era bueno ofrecer a los hijos una única referencia religiosa, dado que vivimos en un contexto social espiritualmente bastante variado”. En 1993, Nagatani y su esposa conocen la espiritualidad de la unidad, y encuentran ella un impulso para vivir las palabras del Evangelio poniéndose al servicio de los demás, ocupándose  especialmente de la formación espiritual de los laicos de la propia parroquia. La vida de la familia se ve marcada por muchos cambios de residencia, y subraya Nagatani, esto “implica un cierto aspecto de aventura. Una vez – cuenta- fuimos a vivir todos juntos a la isla de Tsushima donde no había iglesia católica. Al principio nos sentíamos completamente perdidos, pero después nos hicimos amigos del pastor anglicano de la isla y el domingo comenzamos a asistir a la función anglicana. Gracias a esta amistad, cuando un sacerdote católico comenzó a venir a la isla y visitarnos, el pastor anglicano puso con mucho gusto a disposición su iglesia para celebrar la misa católica. De esta forma, los católicos de la isla comenzaron a reunirse y fue para nosotros la ocasión de ocuparnos de su crecimiento espiritual”. Recientemente Nagatani y su esposa comenzaron a formar parte del equipo diocesano encargado de organizar los cursos prematrimoniales para jóvenes parejas. Enfrentan en especial el tema de la procreación y la vida. “Mi esposa, que es  obstetra, da las enseñanzas desde el punto de vista técnico específico, yo me preocupo más del aspecto de las relaciones familiares, es decir, de cómo enfrentar y resolver juntos las diversas problemáticas que se presentan. Desempeñando este servicio me encuentro transmitiendo a los jóvenes lo importante que ha sido para nuestra vida familiar un pensamiento de Igino Giordani, según el cual, cuando la pareja no está viviendo el amor mutuo está perdiendo el tiempo”.

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Ecumenismo: una semana vivida como hermanos

El 2014 es un año especial para el ecumenismo: de hecho,  pasaron 50 años desde la publicación de la Unitatis Redintegratio, el documento del Concilio Vaticano II que promueve la unidad entre todos los cristianos. En el documento se denuncia la división, que “no sólo se opone abiertamente a la voluntad de Cristo, sino que es también un escándalo para el mundo y perjudica la más santas de las causas: la predicación del Evangelio a cadacreatura”.

Han pasado 50 años en los cuales las Iglesias cristianas han dado muchos pasos: se han pedido perdón, se han reconocido como hermanos, han tratado de superar –también desde el punto de vista teológico- las cuestionas más espinosas. Son cincuenta años de diálogo de vida.

Y es por este motivo, que la Semana de Oración 2014preparada por los cristianos de Canadátiene un significado especial, por el cual, incluso las pequeñas expresiones, leídas dentro de este horizonte más grande, adquieren y dan potencia al camino común.

“En Cáceres, vivimos una hora de oración con los hermanos de la Iglesia evangélica”, escriben desde España, Paco y Pilar, ambos católicos. “Fue hermoso rezar el Padre Nuestro en unidad. ¡Una gran experiencia!”. “También en Ecuador”, escribe Jackeline Reyes, “participamos en un octavario de celebraciones ecuménicas. Se siente un fuerte espíritu de fraternidad y alegría profunda. Es un camino de esperanza”.  En Pozzuoli (Nápoles-Italia), se vivió un intenso momento ecuménico entre católicos y evangélicos de la Iglesia Bautista, con una asistencia inesperada. María Clara Tortorelli cuenta: “Por primera vez no estaba sólo el Pastor, sino que estaba “el pueblo”. Éramos muchas “personas del vecindario”. Y después, nos reconocimos en los lugares de trabajo, en el barrio, en el mercado, en el hospital… y todo fue más sencillo. Comenzó una relación de confianza. Los cantos fueron animados por músicos de varios grupos acompañados por una orquesta improvisada, pero armoniosa porque cada uno había aprendido bien los cantos del otro grupo. Un momento sugestivo fue la presentación de los dones: la Biblia como signo de la Palabra, un ramo de flores expresaba la belleza y la armonía de la unidad en la diversidad, un pergamino con el testamento de Jesús, el TAO (símbolo del camino y de la ley universal) y un delantal como signo del servicio”.

Y siempre en Italia, en Cerdeña, en la iglesia greco-ortodoxa de Quartu Sant’Elena, estaban presentes, para la ocasión, los pastores y los representantes de todas las iglesias de Cagliari: la iglesia luterana, la iglesia bautista, la iglesia adventista, los sacerdotes de la iglesia greco-ortodoxa, de la iglesia rusa-ortodoxa y los de la rumana-ortodoxa. Durante el octavario, las diversas iglesias promovieron encuentros de oración según el propio estilo: los bautistas realizaron un estudio bíblico de la carta de Pablo a los Corintios, los adventistas tuvieron  un momento de reflexión y de  cantos sobre los textos que fueron sugeridos para la semana de Oración. Lo mismo hicieron los seminaristas católicos del seminario regional de Cagliari. Los ortodoxos propusieron rezar las vísperas, mientras que el domingo 19 se realizó la celebración ecuménica preparada por una comisión mixta de varias iglesias que fue animada por un coro ecuménico.

Escriben Anna y Vittorio: que fue una semana “en la cual crecieron muchísimo las relaciones personales con los representantes de las iglesias, relaciones fraternas establecidas desde hace muchos años”.

Y quién sabe cuántos otros hechos de extraordinaria fraternidad se vivieron en todo el mundo durante esta Semana Ecuménica. Te invitamos a que cuentes tu experiencia sobre el ecumenismo enviando un comentario a www.focolare.org!

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Fe y razón: Dos doctorados al diálogo

© University of Notre Dame

Sencillez y profesionalidad se respiran en la elegante, pero sencilla, aula magna de la sede romana de la Universidad estadounidense de Notre-Dame du Lacque, el 27 de enero, acogió la entrega del doctorado en Derecho al cardenal  Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el diálogo interreligioso, y a María Voce, presidente del Movimiento de los Focolares.

Thomas G. Burish, vice-canciller de la prestigiosa universidad, inauguró la ceremonia. Los doctorados honoris causa se otorgan a quienes han dado un aporte que nadie había dado hasta hoy, subrayó el estudioso norteamericano.

El rector de la Universidad, el Rev. John Jenkins, otorga el doctorado honoris causa a María Voce. Foto © University of Notre Dame

El Card. Tauran y María Voce, en sus respectivos ámbitos, proponen algo único al hombre y a la mujer de hoy. La motivación de la entrega de este título a María Voce dice: «Por su extraordinaria capacidad de guiar al Movimiento de los Focolares y como reconocimiento por el increíble testimonio e inspiración que el Movimiento ofrece. Su trabajo por el progreso de la causa de la unidad, a través del diálogo y de la amistad, es un auténtico punto de referencia para sanar las heridas del mundo de hoy tan lleno de fracturas».

La ceremonia, ante la presencia de las distintas autoridades y de todo el Consejo Administrativo de la Notre-Dame University, fue sobria y significativa. «El doctorado que se entrega hoy a estas dos personalidades es el reconocimiento de lo que ya está presente en ellos, por lo tanto, no les suma nada. Es más bien un honor para nosotros hacer este acto», subrayó el prof. Burish.

La intervención de Su Eminencia Jean-Louis Cardenal Tauran. Foto © University of Notre Dame

La intervención del Card. Tauran evidenció el fatigoso camino de Europa que ha que ha llevado a la separación entre la fe y la razón. «El Dios  que se había sido dejado de lado, aparece nuevamente en un mundo donde los hombres siguen planteándose interrogantes sobre la vida y la muerte».

En el análisis de Tauran, el diálogo se convierte en una elección obligatoria. «Es un riesgo –prosigue el cardenal- porque se trata de aceptar el ser cuestionados por otro que cree o piensa en forma distinta». Las palabras clave son, por lo tanto, identidad, alteridad y diálogo: una triada que permite no renunciar a la propia fe, sino decidir caminar juntos hacia la verdad.

En el curso del almuerzo ofrecido por la Universidad, María Voce propuso una reflexión suya, seguida por una oración. «El estudio siempre me ha fascinado», dijo. «Durante el último año de Derecho encontré a Chiara Lubich y su carisma de unidad; enseguida me involucré y esto me llevó a hacer del amor evangélico mi estilo de vida. Se presentaba ante mí una buena carrera, como primera mujer abogada en el foro de Cosenza. Pero repentinamente fui deslumbrada por un fuerte llamado de Dios a seguirlo en la comunidad del focolar. En el arco de una semana dejé todo, sin añorar nunca lo que dejé. Recuerdo que algunos años más tarde, cuando casualmente me llamaron a un tribunal para hacer una declaración, volví a sentir el encanto del mundo que había dejado junto con la alegría de haberle podido dar a Dios una cosa bella».

© University of Notre Dame

Después recordó que uno de sus profesores definía al Derecho como “un sistema de límites”. A partir de esa definición, María Voce propone una reflexión sobre el significado de la Ley. «En la lógica del amor evangélico vivido –explicó-, el límite se convierte en una posibilidad de experimentar el verdadero sentido de la persona que se realiza al dar, al darse, al ser un don. Sólo así se puede conciliar el aspecto de la libertad individual y una síntesis superior que lleva a la comunión, en la cual y por la cual, los sujetos pueden ver tutelada, es más, potenciada, su identidad. La comunión, la unidad –en la que se entrevé el proyecto de Dios sobre la familia humana- no es algo que anula a la persona, sino algo que la realiza. Y esto porque estar en relación es constitutivo del ser humano».

Al final de la oración, María Voce  invocó: «Tú que viniste al mundo gracias al sí de una joven mujer, ayúdanos a ser en todo lo que hagamos –como María- instrumentos de Tu amor por el mundo. En especial en nuestro trabajo juntos, en nuestras universidades, en nuestras comunidades, en todos nuestros proyectos y encuentros, que podamos ser como la Virgen y generar Tu presencia y dar testimonio de la realización de Tu promesa de estar con nosotros allí donde dos o tres se reúnen en Tu nombre».

de Roberto Catalano y Michele Zanzucchi

El Evangelio vivido: una contribución a la unidad de los cristianos.

Libres de prejuicios

Con una pequeña y activa comunidad evangélica metodista de nuestra ciudad decidimos ponernos al servicio de los numerosos inmigrantes del Norte de África que viven en nuestro país. Son tunecinos que trabajan como jornaleros en sericicultura; senegaleses y marroquíes que trabajan como vendedores ambulantes. Muchos de ellos no tienen una comida caliente durante la semana. Es por este motivo que organizamos un servicio de comedor al que invitamos a todos los inmigrantes que llegan cada semana para vender sus productos en la feria o en el mercado. Nos turnamos entre nosotros para hacer las compras, luego cocinamos, les servimos la comida y comemos  con ellos. Entre un plato y otro vemos que caen los prejuicios.    S.F. Italia

Una semilla de unidad

Estuve internado en el hospital debido a una pequeña intervención. Leí un libro que me dio mi novia. Eran hechos lindísimos del Evangelio vivido,  pero, me decía: “Es imposible vivir así”. Luego ella me presentó a algunas de estas personas y hablando con ellas comprendí y vi que, al contrario, sí se podía vivir así. Desde ese momento se abrió para nosotros un camino nuevo. Nos casamos con el deseo de formar una familia abierta a los demás. Pertenezco a la Iglesia evangélica y en cambio Anna es católica. Antes no era muy practicante. Al comenzar a vivir el Evangelio comprendí que debía tratar de dar testimonio antes que nada en mi Iglesia.Así lo hice. Me abrí a relaciones nuevas y ahora integro el consejo parroquial. Con nuestra vida, quisiéramos mostrar a nuestros hijos y a todos, la belleza del cristianismo, y ser como familia una semilla de unidad.    D.J.K. Alemania

La paz

Los combates cada vez más violentos  en el país, despertaron en mí una gran rebeldía y rabia. Sufría por mi impotencia ante tantas injusticias y dolores. Muertes inocentes, familias desalojadas de su casa, pueblos en ruinas. Tenía la impresión de alejarme de Dios, como si experimentara una especie de muerte interior. De noche, hablando con mi esposa sobre mi estado de ánimo, ella me propuso hacer un esfuerzo con la voluntad e ir al alba a recibir a algunas familias refugiadas que habían abandonado su pueblo que había sido devastado. Fuimos juntos y una de estas familias con tres niños vino a vivir con nosotros. La paz nuevamente volvió a mi corazón.    J.P. Líbano

Fuente: El Evangelio del día. Editorial Città Nuova.

Febrero 2014

«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios».

Ante todo, según Jesús, hay un medio excelente de purificación: «Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he anunciado» (Jn 15, 3). No son los ejercicios rituales los que purifican el alma, sino su Palabra. La Palabra de Jesús no es como las palabras humanas; en ella está presente Cristo, así como está presente de otro modo en la Eucaristía. Por ella Cristo entra en nosotros siempre que la dejemos actuar, nos hace libres del pecado y, por tanto, puros de corazón.

Así pues, la pureza es fruto de vivir la Palabra, todas esas Palabras de Jesús que nos liberan de los llamados apegos, en los que caemos sin remedio si no tenemos el corazón en Dios y en sus enseñanzas. Pueden referirse a las cosas, a las criaturas o a uno mismo. Pero si el corazón está atento solo a Dios, todo el resto cae.

Para salir airosos de esta empresa puede ser útil repetir durante el día a Jesús, a Dios, esa invocación del salmo que dice: «Señor, tú eres mi único bien» (cf. Sal 16, 2). Repitámoslo a menudo, y sobre todo cuando algún apego quiera arrastrar nuestro corazón hacia esas imágenes, sentimientos y pasiones que pueden ofuscar la visión del bien y quitarnos la libertad.

Cuando nos apetezca mirar ciertos carteles publicitarios o ver ciertos programas de televisión, ¡no! Digámosle: «Señor, tú eres mi único bien», y este será el primer paso para salir de nosotros mismos y volver a declararle a Dios nuestro amor. Y así habremos ganado en pureza.

¿Nos percatamos a veces de que una persona o una actividad se interponen, como un obstáculo, entre Dios y nosotros y empañan nuestra relación con Él? Entonces es el momento de repetirle: «Señor, tú eres mi único bien». Esto nos ayudará a purificar nuestras intenciones y a recobrar la libertad interior.

«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios».

Vivir la Palabra nos hace libres y puros porque es amor. El amor es lo que purifica con su fuego divino nuestras intenciones y toda nuestra intimidad, pues el corazón, según la Biblia, es la sede más profunda de la inteligencia y de la voluntad.

Pero hay un amor que Jesús nos recomienda y que nos permite vivir esta bienaventuranza:  el amor recíproco, el amor de quien está dispuesto a dar la vida por los demás, a ejemplo de Jesús. Este crea una corriente, un intercambio, un clima cuya nota determinante es precisamente la transparencia, la pureza, por la presencia de Dios, que es el único que puede crear en nosotros un corazón puro (cf. Sal 51, 12). Si vivimos el amor mutuo, la Palabra produce sus efectos de purificación y santificación.

El individuo aislado es incapaz de resistir largo tiempo a las instigaciones mundanas, mientras que en el amor recíproco encuentra el ambiente sano capaz de proteger su pureza y toda su existencia cristiana auténtica.

«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios».

Y aquí está el fruto de esta pureza que siempre hay que reconquistar: que se puede ver a Dios, es decir, comprender su acción en nuestra vida y en la historia, oír su voz en el corazón, captar su presencia allí donde está: en los pobres, en la Eucaristía, en su Palabra, en la comunión fraterna, en la Iglesia.

Es un modo de saborear la presencia de Dios ya desde esta vida, «caminando en fe y no en visión» (cf. 2 Co 5, 7), hasta que veamos «cara a cara» (1 Co 13, 12) eternamente.

Chiara Lubich


Palabra de vida publicada en Ciudad Nueva n. 359 (11/1999), pp. 28-29.

La fe de la Iglesia

Chile y Perú: amar la patria del otro como la propia

Poco se sabe de la disputa entre los dos países sudamericanos por la soberanía de una porción de mar, de gran importancia para miles de pescadores que se verán adjudicada o negada la posibilidad de desarrollar su actividad. Dependen de la sentencia que debería dictar la Corte Suprema de la Haya.

Se puede comprender la tensión entre la población de ambos países, especialmente de la gente directamente interesada. En este contexto nos llega a la redacción una carta que los Jóvenes chilenos por un mundo unido dirigida a sus coetáneos del Perú. La publicamos con el auspicio que el conflicto, gracias también a otras fuerzas constructivas de ambas sociedades, se resuelva de manera justa y pacífica.

«Santiago de Chile, 22 de enero de 2014

Querida comunidad del Focolar, Gen y Jóvenes por un Mundo Unido de Perú:

Estamos ad portas de que se dicte la resolución de los tribunales de La Haya sobre el diferendo marítimo que tiene a nuestros países como protagonistas; es inevitable que nos venga a la mente lo que Chiara Lubich decía: “Amen la patria del otro como la propia” y es en estos momentos en que se nos pone a prueba este amor, nuestra mirada de “hombre mundo”, nuestra capacidad de salir de la primera reacción confrontacional e individualista para mirarnos como hermanos, sin límites ni fronteras.

No es fácil! somos un continente rico y multicultural pero lleno de retos, desigualdad y heridas aún sin curar… Por eso, nosotros como jóvenes vemos en esta controversia que vuelve a tensionar las relaciones entre ambos Estados, entre hermanos, una ocasión para renovar nuestro compromiso y

trabajo constante por la fraternidad universal, basado siempre en el respeto y la dignidad de nuestros pueblos.

Por tanto, independientemente de la decisión que se tome en los próximos días, confiamos en que será más bien una oportunidad para seguir construyendo un mundo unido JUNTOS, en el que creemos, y hemos comprobado en muchas ocasiones que no es una utopía.

Les hacemos llegar un gran abrazo a la distancia y renovamos hoy más que nunca el pacto de unidad con cada uno de ustedes!

Movimiento Gen y Jóvenes por un Mundo Unido de Chile».

Conocer más: www.focolares.cl

La fe de la Iglesia

América Latina sin fronteras

71 estudiantes procedentes de México, Honduras, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, Cuba, Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú, Bolivia, Paraguay, Chile, Italia y Argentina que durante 10 días se reunieron en la Mariápolis Lia (Argentina), llegaron con grandes sueños, en búsqueda de nuevas respuestas a sus inquietudes.

El recorrido académico de la Escuela de Verano (EdeV 2014), organizada por el Instituto Universitario Sophia y un grupo de profesores latinoamericanos, abordó las disciplinas de: Teología Bíblica, Ciencias Económicas y Sociología. Un disparador de nuevas categorías que despertaron en los estudiantes exigencias profundas y radicales de cambio. Una mirada nueva, simple, originaria en la lectura del Evangelio, en búsqueda de la autenticidad del texto, poniendo de relieve el mensaje novedoso, revolucionario y transformador de las palabras de Jesús. Confianza, reciprocidad y gratuidad en las relaciones interpersonales han demostrado su eficaz importancia en el desempeño económico. Persona y sociedad en perspectiva histórica, sociológica y en los documentos del magisterio de la Iglesia de América Latina han abierto nuevas perspectivas desde la categoría del don y de la interculturalidad.

América Latina grita desde sus entrañas cambios profundos: volver a sus raíces, reconocer la riqueza y el pensamiento de sus pueblos originarios, desafiar la desigualdad social en la búsqueda de la equidad, hacer de la contrastante diversidad que atraviesa el continente un don.

El arte se presentó como un camino de interculturalidad válido: una muestra de obras de arte de distintos países y el Concierto “Música de la Esperanza”, en el que se estrenó la obra “Hablata Oblata Opus 265” del compositor costarricense Mario Alfagüell, música contemporánea con textos de grandes pensadores de América Latina, con dos directores en escena, deleitó a los participantes en un momento abierto a todos los habitantes de la Ciudadela y de los alrededores.

Los estudiantes de la primera edición de la EdeV (Enero de 2013), han presentado 29 ensayos en siete disciplinas y 12 proyectos, demostrando, a través de diversos métodos acordes con sus ciencias, que es posible pensar desde un nuevo paradigma: la cultura de la fraternidad.

Daniela de Chile presentó el proyecto: “Una nueva mirada del saber en salud: ¿Qué es lo igual y que lo diferente de la medicina mapuche y la medicina tradicional? Comparación de medicina Tradicional y pueblos originarios”.

Christopher de México también presentó su trabajo: “el presente proyecto como propósito realizar un análisis del concepto de fraternidad como elemento de discurso en el actual sistema político mexicano, durante un periodo definido (Del 1 de diciembre de 2012 al 30 de abril de 2013): Fraternidad entre líneas: Una aproximación a su uso en el discurso político mexicano”.

“Somos muchos pero somos uno. Hoy siento que América Latina es un camino sin fronteras que une norte y sur con un solo sueño: la fraternidad”, una de las muchas impresiones que los estudiantes han manifestado al dejar la Mariápolis Lía con un gran desafío: realizar un proyecto de trasformación social en sus regiones para ser presentado el próximo año.

La fe de la Iglesia

Pasquale Foresi: junto a Chiara

Chiara Lubich vio siempre en Pasquale Foresi un designio especial para el desarrollo del Movimiento de los Focolares: el de la encarnación del carisma de la unidad en las realidades concretas, y por ello lo consideró, junto con Igino Giordani, co-fundador del Movimiento. Pasquale Foresi conoció a Chiara y al Movimiento en 1949, entonces era un joven en búsqueda. Después de haber sentido la vocación al sacerdocio, estuvo en el Seminario de Pistoia y en el Colegio Capranica de Roma. Cuenta: “Estaba contento, satisfecho de mi elección. Pero en un momento determinado tuve, no una crisis de fe, sino simplemente cambié de opinión. (…) Fue así que surgió en mí la duda de si podía encaminarme al sacerdocio con estas dificultades en el corazón y suspendí momentáneamente el estudio. Fue en ese período que conocí el Movimiento de los Focolares (…). Notaba en las personas que pertenecían a él, una fe absoluta en la Iglesia Católica y al mismo tiempo una vida evangélica radical. Comprendí que ese era mi lugar y muy pronto me volvió a venir la idea del sacerdocio”. Será el primer focolarino sacerdote. Después de él, otros focolarinos sintieron esta llamada especial al servicio del Movimiento. Pasquale reconoce en los primeros pasos de Chiara Lubich y de sus primeras compañeras “una naciente evangélica brotada en la Iglesia” y se asocia a ellas. Revestido con el ministerio sacerdotal da un aporte fundamental al desarrollo del Movimiento como estrecho colaborador de la fundadora. Con respecto a los principales encargos confiados a él, escribe el mismo Foresi: “Porque era sacerdote, me encargaron de mantener las primeras relaciones del Movimiento de los Focolares con la Santa Sede. Otra encargo especial, a lo largo del tiempo, fue seguir el desarrollo del Movimiento en el mundo y colaborar, directamente con Chiara, en la redacción de los distintos Estatutos. Además pude dar vida y atender a obras concretas al servicio del Movimiento, como el ‘Centro Mariápolis’ para la formación de sus miembros, en Rocca di Papa, la ciudadela de testimonio Loppiano, la casa editorial Città Nuova (Ciudad Nueva) en Roma y otras obras que luego se fueron multiplicando en el mundo” . Pero hay un aspecto especial de la vida de Pasquale Foresi junto a Chiara, que quizás representa mejor de los otros su aportación especial al desarrollo del Movimiento. Dice él mismo: “Está en la lógica de las cosas que una corriente nueva de espiritualidad, todo gran carisma, tenga efectos culturales a todos los niveles. Si se mira la historia se constata que esto siempre fue así, con influencia en la arquitectura, en el arte, en las estructuras eclesiales y sociales, en los varios sectores del pensamiento humano y especialmente en la teología…”. De hecho, él ha hecho innumerables apartes, a veces con la palabra y a veces escritos para presentar la teología del carisma de Chiara y su dimensión social y espiritual, subrayando con competencia la novedad, ya sea con respecto a la vida que al pensamiento. Es sus escritos se encuentra “un agudo análisis, desde perspectivas amplias y optimistas, posibles por la sabiduría que proviene de una fuerte y original experiencia carismática, además de los abismos de luz y de amor, de humildad y fidelidad, que sólo Dios puede excavar en la vida de una persona”. (del prefacio de “Coloquios”, preguntas y respuestas sobre la espiritualidad de la unidad).

La fe de la Iglesia

República Centroafricana: una maestra que va contra la corriente

«Soy maestra en una escuela primaria católica», escribe Eliane de la República Centroafricana,  «y, desde que conozco la espiritualidad de la unidad, sentí que debía poner en práctica el Evangelio, incluso cuando esto significaba ir contra la corriente en lo que respecta a prácticas comunes y difundidas». «Cuando en nuestro país se iba perfilando la amenaza de la guerrilla -continúa- propuse a mis alumnos que hiciéramos juntos el “Time Out”, un momento de oración en el que, estando unidos con muchas otras personas de todo el mundo, pedimos el don de la paz, para los lugares donde hay conflictos y en el corazón de cada hombre. Por eso, todos los días, también nosotros nos detenemos y rezamos”» Los niños de su escuela tienen la costumbre de comprarle al maestro, la arcilla o yeso que precisan para las manualidades que tienen que hacer. Eliane le da a cada uno lo que corresponde, mientras que otro maestro en vez de dar una barrita de yeso por cabeza que cuesta 25 francos, la divide a la mitad para sacar una ganancia que luego usa para comprar su almuerzo. El colega, viendo el comportamiento de Eliane, le preguntó el motivo. «Le hice comprender que su forma de actuar no era la correcta porque los niños merecen justicia y también porque Jesús dijo: “Todo lo que hagan al más pequeño de mis hermanos, lo hicieron a Mí” (Mt. 25, 40) » También el  supervisor pudo conocer el estilo de vida de Eliane, y fue para ella una oportunidad de expresar sus convicciones. «Pasado un tiempo –cuenta- él y su esposa me pidieron que fuera la madrina de su hija más chica. Acepté con alegría y ahora siento que, de verdad  formo parte de su familia» Sucesivamente, los colegas propusieron el nombre de Eliane como candidata para las elecciones como delegada del personal ante el Inspector de Trabajo. Hoy desempeña este rol que consiste en ser mediadora y vigilar el buen manejo de la escuela. También se debe ocupar de que se mantenga el respeto de los derechos y deberes de parte de todos. A Eliane le confíaron también la secretaría de una asociación de solidaridad que agrupa a las mujeres que apoyan a la escuela en lo que respecta a enfermedades e higiene personal.  También este grupo de Solidaridad de las Mujeres decidió sumarse al “Time Out”.  «Hoy – concluye Eliane- muchas voces se levantan para pedir la Paz no sólo para África Central sino para el mundo entero».

La fe de la Iglesia

El Ideal: Jesús abandonado

«Un día, el padre espiritual preguntó a Chiara: “¿Cuál fue el momento en el que el Señor sufrió más?”.

“En el Huerto de los Olivos, supongo”.

“No, según mi parecer, sufrió más en la cruz, cuando emitió el grito: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt. 27,46; Mc. 15,34)”.

Él salió, y Chiara hablando con Dori (una alumna suya, de las primeras que la siguieron, n.d.r.) y después con otras empezó a polarizar su amor –y su estudio- sobre ese grito: en este momento de angustia en el que Cristo se sintió abandonado incluso por el Padre, por quien se había hecho hombre.

“Estoy convencida de que Jesús abandonado será el ideal que resolverá todos los problemas del mundo: él se difundirá hasta los últimos confines de la tierra”.

Esta convicción se tenía que consolidar, de año en año, a través de todo tipo de pruebas, el signo a través del cual se implantaba su ideal entre los hombres.

Jesús abandonado se convirtió en el amor de Chiara. Él se convirtió en el amor –el ideal, el fin, la norma- de la Obra de María (o Movimiento de los Focolares, n.d.r.).

Un día ella nos explicó: “Si, cuando seré una anciana achacosa, vienen los jóvenes a pedirme que les defina, sintéticamente, nuestro ideal, con un hilo de voz responderé: ¡Es Jesús abandonado!”».

Fuente: “Eran tiempos de guerra…”, Chiara Lubich – Igino Giordani, Ed. Città Nuova, Roma, 2007, pp. 122-123.

La fe de la Iglesia

Chiara Lubich: poder decir al final “siempre he amado”

«Hoy cumplo 46 años. El doble de cuando empecé a vivir el Ideal (la espiritualidad que emana del carisma de la unidad, ndr.). Estoy contenta porque de ahora en adelante será más el tiempo vivido con el Ideal que el tiempo sin él.

Pero necesito, Dios mío, abandonar mi vida en tu corazón. Necesito incinerar mi ser en las llamas ardientes del Espíritu Santo que, por toda la eternidad y desde ahora, debemos agradecer por habernos indicado este camino de amor: amar, amar siempre, amar a todos. Que al final de cada jornada podamos decir: he amado siempre». (Diario del 22 de enero de 1966)

«Hablando de Jesús, San Pablo escribe: «se entregó a sí mismo por mí» (Gál. 2, 20).

Cada uno de nosotros puede repetir lo que dice el Apóstol: por mí.

Jesús mío, has muerto por mí, por mí, ¿cómo puedo dudar de tu misericordia? Y si la fe me enseña que Dios murió por mí, ¿cómo puedo no corresponder a este amor arriesgándolo todo por Él?

Por mí. Es ésta la fórmula que anula la soledad de los más solos, que diviniza a cada pobre hombre desacreditado por el mundo, que colma cada corazón hasta el límite y lo hace desbordar sobre quién no conoce o no recuerda la Buena Nueva.

Por mí. ¿Por mí, Jesús todos tus dolores? ¿Por mí ese grito?

¡Oh! Seguramente tú no dejarás que se pierda ni la mía ni tantas pobres almas, y harás todo lo posible… al menos porque te hemos costado demasiado.

Tú me has generado al Cielo como mi madre a la tierra. Tú piensas sólo y siempre en mí como en cada uno.

Tú me das valor en mi vida cristiana, más que si tuviera todo el universo a mis espaldas empujándome.

Por mí. Sí, por mí.

Entonces, Señor, deja que también yo te diga, por los años que me quedan: por Ti».

(Chiara Lubich, Lo esencial hoy. Escritos Espirituales/2, Città Nuova, Roma 1997, p. 11).

La fe de la Iglesia

Lesley Ellison, “mi llamado”

«Crecí cerca de Liverpool en el noroeste de Inglaterra. Me acuerdo, cuando yo era jovencita, que el domingo había procesiones, o de los católicos o de los protestantes. Yo iba con otros jóvenes a tirarle piedras a los católicos. A los 18 años comencé a trabajar en el mundo del ecumenismo entre varias Iglesias, algo que recién nacía en Inglaterra. No era fácil porque muchos adultos sentían  miedo de abrirse a los católicos y por eso siempre ponían obstáculos. En un momento de desaliento le lancé un desafío a Dios: “Hazme conocer personas apasionadas por la unidad”.

Al día siguiente voy a la iglesia a una celebración para jóvenes. El predicador nos cuenta una historia: “Eran tiempos de guerra y todo se derrumbaba…” Es la historia de Chiara Lubich y del nacimiento del Movimiento de los Focolares. Mientras él habla mi corazón se enciende. Interrumpo su discurso y le pregunto: ”¿Dónde están ahora esas chicas? ¿Tal vez ya murieron?”. “No -responde- ¿No lo sabes? Están aquí en Liverpool”.

Fui de prisa a buscarlas. Más que a tres jóvenes extranjeras, en el focolar, encontré el Evangelio vivo. Me parecía nacer de nuevo y comenzar mi vida desde el principio. También yo quería comenzar a vivir el Evangelio, poniendo a Dios en el primer lugar. Pero, ¡había que superar muchos prejuicios! Mientras tanto, comenzaba a experimentar que el amor supera las barreras. En ese lejano 1965, católicos y personas de varias Iglesias, que deseaban vivir la espiritualidad de la unidad, se reunieron para formar una familia.

Londres, 11 de noviembre de 1996. Chiara Lubich con las focolarinas y los focolarinos anglicanos, el obispo anglicano Robin Smith, y el arzobispo George Carey -entonces Primado de la Iglesia de Inglaterra.

Para nosotros, ahora, es normal encontrar personas de varias Iglesias en todas las vocaciones del Movimiento. Pero en aquella época la idea de una protestante en una comunidad de católicos era algo inaudito. El tiempo no había aún madurado para vivir juntos en el focolar, como yo había soñado. Me pareció, en aquel momento, que el mundo se estuviese derrumbando. Había elegido a Dios y Él me rechazaba. Había elegido el focolar y su puerta se me cerraba. Mi vida se volvió absurda, gris, sin motivación. Pero en ese momento de oscuridad, advertí una sutil voz que hablaba a mi corazón: “Tú no me elegiste a mi, soy yo que te elegí a ti. Y te quiero entera, como yo me estoy dando a ti, entero. No des tu corazón al focolar, a tu vocación. Dámelo a mi. Yo soy tu único Bien”.

Como un relámpago intuí el atractivo de la vida de cada persona que quiere llevar la unidad. Una vida de adhesión total a Jesús. Me di cuenta, aún entre las lágrimas, que quería elegir, más que todo, a El, especialmente en el momento de su abandono.

Esa sombra, entonces, se transformó  en una gran luz. “Sí, – me dije- vuelvo a mi casa, pero voy contigo”

La mañana siguiente, me entero, que en Londres me espera una de las primeras compañeras de Chiara, que me propone ¡ir a vivir con ella en el focolar! Y así fue.

Los años siguientes son un capítulo aparte. Por ejemplo, el nacimiento del focolar anglicano donde vivo con otras focolarinas anglicanas.

En la base de mi vida, está siempre presente la elección cotidiana de Dios ¡como mi Único Bien!”

La fe de la Iglesia

Gen Verde: Music made to be played

Gen Verde Music Made To Be Played La primera novedad del 2014:  es el álbum número 66 del grupo. 14 canciones y una pieza instrumental compuestas por las integrantes del Gen Verde que lanzan una mirada fresca y positiva  a los desafíos del mundo contemporáneo: las relaciones humanas, la integración, el dolor, la esperanza en un futuro de dignidad y paz

La fe de la Iglesia

Gen Verde: Music made to be played

 “Music Made To Be Played” (“Música compuesta para ser vivida“) – cuenta Nancy de USA – comenzó a tomar forma durante las veladas transcurridas con las millares de personas, sobre todo jóvenes, que en estos dos últimos años pasaron por nuestra sala de ensayos en el centro internacional de Loppiano (Italia) , donde vivimos”

“Cada pieza – agrega Alessandra, italiana- habla de nosotros, del deseo de elevarnos y elevar el mundo, de los interrogantes y de la fuerza del amor que hay en nosotros, que es capaz de cambiar el hoy de nuestra vida así como la vida de los pueblos y su historia”.

“El nuevo álbum – explica Colomba, de Corea – recoge la experiencia del concierto que estamos llevando en las giras, junto con la riqueza de los encuentros y de los rostros, que son la materia prima de las nuevas piezas que presentamos, como también otros éxitos, conocidos, pero con arreglos totalmente nuevos”

“La protagonista es la contemporaneidad y sus grandes desafíos,- comenta Adriana, brasileña– descrita y ofrecida a través de una mirada lúcida y positiva. En el centro: las relaciones humanas, la integración, el dolor y el miedo a lo que es diferente, esperanza en un futuro donde se viva con dignidad y paz. En pocas palabras: nuestra cotidianidad”.

El conjunto Gen Verde: 21 artistas y profesionales que proceden de 13 países del mundo, cada miembro es portador de una diversidad cultural que está en la base del conjunto y le da contenido y hace único el mensaje del conjunto. En 47  años de actividad tienen en su haber más de 1400 espectáculos entre conciertos, eventos, talleres didácticos realizados en centenares de giras por Europa, Asia, América del Sur y del Norte.

¿Cuál es su objetivo? Raiveth, del Panamá, lo sintetiza en una frase: “Contribuir a la difusión de una cultura global de paz, de diálogo y unidad, a través del arte”

La fe de la Iglesia

La aventura de la unidad/Construyendo la Obra de María

El 7 de diciembre de 1943 se considera la fecha de nacimiento del Movimiento de los Focolares, porque ese día, con un voto perpetuo de castidad, Chiara Lubich se “casó con Dios”.

Pero la Fundadora de los Focolares también ha afirmado que una fecha de inicio podría ser su viaje, ocurrido en octubre de 1939, a Loreto, donde se custodia, según la tradición, la casa de Nazaret. La atmósfera de la familia que vivía en esa casita fue, para Chiara, un “llamado”: repetir en el silencio, como en la familia de Nazaret, el más grande misterio de la historia, la vida de Dios entre los hombres.

A partir de ese momento todo fue siempre un estupendo descubrimiento. Pero ella no fue la única en sorprenderse: con ella Natalia Dallapiccola, Giosi Guella, Marilen Holzhauser, Graziella De Luca, Vale y Angelella Ronchetti, Dori Zamboni, Gis y Ginetta Calliari, Silvana Veronesi, Lia Brunet, Palmira Frizzera, Bruna Tomasi… y, algunos años después:  Marco Tecilla, Aldo Stedile, Antonio Petrilli, Enzo M. Fondi, Pasquale Foresi, Giulio Marchesi, Piero Pasolini, Oreste Basso, Vittorio Sabbione… los primeros entre muchos que compondrán el escuadrón que Chiara previó en Loretoproféticamente, cuando intuyó que otros la seguirían. Los caminos que condujeron a las primeras y los primeros a emprender el camino abierto por Chiara, – ahora que en el Movimiento se han definido sus estructuras – , evidencian que cada uno de ellos era necesario para el proyecto de Dios, para el carisma que estaba “encarnándose”. No podía ser de otra forma en un carisma cuya característica es la unidad, expresión de la vida trinitaria. Personas de las más variadas profesiones guiadas poruna misma voz que, en el amor recíproco, ponían al servicio de los demás sus talentos que florecían  por el amor que circulaba entre ellos.

Después de setenta años, el desarrollo del Movimiento de los Focolares parece explicar la afirmación de Gregorio Magno, cuando dice que la Sagrada Escritura “crece con quien la lee” y “al igual que el mundo, la Escritura no fue creada de una vez para siempre: el Espíritu la ‘crea’ todavía hoy, se puede decir, cada día, cada vez que la ‘abre’. Por una relación maravillosa Él la ‘dilata’ en la medida que se dilata la inteligencia de quien la acoge” (*). Y en el caso del Movimiento ha sido la comunicación sobre la forma en que cada uno vivía el Evangelio lo  que nutría la comprensión de las mismas palabras de Jesús. Palabra vivida y comunicada, una práctica que trazará una línea ascética y colectiva.

La vida vivida por Chiara y por muchos que con ella acogieron y acogen la Palabra, en esta época de fundamentales transformaciones culturales, demuestra cuál es su tarea: “… participar de los designios de Dios sobre la humanidad, trazar sobre la multitud un bordado de luz y, al mismo tiempo, compartir con el prójimo la deshonra, el hambre, los golpes, las breves alegrías. Porque hoy, más que nunca, el atractivo es vivir la más alta contemplación y permanecer mezclados entre todos, hombre junto al hombre”.

Los primeros compañeros de Chiara experimentaron lo que el Concilio Vaticano II expresará posteriormente con respecto a la Iglesia: “[El Espíritu Santo] con la fuerza del Evangelio la rejuvenece, la renueva continuamente y la conduce a la perfecta unión con su Esposo” (LG,4).

* Guido I. Gargano, Il libro, la parola e la vita,  La exegesis bíblica de Gregorio Magno, Ediciones San Paolo, 2013

La fe de la Iglesia

Canadá: laboratorio de unidad

Vancouver, Iglesia Anglicana

En Vancouver, en un contexto rico de comunidades cristianas de distintas Iglesias, la semana de oración por la unidad de los cristianos se construye en forma conjunta.

Marjeta Bobnar está encargada desde el 2012, de coordinar las relaciones ecuménicas e interreligiosas de la Arquidiócesis de Vancouver, Canadá. El territorio que tiene confiado está sembrado de numerosas comunidades cristianas: anglicanos, pentecostales, luteranos, menonitas y no sólo.  Su experiencia nace de la exigencia de  encaminar relaciones de conocimiento recíproco y colaborar en iniciativas concretas, viendo en cada miembro de otra Iglesia a un hermano o hermana para amar.

Los primeros pasos –cuenta Marjeta – iban dirigidos a entretejer relaciones nuevas con las distintas comunidades, y a la sensibilización ecuménica de los católicos”. En este camino determinante y constante es el apoyo del Arzobispo J. Michael Miller y de la comunidad de los Focolares a la que pertenece  Marjeta.

Ya durante la preparación de la Semana Ecuménica del año pasado, recogimos algunos frutos de este impulso renovado: “La mayoría de las parroquias católicas –prosigue- no tenía contacto con las otras iglesias pero expresaron el deseo de llegar y de invitar a los miembros de las otras comunidades cristianas presentes en su urbanización. Fue así, por ejemplo, que se estableció el contacto con un pastor luterano muy abierto al diálogo ecuménico”.

Vancouver, Iglesia Católica

Durante los momentos de oraciónpropuestos muchos dieron testimonio de la alegría de estar juntos, y el deseo de dialogar para conocerse más. Muchos han querido mantenerse en contacto para profundizar la relación e involucrar a más personas en encuentros sucesivos.

Para la Semana de oración por la unidad, que ya está a las puertas, –prosigue Marjeta-, junto a la diócesis anglicana programamos algunos encuentros que darán la posibilidad de reunir a anglicanos y católicos para compartir experiencias pero también para plantearse interrogantes. Desde el inicio del 2013 se conformó un grupo mixto compuesto por 3 anglicanos y 3 católicos: ha sido una bellísima experiencia construir relaciones  en el grupo, escuchándonos profundamente.

Además, estamos en contacto con los responsables de las Iglesias y comunidades eclesiales luterana, la  United Church of Canada, la menonita, pentecostal y la Iglesia apostólica armenia.

Al colaborar y construir diversos momentos de oración o de reflexión, recibimos respuestas llenas de entusiasmo y también de gratitud por la unidad experimentada”.

La fe de la Iglesia

Brasil: en el Nordeste los jóvenes lanzan un desafío

«Vivir juntos por algo que pueda reforzar el bien en el mundo nos une y nos da la fuerza, y nos empuja a avanzar hacia el mundo unido». Son las palabras de Igor, de los Jóvenes por un mundo unido del Nordeste de Brasil.

¿Qué es “Desafío”?

Escuela Santa Maria

«“Desafío” son tres días –explica Igor- de encuentro y fiesta para compartir muchas iniciativas que nosotros los Jóvenes por un Mundo Unido de esta región (que comprende siete Estados brasileños) llevamos adelante en nuestras ciudades. Cada año, somos más o menos 350 jóvenes que nos damos cita en la ciudadela “Santa María”, en Igarassu (Estado de Pernambuco). El programa se desarrolla con temas de interés y de reflexión, intercambio de noticias sobre las actividades desarrolladas en las varias ciudades, varios talleres y foros específicos. Muy constructivos son los momentos dedicados a conocer algunas de las obras sociales que llevan adelante los Focolares y la ayuda que podemos ofrecer en esos días, como un signo de nuestro amor concreto hacia las personas del lugar».

Un programa intenso…

«Cierto – continua Igor –, aunque no faltan las veladas recreativas y los juegos jente todos. Una noche está dedicada a la oración ecuménica por la paz. Es siempre uno de los momentos más profundos y de gran aceptación por parte de los presentes. Sentimos que hay una conexión entre todos y que basta detenerse y dar espacio a esta dimensión, para que se cree una especie de puente espiritual que nos une a Dios y entre nosotros».

Este año tuvieron la cuarta edición con el lema “Vayan hacia el otro” ¿Cuáles son las conclusiones?

«Se puso en evidencia la importancia de las relaciones: en la familia, en la sociedad, en el mundo virtual, en las varias actividades que emprendemos y en los proyectos sociales. La novedad, sentida fuertemente por todos, ha sido un proyecto, lanzado hace algún tiempo, que llamamos “Primero los últimos”. Se trata de descubrir, por parte de cada grupo de jóvenes en su propia ciudad, quiénes son estos últimos, para poder vivir por ellos. ¡Así nacieron, en muchos puntos del Nordeste brasileño, numerosas iniciativas concretas a favor de los más necesitados, que compartimos con todos!  “Desafío” –concluye Igor-, es un momento en el que involucramos al mayor número posible de jóvenes a construir juntos un mundo más unido y fraterno».

La fe de la Iglesia

Costa de Marfil: en la ciudad de las 18 montañas

Man, Costa de Marfil: la “ciudad de las 18 montañas”, cuenta con casi 100 mil habitantes de diversas etnias, dedicados en su mayor parte a la agricultura. Es una ciudad abrumada por una gran pobreza tanto material como humana, pobreza que se agravó por la guerra que afectó el país en el año 2002 y que tomó completamente a la ciudad. En este contexto social se encuentra la “Mariápolis Victoria”, ciudadela del Movimiento de los Focolares en el oeste de África. Eran más de 3000 los refugiados en los momentos candentes de la guerra. Más de 100.000 lo pacientes atendidos en su “Centro médico social”. Es importante además, el programa elaborado para reducir la desnutrición infantil. Un programa que trabaja con éxito tanto en la ciudad como en los pueblos vecinos.

También la Navidad –cuentan algunos habitantes de la ciudadela-, se celebró en función de las personas que estaban más solas, los marginados, especialmente los más necesitados de amor: “Una jornada de fiesta con los niños cristianos y musulmanes de los alrededores, en la parroquia cercana. Fue un momento de alegría con canciones, bailes, representaciones teatrales y finalmente, ¡un almuerzo para todos!”.  Cada niño –eran casi 1000-, con el propio plato y el vaso en la mano, estaban en fila para recibir la comida. “Era muy lindo mirar en a los ojos a cada uno de ellos, -continúa el relato-, desearles buen apetito y agradecerles por la paciente espera!”

Un grupo de chicas jóvenes, en cambio, decidió pasar las fiestas en Blolequin, un pueblo que está a 175 km de Man, junto con los niños huérfanos y las religiosas de la Consolata que se ocupan de ellos.

En Glolé, un pueblo que está a 30 km de Man, otro grupo de la comunidad de los Focolares ayudó en la preparación de la fiesta de Navidad. Para esa ocasión se agregaron personas de los 12 pueblos cercanos, personas mantenidas desde hace años por el Centro nutricional de la ciudadela. Estaban presentes también los jefes y autoridades de cada pueblo, además de los responsables de varias Iglesias. En el clima de reciprocidad que se creó, un dirigente del pueblo afirmó: “Si  cuando presente mi programa de trabajo a mis colaboradores, ocurre que  ellos no están de acuerdo, creo,  que no lo podré llevar adelante solo, sino que trataré de realizar aquello que podremos hacer juntos”.

Una contribución importante de la tarde fue el conocido escrito de Chiara Lubich “Una ciudad no basta”(1958). En este programa Chiara alienta a buscar a los más pobres, a los abandonados, a los huérfanos, a los presos, los que son dejados de lado… y, dar, dar  siempre: una palabra, una sonrisa, el propio tiempo, los propios bienes… amor concreto capaz de transformar una ciudad y mucho más. Luego hubo un intercambio de testimonios, en especial referentes a las actividades que se están realizando a favor de los niños que sufren de hambre y tienen carencias de afecto familiar. Son pasos concretos para transformar las propias ciudades.

La fe de la Iglesia

La alegría de descubrirnos hermanos

Tú has mantenido contactos con muchos cristianos no católicos. ¿Cómo veías antes a estos hermanos y cómo los consideras ahora?

«Esto: ante una botella que está llena en sus tres cuartas partes se pueden tener las dos reacciones conocidas: ¡Ah! ¡Todavía me falta un cuarto! O bien: ¡Ya está llena tres cuartos!

La primera expresión dice como anteriormente yo veía a mis hermanos no católicos, es decir hace quince años, antes de empezar a trabajar para el ecumenismo, con todo el Movimiento de los Focolares.

La segunda reacción es la que tengo en mi corazón durante estos últimos años.

De verdad no sé como dar gracias a Dios por haberme dado la oportunidad de relacionarme con cristianos de las más variadas e importantes denominaciones.

Vivir con ellos, tratar con ellos, sobre todo conocerles, desde que se han abierto porque han aceptado el poder establecer con nosotros una relación de caridad recíproca en Cristo, me ha puesto en el corazón un inmenso sentido de asombro y agradecimiento a la Providencia por haber salvaguardado en estas Iglesias o comunidades eclesiales tantas riquezas de fe, a veces de esperanza, en estas otras liturgias, acerca del valor de la Palabra de Dios… (leer más)

La fe de la Iglesia

Cuando el diálogo se vuelve acogida

<pHace tres años emprendí un camino como voluntario en una Comunidad de Roma que se ocupa de las adicciones. El Centro, nacido en 1978 para ayudar a personas drogadictas, hoy en día se ocupa de una problemática más amplia, y no se limita sólo a la drogadicción.

El itinerario que siguen los usuarios de la comunidad compete a quienes tienen un problema de dependencia, y a sus familiares o parientes que a veces se ven involucrados en situaciones que están al límite de la tolerancia humana. Precisamente es con estos últimos que desarrollo mi trabajo de voluntariado, porque me ocupo de los nuevos admitidos y de los grupos de autoayuda.

He podido experimentar concretamente que en ambos momentos: la admisión y la autoayuda tiene gran importancia y validez el diálogo, hecho de comunicación y escucha, tal como el que llevo adelante en el Movimiento de los Focolares entre personas creyentes y de convicciones diferentes como yo.

La admisión es el momento más difícil para quien llega perdido, confuso y trata  con esfuerzo de abrirse y contar su experiencia a una persona que para él es desconocida. Es ésta la fase más complicada de todo el itinerario; si la persona que con tanto esfuerzo intenta vencer el temor y la vergüenza, no percibe que es escuchada todo el trabajo posterior puede ser inútil.

Aun en medio de la diversidad de situaciones, es siempre el diálogo el que permite –gracias a la reciprocidad que deriva-, una unión y un intercambio interior verdaderamente profundo. Lo positivo de uno y el sufrimiento del otro se confrontan en una enriquecedora comunión. El peso de la persona, al inicio del encuentro, que puede parecer insoportable, se vuelve más ligero y el sufrimiento menos pesado.

A lo largo del camino habrá muchos momentos difíciles, pero saber que no se está solo ayuda; en la caída, hay un hombro cerca para apoyarse.

Una mañana llega una señora y dice que quiere hablar con un funcionario. Estoy solo, me ofrezco a escucharla. Ya antes de sentarnos, impone condiciones a nuestra conversación: nuestro encuentro debe quedar en secreto (porque si el hijo se da cuenta podría matarla a golpes); ella no me dirá su nombre y mucho menos el de su hijo; yo no tendré que informar a la policía ni hacer ninguna denuncia.

Mi primera reacción es de sorpresa, después de rabia, muchos elementos me molestan. Pero cuando logro desapegarme de mi papel, veo a dos personas que ciertamente no están dialogando: una llena de dolor, sufrimiento y miedo; la otra fuerte, pero encerrada en su tarea de salvador.

Percibo la imposibilidad de hacer algo y la incapacidad de poner en práctica la teoría aprendida en los tres años de servicio en la comunidad. Los instrumentos técnicos en esta situación no sirven, el método que utilizo es infructuoso, hace falta cambiar de estrategia.

¡Llegó el momento de aplicar el diálogo así como lo vivo con mis amigos del focolar! Sólo yo puedo cambiar la situación. Mi tono de voz, mi actitud cambia; invito a la señora a sentarse y pongo a su disposición mi conocimiento técnico, pero sobre todo humano, olvidando el protocolo burocrático.

Se da un estallido de llanto y de alegría el mismo tiempo; se sienta y, disculpándose por las lágrimas, empieza a contarme su historia. La necesidad de compartir el drama que está viviendo finalmente ha encontrado un espacio donde poder liberase sin vergüenza y sin temor a ser juzgada.

Mi apertura finalmente se convierte en escucha capaz de acoger su sufrimiento, elaborarlo, hacerlo mío y restituirle mi aporte en un enriquecimiento recíproco.

(Piero Nuzzo)

La fe de la Iglesia

Líbano: una elección valiente

Daisy: Mi marido y yo nacimos en familias cristianas. Conocimos el Movimiento de los Focolares en una Mariápolis, y desde aquel momento la elección de vivir la espiritualidad de la unidad  dio un sentido a nuestra vida.

Samir: En 1989, durante la guerra del Líbano, la situación era dramática: el conflicto provocaba muertes y destrucción en todas partes, por lo tanto: desocupación, cierre de escuelas y oficinas. Nos trasladamos a los Estados Unidos, donde vivía mi  hermano. Como docente universitario podía tomarme un año sabático. En los Estados Unidos, encrucijada de culturas, vivimos la experiencia de pueblos distintos que viven juntos.

Daisy: Fue un año intenso y lleno de pruebas que nos permitieron experimentar el amor de Dios, manteniéndonos siempre unidos. A menudo nos preguntábamos cual era la decisión justa, si volver al Líbano o quedarnos en un país que nos ofrecía tantas oportunidades. Cada uno de nosotros había encontrado un trabajo y teníamos la posibilidad de adquirir la nacionalidad estadounidense. Además, el futuro para nuestros hijos estaba asegurado.

Samir: La decisión no era fácil, pero sentíamos también que no podíamos abandonar nuestro país en la difícil situación que atravesaba. Dialogamos con los hijos y con la familia del Movimiento y decidimos volver al Líbano. Estábamos convencidos de que amar a nuestro pueblo era más importante que la seguridad que los Estados Unidos nos ofrecía.

Daisy: Al volver al Líbano nuestra vida cambió. Comprendimos que la felicidad no depende de las circunstancias externas, sino que es fruto de nuestra relación con Dios y con los hermanos. Efectivamente, en nuestro país convivimos con los musulmanes, y con la espiritualidad de la unidad construimos una real fraternidad con muchos de ellos.

Una vez debíamos asistir a un encuentro del Movimiento que se hacía en Siria, un país que había estado en conflicto con nuestro país. Las relaciones eran todavía difíciles y llenas de desconfianza y prejuicios. Sin embargo, experimentamos que ellos son hermanos nuestros y que debemos dar la vida también por ellos.

Samir: Comprendimos aún más nuestro rol de testigos del amor entre musulmanes y cristianos. Un ejemplo de este amor entre nosotros es el de  haber recibido en nuestro Centro Mariápolis a 150 personas que en su mayor parte eran musulmanes. Formamos juntos una familia unida por la fraternidad. Creemos que nuestro rol como cristianos en Medio Oriente no es sólo  el hecho de vivir allí, sino mostrar una presencia activa en la vida política y en las instituciones gubernamentales.

Daisy: En el momento actual en que la mayor parte de los libaneses está angustiados por el futuro y muchos tratan de abandonar el país, nosotros sentimos el amor de Dios que nos acompaña y nos radica día tras día en nuestra tierra ayudándonos a transmitir esperanza.

 

La fe de la Iglesia

La aventura de la unidad: Igino Giordani

Defensor de la paz a toda costa, Igino Giordani llegó a ser oficial en la primera guerra mundial, donde quedó herido y fue condecorado. Profesor, antifascista, bibliotecario, casado y padre de cuatro hijos, era un conocido polemista en el ámbito católico, pionero del compromiso de los cristianos en la política, escritor y periodista. Después de la segunda guerra mundial, vivida como antifascista y obligado al exilio, resultó electo para la Constituyente. Fue diputado, laico brillante, pionero del ecumenismo. Y fue todavía él quien llevó la realidad de los laicos casados y de la familia al focolar, abriéndolo –en cierto sentido- a toda la humanidad. Por estos y otros motivos más, Chiara Lubich consideró a Giordani, familiarmente llamado “Foco”, uno de los co-fundadores del Movimiento de los Focolares. El encuentro con Chiara tuvo lugar en su oficina de la Cámara de diputados, en Montecitorio, en septiembre de 1948. Pasaba por un momento particularmente difícil de su vida, tanto espiritual como política: «Estudiaba temas religiosos con pasión – escribe en su último libro Memorias de un cristiano ingenuo-, pero también para no pensar en mi alma, de cuyo aspecto no me sentía edificado: me pesaba el aburrimiento; y para no reconocer esta parálisis, me encerraba en el estudio y me aturdía con el trabajo. Creía que no había nada que hacer; en cierto sentido dominaba todos los ámbitos de la cultura religiosa: la apologética, la ascética, la mística, la dogmática, la moral; pero los dominaba culturalmente. No los vivía interiormente». Ese día a su oficina se presentó una compañía heterogénea, a un hombre como Giordani experto en vida eclesial, enseguida le pareció original por su composición: un conventual, un menor, un capuchino, un terciario y una terciaria franciscana, es decir, la misma Chiara. De hecho, escribirá más tarde, «verlos unidos y concordes ya me pareció un milagro de unidad». Chiara tomó la palabra, acogida por el cortés escepticismo del diputado: «Estaba seguro que escucharía a una sentimental propagandista de alguna utopía asistencial». Y en cambio no fue así. «Había un timbre inusitado en esa voz, -comenta Giordani-: el timbre de una convicción profunda y segura que nacía de un sentimiento sobrenatural. Por lo tanto, de repente mi curiosidad se despertó y el fuego interior empezó a expandirse. Cuando, después de media hora, ella terminó de hablar, yo me sentía dentro una atmósfera encantada: atrapado por la luz y la felicidad; habría deseado que esa voz prosiguiera. Era la voz que, sin darme cuenta, estaba esperando. Ella ponía la santidad al alcance de todos». Giordani le pidió a Chiara que escribiera lo que había dicho, cosa que hizo rápidamente. Pero personalmente el diputado quiso profundizar lo que había conocido. Poco a poco reconoció en la experiencia del focolar la realización de profundo deseo de Juan Crisóstomo: que los laicos vivan como monjes, pero sin el celibato. «Había cultivado por mucho tiempo, dentro de mí, ese deseo –sigue contando-: y por lo tanto, amaba las enseñanzas del franciscanismo en medio del pueblo y la dirección virginal de Catalina de Siena a los caterinatos, y había apoyado iniciativas que parecían querer remover los límites impuestos entre el monaquismo y el laicado, entre los consagrados y la gente común: confines tras los cuales la Iglesia sufría como Cristo en el Getsemaní. Sucedió algo en mí. Sucedió que esos pedazos de cultura, sobrepuestos, empezaron a moverse y animarse, engranado hasta formar un cuerpo vivo, surcado por sangre generosa. Había penetrado el amor y había investido las ideas, llevándolas a una órbita de felicidad». Y, para explicitar este “descubrimiento”, solía repetir una frase que pronunció en los últimos años de su vida, transcurridos, una vez fallecida su amadísima esposa Mya, en ese focolar que tanto amaba, en Rocca di Papa: «Me movía de la biblioteca repleta de libros, hacia la Iglesia habitada por cristianos». Fue una auténtica conversión, una nueva conversión, que «despertándome del estancamiento en el que parecía que estaba amurallado, me inducía a un nuevo paisaje, ilimitado, entre cielo y tierra, invitándome nuevamente a caminar». Está actualmente en curso la causa de canonización de Igino Giordani, conocido como Foco.

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La fe de la Iglesia

Congo, más allá del silencio

«No es fácil contarles lo que estamos viviendo en mi región, en Congo, donde un conflicto permanente destruye el país.

Conocí el ideal de la unidad cuando todavía era una gen3 estaba feliz de pertenecer a una comunidad que vive el Evangelio. Después, creciendo, cuando entré en la universidad encontré otro mundo. Vi personas que se mataban debido a diferencias tribales y étnicas. Corrupción, contrabando, mentiras y muchos otros males en el tejido de la vida cotidiana.

Cuando me gradué, encontré trabajo en una organización no gubernamental que trabaja por los derechos de las mujeres congolesas, especialmente por las que han sufrido abusos sexuales. Por eso viajé a muchas regiones. Me encontré ante la miseria de tanta gente, a pesar de que Congo es un país bellísimo y rico de importantes recursos naturales.

Veía crecer un clima de general resignación. Se oía decir: “Este país ya está muerto, no vale la pena ocuparse de él…”.

A principios del 2012, algo nuevo se encendió en mí. Leí un texto de Chiara Lubich en donde nos invitaba a no contentarnos con las pequeñas alegrías, a apuntar a lo alto.  Advertí que, para mí, quería decir trabajar por el cambio de mi país.

Fue así que hicimos nacer un Movimiento de movilización juvenil en la ciudad y empezamos a difundir información, nuestros análisis y reflexiones sobre la situación, proyectos para reaccionar juntos. Denunciamos la altísima tasa de desocupación juvenil.  Después, mientras se acercaba el aniversario de la independencia de Congo, imprimimos volantes denunciando los problemas del presente: la crisis de la justicia, la gravísima desocupación y la paradoja entre los grandes recursos del país y la pobreza de la mayoría.

La noche de la vigilia, mientras todavía estábamos distribuyendo los volantes, algunos policías me tuvieron detenida una semana. Para no dejarme sola, enseguida otros dos jóvenes que estaban conmigo se hicieron arrestar, y, después de algunos días otros dos. Pasé por decenas de interrogatorios. Sentía que la amenaza de muerte o de condena se acercaba cada vez más. Lo que me sostuvo en esos momentos terribles fue la unidad que me unía a las gen de mi ciudad y a los jóvenes que me sostenían con su solidaridad.

Una gen se acercaba todos los días al lugar donde me tenían prisionera y me gritaba que todos me apoyaban. Y después, pensando que Jesús, incluso en la cruz, no había dejado de ser Amor, seguí amando concretamente, preparando la comida para los otros detenidos y también para los guardias.

Con muchos jóvenes comprometidos en este movimiento comparto la Palabra de vida. Lo más importante que he entendido es que para realizar un verdadero cambio, la fuerza proviene del amor. Actuar con amor, sin violencia, significa actuar del lado de Dios.

¿Qué queremos? Nuestra finalidad no es oponernos a un grupo político, sino luchar para construir un Congo de los ciudadanos, conscientes de sus derechos y de sus deberes, para sostener a nuevos líderes que trabajen por la justicia. ¿Y cuáles son los primeros resultados? Hoy el Movimiento existe, es conocido en nuestra región y en otros puntos del país; hemos emprendido más de 50 iniciativas y obtenido algunas respuestas concretas. Y todavía estamos vivos, a pesar de las amenazas y los tentativos de instrumentalización.

En nuestra ciudad somos el primer grupo de jóvenes que, respetando las leyes del país, osa denunciar, sostener, asumir una posición ante tantos problemas, como el de las sanciones a los militares implicados en crímenes y extorsiones. Estoy convencida de que está creciendo una generación cada vez más numerosa de congoleses que vuelve a tener confianza y se compromete con el país». (M.M. – Congo)

La fe de la Iglesia

Los Focolares y el diálogo interreligioso/2

Entrevista concedida por Maria Voce a Roberto Catalano, del centro de los Focolares para el diálogo interreligioso, con motivo de la IX Asamblea General de las Religiones por la Paz, que se celebró a finales de noviembre de 2013 en Viena. (segunda parte)  Chiara Lubich había intuido que en el diálogo interreligioso estaba la solución de muchos de los desafíos de nuestro tiempo… «Chiara, como tuve ocasión de decir también en mi intervención aquí en Viena, nos puso delante de una visión muy clara y muy sencilla: todos somos hijos de Dios y, por lo tanto, todos somos hermanos. Al inicio, no era una perspectiva específica de las grandes religiones, sino, más bien un mirar al hombre. Posteriormente, esta actitud llevó al diálogo y a la relación con los seguidores de otras religiones. Esto, me parece que era profético. De hecho, Chiara, empezó a abrir el Movimiento al diálogo incluso antes del Concilio Vaticano II, después del cual, los diálogos se asumieron como uno de los caminos de la Iglesia, precisamente porque se toma este punto de vista sobre el hombre. Además, Chiara, preparó los medios y los instrumentos para estos diálogos. A medida que se establecían contactos con personas de otras tradiciones religiosas, comprendió que era necesario especializarse en ellos. Por eso fundó centros especiales, […] donde se trata de conocer más en profundidad a los cristianos de otras iglesias, a fieles de otras religiones y a personas de diversas culturas. De hecho, a partir de una comprensión más profunda surge una mayor posibilidad de amor y de abertura. Descubrimos los valores y nos ponemos en una actitud, no de defensa, sino en una actitud de diálogo, tal como debe ser. […] Hoy nos encontramos con personas budistas, musulmanas y de otras religiones que son una parte integrante del movimiento y no podemos decir que tenemos un diálogo con ellos. Ellos son parte de nuestro movimiento y, junto con nosotros, dialogan con los demás. Por lo tanto, hemos superado la etapa de diálogo para llegar a una etapa de unidad y plena colaboración también con ellos». ¿Cuáles son las perspectivas de diálogo interreligioso para el Movimiento de los Focolares? «Vemos que cuando hacemos encuentros de diálogo siempre hay personas nuevas de diferentes religiones, que se sienten atraídas por la relación que han visto entre los miembros de diferentes religiones. Este testimonio abre la posibilidad de que el diálogo se alargue. Se trata de hacer posible la tolerancia, la comprensión y la amistad, todos ellos aspectos a menudo comprometidos por muchos juicios. Tenemos que abandonar los prejuicios para descubrir la belleza que hay en cada persona, sobre todo destacando que la parte más valiosa es precisamente la de pertenecer a una religión. Esto permite poner de relieve la relación de cada persona con Dios. […] Los diálogos nos permiten crecer en la capacidad no sólo de entender a aquellos con quienes vivimos […], sino también de contener a otros que provienen de diferentes tradiciones e inspiraciones espirituales diferentes de la nuestra. […] Nuestro movimiento tiende, […] al ut omnes [el “Que todos sean uno”, como pidió Jesús al Padre] y, por lo tanto, debe contener en la medida de lo posible todas las dimensiones. No puede contentarse con la dimensión católica, en la que nació y que también tiene en sí una perspectiva universal, porque católico significa universal. Para ser verdaderamente universal, tenemos que llegar a descubrir toda la belleza que existe en la humanidad». Lea la entrevista completa en Città Nuova online    (en italiano)

La fe de la Iglesia

Marruecos: la fiesta de Aid El Kebir

Ali: «Perdí el trabajo y no sabíamos si podríamos comprar un carnero, como lo exige la tradición para  la fiesta, ya cercana, de Aid El Kebir (en memoria del sacrificio de Abrahán)

Zohour: «Simultáneamente, recibimos de una familia de la comunidad de los Focolares, de Orano (Argelia), una cantidad de dinero para comprar un lavarropa.  La familia que nos daba este dinero vio que me cansaba mucho lavando la ropa a mano, con dos hijos todavía pequeños. Y precisamente una tienda de electrodomésticos de Tangeri ofrecía los lavarropas a buen precio.

Pensando en la fiesta de Aid El Kebir, le propuse a Alí que  el dinero que habíamos recibido para comprar el lavarropa, lo usáramos para adquirir el carnero. Pero después reflexionamos que teníamos que respetar el objetivo por el cual habíamos recibido ese dinero. Fuimos al negocio donde vendían el lavarropa a mejor precio y lo compramos. En la caja nos invitaron a asistir a un sorteo que se hacía entre los clientes que habían comprado algo en ese período. Volviendo a casa, estábamos contentos de haber tomado esta decisión juntos. Nos pusimos en las manos de Dios para la compra del animal».

Ali: «Esa misma tarde nos llamaron del negocio para decirnos que habíamos salido sorteados y que ¡el premio era justamente un carnero! Tres días después de la fiesta religiosa, pudimos sacrificarlo con gran alegría, respetando la tradición.

Este hecho significó para nosotros un signo de la inmensidad de Dios. Constatamos su amor, cada vez que nos amamos y estamos unidos en su nombre, dispuestos a dar la vida uno por el otro. Esa misma semana, ¡también encontré un trabajo!».

La fe de la Iglesia

Myanmar: Al servicio de la comunidad

La aldea de Kanazogone

«Desde su fundación en 1860 –cuenta el párroco P. Carolus Su Naing –, la parroquia ha servido a la iglesia local interesándose sobre todo en el desarrollo social y pastoral de los habitantes del lugar y, desde hace tiempo, la Iglesia fundó otras cuatro parroquias: Pinle, Aima, Pein ne gone, Myitkalay y Wakema, donde habitan un total de 8.000 católicos. Kanazogone siempre ha ejercido un papel vital en la atención de las personas necesitadas de la región. Cuando, en el 2008, el ciclón “Nargis” se abatió sobre la región del Delta, nuestra aldea se convirtió en el centro de acogida de los refugiados: alrededor de 3000 personas afectadas por el ciclón».

Un silo para almacenar la cascarilla del arroz

¿Cuál es su situación actual, padre?

«Kanazagone, todavía hoy no tiene energía eléctrica municipal –nos explica el sacerdote focolarino–. Todos los habitantes de la aldea deben procurarse con sus medios una forma de iluminación utilizando velas y linternas. Sólo algunas casas tienen un pequeño generador a base de petróleo. Junto a las autoridades de la aldea, recientemente dialogamos sobre la necesidad de tener un generador más fuerte y potente que suministre electricidad a todas las familias del lugar. La instalación de un potente generador a bio gas servirá para mejorar la vida de la aldea y la capacidad laboral de sus habitantes».

¿Cómo funcionará el generador?, le preguntamos al suizo, Rolf Infanger, de los Focolares, uno de los protagonistas del proyecto:

«El generador se alimenta con bio gas, hace trabajar una dínamo de 200 Kw, suficiente para toda la aldea. Es una invención de Myanmar. La novedad está en el hecho de que el bio gas es generado por la combustión de la cascarilla del arroz, que se desecha, y puede ser utilizada en modo eficaz para producir energía eléctrica con biogás. Además, el soporte técnico lo asegura el productor local del motor. Ya en Myanmar están en uso, con buenos resultados, muchas máquinas de este tipo. Esta región está rodeada de plantaciones de arroz. La arrocera donde se procesa el cereal está aquí en la aldea. El proyecto, promovido por el ingeniero inventor y autoridad de la aldea, comenzó en abril del 2013, con la llegada de un préstamo de € 25.000. Es necesario devolverlo dentro de 5 años pero los intereses son mínimos. Hacemos la fuerte experiencia de advertir que Dios nos guía y nos orienta a hacer cosas útiles para la vida de la aldea».

Motor de biogas

¿Cuáles son sus expectativas cuando el generador entre en funcionamiento?

«Gracias al equipamiento de luz y energía generadas por la planta de bio gas cuando esté funcionando –asegura el Padre Su Naing –, las familias de la aldea mejorarán su vida cotidiana. El rendimiento de los habitantes podrá aumentar, al tener la posibilidad de trabajar en sus casas en las primeras horas de la noche. El suministro de luz y energía beneficiarán a las escuelas y al ambulatorio de la aldea en momentos ordinarios y de emergencia. Los niños tendrán facilidades para hacer sus tareas. La luz en la calle dará una sensación de seguridad, favoreciendo la vida social».

Si quieres apoyar el proyecto:

Cuenta bancaria en Alemania:

Maria Schregel Hilfswerk e.V.

Sparkasse Uelzen – IBAN: DE39 2585 0110 0009 0079 49

Swift: NOLADE21UEL

La fe de la Iglesia

Nuevamente, Feliz Navidad

««Nací en Moscú en una familia que pertenece a la iglesia rusa ortodoxa. En 1989, cuando tenía tres años, mi familia conoció a los focolarinos que recién llegaban  a Moscú. Mi madre y mi abuela quedaron impresionadas por estas personas auténticas que conducían una vida cristiana tan novedosa. Mi mamá le pidió consejo al párroco porque deseaba continuar la amistad con los focolarinos y él, conociendo esta comunidad no ortodoxa, le dio su bendición. Hoy,  la comunidad de los Focolares en Moscú ha crecido y la mayoría de sus miembros pertenecen a la iglesia ortodoxa.

En estos veinticinco años, mi familia ha mantenido una relación lindísima con la comunidad de los Focolares, comparten el sentimiento de profunda unidad y también la libertad y el respeto recíproco.

En el 2000 se produjo un gran cambio en mi vida, cuando tenía 13 años. Tuvo lugar un encuentro con Chiara Lubich en  Polonia y yo fui junto con un grupo de personas de Rusia.  En esos días sentí una especial unión con Dios. Fue un momento de gran maduración de mi fe. Fui claramente consciente de la existencia de Dios y de su presencia constante y real en mi vida. Después de algunos meses, con un pequeño grupo de jóvenes de Rusia, viajé a Japón  para asistir a una conferencia internacional de chicos de los Focolares y chicos budistas japoneses. Era la primera vez que encontraba jóvenes, que en esta etapa tan temprana de su vida, que trataban de vivir seriamente el Evangelio, con espíritu de unidad y comunión. Nació en mí un gran deseo de seguir viviendo así en especial con mis coetáneos de Moscú.

Después de estos dos eventos, el de Polonia y el de  Japón, comencé a sentir un profundo deseo de crecer en la relación personal con Dios. Tenía sed de Dios. Comencé a asistir a la iglesia incluso solo, sin mis padres. El párroco, que me vio crecer, observó este cambio y me propuso que fuera monaguillo. Durante ocho años viví esta linda experiencia de cercanía al altar y al sacerdote

Como fruto de esta vida, por un lado en la iglesia ortodoxa, y por otro, en la comunidad de los Focolares, comprendí que Dios me llamaba a dejar todo por Él.

En el 2010 me fui de Rusia para entrar en el focolar. Tuve la posibilidad de vivir de un modo nuevo la participación en las celebraciones litúrgicas. Comencé a cantar en el coro. Éste era un deseo que sentía desde niño, pero que  había dejado de lado, y que ahora lo vivía como un regalo de Dios.

Ahora vivo en el focolar con otros focolarinos católicos. Entre nosotros tratamos de vivir el amor mutuo que frecuentemente nos hace experimentar la presencia espiritual de Jesús entre nosotros».

La fe de la Iglesia

Los Focolares y el diálogo interreligioso

Con motivo de la IX Asamblea General de las Religiones por la Paz, que se celebró a finales de noviembre de 2013 en Viena, Maria Voce fue nombrada una de los 62 co-Presidentes de esta organización que desde hace 43 años promueve el diálogo entre personas de diferentes religiones y culturas. Como conclusión de los trabajos, Roberto Catalano – del centro de los Focolares para el diálogo interreligioso – le dirigió algunas preguntas sobre la importancia del diálogo entre los seguidores de diferentes religiones y el papel que el Movimiento de los Focolares tiene y puede tener en este contexto. La proponemos de nuevo en dos tiempos. Religiones por la Paz. ¿Cuál es la impresión de esta experiencia en la que el Movimiento de los Focolares está comprometida desde 1982? «He sacado una impresión muy positiva. De hecho, representa una respuesta a la necesidad de que las diferentes religiones puedan expresar su apoyo y su ayuda para la paz. Lo que me parece muy importante es que se mantenga esta inspiración: es decir, que sea siempre el valor de los principios religiosos para construir la paz. […] La paz debe nacer de una visión que sólo las religiones pueden dar, la del hombre y la humanidad como una familia. […] Me parece lógico que también nuestro movimiento forme parte de esta Asamblea». ¿Qué impresión tienes acerca de la experiencia del diálogo del Movimiento en el mundo? «Una impresión extraordinaria. En todas partes donde existe nuestro movimiento hay personas de diferentes religiones que pertenecen a él. Digo por todas partes, porque no se puede pensar en excluir a alguien de nuestro rayo de acción. De hecho, como Movimiento de los Focolares, tenemos ante nosotros el ut omnes – el «Que todos sean uno”, como Jesús pidió al Padre – y en el ut omnes cada uno encuentra un lugar. Los contactos en el lugar de trabajo, en las familias, en las calles, en todas partes, nos lleva a conocer personas de diferentes religiones. Sin embargo, lo más bonito es que con estos hombres y mujeres se construye una relación profunda […]. La sorpresa es ver que, junto con los cristianos, hay personas de diferentes tradiciones religiosas que hacen parte de nuestro movimiento. Los cristianos son los hermanos mayores porque empezaron antes, pero en la misma familia acogemos a los demás. […] Una gran parte del episcopado católico tiene una gran estima de los Focolares, porque se da cuenta de la posibilidad de establecer relaciones con personas de diferentes religiones. Esto, para los obispos que se encuentran en países como la India, por ejemplo, o en otras partes de Asia, es muy importante. De hecho, esto significa contar con alguien que propone un cristianismo abierto, no cerrado a defenderse, un cristianismo de diálogo y de cooperación y no de conquista”. Fin de la primera parte (segunda parte) Lea la entrevista completa en Città Nuova online    (en italiano)

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Un nuevo año para vivir el Evangelio

Intimidad en la familia En nuestro país existe la costumbre de desarmar el pesebre el día de Epifanía. Para concluir el período navideño invitamos a nuestros hijos. Fue una velada muy linda: hablamos de honestidad, de solidaridad…. Se construyó entre nosotros un clima tan hermoso que delante del pesebre leímos el Evangelio del día, descubriendo matices que no habíamos nunca notado. Estaban presentes los más pequeños; hablamos sobre el significado de la fiesta. Luego cada uno expresó una intención para el nuevo año, un deseo. Nos propusimos buscar en el transcurso del año otros momentos para crear esta intimidad entre nosotros. Parecería algo que se da por descontado en una familia, pero para nosotros fue un descubrimiento y la velada terminó con dulces canciones para dar gloria a Dios y agradecerle. (M.M. – Líbano) Elina la acompañante de mi madre. Mi madre tuvo un accidente y a pesar de su avanzada edad, de una situación de autosuficiencia pasó a tener necesidad de asistencia constante que ni yo ni mi hermana podíamos ofrecerle. Por esta razón contratamos a Elina, una joven del este de Europa, quien también de este modo resolvía sus problemas. Pero mamá no lograba aceptarla. Para ayudarla a construir un “puente” entre ellas, traté de aprovechar las pequeñas ocasiones: traducir el idioma eslavo de Elina para que mi madre entendiera, explicarle a cada una la necesidad de la otra, descubrir lo más posible la parte positiva de cada una. Comenzaba a nacer una relación entre ellas, cuando descubrí que a Elina se le estaba venciendo el permiso de estadía. Era necesario ordenar legalmente su situación laboral. Durante cuatro meses estuve tocando puertas en diferentes instituciones. Finalmente todo quedó arreglado. Mi madre poco a poco encontró en ella una amiga, casi una hija. Por su lado, Elina encontró una familia y enseguida llamó a su hijo para que se radicara en Italia. Ahora se siente feliz. (A. P. – Italia) Calzado deportivo Hacía dos semanas que mi hijo no asistía a las clases de educación física porque no tenía el calzado apropiado para gimnasia. No teníamos dinero para comprarlo y a pesar de mi  buena voluntad no lograba ahorrar el dinero necesario ni siquiera para comprar el más económico. Un día me acordé de las palabras del Evangelio: «pidan y obtendrán…», y le pedí a Dios que me ayudara a ahorrar para comprar el calzado que necesitaba mi hijo. Mi emoción fue grande cuando exactamente ese día, el muchacho llegó de la escuela con un par de zapatos deportivos, más otro par complementario. Se lo habían comprado con los fondos del proyecto de apoyo a distancia del que formamos parte. ¿Cómo no descubrir en este hecho la respuesta del amor concreto de Dios, justo en el momento en que tenía más necesidad, para que también mi hijo fuera feliz? (E.B. – Bolivia)

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Argelia, jóvenes musulmanes y cristianos juntos

El ramillete. Un testimonio presentado en el congreso gen 2013.

«Durante mucho tiempo pensamos que no era posible relacionarnos con los jóvenes cristianos de una forma tan profunda, pero las cosas que vienen de Dios no se pueden contradecir.

Somos musulmanes, por cultura y convicción. Venimos de Argelia, un país en donde casi la totalidad es musulmana, donde el contacto con las otras religiones es muy raro, o mejor dicho inexistente

Ciertamente, dar cabida en nuestra vida a un Movimiento con una connotación cristiana era un gran desafío. Primero porque nuestras culturas son diversas, hay diversidades cultivadas sobre todo por las doctrinas políticas e históricas, que se han endurecido en la vida cotidiana debido a los muchos obstáculos de tipo social y cultural.

¿Cómo podíamos asumir un compromiso así sin que se turbara nuestra fe? ¿Por cuál idea nosotros estábamos dispuestos a tantos sacrificios? No eran preguntas banales.

Nuestra experiencia es rica e inédita. Entramos con prudencia en un camino que nos atraía y poco a poco descubrimos que podíamos superar las discordancias.

A lo largo de los años, para nuestra gran sorpresa la acogida recíproca se ha dado en forma natural y espontánea, tomamos conciencia de que también estábamos profundizando nuestra religión. De hecho, compartiendo los mismos principios se ampliaba en nosotros al infinito la dimensión de la humanidad.

Más allá de las palabras es con los hechos que nos comprometemos, yendo continuamente más allá de los propios límites en un ambiente donde todavía se necesita mucho amor y apertura. Toda dificultad representa para nosotros un nuevo motivo para proseguir.

Hoy en día, estamos en varias ciudades de Argelia, a algunos cientos de kilómetros de distancia. La relación entre nosotros, musulmanes y cristianos, parece enriquecerse con la experiencia de cada uno, ayudados por los gen de todo el mundo.

Pensamos que la misión más grande que tiene confiada el hombre de hoy es la de trabajar para que podamos vivir todos juntos, más allá de las convicciones religiosas, de cultura, porque el amor va más allá de toda diversidad».

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Navidad en la calle en Santiago de Chile

«Hoy también aquí nació Jesús, en esta plaza de la periferia de Santiago. Como todos los años celebramos la Navidad junto con nuestros amigos que viven en la calle o que tal vez no tienen a nadie con quien festejar. Es hermoso  ver a los jóvenes, adultos y niños compartir la Navidad. Se sientan en la misma mesa sin fijarse en las diferencias.

Esta vez había muchos emigrantes, sobre todo personas que llegaron de Perú en búsqueda de trabajo, y con muchos niños. La situación para ellos no es color de rosa. Otras personas proceden  de las regiones de Chile donde se produjo el terremoto del 2010 y todavía esperan encontrar una casa donde vivir. Otras recién comienzan su “recorrido” en la calle y están desmoralizados. Nelson, por ejemplo, se fue de su casa hace tres meses. Su esposa no quiere vivir con él, porque él toma. En la mesa se conversa; él cuenta que está muy triste y que tiene nostalgia de su familia. Loreto lo invita a volver a creer, ¡es Navidad! Y le ofrece ayuda.

Al día siguiente, Nelson va a la “casita de los Primeros tiempos”. Es un departamento donde viven juntos algunos gen, los jóvenes del Movimiento de los Focolares. Hacen  una experiencia de convivencia según el Evangelio, imitando el ejemplo de Chiara Lubich y de las primeras focolarinas. Allí, Nelson puede lavarse, afeitarse, recibe de regalo un pantalón y una linda camisa de uno de los jóvenes, y luego, con uno de nosotros, va a la casa de su esposa. La alegría de la hija  cuando ve llegar a  su papá es incontenible. Le explicamos la situación a la esposa, y ella, después de titubear un poco, acepta recomenzar y pasan toda la tarde juntos. A la noche, acompañamos a Nelson al “Hogar de Cristo”. Allí hay  un reglamento muy claro: cero alcohol, y él acepta. Ahora hay que hacer un trabajo en equipo, y nos tenemos que dar una mano, pero el Niño ha traído este regalo y muchos otros, que nos impulsan a ser los brazos de Su Amor para que Él llegue a todos lados.

No tenemos dudas de que el mundo unido es posible. Sólo hay que ponerse a trabajar en serio y descubrir juntos qué hacer para realizarlo».

Enero 2014

[1] In Jo. Ep. tr., 7,8.

Del 18 al 25 de enero en muchas partes del mundo se celebra la Semana de oración por la unidad de los cristianos, mientras en otras se celebra en Pentecostés.

Este año la frase elegida para la Semana de oración es: “¿Está dividido Cristo?” (1 Cor 1,13).

Chiara Lubich siempre solía comentar el versículo bíblico. Para mantener su aporte, proponemos un texto suyo de enero del 2005 en el que comenta el versículo “Jesucristo, único fundamento de la Iglesia” (cf 1 Cor 3,11), que podría ser un aporte para profundizar la Palabra propuesta este año.

Enero 2014

[1] In Jo. Ep. tr., 7,8.

Del 18 al 25 de enero en muchas partes del mundo se celebra la Semana de oración por la unidad de los cristianos, mientras en otras se celebra en Pentecostés.

Este año la frase elegida para la Semana de oración es: “¿Está dividido Cristo?” (1 Cor 1,13).

Chiara Lubich siempre solía comentar el versículo bíblico. Para mantener su aporte, proponemos un texto suyo de enero del 2005 en el que comenta el versículo “Jesucristo, único fundamento de la Iglesia” (cf 1 Cor 3,11), que podría ser un aporte para profundizar la Palabra propuesta este año.

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Tailandia, el relato de un joven budista

«Me llamo Num. Nací en Tailandia y soy un gen budista. Soy músico y pintor profesional. Actualmente doy clases de computación a personas discapacitadas. Como ven, mi cabello está muy corto porque recién terminé una experiencia como monje budista.

De hecho, según nuestra tradición, un joven dedica un período de su tiempo viviendo como  monje en un monasterio. Lamentablemente en la actualidad, esta costumbre no es muy  practicada. Siendo gen, yo quiero conocer mejor mi religión y así vivir mejor mi vida espiritual. Por lo tanto decidí ser ordenado monje. La ceremonia de ordenación tuvo un gran significado para mí. Los focolarinos y los gen estuvieron presentes en esta importante ocasión. En esta experiencia sentí muy fuerte su cercanía.

Tenía mucho tiempo para rezar. Comenzaba con las oraciones muy temprano, a las 4.30 de la mañana. Salía con los otros monjes, a hacer una colecta  para conseguir  comida, y enseguida después de las oraciones de la mañana. Descubrí que las personas  depositan su confianza en los monjes y los respetan mucho. Comprendí también que es muy importante esta confianza y que, nosotros monjes, debemos ser fieles a las enseñanzas de Buda, para preservar esta confianza que la gente tiene en nosotros. Las enseñanzas del budismo me ayudaron a aprender muchas cosas y principalmente aprendí mucho de los monjes más ancianos. Y aunque estaba en el monasterio, sentía que los otros gen vivían su vida en unidad conmigo.

Conocí a los gen a través de uno de mis amigos budistas. Él conoció el ideal gen a través de un monje budista de su pueblo. Cuando me  encontré por primera vez con los gen, noté enseguida que se relacionaban de un modo muy amistoso, como si fueran hermanos y hermanas, aún si eran y somos todos muy distintos, inclusive de religiones distintas.

¿Qué significa ser un gen budista? Tenemos muchas cosas en común con los cristianos, como por ejemplo, tratar de ser personas comprometidas y buenas, y también tenemos en común la elección de hacer el bien a los demás. Puedo vivir como un gen en cualquier lugar, en cada momento, y, sobre todo, puedo amar a todas las personas que encuentro ayudando a construir relaciones de fraternidad con todos. Nosotros, los gen budistas, tratamos de vivir el ideal de la unidad cada día; tratamos de amar y de construir la unidad donde estamos. Junto con los gen cristianos, hacemos muchas actividades buscando el bienestar de la sociedad. Por ejemplo, nos organizamos para recoger fondos para ayudar a las víctimas de las catástrofes naturales. Ahora estamos trabajando para ayudar a los que sufrieron por el tifón que hubo en Filipinas. ¡Vamos adelante juntos!».

Se inauguró una casa para los niños con el nombre Chiara Luce

La historia

El proyecto nació en un diálogo entre amigos sobre diversas problemáticas de Mezzogiorno – la desbordada desocupación, la crisis económica que afecta especialmente a las familias y a los jóvenes, la ausencia de iniciativas empresariales, etc. – que los condujo al compromiso de hacer algo concreto para solucionar estos problemas, inspirándose en la ’Economía de Comunión.”

Poco a poco, el grupo se fue ampliando, y nació una idea, compartida por muchos, abrir un Hogar para acoger a los niños que viven dramas familiares, dado que no existía una estructura adecuada en Lecce y tampoco en las provincias vecinas de Taranto y Brindise.

La estructura

La casa está ubicada en un edificio que alquilaron, que está compuesto por 4 niveles. La estructura será gestionada por una cooperativa y por una asociación dedicada a Chiara Luce Badano para garantizar que las actividades que allí se desempeñen estén siempre inspiradas en los grandes valores de solidaridad, pureza y radicalidad en el amor que ella vivió inclusive en el sufrimiento.

La restructuración de la estructura y el amueblado de la casa se pudieron realizar gracias a la autofinanciación de los promotores y al auxilio de la Providencia. Ya hay 10 habitaciones amobladas, además de los ambientes comunes y pronto estarán en funcionamiento también las otras habitaciones.

La inauguración

Toda la ciudad de Lecce se movilizó para sostener la comunidad “Chiara Luce”

El 6 de diciembre la casa fue presentada a la prensa  y a las autoridades civiles.

Y diez días después, el pasado 16 de diciembre, se realizó una velada de beneficencia en el Teatro Politeama Greco, con la participación de más de 700 personas y con el emblemático título “Eran famosos”

El Prefecto, el Intendente, el Presidente de la Provincia, un empresario, un docente universitario… se ofrecieron simpáticamente para brindar al público una ‘performance’ de ellos mismos.  Fue una velada extraordinaria, que divirtió y conmovió al público. Con generosidad y buena dosis de humor se puso en escena la “solidaridad”.

Fuente: www.chiaraluce.org

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Jerzy Ciesielski, testigo de la fe

El 18 de diciembre de 2013, el Papa Francisco reconoció, la vida ejemplar de Jerzy Ciesieloski (12 de febrero de 1929 – 9 de octubre de 1970). Fue uno de los primeros en recibir y difundir la espiritualidad de los Focolares en Polonia.

Jerzy Ciesielski  nació el 12 de febrero de 1929 en Cracovia. Se graduó como ingeniero civil y, en 1957 se casó con Danuta Plebaczyk. El casamiento fue bendecido por el cardenal Karol Wojtyla quien acompañó a los esposos en su crecimiento espiritual. Nacieron tres hijos, María, Caterina y Pietro. Jerzy había conocido al cardenal Wojtyla cuando estudiaba en el Politécnico de Cracovia, y luego de haberse graduado como doctor y haber ejercido la docencia universitaria, integró un grupo de intelectuales que, con el  Cardenal, siguieron un camino de profundización cultural y espiritual.

En 1968, Jerzy conoce  el Movimiento de los Focolares. Impresionado por el amor evangélico que viven los miembros de la primera comunidad, abraza la espiritualidad y, junto con el Dr. Giuseppe Santanché, un focolarino italiano que venía desde la República Democrática Alemana, visitan al Cardenal Wojtyla y le piden su bendición para el Movimiento que estaba naciendo.

«Siente el llamado de donarse a Dios como focolarino casado en el verano de 1969, después de una ‘semana de vacaciones´ en Zakopane, localidad turística en los montes Tatra». Esto recuerda Anna Fratta, focolarina médica, testigo directo de algunos episodios de la vida humana y espiritual de Jerzy. La ‘semana de vacaciones’ era una Mariápolis clandestina…

El 9 de octubre de 1970, un accidente en el rio Nilo en Sudán, se lleva las vidas de Jerzy y de sus  hijos Caterina y Pietro.

Karol Wojtyla preside el funeral. Siendo Papa, en el libro: “Cruzando el umbral de la esperanza”, describe a Jerzy como un joven que aspiraba decididamente a la santidad.  «Este era el programa de su vida – escribe Juan Pablo II-. Sabía que había sido “creado para las cosas más grandes”, pero, al mismo tiempo, tenía claro  que su vocación no era el sacerdocio ni la vida religiosa».

Wojtyla, en su escrito, enfatiza especialmente cómo el matrimonio y la vida familiar eran considerados por Jerzy  como la respuesta a un llamado de Dios, y también  encaró así  su compromiso profesional, vivido como servicio.